23 enero 2010

Lucas 17:11

Galilea y al entrar en una aldea le salieron al encuentro 10 hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz diciendo: Jesús, maestro, ten misericordia de nosotros. Cuando Él los vio les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes, y aconteció que mientras iban fueron limpiados. Entonces unos de ellos viendo que había sido sanado, volvió glorificando a Dios a gran voz y se postró rostro en tierra a sus pies dándole gracias, y este era samaritano. Respondiendo Jesús dijo: ¿No son 10 los que fueron limpiados? ¿Y los 9 dónde están, no hubo quién volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? y le dijo: levántate, vete, tu fe te ha salvado.

Hermanos, qué maravilloso pasaje que nos recuerda acerca de la importancia de ser agradecidos. Yo creo que este pasaje es una de las ilustraciones más hermosas de por qué nosotros debemos de darle gracia al Señor. Nosotros podemos pensar en muchas diferentes atributos y valores. Hay muchos de esos valores que nosotros sabemos que la Biblia nos llama a tener como cristiano, por ejemplo ninguno de nosotros tiene problemas en saber que el amor es un distintivo de la vida cristiana, también sabemos que la misericordia es otro atributo del creyente, sabemos también que la santidad es un atributo de la vida cristiana. ¿Pero qué les parece de la gratitud? Ese es un valor también que la Escritura muchas veces nos llama a abrazar como un valor que debemos también nosotros expresar en nuestra vida. Una disposición de gratitud debe ser una de las cosas que caracteriza al hombre, a la mujer cristiana.

Busquemos por ejemplo en Colosenses Capítulo 3, y este es solamente uno de muchos pasajes. Este pasaje Colosenses 3:15 es solamente uno de varios pasajes que nos llaman al agradecimiento, allí dice: “....y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones a la que así mismo fuiste llamados en un solo cuerpo y sed agradecidos”.

Aquí tenemos dos cosas interesantes, uno es la conexión entre paz y agradecimiento. Yo creo que hay algo allí bien interesante, hermanos, hay una conexión entre una actitud de agradecimiento hacia la vida, hacia Dios y tener paz en el corazón. Porque solamente hay que considerar lo contrario, una persona mal agradecida o que no reconoce las bendiciones que tiene y que solamente mira las cosas negativas de la vida, yo no creo que va a poder tener paz, todo lo contrario, va a tener angustia y ansiedad en su corazón y cinismo y escepticismo hacia la vida. Nos es una coincidencia esa conexión que hacía el Apóstol entonces continua diciendo, “.... la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia”.

En realidad en el griego original, y si usted busca la traducción en inglés dice con gratitud, con agradecimiento, caritas, con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos e himnos y cánticos espirituales. Hay una conexión allí entre la gratitud y la adoración porque cuando usted expresa gratitud al Señor usted está en realidad adorándolo y dándole gracias por lo que El ha hecho en su vida. Y pone su rostro a tierra, no es solamente un acto de gracia por lo que hiciste sino que es también un acto de reconocimiento, de adoración al Señor por lo que eso significa. Así que es muy difícil adorar al Señor sin ser agradecido, y ciertamente un corazón agradecido siempre procederá hacia la adoración. Puedo añadir, por ejemplo se me viene a la mente inmediatamente la asociación de María cuando quebró el vaso de perfume. ¿Ustedes recuerdan ese pasaje? Y vertió sus lágrimas y el perfume sobre la cabeza del Señor y lo adoró en una forma tremendamente.... ella había sido librada de un estilo de vida terrible, y sintió tanto amor en su corazón que adoró al Señor.

Es interesante también que el Señor dijo María, esta mujer para mi sepultura me ha ungido. María recibió una intuición profunda de Jesús que no tuvo Simón, el fariseo, porque cuando tu tienes gratitud en tu corazón para con el Señor cuando tu te gozas en adorar al Señor, eso te da un entendimiento mucho más profundo de Jesús que no lo tiene el teólogo, déjame decirte, porque la adoración y la gratitud te llevan intravenosamente al corazón de Dios. Es muy interesante esa conexión.

Y entonces dice también “...y todo lo que hacéis sea de palabra o de hecho hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”. La gratitud debe estar en todas las cosas que nosotros hacemos. Si nosotros adoráramos al Señor y le diéramos gracias en nuestros trabajos cuando estamos lavando los platos allí, hermanas, o cuando los hombres están trabajando en la fábrica o lo que sea, si nosotros hiciéramos de todo lo que hacemos una expresión de gratitud al Señor los trabajos se irían mucho más rápido. Esos platos volarían solos, hermanas y esa máquinas cantarían y danzarían y cuando vienen a ver, las 5, guau!! Ya terminó el día y gloria a Dios y usted se va a su casa feliz como una lombriz porque eso es lo que hace. Tenemos que darle gracias al Señor en todas las cosas, como dice aquí este precioso pasaje.

Entonces como vemos hermanos la gratitud es algo muy importante en la vida cristiana. Como vemos, hay un mandato allí “...y sed agradecidos”.

Vamos un momentito a este pasaje rápidamente, vamos a analizar allí el pasaje mismo. Una de las cosas que a mi me impresiona de este pasaje es el hecho de que solamente uno de diez vino a darle gratitud al Señor. Y se me ocurre hermanos, que un diez por ciento es quizás una proporción adecuada de cuantas personas sienten esa verdadera gratitud hacia el Señor y practican una vida de gratitud. Yo creo que desgraciadamente hermanos solamente un 10% aún del pueblo de Dios y yo creo que ciertamente en el mundo general. En las iglesias, hermanos yo creo que mucha gente todavía no comprende la importancia de la alabanza al Señor y de la gratitud y que cuando venimos a la casa del Señor, no solamente venimos a llenar un cometido religioso porque es domingo y ya sonó el reloj y tengo que ir a la iglesia, y hacer esto y hacer lo otro. No. ¿Cuánta gente viene con ese deseo de derramar su espíritu delante de Dios en gratitud y agradecimiento? Yo quiero pertenecer a ese diez por ciento agradecido. Y cuando vengamos a la casa del Señor, hermanos seamos agradecidos. Diez por ciento.

Lo otro que me sorprende es que le dio gracias al Señor era un samaritano. El Evangelista Lucas menciona muy deliberadamente que ese hombre era samaritano. Y usted sabe que hay ocasiones en que cuando los samaritanos hacen algo bueno, como que se señala en una manera, se subraya. ¿Por qué? Porque los samaritanos eran parias, eran rechazados del pueblo judío, no eran tenidos como por gente buena o merecedora de nada bueno. Era gente que se había contaminado hacía siglos atrás cuando los sirios expulsaron a los judíos de su tierra,quedaron algunos hebreos que se mezclaron con las tribus paganas, de fuera y crearon una religión mixta y los hebreos cuando regresaron de su exilio los miraron como gente impura, no digna de pertenecer a Israel. Entonces por eso es que nada bueno se esperaba de los samaritanos, era un pueblo impuro, no se esperaría de ellos nada noble.

A la Escritura le encanta señalar que a veces cosas muy buenas salen de lugares menos esperados. Yo creo que al nosotros entender, yo me pregunto por qué este samaritano y no los 9 que asumimos que eran judíos, fue el que vino a darle gracias al Señor. Yo pienso hermanos que era porque este hombre su postura psicológica era una postura de no ser merecedor, de ser frágil en su espiritualidad, como vemos también en la parábola del publicano y el fariseo, el publicano cuando se acercó al trono a adorar decía: ten misericordia de mi, porque yo se que soy pecador, el fariseo estaba muy seguro de si mismo y decía gracias te doy, porque esto, porque yo soy aquí, porque yo soy allá, porque yo hice esto e hice lo otro. No, el estaba muy seguro de si mismo, el publicano sabía que era pecador y por lo tanto en su corazón había gratitud y una fragilidad que lo hacía querer agradar a Dios en una manera diferente. Y los otros judíos, pues se sentían como más seguros de si mismos, y ahí hay algo interesante hermanos y es que yo creo que muchas veces nosotros como que no somos tan agradecidos porque asumimos que las cosas que tenemos nos las merecemos y muchas veces no nos damos cuenta de que lo único de que nosotros merecemos es el infierno, déjenme decirles, lo demás es porque la misericordia y la gracia de Dios.

¡Que importante hermanos es ser quebrantado de espíritu! Hay tanta gente en el cuerpo de Dios que se creen más de lo que son. Por eso el Apóstol Pablo dijo: ninguno piense de sí más altamente de lo que debe pensar, sino que piense de si con cordura, porque solamente cuando nos vemos como Dios nos ve podemos entonces entender cosas más profundas y si quieren una ilustración de esto, volvamos a la ilustración de Simón el fariseo y de María Magdalena. Simón el fariseo se sentía seguro de si mismo y por eso le dio al Señor una recepción cortés. Todo lo que tu recibes, mi hermano, mi hermana, la sangre que corre por tus venas, el corazón que late dentro de ti, esas chispas que saltan en tu cerebro cuando está procesando pensamientos, los sentimientos que hay en tu corazón, el Señor en su misericordia permite que procedan ahí cada día. Sin su gracia y sin su amor ninguna de esas cosas serían posible, por eso hay que darle gracias al Señor siempre por todas las cosas. En todo dándole gracias al Señor. Y eso nos indica algo, hermanos bien importante y es que esas conexiones, la gratitud está conectada con otras verdades muy profundas del Evangelio.

No subestimemos la importancia de la gratitud. No se está hablando aquí de una virtud menor secundaria, sino que se trata de algo muy profundo, muy profundo de la vida cristiana y nosotros tenemos que cultivar la gratitud en nuestras vidas. Y déjenme decir algo más acerca de eso de la gratitud, déjenme traerla al nivel mundano, al nivel común y corriente. He dicho que la gratitud es profunda y es alta pero déjenme bajarla ahora al nivel de la vida diaria. ¿Sabes qué hermanos? Es importante ser agradecidos con otras personas alrededor de nosotros. Algunas veces podemos dar por sentado y asumir como que está bien, hay personas que nos bendicen continuamente y a quienes nosotros muchas veces no les damos gracias y a los jóvenes por ejemplo y también nosotros, ¿cuántas veces descuidamos a nuestros padres y no les expresamos gratitud a ellos porque asumimos que me lo deben? Yo no les pedí que me trajeran. Tenemos que expresarles gratitud a nuestros padres, jóvenes, agradézcanle a sus padres lo que hacen cada día, eso es importante. Los médicos, saben que muchas veces nosotros somos malagradecidos con los médicos y los médicos se matan y arriesgan cantidad de cosas y nosotros decimos: bueno, ese es su trabajo, se está ganando un dineral así que será mejor que me atienda bien y sino le meto una demanda.

Debemos darle gracias al Señor por Dios los usa para bendición y salvación de vida de muchos y que de nuestros maestros. A los maestros debemos darle gracias. Yo creo que esta es una generación ingrata con los maestros. Yo conozco maestros que viven solamente para las vacaciones porque quieren ya salirse de esos muchachos y sanarse las heridas antes de volver otra vez al salón de clases y sufren mucho porque los muchachos son malagradecidos en este tiempo. Padres, asegúrense de que sus hijos sean agradecidos y respetuosos con los maestros, que no les hagan la vida difícil. Nosotros debemos, hermanos expresar gratitud a las personas, dale gracias a la gente cuando tu puedas. Si alguien te atendió bien en un restaurante, afírmalo. No hay nada, hermanos, como ser afirmativo en la vida. Seamos, hermanos, gente que bendiga y afirme a los demás. Cuando tu tengas oportunidad de darle gracias a alguien, hazlo. Eso te va a bendecir a ti y va a bendecir a la persona que recibe tu agradecimiento también porque muchas veces la persona que tu menos piensas necesita afirmación.

Eso me lleva al otro punto aquí, que ya estoy cerrando. Es maravilloso cuando uno piensa en la reacción de Jesús cuando este hombre vino a darle gracias. Metámonos de nuevo en la sicología de este hombre. Este hombre cuando el Señor les dijo, vayan y preséntense ante los sacerdotes para que se certifique su sanidad. Este hombre fue, no sabemos qué distancia tuvieron que ir, tuvieron que ir al centro de la ciudad y allí subieron al edificio y se presentaron y le certificaron, le dieron su carta de ... ok pueden ahora volver otra vez a la sociedad común y corriente y este hombre, los otros 9 no pensaron en su mente: guau qué bendición tan grande, vamos a volver y expresar nuestra gratitud a este ser maravilloso que fue el instrumento para nuestra sanidad. Ellos no pasaron por ese proceso y yo no creo en realidad que es porque eran malagradecidos sino que simplemente yo creo que ellos pensaron: hey, Èl no necesita nuestro agradecimiento. Vamos directamente a nuestra casas y vamos a celebrar con nuestros seres queridos y gloria a Dios, un gran hombre, pero él no necesita nuestra gratitud. Este décimo hombre pensó, yo tengo que ir, tengo que regresar y darle gracias al Señor.

Hay muchas veces hermanos que nosotros pensamos ese pastor no necesita mi agradecimiento porque se ve tan seguro de si mismo o tan cómodo o lo que sea, y usted no sabe a veces las inseguridades que tiene una persona, su jefe o un profesor universitario, o una persona que usted ve.... un policía que usted ve con su seguridad y su suficiencia. Todas esas personas necesitan agradecimiento y necesitan gratitud.

Para mi es un misterio que Dios se goza en nuestra alabanza. El ser más poderoso, totalmente suficiente, que no necesita nada porque habita en su plenitud y en su eternidad, ese Dios se goza en nuestra alabanza y en nuestra gratitud. Yo le decía eso a alguien hace poco: mira, Dios extraña tu presencia, te extraña cuando tu no vas a la iglesia, Dios te extraña cuando tu no oras y cuando tu no le das gracias. Y al Señor le encanta tu particular expresión de gratitud. Este hombre tuvo un momento de intimidad con Jesucristo muy profundo y recibió una palabra de bendición del Señor, le dijo: tu fe te ha salvado. 2000 años después este hombre samaritano todavía está bendiciendo a hombres y mujeres aún aquí en la calle Northampton en Boston ahora mismo, su acción y como María cuando vertió el vaso de perfume, tuvo un momento de bendición especial donde el Señor le señaló algo bien importante, le dijo: tu fe te ha salvado.

Hermano, cuando tu adoras al Señor, cuando tu le expresas gratitud, tu tienes una entrada al corazón de Dios como nadie puede tenerla. Por eso el Señor dijo a María Magdalena: esta mujer no sabe lo que está haciendo, ella me está preparando para mi sepultura. Lo que el fariseo con toda su teología no pudo entender acerca del ministerio de Jesús que iba a venir, esta mujer proféticamente lo estaba entendiendo. Porque la gratitud, hermanos, bendice, abre puertas. Genera gratitud en tu corazón. Vamos a pedirle al Señor que nos de una actitud de gratitud, eso no viene naturalmente, eso viene cuando nosotros reconocemos su importancia y la cultivamos, y le pedimos al Señor y cuando nuestras oraciones sacamos tiempo para darle gracias a Dios. Cuando vemos el vaso solamente medio vacío, mirémoslo medio lleno y generemos la actitud de gratitud. El salmista dice: bendice, alma mía, al Señor y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía al Señor y no olvides ninguna de sus bendiciones. Así que vamos nosotros, hermanos a pedirle al Señor; dame un corazón agradecido.

Si alguien tiene por ahí y puede venir por acá. Gracias hermanos. Vamos a bajar nuestras cabezas. Vamos a abrazar la palabra del Señor ahora y vamos a darle al Señor nuestra gratitud. Dale gracias a Dios por algo que Él ha hecho en tu vida. Dale gracias a Dios por tu mente, dale gracias a Dios por tu corazón, dale gracias a Dios por tu hijo, tu hija, dale gracias a Dios por tu hogar, dale gracias a Dios por tu salud, dale gracias a Dios por ese reloj que tienes ahí puesto que mucha gente no lo tiene, por un vaso de agua que te puedes tomar frío de tu nevera. Gracias por todo lo que tu haces en nuestra vida, Señor. Te bendecimos y te adoramos, Señor. Gracias por tus bondades, gracias por tu misericordia, gracias por tu amor. ¡Aleluya! Gracias, Señor Jesús. En el nombre de Jesús, amen. Amen. Gracias Señor. Amen. Hermanos que la gracia del Señor sea con ustedes, su paz, yo les bendigo en el nombre de Jesús.

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