26 julio 2009

Los viajes de Dios

Me estoy parando aquí arriba dejando que el Señor sea quien dirija mis pensamientos, tengo aquí algunas cosas para respaldarme, por si acaso, pero he estado dice el Señor, cuál es la próxima idea que tu quieres que yo comparta con mis hermanos, y tengo en la mente aquí una imagen del viaje, los viajes de Dios y los procesos de Dios. Nosotros tenemos un Dios de viajes y de procesos y de eso voy a tratar de compartir con ustedes aquí, que el Señor hable a través de estos minutos.

Cuando tu entras en los caminos del Señor, y concibes el deseo de servir al Señor en alguna manera en tu vida y de ser usado por Dios y entras en el desarrollo de tu don Dios te da un boleto de viaje, no es un viaje solamente físico, pero es sobre todo un viaje espiritual y es un viaje dentro de ti mismo, dentro del territorio inexplorado que hay dentro de ti. Tu eres un mundo, tu eres un universo, tu tienes un cuerpo limitado y concreto, pero Dios te ha creado de manera que tu también eres una galaxia, eres un mundo precioso, tu mente, tu espíritu, tus emociones, tus ideas, tus pensamientos, tu voluntad, tus experiencias, todas esas cosas te hacen una dimensión donde uno puede meterse y viajar y explorar y descubrir cosas.

Entonces cuando Dios nos llama nos llama a iniciar un viaje con El y ese viaje se da en el tiempo, se da en el espacio, muchas veces, como nuestro hermano que vino desde Guatemala hasta Mérida, México, y se da también dentro de él. Al él descubrir cosas que no entendía acerca de si mismo, y añadir otras cosas, en su persona y así pasa con cada uno de nosotros cuando Dios nos llama al servicio, cuando Dios nos llama a la vida cristiana. El nos dice: ven, móntate conmigo y vamos a dar un viaje. Los próximos años de tu vida van a ser un viaje, amárrate el cinturón, pide un cafecito, mira por la ventana, y trata de disfrutar el viaje, todo lo que tu puedas. A veces vas a pasar por unos lugares tormentosos y el avión se va a mover, pero no te preocupes, yo te voy a llevar hasta la otra orilla del otro lugar. No te impacientes, no te pongas ansiosa, no te desesperes, Yo estoy contigo y esa barca no se va a hundir porque Yo estoy dentro de ella.

Y entonces el resto de tu vida y el resto de tu jornada espiritual, tu lo tienes que concebir así, como un viaje contigo y Dios metidos en una nave, a una tierra a donde Dios te quiere llevar. Y todo lo que pase en ese viaje va a tener un propósito, una razón, un significado, algo que aprender, y nada se va a desperdiciar. Todo lo que tu veas, todo lo que te suceda, todo lo que tu experimentes, Dios se va a asegurar que tu le saques provecho. Va a haber una fotografía memorable de ese momento que tu podrás luego visitar y mirar y compartirla con tus nietos o con tus discípulos, porque el Señor se va a asegurar de que nada se desperdicie. Es como esas hermanas que tienen ese pavo allí, ellas hacen su pavo, lo sazonan y comienzan a jalarle toda la carne y nada se desperdicia, ni siquiera la grasita se desperdicia, porque hay alguien que le gusta esa grasita. Y cuando ya quedan los huesos, cogen los huesos y los cortan y hacen una sopa. ¿si o no? Y cuando ya el hueso se dio todo lo que tenía, lo cogen y hacen una estatua del hueso y la enganchan en una pared para sacarle todavía provecho a lo que queda.

Y así es Dios con todos los eventos de nuestra vida. Cuando nosotros nos metemos en el viaje de Dios, Dios se va a asegurar que nada se desperdicie y que todo lleve alguna bendición, algún crecimiento, algún aprendizaje, a algo que sea de bendición para alguien. Es un entrenamiento y por eso la palabra del Señor dice, y por eso podemos entender lo que dice en Romanos 8 que a los que aman a Dios, esto es a los que son llamados por El, ¿qué dice? Todas las cosas ayudan a bien. Eso es lo que quiere decir, que Dios te ha llamado, Dios te ha comisionado, te ha enviado a un viaje con El en el viaje y entonces El dice: no te preocupes porque todo lo que te pase va a tener significado, propósito, razón de ser, y provecho y valor. ¡Guau!

Mire, yo mismo que les digo eso no me lo creo totalmente. Porque si me lo creyera, jamás me pondría ansioso, ni me pondría preocupado ni nada porque yo sabría que todo lo que me sucede es porque Dios lo ha permitido o lo ha diseñado así. Y entonces yo podría estar en paz y no tendría temor, pero mi cerebro y mi biología me traicionan continuamente. Y lo que mi espíritu sabe, mi mente se revela contra ello, y por eso me pongo ansioso, pero yo se en mi espíritu que así es. Oiga, pero qué difícil es creer eso cuando los indios están tirándote flechazos y tu estás en el medio del círculo y los vagones están ahí alrededor y no llega la caballería para sacarte a tiempo. Y tu dices: bueno, quizás hay una excepción por allí y yo soy la excepción. Cuando vienen los aprietos financieros o las luchas de ministerios o los tiempos de avidez y esterilidad o los problemas matrimoniales, o el hijo rebelde, o la enfermedad que no se va, en esos momentos qué importante es que nosotros digamos: yo todavía estoy en la nave y Dios todavía está conmigo y la nave no se va a hundir. Dios no me llamó a este viaje a fracasar. Esta nave no se va a ir de pique, no se va a estrellar contra el precipicio porque Dios ha dicho: pues a sus ángeles mandará cerca de ti que te guarden en todos tus caminos, en las manos te llevarán para que tu pie no tropiece en piedra. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque Tu estarás conmigo. El viaje, aunque el viaje sea por un valle donde haya monstruos y en la oscuridad yo solamente pueda ver sus ojos fosforescentes, llenos de odio contra mi, yo sentiré la mano de mi Padre, que me dice: no te preocupes, yo quiero que tu pases por esta selva porque quiero que aprendas a no temerle a los monstruos y que sepas que tu padre es más poderoso que los monstruos.

Sabe usted que a veces Dios deja que el diablo nos mire directamente a los ojos para que aprendamos a no tenerle miedo y aprendamos que nuestro Dios es más poderoso que Satanás. Hace poco yo estaba en mi oficina dándole consejería a una señora que acababa de llegar a la iglesia hacía unas semanas, dos o tres meses que estaba con nosotros, una mujer especial, linda, dulce, una señora bien comportada, educada, y estábamos hablando acerca de su vida y de cómo sentía una opresión espirituales y de su pasado, y cantidad de cosas y yo la llevé a confesar algunas cosas que ...... porque sentí que había una opresión demoníaca en su vida y comenzamos a hablar y yo tengo ya un proceso a través del cual llevo a la gente cuando se dan esas cosas y entonces dije: ahora hermana vamos a orar, después de ir a renunciar y confesar y todo. Ella cerró los ojos por un momento y comenzamos a reprender y en un instante el aire se puso denso y ella abrió los ojos y lo que me miraba no era la mujer que yo tenía conmigo hace un segundo antes. Era un ser siniestro que veía a través de mi y veía dentro de mi y todo mi ser se llenó de miedo, lo confieso, porque usted sabe lo que es estar sentado aquí y que esta persona que usted pensó que conocía ahora lo mira y es otra persona que usted tiene enfrente de usted. Y me miró con esa sonrisa arrogante y yo sentí el temor y traté de disimularlo lo más posible, y me dijo: me tiene miedo ¿verdad? Y yo tuve que reponerme y recordar con quién yo estaba allí, que no era ella y yo solamente sino que estaba el espíritu santo a quien yo había invocado y los ángeles de Dios, antes de comenzar la sesión, me repuse y reprendí y declaré la autoridad de Cristo. Nos enfrascamos como pasa muchas veces estas cosas, por unos 45 ó 50 minutos, mientras salían diferentes demonios, diferentes niveles de arrogancia y de entendimiento y de lucidez y cantidad de cosas, pero al final, el último demonio tuvo que irse y esa mujer quedó completamente libre diciendo, veo hasta los colores veo diferentes. Yo he escuchado tantas veces de personas que son liberadas, que ven la vida como de nuevo, recién nacidos. Pero esa mirada del enemigo cuando te mira y te traspasa, si tu te dejas, te hiela por dentro, porque es una mirada que sabe quién tu eres, sabes que tu eres simplemente una criatura frágil y pecadora, quiere atemorizarte con eso y llenarte de culpabilidad y de temor, pero tu tienes que saber que Dios está contigo y que es más poderoso el que está con nosotros que el que está en el mundo. Pero a veces Dios permite que miremos al enemigo y que el enemigo nos roce y que la serpiente nos abra la boca y veamos sus dientes llenos de veneno para que aprendamos a no temerle, sepamos que nuestro Dios es más poderoso.

Así que por eso a veces Dios permite que vengan adversidades a nuestra vida y dificultades, y fracasos y fallos en el viaje porque eso es parte del entrenamiento, y eso es parte de lo que Dios quiere mostrarnos. Y por eso es que nosotros no debemos temer de emprender el viaje, no podemos temer de lanzarnos al agua y emprender nuevas cosas y tratar de hacer cosas que nunca hemos hecho antes y probar nuestras alas en otra altura que no estamos acostumbrado a probarlas y arriesgar nuevas cosas y experimentar con nuevos ministerios y nuevas formas de hacer las cosas porque eso le agrada al Padre. El Padre es infinitamente creativo y le gusta cuando nosotros somos creativos también e inventamos nuevas cosas y experimentamos. A El le encanta ese juego y El se sienta con nosotros en el piso y dice: adelante, me gusta lo que estás haciendo. Porque Dios es un Dios de procesos y a El le encantan más que los resultados. A El le encanta más el viaje que el lugar de llegada. ¡Qué interesante! Pero nosotros muchas veces estamos más pensando en el destino que en el viaje y Dios dice: yo se ya cuál es el destino, a mi lo que me interesa es el viaje. Mirar por la ventana y ver las cosas y verte a ti, mi criatura interactuando con el mundo y con las experiencias que Yo permito que vengan a tu vida y viendo qué sacas de esas experiencias. Eso es lo que a Dios le gusta porque Dios es infinitamente creativo.

El ya no tiene nada que tu le puedas enseñar. Dios se entretiene con nuestros juegos y nuestras ocurrencias, como el papá se entretiene con las ocurrencias del bebé cuando habla una nueva palabra o hace una travesura o hace algo diferente y se deleita y tira una carcajada porque su hijo le sorprendió con algo nuevo. Y eso es lo que le gusta al padre. El padre no quiere que el hijo nazca a los 9 meses de embarazo, que de la noche a la mañana ya sea un grandulón lleno de barba o de pelo en el pecho, o lo que sea. El padre quiere ver a su hijo crecer de bebé a infante, a adolescente, a joven, a adulto y aún a veces verlo allá anciano. Eso es lo que le gusta al papá, es el juego, es el deleite de interactuar con su criatura y verla desarrollarse a..... ¿por qué es que las mujeres quieren tener un bebé muchas veces? Es porque quieren el gozo de ver esa criatura, concebirla en su vientre y entonces interactuar con ella a través de todas sus facetas y sentirse ella parte de esa vida, y sentirse ella como también creadora de esa vida y realizarse a través de la interacción con esa criatura, ¿si o no? Eso es lo que llena a la madre o al padre también.

Y en nuestro Padre es igual. A nuestro Padre le interesa inmensamente, le encanta lo que pasa en el viaje cuando nosotros nos montamos en El. Y El quiere tener experiencias junto con nosotros y por eso nosotros no debemos temerle al viaje, sino que debemos meternos en la nave, confiadamente porque el que comenzó la buena obra será fiel, y es fiel para terminarla.

En el mar de Dios hay muy pocos naufragios y los naufragios son de personas que dejaron de confiar en El porque lo sacaron de la barca. Pero los que lo mantuvieron en la barca nunca naufragaron, ni nunca naufragarán porque mientras El está en la barca, la nave no puede naufragar. Por eso está la historia de cuando el Señor envía a los discípulos en uno de esos viajes que hay en la Escritura y les dice: móntense en la barca y pasen a la otra orilla donde Yo los voy a encontrar. ¿Recuerdan ese pasaje? Miren cuando ya el Señor les dio el mandamiento de que viajaran a la otra orilla y que El los iba a encontrar, ya había una promesa implícita de que ellos llegarían. Porque El no les hubiera dicho: vayan a la otra orilla, si no se iba a cumplir, porque El sabe todo y por lo tanto si El hubiera sabido que no iban a llegar no le hubiera dicho: vayan a la otra orilla.

Cuando Dios te manda su mismo mando, su mismo orden es ya una constitución de éxito. Porque Dios nunca te manda a hacer algo con lo cual El no se comprometa para llevarte a una conclusión exitosa, si tu sigues el manual de la fe. Pero ¿qué pasó en el viaje? Los discípulos confrontaron algo que no esperaban y el mar se puso tormentoso, y dice la Biblia que ellos estuvieron remando toda la noche en el medio del mar, que yo estuve allá ahora cuando estuve en Israel hace poco, y es interesante porque en el Evangelio dice que El estaba orando en un lugar alto, en una de las versiones de ese evento desde donde podía verlos a ellos. Y es interesante cuando yo fui ahora al área de Galilea, si usted mira el mar de Galilea que es un lago inmenso, hay montañas y hay montes alrededor precisamente donde una persona, si está allí parada, aunque el mar bastante..... no lo llaman mar, pero es un lago grande.... no es tan grande que no se pueda ver, hay sitios donde se puede ver casi dos terceras partes del lago y por lo tanto es así como sugiere el texto. Por eso es que la Biblia es tan real, ¿no? Es decir, hay esos lugares desde donde se puede ver todo. Y dice la Biblia que el Señor estaba allí orando y veía a sus discípulos remar toda la noche porque la corriente les era contraria, se desató una tormenta, y El estuvo allí orando y mirándolos. Y yo me imagino que si ahora la cámara va de Jesús mirando a los discípulos, a los discípulos metidos en la barca es un cambio, como en esas películas..... ¿no? Ahí esta Jesús orando todo tranquilo, silencioso, callado, paz y de momento cambia la cámara y está el ruido de la tormenta, los discípulos gritando: nos vamos a hundir, saquen el agua, esto y lo otro, y un ruido tremendo..... y el Señor allí mirándolos. Y ellos no están conscientes de que el Señor los puede ver desde su altura. Ellos no están conscientes de que el hijo está allí orando, intercediendo por ellos quizás. Y que también el hijo sabe que en un momento El va a bajar de esa montaña y se va a subir sobre las aguas y va a caminar hacia ellos. Y que El no va a permitir que ellos se hundan en la barca. Y que El ha permitido que esa tormenta se desate porque El tiene un propósito en eso. Y cuando El comienza a caminar sobre las aguas y ellos comienzan a verlo, El les estaba dando una lección tremendamente importante que ellos iban a necesitar como fundadores de la iglesia universal de Jesucristo. Y era, El quería mostrarles que El es Señor de las tormentas, que El es Señor de la naturaleza, que El es Señor de la fuerza de la gravedad, que El es Señor de todas las leyes del universo, y que El está por encima de cualquier situación tormentosa que alguno de sus hijos pueda pasar. Y que El siempre los está viendo desde su altura y que sus ojos nunca se apartan delos que lo aman y lo sirven. Y cuando El vino caminando sobre las aguas les estaba deparando una lección eminentemente visual y gráfica que se grabaría en sus corazones por el resto de sus vidas. Ese Cristo que camina sobre la mar y hace algo que es totalmente inconcebible para el cerebro humano y cuando se monta en la barca, da una palabra a la tormenta: calla, y en un instante el mar se despeja, el viento calla, las olas se suavizan y hay una calma total, porque el Señor es el Señor de la naturaleza y el Señor de las tormentas.

Ese tiempo de pánico y de terror que ellos experimentaron, esas horas que probablemente eran como las dos o las tres de la mañana, según el relato. Ellos pasaron unas cuatro, seis horas en el mar, luchando contra la tormenta. Y esas 6 horas imagino que equivaldrían a una eternidad para ellos y mientras ellos estaban dentro de esa tormenta, dentro de esa burbuja de pánico y terror e incertidumbre, impotencia, Dios estaba trabajando en ellos para formar su carácter, formar su actitud, formar su mentalidad ministerial, formar su concepto de quién es Jesús, porque al Señor le interesa que nosotros sepamos quién El es verdaderamente. Que El no es simplemente un profeta o una persona muy poderosa, o un gran pensador o un espíritu muy desarrollado, El es el hijos de Dios, Dios mismo, el camino, la verdad y la vida.

Y por eso les pregunta en un momento a sus discípulos: ¿quién dice los hombres que yo soy? Y algunos dicen que tu eres Juan el Bautista, otros dicen que tu eres Elías, esto y lo otro. Y El dice: bueno, ¿y quién dicen ustedes que yo soy? Porque hasta que nosotros no resolvamos ese problema, quién es Cristo para mi y cómo concibo yo a Jesús en mi vida, su papel, su envolvimiento en mi vida, su involucramiento, su mirada minuciosa sobre cada evento de mi vida, su control de todos los eventos de mi vida, hasta que yo no esté bien compenetrado con esa idea, de que El si tiene control de todos los aspectos de mi vida, El va a hacer todo lo posible para enseñarme de que eso es lo que El es. Y me va a poner a través de diferentes experiencias para que yo lo pueda conocer en su totalidad, no en su totalidad, porque nunca lo conoceremos, pero por lo menos en lo que se relaciona conmigo, lo que El quiere que yo conozca de El: su misericordia, su amor, su poder, su justicia, su santidad, su gracia, su creatividad, su sabiduría. Son elemento que El quiere que nosotros los conozcamos y por eso está continuamente exponiéndonos en diferentes maneras a diferentes aspectos de su personalidad, como cuando uno toma una estatua y la mueve en diferentes áreas o la mira de diferentes ángulos para verla en su totalidad, porque nunca la podemos ver 360º.

Así el Señor está continuamente enseñándonos diferentes facetas de su ser y de su relación con nosotros a través de experiencias que solo se pueden conseguir en el viaje. Y a veces esas experiencias van a ser experiencias de fracaso, de traiciones, de pecados, de ignorancias, de enfermedades, de crisis económicas, problemas matrimoniales, problemas con nuestros hijos, tantas diferentes cosas, porque recuerden lo que yo decía que el viaje es tanto afuera como adentro, para que nosotros, no solamente lo conozcamos a El sino que nos conozcamos a nosotros mismos también. Y por eso Dios nos envía a viajes para que lo conozcamos a El y para que nos conozcamos a nosotros mismos. Porque el hombre que no se conoce, la mujer que no se conoce a si misma va a tener problemas en el servicio y en el ministerio. Dios necesita que tu te conozcas, con todas tus arrugas y verrugas y todas tus virtudes también. Que tu no te engañes a ti misma y que sepas quién tu eres, porque cuando una persona se conoce a si misma sabe de qué cuidarse, y sabe también de qué es capaz, y no tiene ilusiones acerca de si mismo, no se enorgullece más de la cuenta, pero tampoco se echa tierra sobre la cabeza porque sabe lo que es y sabe lo Dios le ha dado y no se enorgullece por eso y sabe que todo viene de Dios y cuando no se porta bien Dios se lo quita, si tiene que quitárselo.

Usted mire al Apóstol Pablo, él era un hombre que se conocía muy bien a si mismo. Pablo no sufría de baja autoestima, señores, déjenme decirles. Pablo, a veces hasta suena un poquito orgulloso y como muy seguro de si mismo, pero también era un hombre inmensamente humilde, por eso también Dios lo confrontó. Dios puso a Pablo en un viaje también, a Saulo, en este caso, uno de los varios viajes que pone a Saulo es cuando.... en la Escritura hay un pasaje donde Pablo dice, creo que es Primera de Corintios 12, o Segunda de Corintios 12, donde Pablo dice que Dios lo llevó al cielo, al tercer cielo y allí dice que él vio cosas que eran tan sublimes que ni siquiera le era permitido compartirlas con otros seres humanos. Y entonces dice: y para que la grandeza de la revelaciones no me exaltasen desmedidamente, Dios me envió un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee para que no me enorgullezca, acerca de lo cual he pedido 3 veces que me libre y 3 veces me ha contestado: bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Pablo, dice; bueno, entonces si cuando soy débil, soy fuerte, más bien me engloriaré en las debilidades. Aprendió una lección acerca de si mismo. Dios permitió que Pablo entrara en un aspecto que hemos tratado, la gente ha tratado de higienizar cuál era el problema de Pablo, porque no pueden pensar que el gran Apóstol tuviera una lucha espiritual o emocional de algún tipo. Y han dicho que era que sufría de ceguera en los ojos, que esto y lo otro. Miren, son pamplinas, eso es mentira, eso es nosotros tratando de ayudar a Dios. Dios no necesita que lo ayudemos. Dios siempre bregó a través de gente impura y dada a fallar.

¿Por qué tenemos ahí a Abraham en su viaje allá, a Moisés en su viaje, y a David en su viaje fallándole a Dios? Pablo era un hombre...... Elías dice, era un hombre sujeto a emociones y a pasiones como nosotros y le dijo a Dios, oró para que no lloviera 3 años y medio y no llovió, queriendo decir tu mismo puedes, si ese ser tan fallido, tan imperfecto podía ser usado por Dios de esa manera, Dios te puede usar a ti también. No te preocupes. En toda obra creativa siempre hay deshechos y desperdicios, pero eso no importa. Hay que seguir adelante. Si uno se pusiera a preocuparse por la basura que genera una construcción, nunca haría nada, hermanos. Y el ser humano, cuando trabaja suda y huele mal, aunque usted lo quiera o no, aunque usted sea el santo más puro de la tierra, usted siempre va a ir al baño, siempre va a sudar, y siempre va a oler mal a menos que no se bañe otra vez. Porque esa es..... y Dios entiende eso, a Dios no le molestan los malos olores, porque Dios es un Dios campechano, no es que venga de Campeche, por si acaso hay alguno aquí, pero Dios es un Dios realista y llano y El se sienta a la mesa y se come una tortilla así como se como también un chicken cordón bleue. A Dios le encanta la gente sencilla y le encantan las cosas..... como el Señor Jesucristo, que yo creo que se sentaba y se comía un sancocho como cualquier hijo de vecina.



Y el Señor le saca provecho a cada una de las experiencias y cada una de las cosas que nosotros experimentamos y por eso es que no tenemos que temer al viaje. Pablo entendió que esa lucha que él tenía, y él dice: como Dios entendió que había en mi una tendencia al orgullo, y uno lo puede ver cuando uno estudia la psicología de Pablo, si uno lo analiza psico-terapéuticamente por sus escritos, porque Dios no saca esa parte en su revelación, recuerdan lo que yo les dije cuando Dios inspiró las Escrituras pero no las dictó. En la Escritura se ve el carácter de los escritores y su tiempo y sus luchas y otras cosas. La inspiración de la Escrituras no quiere decir un dictado letra por letra, ¿por qué? Porque Dios no le quita uno, Dios nunca te torna en un autómata, nunca te torna en un robot, nunca te quita tu creatividad, tu personalidad, tus experiencias, El le encanta trabajar a través de eso. El te dice: mira, lo que yo quiero decir es esto, asegúrate de que eso es lo que salga, pero si tu quieres usar una fotografía o quieres usar una pintura o una parábola, ese es asunto tuyo, pero asegúrate de que mi mensaje llegue exactamente como yo quiero. Lo demás yo te lo delego a ti. ¿usted entiende?

Y así es que el Señor obra, entonces Pablo que tenía esa área de su vida, Dios como lo llevó tan alto y le dio tanto El sabía que había que cuidar a Pablo porque era tan excepcional lo que él había ha recibido que se iba a comenzar a enorgullecer y se iba a abrir entonces a la caída y al ataque de Satanás que lo iba a llevar al fracaso ministerial. Entonces Dios lo toma y permite que venga, hermanos, y esto es otra cosa que han tratado los comentadores de arreglar, tratamos de arreglar la Biblia porque le tenemos miedo a veces a las cosas que Dios nos revela, y la sanitamos o la limpiamos un poquito, porque Pablo dice: Dios me envió un mensajero de Satanás, esa es la traducción en el español, un aguijón, acerca de lo cual le pedí 3 veces. Es decir, Dios le envió, no es ni siquiera que, como decimos a veces, que Dios permitió, como para ayudar un poquito a Dios porque la idea de que Dios envíe un mensajero de Satanás, eso nos asusta un poquito porque... ¡guau! Y ya entonces tratamos de arreglar un poquito el muñeco y decimos: Dios lo permitió, pero hey, que lo permita o que lo mande siempre El es responsable, en una corte de ley El sigue siendo responsable, aunque usemos otra palabrita y cojamos el cadáver y le pongamos un poquito más de pintalabios, sigue siendo un cadáver. Y entonces dice, Dios me envió un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás. Yo creo que Pablo estaba peleando, batallando con algo allí emocional, mental, espiritual. No tenía nada que ver con sus ojos y yo busqué la palabra en el griego original que se traduce mensajero de Satanás y la palabra es angelos santan. Usted no tiene que ser un conocer del griego para saber lo que es angelos satan, lo que pasa es que en el griego original la palabra angelos puede querer decir ángel o mensajero, entonces los traductores escogieron la palabra que se prestaba un poquito más de, como dijéramos, de cuidado acerca de la personalidad de Dios y de las interacciones, porque a nosotros no nos gusta la complejidad, a los cristianos no nos gustas las cosas sencillitas y Dios es un Dios que siempre saca el conejo de otra parte de donde lo esperamos. Y hay cosas raras en la Biblia que si no estuvieran en la Biblia yo diría eso es una herejía, pero están allí y hay que aceptarlas.

Yo, lo que me dice la Biblia eso es lo que yo creo y brego con lo que me plantea pero no trato de simplificarla. Entonces dice que Dios le envió un ángel, yo prefiero la idea porque el contexto lo sugiere, un ángel de Satanás, que es ¿qué?, un demonio, un espíritu. Ahora si usted no puede recibir eso, no lo reciba. Su pastor tiene la última autoridad en eso, pero vaya al griego original y busque la palabra angelos satan. Dios envió un espíritu, se puede decir o un ángel de Satanás o un mensajero de Satanás, no importa, sea lo que sea, es un mensajero, es un agente de Satanás. Dios permitió como que un espíritu acosara a Pablo. ¿Por qué? Porque ,mira hermano, muchas veces cuando Dios nos quiere entrenar nos busca un buen oponente. Si usted quiere entrenar un buen boxeador, si usted tiene un buen boxeador que usted sabe que tiene madera para un campeonato mundial, ¿usted le va a poner un muchachito de la calle salido para que lo entrene, verdad que no? Usted va a buscar un buen boxeador, ya quizás un poquito cansado que le obligue a ese boxeador a sacar lo máximo que él tiene dentro de él para poder llegar a su potencialidad. Y muchas veces Dios va a permitir opositores en tu vida, luchas en tu vida, procesos en tu vida que te van a parecer como que vienen del infierno mismo y es Dios que lo ha delegado para entrenarte en la guerra y para llevarte a la altura a la cual El te quiere llevar, porque Dios quiere entrenar guerreros. Dios no está en el negocio de entrenar parásitos. Dios no quiere entrenar pavos, Dios quiere entrenar águilas. ¡Aleluya! Y por eso El nos diseña enemigos que nos entrenen y nos lleven a donde tenemos que llegar y a veces son enemigos, les digo, son siniestros. Y son tan siniestros que uno jamás podría pensar que vienen de Dios pero en el viaje El ha dicho que: Yo quiero que paremos en tal sitio, que tu veas lo que hay allí para que conozcas la guerra y para que te conozcas a ti mejor, para que cuando el enemigo venga a tentarte en esa área, ya tu hayas bregado con ella y la hayas rebasado y no te pille, y te destruya.

Hay cosas a veces que suceden en tu vida que Dios está mirando a diez años de distancia que está preparando ahora, porque Dios es un jugador de ajedrez que tiene un tablero con millones de piezas y El puede jugar todas piezas a la misma vez. Y puede jugar con cien o mil o diez mil otros jugadores, como esos grandes genios de ajedrez, simultáneamente y El no se molesta. Y Dios siempre está pensando en la eternidad y a veces hace una movida en tu vida que ni siquiera va a tener que ver contigo sino con alguien que va a venir dentro de tres generaciones y El te necesita ahora, en ese momento específico, para preparar diez o veinte movidas más adelante para que se cumpla algo que El quiere más allá, en cien años. Y tu eres importante ahora y quizás te morirás sin saber que Dios te usó estratégicamente en un punto dado y te morirás diciendo quizás ‘Dios nunca me usó’. Pero mira te usó ya, pero tu no lo sabes solamente. Porque en ese viaje vas a tener paradas que ni tu mismo sabes que la hiciste.

Alguien me decía ayer del gran pintor Van Gogh, uno de los grandes genios de la pintura. Hoy se le reconoce como un gran genio de la pintura y yo he visto sus pinturas en el Museo de Bellas Artes de Boston y hay museos dedicados solamente a él en Europa. Van Gogh murió sin haber vendido una sola de sus pinturas y pensó que era un fracaso totalmente como pintor y se suicidó por su fracaso, deprimido completamente. Sin embargo hoy en día una pintura de Van Gogh, un dibujito de Van Gogh vale millones de dólares porque estaba demasiado adelantado para su tiempo, era lo que pasaba. El hombre era demasiado brillante y hacía unas mezclas de colores y de imágenes que eran simplemente demasiado avanzadas para su tiempo. Se ha tomado casi un siglo para la sociedad ponerse al día con el genio que había en Van Gogh. Sin embargo él no lo pudo ver.

Usted ve que hay pasajes en el libro de la fe, en Hebreos 11, dice que algunos murieron sin haber visto lo que se les había prometido y murieron simplemente saludándolos desde lejos, y hoy somos nosotros los que disfrutamos de esas inversiones que ellos hicieron. Porque ellos también hicieron sus viajes. Y yo creo que cuando nosotros nos montamos en el viaje de Dios tenemos que saber que el timón lo tiene El, no nosotros. Nosotros no podemos controlar las experiencias. Nosotros simplemente tenemos que confiar que El sabe lo que hace y que cada aspecto de ese viaje tiene sentido y que Él no ha desperdiciado nada y que El sabrá cómo lo configura, y cómo lo lleva a su terminación. Tenemos que confiar absolutamente en El y ponernos en sus manos, y aunque la tormenta ruja alrededor de nosotros, tenemos que decir ‘Padre, tu me has prometido que voy a llegar a la otra orilla’, y usted se agarra bien, se pone un buen impermeable y se lo pone por la cabeza, y deje que sople la tormenta. No se preocupe, usted va a llegar y va a llegar más fuerte que antes y más confiado que nunca y más seguro del Dios que usted tiene.

A veces en la Escrituras dice, por ejemplo, hijitos míos, hay un pasaje en el Antiguo Testamento, dice: “éntrate en el aposento un ratito hasta que pase la ira” y a veces va a ser así, hermanos, a veces Dios va a estar en asuntos en su vida y va a estar bregando en su vida y va a desatarse una tormenta y una persecución y una guerra alrededor de usted, y una balacera terrible, y lo único que usted va a poder hacer es métase en su dormitorio, tranque la puerta, ponga planchas sobre las ventanas y aguántese ahí en fe hasta que pase la tormenta, y después quite las planchas y abra la puerta y recoja los escombritos que quedaron y siga adelante, porque Dios es un entrenador férreo. El a veces te pone en situaciones y tu estás allí con la lengua afuera diciendo ‘ya no puedo más’ y El te dice ‘puedes más, hay más en ti, te lo quiero sacar. Yo se que hay madera en ti para grandezas y si no te presiono no vas a sacar esa madera’.

Mi esposa es terapeuta ocupacional, ella trabaja con niños que tienen problemas de desarrollo neurológico. Y hay niños, por ejemplo a veces que no pueden mover sus piernitas bien y tiene bajo tono muscular y otras cosas, y yo he aprendido ese vocabulario viviendo con ella. Y ella va a veces a las casas y me decía por ejemplo, de una niñita que tiene bajo tono muscular, no se puede mover mucho en las piernas, no tiene mucha fuerza en las piernas todavía, y es gordita y es muy comodita y ella solamente quiere estar sentada, sin moverse, sin que la presionen mucho ni nada, porque está muy contenta así simplemente tranquilita, porque su organismo no le pide que haga más. Entonces mi esposa tiene que venir, cogerle las piernitas y movérselas y pararla y sentarla y obligarla a que se mueva y a veces la niñita comienza a gritar y a protestar, pero ella la obliga y ella ve como a través de los días la niñita ha comenzado ya a sentarse solita y a moverse, pero la obligó, la tuvo que obligar, la tuvo que sacar se su zona de comodidad. Dios muchas veces nos saca de nuestra zona de comodidad y nos lleva a donde no queremos ir porque El está en el negocio de sacarle el máximo provecho a sus hijos y de sacar a la luz la grandeza escondida. Y por eso nos pone en situaciones de aprietos muchas veces, para sacar a la luz lo que necesitamos conocer acerca de nosotros, porque es un viaje dentro de nosotros también.

Un hermano pastor me decía aquí de cómo él comenzó en su iglesia en una casa que alguien le alquiló. Y dice que como a los dos o tres meses de estar allí, venían dos o tres personas, cuatro personas y le sale la señora con que quiere la casa y él le dijo ‘pero, si usted me prometió un año’, y dijo ‘no, porque ustedes están aquí predicando la Biblia y esto y lo otro, y no los quiero aquí y se me tienen que ir’, y lo trató mal y dijo ‘bueno, está bien’. Le pagó lo que tenía que pagarle. Se sintió desesperado, se cuestionó a si mismo. Señor, o me vas a bendecir o no me llamaste al ministerio. Se tiró al piso. Dice que oyó claramente en su mente o en su ser, oyó la palabra ‘hotel’ y comenzó a buscar y todos los hoteles eran demasiado caros. Finalmente llegó al hotel que era de un familiar de él y le cedieron un cuarto de hotel por un precio ridículamente bajo y ya tiene como cuarenta personas, 40, 50 personas allí. Si se hubiera quedado en lo cómodo, todavía tendría quizás 7 gatos con él. Pero Dios lo sacó se su zona de comodidad a otro nivel y tenemos que entender, hermanos, que Dios es un entrenador que usted no lo puede sobornar con protestas, llantos y que me duele, y que no puedo..... El dice ‘tu si puedes, porque Yo te creé y Yo se exactamente lo que hay dentro de ti, y vas a entrar en la grandeza aunque sea pataleando, pero te voy a llevar a ella’.

Por eso la Biblia dice que ninguna disciplina mientras la sufrimos es agradable, pero cuando Dios la ha completado, dice que da un fruto dulce y apacible de justicia. A nadie le gusta la disciplina. A un soldado no le gusta la disciplina, pero la disciplina le va a salvar la vida y le va a permitir ser impactante contra el enemigo. Y Dios está creando soldados, guerreros. Dios no está creando jugadores de golf, El quiere crear gente que sepa usar una espada, que sepa usar un arco. Como dice David ‘ el que fortalece mis manos para entesar el arco de bronce’. Dios quiere hombres y mujeres que puedan entesar el arco de bronce. Sabe lo difícil que es coger ese aparato de bronce y doblarlo así y meterle la cuerda para poder disparar el arco. Eso no se crea agarrando almohadas, se crea levantando pesas, ejercitándonos. Por eso es que Dios siempre nos dice ‘mira, que te mando que te esfuerces, que seas valiente’.

El le dijo a Josué ‘Yo te he dado todo lo que tu pises, pero una sola cosa te digo, esfuérzate y se valiente’. Se lo dijo tres veces, búsquenlo. Porque a todos nosotros nos dice ‘Yo te voy a enviar a un viaje y vas a tener que trabajar duro en ese viaje. Yo no estoy creando parásitos, no estoy creando gente cómoda’. A Dios le encanta la gente esforzada, la gente valiente, emprendedora, empresarial, creativa, inquieta. El Reino de los Cielos se hace fuerte y los valientes o los violentos, en otra versión, lo arrebatan.

Dios está en el negocio de los viajes. Hay un texto, que uno de mis textos favoritos en la Escritura y que nos habla acerca de..... y que lo pone en una forma muy elocuente, lo que es los viajes de Dios. Mire, vaya a Deuteronomio Capítulo 8. “Dios envió al pueblo judío en un viaje, un viaje de 40 años en el desierto”, un viaje que en realidad no debió tomarse más de unas 3 semanas, les tomó 40 años. “antes de llevarlos al destino que les tenía determinado. El sabía que los iba a meter a la tierra de Canaán 400 antes de que llegaran allí, cuando llamó al padre Abraham y le dijo ‘yo, esta tierra te la voy a entregar a ti’, y puso a Abraham simplemente a caminar sobre la tierra en su propio viaje. Porque Dios le dijo a Abraham, ‘vete de tu tierra y de tu parentela a una tierra que yo te he de enseñar’. Y Abraham entró en un propio..... que era su viaje más bien dentro de si mismo.

Y 400 años pasaron y ya Dios sabía que los iba a traer a esa tierra, pero no los llevó en el momento. Y después de esos 40 años cerca de la tierra y no les da permiso para entrar, sino que los mantiene en un viaje circular alrededor del desierto. Y miren lo que El les dice ya después que han pasado los 40 años y están cerca de la llegada y ya queda poco tiempo para ellos entrar a la tierra prometida, y mire cómo El les habla. Dice, Deuteronomio 8 “cuidaréis del poner por obra todo mandamiento que Yo os ordeno hoy para que viváis y seáis multiplicados y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres”. Y mire aquí el versículo 2, dice “y te acordarás de todo el camino (ahí está el viaje)..., de todo el camino por donde te ha traído Jehová, tu Dios, estos 40 años en el desierto”, ¿para qué?,.... “para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón (ahí está el viaje interior, el viaje de adentro, la exploración interior), si habías de guardar o no sus mandamientos y te afligió y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías ni tu ni tu padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre más de todo lo que sale de la boca de Jehová, vivirá el hombre (ahí está el Dios, el viaje que te enseña quién es Dios y cuál es tu relación con Dios) ...tu vestido nunca se envejeció, (de nuevo ahí está el Dios proveedor, el Dios fiel)... nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos 40 años. Reconoce asimismo en tu corazón que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová, tu Dios, te castiga. Yo quiero que tome conozcas y sepas quién yo soy, cómo yo actúo para que en el futuro no te equivoques, porque si haces cosas que están fuera de mi aprobación te voy a disciplinar. Porque Jehová, tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales que brotan en vegas y montes, etc.... en el versículo 10 “y comerás y te saciarás y bendecirás a Jehová, tu Dios” por la buena tierra que te habrá dado. Y entonces hay una cantidad de cosas, dice “cuídate de no olvidarte de Jehová, tu Dios”; 12 “no suceda que comas y te sacies”; 14 “y se enorgullezca tu corazón y te olvides de Jehová, tu Dios” que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre. Ya Dios estaba viendo lo que le iba a pasar a este pueblo. El sabía lo que estaba advirtiendo, sabía lo que iban a hacer. Sabía que había orgullo en ellos. Sabía que había rebeldía en ellos, sabía que había tendencia a criticar a Dios y dudar de El rápidamente. Miren el versículo 16 “que te sustentó con maná en el desierto, comida que tu padre no habían conocido, afligiéndote y probándote para a la postre hacerte bien”.

Entonces entendemos que los 40 años en el desierto no eran una coincidencia necesariamente solamente, no era producto meramente del pecado de los judíos, sino que Dios estaba profundamente involucrado en esos 40 años. El quería que esta nación que iba a nacer una nación fundadora, una nación apostólica, una nación madre espiritual, que iba a ser un modelo para incontables generaciones de creyentes a través de la historia, El tenía que usar a esta nación para exhibir ciertos principios de su forma de actuar con el hombre, para mostrar ciertos aspectos de su personalidad y para establecer precedentes legales, judiciales, que cuando El los juzgara en otras ocasiones, habría evidencia de que El estaba obrando con justicia y con equidad para con ellos. Porque Dios es así, Dios siempre está viendo las cosas a mil años de distancia, cien años, diez años.

Entonces, esos 40 años, ese viaje que El los puso por el desierto era para mostrarles a ellos ‘mira, quiénes son ustedes, gente rebelde, gente crítica, gente desobediente, gente que huye del enemigo cuando está muy grande, cuando los dos espías. Tu no eres nadie, tu entras a esta tierra, no porque te lo mereces, sino porque mi gracia te permite entrar. Yo te doy esa tierra, tu vas a beber aguas de pozos que tu no cavaste, vas a vivir en casas que tu no edificaste, te van a proteger muros que tu no levantaste y vas a vencer enemigos que no puedes vencer por ti mismo, sino es con mi poder. Dios tenía que exponer todas esas cosas, exhibirlas como evidencia, porque Dios es un Dios judicial. Y El procede como un juez, El procede como un abogado que monta la evidencia y la documentación antes de obrar, porque El es así. El no tiene que hacerlo pero El es un Dios justo, y a El le interesa que su justicia no tenga nadie que se la pueda criticar ni cuestionar con evidencia contraria. Todo hombre sea hallado mentiroso y Jehová justo y verdadero.

Por eso cuando David peca y ofende a Dios de una manera terrible cuando manda a matar Urías, cuando el escribe el salmo 51, que es el salmo de la confesión, dice: ‘contra ti, contra ti solo he pecado y echo lo malo delante de tus ojos para que seas reconocido justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio’. David está diciendo, como que él había pecado para que fuera evidente para todo el mundo que Dios es justo cuando enjuicia a los hombres, cuando condena y que solamente Dios es justo, y que todos nos descarriamos como ovejas y que solo El permanece santo y perfecto. Muchas veces Dios va a permitir que pasen cosas en nuestra vida para que sea claro primero que es por gracia y no por obras, y por lo tanto hay procesos de nuestra vida donde Dios primero va a tener que llevarnos a través del fracaso y del sufrimiento para entonces poder usarnos.

A Pedro lo metió en un viaje así cuando Pedro con su orgullo y su autosuficiencia y su autoestima por las nubes le dijo: ‘Señor, aunque todo de aparte de ti, este macho que está aquí no se va a rajar’, como dicen los mexicanos. Esos cobardes allí se podrán ir, pero no te preocupes Señor, yo voy a estar ahí contigo hasta la muerte. Y el Señor le dice: ‘Pedro, Pedro, Pedrito, mira, no solamente me vas a rechazar, me vas a negar una vez, me vas a negar 3 veces, Pedro’, porque a Dios le interesaba que Pedro, que iba a ser gigante espiritual y un fundamento para su iglesia en el futuro, Pedro no podía ser el hombre que Dios quería que él fuera con ese orgullo, porque a la primer toreo le iban a meter un cuernazo, lo iban a tumbar y lo iban a sacar de la plaza. Y por eso Dios tuvo que desangrarlo y rebajar su orgullo y debilitarlo y mostrarle que ‘tu no eres tan guapo como tu piensas que eres’. Y como una muchachita sirvienta se dejó atemorizar y negó al Señor Jesucristo, lo negó, negó, negó y la tercera vez lo negó con maldiciones. ‘Ya te dije que yo no conozco a ese....’ quizás algo así fue lo que dijo. No te he dicho que...... lo hizo como que Dios quería subrayar y pintarle en la cara y pintarle la camisa para que él supiera quién él era. Porque El necesitaba a Pedro, pero no podía usar a Pedro por toda ese orgullo de hombre, esa autosuficiencia, esa fuerza, esa seguridad en si mismo. Dios aborrece eso y el diablo usa eso para destruirnos muchas veces y Dios en su misericordia permite a veces que caigamos y nos ensuciemos las rodillas y nos pelemos los pantalones, por misericordia para que el diablo no nos juzgue a nosotros entonces. El se mete primero y nos juzga El porque El lo hace con misericordia y amor para fortalecernos, antes de que el diablo lo haga para destruirnos.

Y por eso es que yo veo, cuando el Señor resucita y se acerca a Pedro, yo me imagino que se acercó con una sonrisa maliciosa en la cara. Dice ‘Pedro, ¿te acuerdas de lo que dijiste? Pedro ¿me amas?’. Ni siquiera le dijo lo que le había hecho ni cómo le había fallado y cómo lo había negado. No, le dijo ‘Pedro, ¿me amas?’ Fíjate el Señor se hubiera podido ir sin preguntarle a Pedro nada. Pero, qué maravilloso es el Señor y qué bondadoso es el Señor que El no quiso que Pedro se quedara con esa herida en su ser de haber negado al Señor, y no saber que su Señor pensaba de él. Esa hubiera sido una herida que lo hubiera desangrado toda su vida. Entonces el Señor se acerca como un buen consejero y dice ‘Pedro, ¿me amas?’, y dice ‘si, Señor, tu sabes que te amo’. En otros tiempos le hubiera dicho: ‘Señor, te amo más todos esos pampalanes que están ahí, Tu lo sabes bien, te lo he probado mil veces, hasta la muerte. ¿Dónde quieres que vayamos, dónde están esos demonios para que le metamos mano ahora mismo? ‘Si, Señor, tu sabes que te amo.’ ‘Pedro, ¿me amas?’. Señor, te dije que te amo. Fíjese que le preguntó tres veces, las mismas tres veces que lo negó, como le dio tres oportunidades para neutralizar cada vez que lo negó con una afirmación de amor, y la tercera vez lo miró directamente a los ojos, así, ‘Pedro, ¿de verdad me amas?’. Pedro simplemente tiró las manos al aire y dijo ‘Señor, a la verdad, que ahora mismo yo no estoy seguro, después de lo que hice. Tu sabes todas las cosas, Señor.’



En otras palabras así es que nosotros tenemos muchas veces hermanos, yo digo, bueno, yo amo a Dios y la verdad es que yo no estoy seguro si amo a Dios o no. Si yo amara a Dios como El es verdaderamente, yo no se, ya yo me hubiera inmolado o algo para glorificarlo a El. Uno cree que uno ama a Dios, y uno cree que uno está dispuesto a morir por El. Yo no me atrevo a decir: Padre, yo voy a morir por ti. Yo espero que pueda hacerlo un día si me llega la necesidad, pero yo no estoy seguro. Yo creo que esa es la respuesta que conviene, muchas veces. Ahora si usted está seguro en Cristo y Dios le da la gracia de usted saber que no es por usted sino por que El lo fortalecerá, pues, amén, confiéselo, pero que no sea con orgullo carnal ni en fe en usted. Discierna el espíritu, si no hay cosas donde es mejor uno, como dicen por ahí en mi país ‘mejor digan aquí corrió que aquí murió’. Mejor tome una respuesta ahí, suave y que le de un poquito de espacio. Porque Dios necesita llevarnos a esos viajes donde nos conozcamos a nosotros mismos, conozcamos de qué estamos hechos y para El entonces poder trabajar con nosotros y usarnos como El quiere.

Hay momentos en tu vida, yo creo que para todos los que seguimos al Señor eso nos pasa, en que es como los soldados cuando están en tiempos de paz les permiten estar en sus casas y vivir en sus casas, cómodos, con su familia y todo eso, pero de vez en cuando los llaman para entrenamiento y tienen que tomar dos o tres semanas e irse al campo a hacer ejercicios de guerra y a correr y a estudiar la guerra y todo eso. ¿Para qué? Para que no se pongan demasiados cómodos y no pierdan el arte de la guerra y también para darles entrenamientos adicionales que llenen su portafolio militar. Los mandan a un entrenamiento de batallas en la montaña o en el frío o los ponen a estudiar estrategias, diferentes cosas para que se pueda completar su perfil de militar. Y yo creo que así pasa con nosotros, cuando servimos al Señor periódicamente Dios nos dice ‘ven conmigo, estás muy bien en el ministerio, todo te está yendo bien. Ven, te voy a meter para asustarte un poquito y para quitarte un poquito ese exceso de fuerza que tienes y de confianza que has adquirido por los triunfos que has tenido últimamente en el ministerio’, y te hace así y te hace tropezar y te rompes la boca y te rompes los pantalones y descubres que no eres tan grande ni tan fuerte, ni tan..... como dicen por ahí ‘la última coca cola en el desierto’, como algunos piensan que son. Y nos recuerda eso y nos dice ‘ok, ahora regresa....’.

A mi, en mi vida, me ha pasado ya tres, cuatro veces más o menos, cuatro o cinco veces, donde Dios me ha metido en tiempos de prueba y de fuego como Israel para sacar lo que estaba escondido, para mostrarme lo que yo soy, para humillarme y para enseñarme a depender más de El. Y me ha regresado más peligroso para el diablo que nunca. Porque mientras más débiles somos, más fuertes somos. Mientras más nos dejemos humillar y trabajar por el Señor, más Dios nos va a exaltar.

Eso fue lo que Pablo entendió cuando dijo ‘ si cuando soy débil entonces soy fuerte, pues más bien me gloriaré en las afrentas, en las debilidades y en las pruebas, para que el poder de Dios se manifieste con más magnitud dentro de mi’. Porque mientras más débil el vaso, más frágil, más quebradizo el vaso, más gloria puede Dios expresar a través de sus hijos. Por eso es que Dios dice ‘si el grano de trigo no cae a tierra y muere, queda solo, pero si muere lleva mucho fruto’. El quebrantamiento es la cosa más bella del creyente. Todos tenemos que ser quebrantados si vamos a ser usados. Apúntelo que hasta me salió con rima. Todos tenemos que ser quebrantados si queremos ser usados. Si tu quieres verdaderamente que Dios te use, prepárate porque El te va a probar, te va a quebrantar, te va a asustar, te va a poner a través de tiempos de prueba, pero no te preocupes, el Señor sabe exactamente de qué madera tu estás hecho y no te vas romper en 20.000 pedazos. El te va a llevar solamente al nivel donde El te puede llevar. Por eso es que dice que nunca seremos probados más allá de lo que podemos resistir. Dios sabe, tu no lo sabes, pero Dios sabe y a veces tu vas a creer que tu no puedes más, pero El te dice ‘tu si puedes más, hay más allí todavía. No te preocupes, aguanta ahí.’ Podríamos seguir en esto, hay muchas más cosas, yo creo que tienen el punto ¿no?

No tema el viaje. No le tema al Dios de los viajes. No le tema al Dios de los procesos. No le tema al Dios que lo llamó. No le tema a las experiencias por las cuales usted ha pasado. No mire su pasado como que usted ha sido una víctima, todo lo que ha sucedido en tu vida es porque Dios lo ha permitido, aún si tu fuiste abusada por tu padre, aún si cometiste un grave error en tu vida, aún si no te amaron, aún si tuviste un grave accidente, aún si quedaste limitado en tu movimiento por algo, Dios estaba allí en ese momento y El ha permitido eso con un propósito sublime que tu mismo quizás no puedes entenderlo ahora mismo, pero todo lo que ha sucedido en tu vida, en tu caminar, en tu jornada espiritual, todo Dios estaba allí contigo. Aún antes de tu recibirlo y reconocerlo, aún en el vientre de tu madre, el Señor estaba allí. Y si pasaste por algo y tu pensaste que tu estabas sola y que Dios te había desamparado, sabe que esas gotas que están en la tierra son las lágrimas de Dios que lloró cuando estaba pasando contigo lo que tu pasaste. Y El lo permitió por un propósito que está mucho más allá de lo que tu puedes entender.

Y entonces mira tu pasado no como un fracaso, no como algo que no tiene sentido o valor, sino míralo como algo que Dios ha usado, un pincelazo oscuro en una pintura que necesita oscuridad para hacer resplandecer los brillos que hay en ella. Porque no todo puede ser luz y colores livianos en una pintura, sino es monótona y aburrida. Necesita oscuridad como contraste. Y a veces hay pincelazos oscuros que tienen que darse en la pintura de nuestra vida para que resalte la belleza que hay en ella, para que el llamado de Dios pueda brillar y exponer con toda su belleza. Pero si Dios lo permitió, El lo va a colocar estratégicamente de manera que sea para bien y no para mal. Cuando tu mires tu vida, desde esa perspectiva redentiva, redentora, entonces lo que te pareció un acto aborrecible y sin significado, tu lo verás a la luz del diseño positivo de Dios y entenderás de que Dios lo ideó para bien y no para mal.

Cuando José se acercó a sus hermanos, ellos pensaron que él los iba a matar ya como segunda mano del faraón, y él les dijo ‘no se preocupen. Ustedes me hicieron algo y lo hicieron para mal, pero Dios lo usó para preservación de vida. Por eso es que yo no los puedo odiar a ustedes porque yo se que ni siquiera eran ustedes quienes me vendieron a Egipto, sino que era Dios que me estaba llevando en un viaje hacia el destino que El me había dicho años atrás cuando me dio dos sueños, donde me decía que mi padre y mis hermanos se iban a humillar delante de mi. Y ustedes creían que me estaban mandando a la muerte, pero Dios me estaba mandando a la vida y al encuentro de mi destino. Y por eso es que yo no los puedo odiar a ustedes, lo que parecía algo terrible e inhumano, ahora yo entiendo que eran una bondad que ustedes me hicieron a mi porque me estaban enviando a mi destino como preservador de mi familia y como apóstol y como patriarca de todo el pueblo de Dios.

Y nosotros tenemos que creer eso, que todo lo que ha pasado en mi vida, todo lo que pasará, todo lo que está pasando es mi Padre que lo está usando para llevarme al destino que yo tengo determinado. Por lo tanto no puedo odiar a nadie. No puedo amargarme. No puedo sentirme víctima. No puedo rebelarme contra Dios porque todo lo que Dios hace por definición es bueno y es para preservación de vida o para gloria de su nombre o para exaltación de mi persona. Por lo tanto yo no voy a mirar nada como sin sentido, como una violación. Lo voy a mirar como un misterio que Dios permite con propósito benévolo en la vida de su hija o su hijo, y que aún mientras El lo ve y El sabe que es para bien, llora conmigo. Pero El destina a algo bueno. Que el Señor nos ayude.

Yo creo que esta palabra es para algunas de ustedes y algunos aquí que han pasado por situaciones difíciles en su vida o que están dudando de la misericordia del Señor o que han tenido algún fracaso en su vida y Dios te dice ‘Yo he estado contigo en la nave, tu no estabas solo. Yo he estado allí y estaré y pelearé por ti ferozmente, todos los días de tu vida. Y te amo y nadie te podrá arrebatar de mi mano, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestad, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada te podrá separar de mi amor a través de mi hijo Cristo Jesús, dice el Señor. Nada, ningún error que tu cometas, inclusive, te va a arrancar de mi amor por ti. Y ningún demonio de este mundo, ninguna fuerza dentro del cosmos que Yo he creado es capaz de violar mi propósito en tu vida. No hay ningún hombre que te pueda desviar del destino que yo tengo para ti. No hay ningún error, no hay nada que haya pasado en tu vida, Yo lo he manejado todo, por eso puedes estar tranquila de que lo que te ha pasado es más bien una prueba de mi amor, mi amor misterioso que es tan grande, tan profundo y tan ancho y tan complejo y tan multifacético que tu no lo vas a poder comprender. A veces va a ser tan misterioso que te va a parecer odio o descuido, pero es todo lo contrario, es un amor más allá de lo que tu jamás puedes entender. Y lo entenderás a la luz de la eternidad.

Cuando mires hacia atrás y puedas ver, como yo veo, la historia que tu has vivido, cuando puedas ver con su complejidad, el principio del fin y entonces puedas ver, como yo veo, la realidad que tu vives. Ahora tu eres un infante, tu eres un bebé, tu puedes manejar un pedacito de mi revelación y por eso hay cosas que yo hago que te parecen sin sentido, descuido, odio, infidelidad, pero cuando tu puedas ver, como dice Pablo, ‘cuando yo vea cara a cara, no como niño ahora como veo, entonces yo podré entender, podré conocer como soy conocido’. Mientras tanto a lo único que podemos aspirar es decir ‘Señor, ¿por qué me ha pasado esto?, ¿por qué me está pasando esto? Yo no lo entiendo. Pero yo voy a confiar en que tu sabes lo que estás haciendo. Y entonces dejamos eso en las manos del Señor y seguimos adelante.

Yo le pido al Señor, Padre, si algún día me pasa algo terrible que yo verdaderamente me haga un daño, yo espero que tu me des la gracia para amarte aún así. Y creer que no fue que tu me odiabas o me rechazaste o que no eres tan fiel como tu dices, sino que dame la gracia para confesar y apretar los dientes y decir ‘yo se que mi redentor vive. Aunque El me mate yo seguiré confesándolo y amándolo’. Como dijo Job, cuando su mujer le dice ‘maldice a Dios y muérete porque lo que te está pasando, nadie lo puede explicar. Tu te has portado bien, has hecho todo por el libro y aún así te pasa esto.’ Y Job dijo: ‘mira, aunque yo no pueda entenderlo y aunque me rebelo y aunque todos los días vengo y le pregunto a Dios que por qué lo permitió, pero aún así yo voy a besar su mano y voy a decir tu eres mi papá todavía, aunque yo no puedo entender lo que está pasando.’

Eso es lo que glorifica a Dios hermanos. Tenemos que pedirle al Señor que nos de esa gracia para, hasta el último respiro de nuestras vida, confesar amor y sujeción al Padre y besarle la mano cuando nos abofetea y decir ‘ tu sabes lo que haces, cúmplase tu voluntad y no la mía’. Y lanzarnos a vivir la vida con gozo, hermanos, por eso esto empata muy bien con lo que yo decía anoche, cuando tu entiendes eso mira, tu puedes soltar el timón y dedicarte a mirar el panorama y a disfrutar del viaje porque tu sabes que ya todo está hecho. Ya tu papá lo determinó todo. Entonces mira por la ventana, baja el vidrio, respira, abre los ojos para que puedas ver la belleza de alrededor porque ya el Señor tiene todos los detalles atendidos. Entonces tu puedes soltarte y experimentar y hacer cosas nuevas y dar saltos en el aire, porque tu sabes que vas a caer siempre en una malla de seguridad que Dios ha puesto allí, que es su amor. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? Ninguna cosa. Quién nos acusará si Dios es el que justifica. ¿Quién podrá venir contra un hijo de Dios si su padre ya lo dio todo? El que nos dio a Cristo Jesús cómo no nos dará juntamente con El todas las cosas. Todo lo demás de tu vida es pequeñito junto con aquel que dio a su hijo benemérito. Si Él te dio eso como no te va a dar otras cosas que son tan mínimas comparadas con lo preciosa que era la vida de su hijo. Por eso es que nosotros podemos gozarnos, reírnos y disfrutar y por eso es que el escritor Salomón dice ‘nunca falte vestido blanco sobre tu cuerpo y aceite, ungüento sobre tu cabeza. Ponte un buen perfume, celebra la vida, comete una buena comida, dad una buena carcajada, ve a una fiesta en el Señor porque todo eso ya Dios resolvió todos los problemas y ya tu tienes tu pasaje pagado y tu pasaporte sellado y tu vas a entrar a la tierra prometida, porque nadie podrá separarte del Dios que te llamó mientras tu mantengas tu mano sobre la mano de El. Y aún a veces cosas que tu vas a hacer, el Señor te va a agarrar de la mano, te disciplinará pero te agarrará de su mano y no permitirá que tu te sueltes de El, porque tu eres una de esas cosas creadas que no puede separarte ni a ti mismo, por eso es que algunos teólogos han predicado esto de la salvación eterna y aquí uno se puede perder. Yo creo que es un exceso de lo que dice la Biblia, pero es que es tan clara la promesa de Dios, como dice ¿? nada podrá separarnos del amor de Dios, ni la muerte ni la vida podrá separarnos de El. Así que vive la vida con gozo, entra en ministerio, entra en tu llamado con gozos, trata nuevas cosas, experimenta, trata con nuevas personas, nuevos lugares, nuevos experimentos porque Dios te tiene en su mano y todas las maromas que tu des en el aire, como el trapecista que da vueltas opero sabe que si se cae hay una malla allí que lo protege, Dios te mantendrá. No dejará que tu pie tropiece en piedra, dice el Señor, pues a sus ángeles mandará cerca de ti que te guarden en todos tus caminos. El Señor nos bendiga.

19 julio 2009

Dando en la zona de la incomodidad (I Reyes 17:8)

Dios les bendiga, mis hermanos, un placer estar con ustedes de nuevo en esta mañana. Como siempre me bendice mucho la adoración que ustedes llevan delante del Señor y eso me carga las energías y me da ánimo para venir y compartir con ustedes la palabra. Son una congregación, como decía el pastor Antonio, absolutamente adorable, y estoy enamorado de sus niños, y de sus jóvenes, de todos ustedes, del cariño tan grande que me han mostrado al Dr Diehl, también. Bueno, estamos encantados. No podemos pedir más. Anoche las hermanas nos bendijeron con pastel riquísimo y bueno.... no hemos parado de comer desde que llegamos aquí. Así que Gloria al Señor y gracias por todo su cariño. Yo se que Dios va a hacer cosas grandes.

Uno sabe cuando una congregación está.... los americanos tienen una palabra que se llama ‘momentum’, viene del latín que quiere decir como impulso, movimiento, como que va, que tiene un avance y lleva un impulso. Como cuando uno comienza a correr desde una colina y corre y corre, y va aumentando, acelerando el movimiento. Uno siente eso, lo siente en la sonrisa de la gente, en la capacidad para reír, en la vitalidad que se muestra, en la diversidad de ministerios, en las cosas nuevas que se están haciendo, en el entusiasmo del pastor, la relación entre el pastor y su congregación, el gozo de los niños, la soltura que se siente para adorar al Señor, muchas cosas que son buenos indicadores para el ojo entrenado de que hay una vida y una salud en una congregación. Y ustedes muestran eso.

Así que les dejo saber que eso está ahí ya. Eso esta ahí, y cuando eso está ahí, la gente cuando viene, no tienen que ser expertos en iglecrecimiento, ni en teorías de cómo las iglesias crecen ni nada de eso, la gente lo siente viseralmente y en su ser interior saben si es un lugar donde hay vida y donde hay vitalidad y gozo del Señor y amor, y se dejan atraer, porque la necesidad siempre está buscando llenarse. Entonces, muchas veces la gente se deja llevar porque cuando llegan a un lugar su espíritu se siente como en paz. Y ahí donde experimentaron esa sensación, dicen ‘yo quiero volver allí’.

Así que es tan importante que una congregación, que cuidemos mucho esa atmósfera, hermanos. Hay que cuidar mucho la atmósfera de nuestra congregación. Y ¿saben qué?, que cada uno de ustedes, en este caso yo voy a hablar de ustedes, porque yo digo lo mismo de mi congregación, cada uno de ustedes tiene un pedacito de esa atmósfera que sostener. Como esas columnas cada uno de ellas sostiene una parte del peso del techo, asimismo, cada uno de ustedes juega un papel en mantener la salud de su congregación y proteger esa salud. Porque en esa salud, otros podrán venir y encontrar bendición.

Y eso quiere decir que mi esposa está predicando, probablemente ahora mismo por ahí, acerca del perdón allá en Boston en mi iglesia, y hay elementos tan importantes que son los que permiten que la gracia del Señor repose sobre una comunidad. Algunos de esos elementos son, por ejemplo, el perdón, perdonarnos unos a otros cuando los hermanos tienen sus roces que es inevitable, enseguida limpiar eso, pedir perdón, dar perdón, tolerarnos unos a otros las diferencias de estilo, temperamento, preferencias. Preferirnos unos a otros, reconocer el don que tiene otro que yo no tengo, sufrir el daño, si es necesario y remitir nuestra causa al Señor, en vez de nosotros buscar nuestra propia justicia. Estos son elementos que debemos practicarlos activamente en nuestras relaciones como congregación. Aunque también se pueden practicar en la familia para mantener la salud de una iglesia. Porque muchas veces, ‘ah, me ofendió’ y entonces comenzamos a dañar la atmósfera con murmuración o sentimientos negativos y ya le hemos robado un poquito de vida a nuestra congregación. Y si eso lo hacen 10, 15 personas en una congregación, pues, imagínense, ya se comienza a sentir el daño. Y si eso lo hacen líderes principales que tienen más autoridad espiritual, todavía mayor el daño.

Entonces uno siempre tiene que estar pensando ‘yo soy el responsable del bienestar de mi iglesia y por lo tanto, mejor prefiero absorber yo el daño y que el Señor me sane o me reponga, pero que mi iglesia se mantenga saludable’. Si usted practica eso Dios le va a bendecir grandemente. Amen. Así que yo le doy gracias al Señor por ese espíritu lindo que hay aquí. Protéjanlo con dientes y uñas. No deje que jamás entre en su iglesia y la divida o siembre discordia entre ustedes, o murmuraciones, o ningún tipo de acción dañina que glorifique al diablo. Todo lo que nosotros hacemos siempre tiene que glorificar el Reino de Dios y los valores del Reino de Dios.

Cualquier conducta que tu sabes que no glorifica a Dios es radioactiva. Aunque nadie se entere, los aires se van a enterar, por eso es que hay proteger el corazón, hay que guardar el corazón y la mente siempre. Porque aun cuando nosotros no expresamos las cosas, las ondas espirituales que se mueven dentro de nosotros afectan el ambiente. Somos seres misteriosos y hay una conexión terrible entre lo físico y lo espiritual, lo emocional y lo mental. Todo está interconectado. Entonces tenemos que guardar eso como un vaso precioso, una joya preciosa para que haya la atmósfera que permita que la gracia del Señor corra libremente a través de una congregación. Y ese es el recurso más poderoso para el crecimiento de una iglesia. Recuerda eso siempre. Y practica el fruto del espíritu santo porque eso te va a bendecir a ti, tu familia y tu congregación.

Vamos a la palabra del Señor en el Capítulo 17 de Primero de Reyes. Aquí hay buena luz así que hasta quizás voy a poder leer sin lentes, déjame ver, sino me los pongo. ¡Que bueno es esa luz fresca, ese aire rico que entra y .... estar en ese ambiente! Me dicen que en Boston está nevando ahora mismo, así que le doy gracias al Señor que me tiene aquí. Otra razón más para estar contento de estar en Mérida. Si esta mañana, de hecho, le di los saludos a Boston. Pudimos comunicarnos con la congregación, a través de la Internet, interesante, yo podía ver a mi iglesia allí en su reunión y los llamé y los saludamos y les enviamos saludos desde aquí, desde Mérida, y nuestros hermanos desde allá les mandan saludos a ustedes también. ¡Que bendición esas tecnologías que Dios está haciendo posible!

17 Primero de Reyes, comenzando con el versículo 8, un pasaje bastante conocido por muchos de ustedes. El texto del encuentro entre Elías y la viuda de Sarepta. Dice así la palabra del Señor “.... Vino luego a él (es decir al profeta Elías) palabra de Jehová diciendo ‘levántate, vete a Sarepta de Sidón y mora allí. He aquí, yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. Entonces él se levantó y se fue a Sarepta y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña y él la llamó, y le dijo ‘te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso para que beba’, y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar y le dijo ‘te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano’, y ella respondió, ‘vive Jehová tu Dios que no tengo pan cocido, solamente un puñado de harina tengo en la tinaja y un poco de aceite en una vasija y ahora recogía dos leños para entrar y prepararlo para mi y para mi hijo, para que lo comamos y nos dejemos morir’. Una de las palabras más tristes que yo encuentro en toda la Escrituras es ese pasaje, esa expresión de esta mujer desesperada, ya lista para dejarse morir.

“Elías le dijo ‘no tengas temor, ve, has como has dicho pero hazme a mi primero’. Digan todos primero. De nuevo ‘primero’. “..... hazme a mi primero de ello una pequeña torta cocida debajo de las cenizas y tráemela y después.....”

Digan todos después. “.... después harás para ti y para tu hijo, porque Jehová, Dios de Israel ha dicho así; la harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías y comió él, y ella y su casa muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías”. Bendiga el Señor su santa palabra.

Señor, ciertamente bendecimos tu palabra que es vida y alimento y la ingerimos desde ya, pura, como la hemos leído, Señor, y pedimos ahora que Tu sueltes los nutrientes que ella encierra dentro de nosotros, y que nos permitas ofrecerla a tu pueblo, Padre, desgranada y elucidada por medio de la iluminación de tu espíritu. Creemos que tu palabra es viva, que llegará al corazón de tu pueblo y se instalará allí para dar vida y para generar nuevas energías en cada uno de nosotros. En el nombre de Jesús. Amen. Amen.

En el mundo del desarrollo internacional hay toda una profesión y una clase de expertos, que son los expertos en desarrollo. Son personas que han estudiado economía, han estudiado los problemas de la pobreza. Estudian las estructuras económicas y políticas que mantienen a una nación pobre o subdesarrollada, que no permiten que una nación llegue a su máximo potencial de desarrollo. Y estos expertos internacionales viajan a los países subdesarrollados para servir de asesores y también en los mismos países se desarrollan personas que..... economistas, o sociólogos, etc, que estudian cómo adelantar sus sociedades, cómo llevarlas a un nivel de más alto desarrollo, cómo encontrar dónde está el atoramiento en la maquinaria nacional y como mecánicos quieren encontrar cómo resolver esos atoramientos, a fin de que la cosa marche y la máquina del desarrollo pueda fluir y una nación se pueda desarrollar y pueda salir del atoramiento económico o social.

Y hay muchas teorías de cómo una nación se puede desarrollar, cómo una sociedad se puede desarrollar. Yo estoy seguro que aquí en Mérida, sociólogos de aquí, economistas de aquí, y su gobierno de la ciudad de Mérida, ha hecho estudios de dónde están los problemas y dónde están los atoramientos, que podrían llevar a su ciudad y a su provincia o estado a un nivel de mayor desarrollo, y cómo la prosperidad podría venir a sus familias y a los ciudadanos de esta región.

Yo no soy experto en desarrollo ni cosa que se parezca, pero yo creo que tengo una sugerencia y más que una sugerencia es una regla, una ley del desarrollo que yo quiero compartir con ustedes.

¿A cuantos les gustaría ver a esta ciudad y a esta región desarrollada al máximo? ¿A cuantos les gustaría ver su familia prosperada financieramente? ¿A cuantos les gustaría ver a sus hijos educarse y convertirse en profesionales poderosos? Amen. Todos queremos esas cosas, ¿verdad? Bueno, yo creo que tengo algo que compartir desde la palabra de Dios, para cómo tu puedes entrar en la prosperidad y en el gozo y en la vida abundante que Cristo ha venido a darte.

Y es un secreto que yo te aseguro que los sociólogos y los economistas y expertos del desarrollo no se les ocurriría, porque no tiene que ver con el mundo material, sino que tiene que ver con el mundo espiritual. Una de las leyes más importantes que nosotros tenemos que entender en el mundo, en el universo, en el cosmos que habitamos, es la siguiente: el espíritu domina sobre la materia.

Lo que sucede en el mundo espiritual gobierna lo que sucede en el mundo material. El hombre natural, el hombre que solamente ve las cosas desde el punto de vista económico, sociológico, psicológico, o político, histórico, no entiende esto. Y solamente se mueve dentro del mundo de lo visible, del tiempo y del espacio y sus inquisiciones y preguntas, exploraciones y las respuesta que ofrecen, solamente se dan en la superestructura del mundo, es decir en lo que está encima de la superficie, lo visible, lo que se puede tocar, lo que se puede meter en el tubo de laboratorio y ver si funciona o no. Porque hoy en día la mente del hombre más que nunca es una mente naturalista. La filosofía que fundamenta la ciencia y casi todas las exploraciones de los científicos y de los diferentes expertos es una filosofía naturalista. Es decir, todo lo que sucede en el mundo es puramente el resultado de procesos naturales. Y no creen en la dimensión espiritual. Y si algunos permiten espacio para la dimensión espiritual es simplemente como para la religión, para las cosas de la moral y para la cosas que tienen que ver con la iglesia. Pero no tratan de mezclar lo espiritual con lo natural, porque piensan que eso es contrario al espíritu correcto de las ciencias.

Nosotros como cristianos sabemos ¿verdad?, que no es así. Sabemos que lo espiritual y lo material están conectados y que lo que pasa en una dimensión afecta a la otra. Le puedo dar un ejemplo de la Biblia para ilustrar este principio porque es muy importante que lo entendamos.

Cuando los judíos estaban peleando con las tribus de Canaan, la tierra a donde Dios les había mandado, la primera ciudad con que pelearon fue Jericó. Una ciudad que dice la Biblia, que tenía unos muros altísimos, que estaba cerrada, bien cerrada, dice. Y el Señor les dio una respuesta bien sencilla, les dijo: ‘marchen alrededor de la ciudad seis días, una vez, en el séptimo día marchen alrededor de ella siete veces y en la séptima vez de darle vuelta griten, todo que ustedes puedan y los muros se van a desplomar y entonces métanse y saqueen la ciudad, y destruyan todo lo que hay en ella’. Los judíos lo hicieron y asimismo sucedió porque Dios cumple sus promesas. Y saquearon a Jericó, lo destruyeron completamente, pero un hombre se dejó fascinar. Y Dios le dijo ‘no cojan absolutamente nada de esa ciudad, todo tienen que destruirlo. Todo, vida, animales, propiedad material, todo porque está maldito, está radioactivo con maldición del pecado de esa ciudad.’

Pero un hombre se enamoró, dice, de un manto muy bello de una tela muy preciosa, un manto babilónico, creo que se llama, y también de un lingote, es decir un pedazo de plata o de oro, no recuerdo ahora mismo, creo que fue de oro, bien grande, que valía evidentemente mucho dinero. El se dejó fascinar por esto y lo cogió y lo escondió. Nadie lo vio y él dijo ‘bueno, hago una excepción, caramba, ¿qué daño puede hacer eso? Y lo escogió, lo escondió, lo enterró y se hizo de cuenta que nada había pasado.

Cuando los hebreos fueron a pelear con una segunda ciudad, mucho más pequeña, menos poderosa que la primera, Ai se llamaba, un buen nombre porque sufrieron bastante como consecuencia. La ciudad se llamaba Ai. Y fueron y dijeron ‘miren, esta es una cosita pequeñita, si destruimos a Jericó, esta ciudad, estos nos los vamos a comer como pan, así que no vaya todo el mundo. Dejen a la mayoría de los soldados que descansen y vamos a destruir a esta gente en un momentito. ¿Qué pasó? Cuando metieron mano, salieron derrotados completamente los judíos. Se dijeron ‘¿pero cómo es esto? Miren, comenzaron a echarle la culpa a Dios. Ven, lo primero eso fue una coincidencia o quizás Dios era inconsistente, pero ahora si no podemos pelear con esta gentuza, ¿cómo vamos a poder pelear con las otras tribus más poderosas?

Y comenzaron a echarle la culpa a Dios, así como hacemos nosotros muchas veces, ¿verdad? Cuando hay cosas que suceden en nuestras vidas, hay cosas que están atoradas, cerradas en nuestra vida. nuestra economía no funciona, nuestro matrimonio no va bien, nuestra salud es un desastre, y no digo que todas esas cosas son solamente por pecado, hay otras razones, pero a veces hay cosas escondidas.

Entonces, Moisés inquirió de parte de Dios ‘Señor, ¿qué es lo que está pasando, cómo Tu nos haces esto? De nuevo, echándole la culpa al Señor. Y Dios le dijo ‘Mira, el problema está en que hay pecado entre ustedes’. ¿Ve la dimensión espiritual? La material era la guerra, la conquista de la tierra, la lucha militar. Esa era el área material, pero debajo de esa área material había un área espiritual que no estaba arreglada. La ley del espíritu no estaba siendo respetada y Dios le dijo ‘hay maldición. Alguien ha cogido algo que estaba maldito de mi y por eso ustedes nunca van a poder vencer a sus enemigos, hasta que no resuelvan ese problema.’

Entonces por medio de un proceso espiritual llegaron a la persona que había cometido el delito espiritual. Encontraron el anatema, lo sacaron, lo confesaron y entonces todo se arreglo otra vez. Pudieron derrotar a sus enemigos y todo siguió exactamente como Dios había determinado.

¿Qué pasó? En el mundo espiritual había un defecto y por lo tanto estaba afectando el mundo material. Y hasta que el mundo espiritual no fue arreglado, el material no podía funcionar como es debido. Es como si ahora mismo nosotros construyéramos estas vigas y estas cosas sobre un terreno movedizo que supone que la sostengan. Puede que dure 3, 4 días, pero a la larga lo frágil del terreno se va a comenzar a manifestar y esa estructura fuerte y dura y que se supone que sostenga mucho peso, se comienza a deshacer porque el fundamento no está bien.

Y así hermanos muchas veces si no respetamos las leyes del espíritu, las leyes de la materia, no funcionan como es debido. Pero los científicos y los expertos se rehúsan entender esa conexión entre esas dos cosas. Ahora, nosotros como pueblo de Dios tenemos que ser más sabios que ellos y entender cómo funcionan estas leyes del espíritu.

Si nosotros queremos sociedades desarrolladas, culturas prósperas, familias bendecidas, que la bendición y la promesa de Dios corra en nuestras familias, hermanos, hay leyes espirituales que tenemos que entender. Y para mi una de las leyes más hermosas que permite que las naciones se desarrollen y las sociedades, las ciudades, las iglesias, las familias se desarrollen y pueda entrar la prosperidad de Dios, está en dar, dar, adoptar una ética en toda la vida de ser generoso y de dar. Y eso tiene que ver con la gracia que es la fuerza motriz de toda la relación entre Dios y el hombre, porque todas las relaciones de Dios con el hombre es por gracia, sino nos habría destruido hace tiempo.

Y nosotros tenemos que imitar a nuestro Padre viviendo vidas de gracia, de siempre dar. Y no me estoy refiriendo solamente a dinero, aunque eso es una parte importante, pero me refiero a ser generosos con todos, hermanos, con nuestro tiempo, nuestros talentos, nuestras energías, nuestros conocimientos, y nuestro dinero y nuestras posesiones. Pero tenemos que adoptar una actitud generosa con todos. Eso incluye también el perdonar, incluye el tolerar, incluye el obviar, e ignorar las ofensas, incluye el amar al débil y preferir a la persona humilde. Todo eso es parte de ese elemento, de esa ética de dar, dar, dar. El que vive así es una persona que es bendecida.

Y muchas veces dar, y esta es en realidad lo esencial de mi meditación, tenemos que dar en la zona de la incomodidad. Si yo pudiera titular este sermón diría “Dando en la zona de la incomodidad”. En esa zona, cuando entramos en esa zona, es donde se dan los grandes milagros que Dios quiere hacer en nuestra vida. Y yo quiero sugerirte, joven, que tienes todavía toda tu vida delante de ti, tus estudios y todo eso, adopta esto como una ética de vida. abrázalo. Yo voy a ser un dador generoso. Voy a ser una persona conocida por mi generosidad y voy a ser generoso con los demás y con todo lo que yo tenga. Y voy a dar en el nombre del Señor siempre. Voy a repartir a siete y a ocho, como dice el escritor del Eclesiastés. Y en toda ocasión que yo pueda ayudar a alguien y bendecir a alguien con mis dones, mis posesiones, lo voy a hacer, siempre en el nombre del Señor, como un acto espiritual, como algo intencional. No porque me pongan presión para hacerlo, no porque yo quiera manipular a Dios haciéndolo, no porque me gusta que la gente diga ‘oh, qué persona más espléndida’, sino porque al hacerlo yo estaré entrando en un pacto secreto con mi Dios. Y aunque nadie más me vea, mi Dios me va a ver y me va a bendecir.

Eso le pasó a la viuda. ¿Por qué es que a Dios le gustan las viudas? Aquí vimos una viuda y ahora otra viuda también. La viuda que dio todo lo que tenía, ¿recuerdan?. Dice la Biblia que los ricos iban al templo y daban mucho dinero y lo metían en las arcas pero dice que había una viuda que solo tenía un peso para comprarse el café, y llegó al templo y tenía tanto amor por Dios que cogió lo único que le quedaba, su único sustento, era todo lo que tenía en el mundo, y lo echó en la urna de las ofrendas. Y ¿qué sabía ella que el Señor estaba viéndola? Porque es que Dios ve todo. Y la Biblia registra estas cosas para que nosotros entendamos algo.

Mira, no hay nada que tu hagas que Dios no lo vea. Ni aún los movimientos ínfimos de tu alma están fuera de la visión de Dios. No me pregunte cómo El lo puede hacer, porque eso es más allá de la mente, pero Dios sabe. Aún los pensamientos fugaces que te pasan en un microsegundo, Dios los registra. Y por eso es que tenemos que caminar así.

Y esta mujer no sabía que ahí estaba el Señor mirando quizás desde una escalera del templo, mirando a la gente allá abajo, cómo los ricos daban su dinero y esta viuda. Y El se tornó a sus discípulos y dijo ‘Miren, muchachos, ¿vieron esa escena? Esos ricos dan mucho dinero, pero dan del exceso que tienen. A ellos no les cuesta nada. Ellos dan, digamos, mil pesos, pero es porque tienen un millón de pesos en el banco. Y para ellos 100 pesos o mil pesos no es nada. Ellos no lo sienten. Uno dice ‘guau, dio mil pesos, imagínate de ofrenda’.

Ahora, para esta viuda esos diez pesos que ella dio, representa todo lo que ella tenía. Y eso, proporcionalmente ese millón de pesos que esos hubieran dado y Dios no necesita.... para Dios diez pesos o un billón de pesos, no es nada, porque El es dueño de todo el universo. Pero lo que a Dios le agrada es el movimiento del corazón. ¿Usted entiende? Lo que representa esa acción de preferencia a Dios, de fe en Dios, de amor militante y feroz para con Dios. Y el Señor dijo ‘Esa mujer dio más ante los ojos del Padre, que esos ricos’, porque ellos dieron en la zona de la comodidad, de lo cómodo, de lo que no les causaba dolor ni incomodidad. Eso no amenazaba su economía, no amenazaba su bienestar, no amenazaba su supervivencia, nada. Lo tenían extra allí.

Pero esta mujer se metió en la zona de la aventura, de la incomodidad, del riesgo, de la posible muerte, de la locura, y por eso al Señor le agradó la ofrenda de esta mujer más y seguramente se fue bendecida.

Hermanos, nosotros necesitamos entender eso en toda la vida, porque allí hay un gran secreto de cómo desatar la bendición de Dios en nuestra vida y cómo hacer correr el poder de Dios en nuestra vida.

Hoy en día, sin embargo, quiero hacer una aclaración, en muchos círculos cristianos el dar se ha tornado en algo como mecánico, algo que tu usas para manipular a Dios y una bella y hermosa doctrina se ha, en mi opinión, torcido y como que, se ha hecho algo burdo y áspero, cuando es algo precioso y artístico casi. Porque hoy en día se habla tanto de que el dar es como torcerle el brazo a Dios ¿no? No se si en este país se usa eso de poner el santo boca abajo. ¿Aquí se usa eso? Que cogen los santos y los ponen boca abajo hasta que le de el milagro que uno quiere que haga. Esos son cosas quizás, solamente en el Caribe, esas supersticiones.

Pero, a veces creemos que si yo hago algo bien específico, entonces Dios me va a dar. Y ¿saben qué? Yo creo que en eso hay como algo de superstición y hasta de brujería, si no nos cuidamos. Y yo se que lo decimos con buenas intenciones y lo escuchamos de otros predicadores y todo esto, pero hay que tener cuidado, porque cuando las cosas se convierten así en algo mecánico, y no salen del corazón, no salen de una ética de vida, no salen de una convicción, no salen de un estilo de vivir, no salen de un proceso de concientización a través del cual, nosotros hemos pasado, que se ha dispersado a través de todas las partes de nuestro ser y que nos llena parejo, mente, cuerpo, alma, espíritu, todo. Entonces es como simplemente coger una piedra dura y tirarla en la tierra de Dios. Mientras que lo que Dios quiere es que todo nuestro ser sea permeado por una creencia, una fe, una actitud, y entonces como producto de esa actitud, orgánicamente nosotros damos, y Dios se glorifica. ¿No se si me doy a explicar lo que estoy tratando de decir?

Que nosotros tenemos que adoptar una ética de dar constantemente, no solamente cuando yo quiero que Dios me haga algo, sino que yo de porque esa sea mi naturaleza. Que Dios me haya convertido en un dador alegre. No en una persona que da solamente cuando hay una necesidad o cuando le conviene o cuando quiere sacar algo de Dios, sino que nosotros tenemos que simplemente, el ser dador se desprenda en una forma natural de nosotros.

Como cuando vino la mujer con el flujo de sangre y tocó a Jesús, por detrás y le tocó el borde de su manto. ¿Qué pasó? Dicen que gracia, virtud, salió de El. ¿Por qué? Porque el Señor era un sanador natural, sobrenatural y natural. Es decir, de El se desprendía la sanidad. Y esta mujer al tocarlo, como el Señor encarnaba la sanidad, virtud salió de El y la sanó, y El ni siquiera lo único que fue es que sintió un escape de virtud, porque Jesús era, su espíritu, era sanidad. El dijo que el espíritu del Señor está sobre mi y me ha enviado para sanar a los enfermos, los ciegos, etc. Y entonces, así tenemos que ser nosotros, hermanos.

Debemos ser de tal manera, que cuando la gente se pegue a nosotros, se desprenda gracia de nosotros porque hayamos absorbido la naturaleza del Padre de ser dadores. Y que a veces demos cuando sea inconveniente o cuando no podamos sacar nada de ello, sino simplemente glorificar a nuestro Padre, por ser como El. Y ese es el secreto. Cuando usted aprende a dar en la zona de lo incómodo, usted va a ser bendecido en una manera extraordinaria, su iglesia va a ser bendecida. Las iglesias tienen que ser generosas también, tienen que dar.

Por eso es que a mi, mi ética ministerial, yo la encuentro resumida, y no siempre la digo, déjenme decirles, soy humano y peco como cualquier otro. Pero en Eclesiastés, Capítulo 11, creo que es, donde dice ‘echa tu pan a las aguas porque después de muchos días volverá a ti’. Y más adelante dice ‘reparte a 7 y a 8. No seas escaso’.

Hay siempre un llamado en la Biblia a no ser escaso y a repartir a 7 y a 8. Yo creo que el ministro, la iglesia, siempre tiene que estar sembrando en gente, siempre tiene que estar sembrando en proyectos y en cosas y siempre tiene que ponerse en zonas de incomodidad y dar y sembrar gracia en la ciudad y despreocuparse, porque cuando menos espere muchas de esas semillas vuelven a uno, en las maneras más maravillosas y más bendecidas.

Y nosotros tenemos que ser así, en esa manera. Jesús ejemplifica eso, en una manera máxima. El escritor de Filipenses, Capítulo 2 dice “Haya pues, en vosotros el mismo sentir”. Mire eso, Dios nos llama a tener el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús el cual siendo igual a Dios no tomó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse sino que se despojó (ahí está dar), se robó a sí mismo, se saqueó a sí mismo, y asumió forma de hombre y fue a la muerte, y no cualquier muerte, sino muerte de cruz. El Señor fue generoso, se hizo hombre y no solamente hombre, sino un hombre pobre y no solamente hombre pobre sino un hombre perseguido, y no solamente perseguido sino un hombres asesinado, y no solamente asesinado sino torturado.

Porque cuando le dio al Padre, le dio con generosidad, y cuando nos dio a nosotros, nos dio con generosidad. ¡Y qué maravilloso que no se queda ahí! Sino que dice “.... por lo cual Dios lo levantó, lo exaltó hasta lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo nombre para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla que está en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra.”

Todo comenzó dando. Dice “por lo cual Dios”, porque El se dio, porque El dio generosamente, porque El se incomodó, porque se despojó, porque hizo algo loco que nadie puede entender racionalmente, por esa razón Dios lo levantó hasta lo sumo. Su exaltación fue inclusive más grande que su rebajamiento. Su enriquecimiento fue mucho mayor que su empobrecimiento auto inducido.

Y así esa dinámica, hermana, hermano, se cumple en todo ser humano que adopta la actitud y el comportamiento de Jesús en su vida. Si tu vives como una persona que se da y que da siempre, tu también vas a experimentar en tu vida esa bendición de Dios que te va a ir levantando poco a poco, va a levantar a tus hijos, va a levantar a tu economía, va a levantar tu mente, va levantar tus emociones, va levantar tu matrimonio, va levantar a tu iglesia, va levantar a tu ciudad.

Eso es increíble, es un misterio. Pero es en ultima instancia, es el misterio de la cruz. Que en la cruz, el instrumento más feo, más terrible, más cruel que se haya inventado el hombre para torturar a un ser humano, la cosa más tétrica que existe, ahí en eso hubo vida. En el Señor subirse a la cruz y despojarse a sí mismo y sentir el pecado, El que nunca lo sintió en su ser, ser desangrado, ser imposibilitado de moverse, allí en eso, dice que despojó a los principados y a las potestades. El poder de Dios estaba como nunca manifestado en la impotencia de ese sacrificio.

Y eso pasa, cuando nosotros nos robamos a nosotros mismos, cuando nos crucificamos en el egoísmo que es lo natural de la carne. La auto preservación es el instinto más poderoso que hay en el individuo. Cuando usted viola el instinto biológico más poderoso de todos, que es el instinto de usted auto preservarse de mantener su comodidad, mantener su permanencia, su supervivencia, sus pertenencias, cuando usted va en contra de ese principio carnal, terrenal, diabólico del egoísmo, usted está entrando, entonces en la zona de lo divino, donde Dios puede hacer milagros en su vida. Al usted subirse a la cruz por medio de un acto de despojo personal y de preferencia de otro, usted está, en ese momento, entrando en la misma dinámica que entró Cristo Jesús, y lo mismo entonces se va a cumplir en su vida. Porque así como El también fue levantado por auto despojarse, así también usted será levantada por auto despojarse, por robarse a sí mismo para darle a otro.

¡Qué maravillosa es la sabiduría del Señor! Fluimos entonces, en la misma dinámica. En este siglo XXI Dios quiere hacer grandes cosas a través de las iglesias. Y las iglesias, para poder hacer lo que Dios quiere que haga, van a necesitar plantas físicas de calidad, van a necesitar buenos sistemas de sonido, van a necesitar aparatos electrónicos para predicar el Evangelio, van a necesitar pastores y pastoras en el área de la consejería, de la juventud, de los niños, de los servicios sociales. Van a tener que servir a la comunidad allá afuera y dar a gente que no va a poder reembolsarle lo que dan. Van a tener que ser generosos en la ciudad. Van a necesitar pastores bien preparados que van a necesitar también su salario, porque el obrero es digno de su salario ¿si o no?

¿Y de dónde va a salir todo ese dinero para conquistar las naciones? ¿De dónde van a salir los recursos y los talentos para crear una iglesia poderosa que pueda servir como un arma de guerra para conquistar la ciudad y la sociedad? Va a salir de nosotros ¿si o no? Dios no va a enviar, Dios no va a hacer llover dinero del cielo. El podría hacerlo si le da la gana, lo crea a montones, nos hunde en dinero. Pero Dios no obra así.

Anoche mismo mientras yo predicaba vimos que el Señor hubiera podido, si hubiera querido, magnificar su voz sobrenaturalmente y predicarle a la multitud que se agolpaba sobre El por medio de un proceso sobrenatural. Pero El no lo hizo así ¿verdad que no? Miró y buscó a un hombre que se llamaba Pedro y le pidió que le prestara su barca, su posesión, su propiedad para usarla, para bendecir a la multitud.

Y Dios se glorifica en que su criatura, su iglesia le preste su dinero, sus talentos, su tiempo para El llevar a cabo la redención de la humanidad y avanzar su plan histórico. El podría hacerlo sobrenaturalmente, pero Dios hace las cosas siempre en sociedad con sus hijos, con sus profetas. Pero lo maravilloso es que el Señor dice ‘miren, Yo quiero que ustedes hagan esto como un símbolo de su adherencia a mi, de su fe en mi, pero cuando ustedes hayan dado Yo me comprometo, entonces, para bendecirlos mucho más allá de lo que ustedes han dado’. Entonces resulta que lo que damos es más bien una inversión, más que un sacrificio. Pero la manera en que su iglesia va a prosperar es cuando ustedes, cuando todas las iglesias y los feligreses aprendamos a darle generosamente al Señor en la zona de la incomodidad.

Ustedes están sentados aquí ahora mismo en un ambiente que evidentemente es mejor de lo que tenían, como dijo el pastor, hace unas cuantas semanas. Se ve muy bonito este ambiente aquí, las cortinas, el techo que les cubre. Ya están tomando, más y más forma de iglesia. Ahora, ¿cómo se dio esto? Hay aquí personas que aportaron sus conocimientos, aportaron dinero, ¿verdad que si?, aportaron tiempo. Cuando yo llegué aquí el jueves por la noche, había hermanos trabajando a esa hora. Yo veía a los pastores sudando la gota gorda para poder terminar algunas cosas para que estuviera listo todo para el viernes. Y ahora nosotros estamos aquí sentaditos, con abanicos que están refrescándonos, pero detrás de todo eso, hay sudor, hay gente que se dio, hay gente que dio. Algunos aportaron talentos, otros hermanas cocinaron para los que estaban trabajando. Algunos trajeron refrescos, otros dieron dinero para las vigas. Unos dieron conocimiento y mano de obra y todos trabajaron para que esté edificado esto.

Y muchas veces las congregación vienen a los lugares, se sientan sobre alfombras y sillas cómodas y miran ambientes muy hermosos y ven músicos tocando, y el sonido siendo magnificado a través de un sistema muy elegante. Pero todo eso ha sido posible, no porque Dios enviara dinero del cielo, sino porque gente se atrevió a dar, muchos de ellos en la zona de la incomodidad, sacrificialmente. Si queremos iglesias poderosas, iglesias que hagan la obra del Señor necesitamos gente generosa, generosa de corazón.

Si usted busca en los grandes proyectos de la Escritura, por ejemplo la construcción del tabernáculo, los diferentes templos, siempre habla de gente, los generosos de corazón. Busquen, si usted tiene una buena concordancia, busque la palabra generoso y entonces esa concordancia es limitada. Una concordancia es esas de las grandes, no abreviada y usted va a encontrar que hay muchas referencias a los generosos de corazón que dieron para la construcción del tabernáculo o del primer templo o del segundo templo, etc. y yo siempre he dicho, yo quiero pertenecer a esa casta selecta de hombres y mujeres que se llama los generosos de corazón.

Las iglesias avanzan y crecen por medio de la gente generosa de corazón, hermanos. Se han hecho muchos estudios acerca de las iglesias y hay una ley que gobierna generalmente en muchas áreas de la humanidad, y es la siguiente: en la mayoría de las iglesias, el 20% de la gente da el 80% del dinero. Yo sospecho que si analizamos aquí, es así, y en la mayoría de las iglesias es así.

Hay un grupo de personas que se destacan por ser generosos y porque Dios los ha bendecido. Pero a veces uno se pregunta ‘bueno, ¿qué viene primero el huevo o la gallina? ¿Son bendecidos porque son generosos o son generosos porque son bendecidos? Yo creo que generalmente la persona generosa va a ser bendecida. Y yo he visto eso continuamente que en la iglesia hay una correlación, que Dios bendice a las personas que son desprendidas, que son dadivosas, que siempre son los primeros en decir presente, cuando hay una necesidad y cuando hay un proyecto que se va a llevar a cabo.

Entonces, yo digo, hermano, se tu de ese 20% escogido. No te recuestes sobre la generosidad de los demás. Da según tu capacidad y da inclusive más allá de tu capacidad. En la Biblia, en Segunda de Corintios en el Capítulo 8 habla acerca de los de Macedonia. En el versículo 1, Capítulo 8 dice, “....asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia”.

Mire eso, la gracia de Dios cayó sobre ellos y por lo tanto dieron. El dar es una gracia, inclusive de Dios. “.... que en grande prueba de tribulación la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad”.

¿Saben qué? Hay personas que dicen, ‘yo soy demasiado pobre para diezmar. Yo tengo demasiada necesidad. Eso lo puede hacer la gente que tiene dinero’. No estás entendiendo algo, si tu razonas de esa manera. Lo que Dios pide que tu des el 10% de lo que tu tienes, no de lo que no tienes. Ok. El que tiene mucho viene y da un 10% de lo mucho que tiene, el que tiene muy poco dinero da un 10% de lo muy poco que tiene.

Y esta gente, los macedonios, dieron, no porque eran ricos, sino dice “que de su profunda pobreza abundaron en riquezas de generosidad”. Mire qué alabanza tan grande tiene esta gente. Dice “... pues doy testimonio de que con agrado.....”, dice la Biblia que Dios ama al dador alegre. Cuando tu des, no des mirando ese dinerito que se te va así con una tristeza terrible, viendo los pesos cobrar alas e irse. No, da con corazón alegre. Da con un corazón atrevido. Da un grito de ¡Aleluya! aunque no te lo creas ni tu mismo.

“...... han dado conforme a sus fuerzas, con agrado, y aún más allá de sus fuerzas”. La gente dice ‘bueno, qué es esto del diezmo. Hay que dar, no hay que dar. Yo no creo en el diezmo porque eso es del Antiguo Testamento.’ Bueno, pongamos por un momento que sea así, que el diezmo era solamente para el Antiguo Testamento. Aquí yo veo algo interesante es que Dios alaba, en el Nuevo Testamento, Dios siempre alaba ¿a quienes?, a los que han dado más allá de sus fuerzas. Por eso alabó a la viuda, por eso alabó a los macedonios, por eso se alabó a Jesucristo. Siempre que Dios alaba a alguien que da, alaba a la persona generosa.

Pablo dice “el que siembra generosamente, cosechará generosamente”. Entonces, la pregunta es, bueno, no es el diezmo. Si tu no crees en el diezmo entonces ok, yo te voy a proponer algo. Da, como dice la Biblia, según tus fuerzas y más allá de tus fuerzas. ¿Saben qué? Van entonces a tener que dar más que el diezmo. Yo prefiero mejor quedarme con el diezmo que tener que dar más allá de mis fuerzas continuamente. Escoge lo que tu quieras, escoge dar según el diezmo o dar más allá de tus fuerzas.

Si tu eres honesto, generalmente, la persona que se resiste a dar el diezmo se resiste, porque eso es más allá de mis fuerzas. Y Dios te dice ‘bueno, tienes que dar más allá de tus fuerzas’. Así que es imposible escaparse, hermanos. Dondequiera que tu te quieras esconder, allí te sigue la palabra del Señor, en este caso. No lo digo para que te sientas mal, o quizás sí para que te sientas mal. Porque quiero animarte a ir más allá de lo cómodo. La gente no entiende que nos empobrecemos, frenamos el fluir de la gracia de Dios cuando estamos calculando y contando las cosas para con Dios, cuando Dios nos ha dado todo.

Y Dios lo que quiere es que nosotros seamos generosos con El, que seamos alegres en dar, que seamos casi locos en dar, porque cuando hacemos así abrimos el corazón de Dios y Dios hace llover la bendición hasta que sobreabunde sobre nuestras vidas. Y así pasa con todo. Cuando tu tienes que perdonar, perdona generosamente, no perdones y después busques una manera de serrucharle el palo a la persona que te hizo el daño. No, perdona y olvídalo.

Uno a veces dice ‘yo perdono, pero no olvido. No, perdona y olvida si es posible. Que te de amnesia y ni siquiera recuerdes lo que pasó. Hay hermanos a veces que vienen a donde mi y dicen ‘pastor, perdóneme,’ como hace poco una señora vino ‘perdóneme porque una vez usted me prestó 700 dólares y yo.....’ la señora estaba en una situación de crisis y era una miembro de la iglesia y vimos que era una causa necesaria y justa y ella dijo que se lo prestaran. Yo ya he aprendido que cuando hay hermanos que me piden prestado, yo se que lo veré cuando Cristo venga o en el otro reino. Se lo di, se lo dimos al dinero y ella vino después como 3 años después, también pidiéndome disculpas porque se había ido de la iglesia. Y yo dije ‘hermana, la verdad es que yo no recuerdo’. Yo ni me acordaba que le habíamos dado dinero ni nada, ni cosa por el estilo, porque es que cuando uno da, hermanos, uno tiene que ser generoso y uno tiene que vivir esa ética. Y ¿saben qué? La bendición llueve sobre tu vida.

Se generoso con el perdón. Se generoso con bendecir a otros. Se generoso con animar a otros. Cuando tu veas algo bonito que alguien hace, se generoso en darle una palabra de ánimo. Cuando tu ves que alguien hace algo que lo avergüenza en su imagen, se generoso en voltear la mirada, y hazte que no viste nada, en vez de ir por allí a anunciárselo a los demás: ‘ay, tu sabes lo que hizo fulanito, que esto y que lo otro.....

En la Biblia hay la historia de uno de los hijos generosos, creo que fue Sem que vio a su padre borracho, tirado en el piso. Noé cometió un error, se emborrachó, y ¿qué hizo Cam? Fue a decirle a los hermanos a ver a papá tirado allí en pantaloncillos, desnudo completamente. Mira qué ridículo se ve. Y dice la Biblia que Sem, no queriendo deshonrar a su padre, cogió un vestido y caminó de espaldas para no ver la desnudez de su papá y le echó el vestido encima a su padre. Y cuando Noe vino en sí, maldijo a Cam y bendijo a Sem por su generosidad, porque quitó la mirada de la vergüenza de su padre. Y Sem, de ahí vienen los Semitas, que son los hebreos, el pueblo bendecido de Dios. Y Cam, de ahí vienen los Cananitas, que fueron el pueblo maldecido por Dios, que Dios los sacó de la tierra prometida y se la dio a los hebreos, siglos después de que pasó ese acto.

Cómo un acto de generosidad bendijo a un linaje y cómo un acto de mezquindad maldijo un linaje. Porque el mundo espiritual gobierna el mundo material. Cuando nosotros nos movemos, hermanos, en la generosidad para nuestras iglesias, para con Dios, para con nuestros hermanos, cuando damos sabiendo que mi Padre está mirándome. Ese es el secreto en mi vida y debe ser en la vida de usted.

Yo siempre veo a Dios mirándome. Si yo bendigo un niñito, si le rindo reverencia a un anciano, por más humilde y mal vestido que esté, Dios lo que yo hago en secreto, me lo recompensa en público. Porque hay que adoptar una ética de generosidad, de dar en cualquier manera que sea necesario.

Ustedes, con esto ya concluyo, han visto lo que pasó con Elías y la viuda de Sarepta. Dios quería bendecir a su profeta. El arroyo de Querit se había secado, donde Dios lo había dado agua y había mandado cuervos para que lo alimentaran. Y yo siempre veo algo aquí, yo digo, el Dios que hizo que el cuervo le trajeran pan y carne a Elías, ¿no podía que el arroyo brotara de nuevo después que se secó? ¿si o no? Uno se pregunta ‘bueno, como es que funcionan estas leyes del espíritu.

Pero yo creo que Dios permitió que se secara el arroyo, y suspendió el envío aéreo de comida a Elías porque El quería bendecir a la viuda. Y quería dejar establecido un principio para que su pueblo aprendiera cómo desatar la bendición de Dios en sus vidas, y entonces Dios dice ‘mira yo he mandado a una viuda en Sarepta que te dé de comer. Vete allá y vas a recibir comida mientras dure –había una gran hambre en la tierra porque había sequía-. Y Elías va a esa ciudad, que ni siquiera era una ciudad judía y allí encuentra a una mujer en extrema carencia. Por eso es que yo digo que era una situación depresiva. La mujer solo le quedaba un puñadito de harina y un poquitito de aceite y unos cuantos pedacitos de leña, y ya ella iba en ese momento a hacer su última comida para echarse a morir porque ya no había más nada en toda la tierra.

¿Por qué es que Dios escoge las situaciones más extremas? Muchas veces para mostrar su poder y es porque El quiere establecer leyes, de que no es conforme a la fuerza del hombre, sino con el poder de Dios. Y entonces Elías llega allí, a una viuda primeramente, y después a una viuda miserable y pobre y le ordena a esa viuda que le dé de comer, espiritualmente lo ordenó. Es decir, ya era imposible que era viuda se negara porque Dios había dado una orden. O bueno, yo creo que era posible, en un sentido. Ella tenía la opción de escoger si, si o no, pero Dios ya sabía lo que iba a pasar.

Entonces, cuando Elías llega allí, fíjese que Elías le dice ‘dame un poquito de agua’, y ella enseguida va y le busca agua. Le busca agua tan espontáneamente, sin decirle nada, porque tenía bastante agua. Ese no era su problema. Tenía bastante agua para durarle probablemente por algún tiempo.

En ese momento ella estaba dando de la zona de la comodidad, como nosotros cuando le damos al Señor esa monedita que no necesitamos y que después de todo podemos sobrevivir sin ella. No nos hace mella en la economía familiar.

Entonces ella se va muy espontánea, muy servicial a buscarle agua, y el profeta Elías, como quien no quiere las cosas, le dice ‘mire, hazme un favor, antes de eso, si puedes búscame una tortita por ahí para yo comerla, que tengo hambre.’ Y dice, ‘ah, ahí sí que no te puedo ayudar... porque lo único que tengo es este poquito para mi y para mi hijo y después de eso, es más nos vamos a echar a morir’. Y miren lo que Elías le dice ‘mira, no te preocupes por eso, dame a mi (por eso yo les digo a ustedes, repitan dame a mi ¿qué?) primero, dame a mi primero y luego haz para ti y para tu hijo, y tu vas a ver que nunca te va a faltar ni el aceite ni la harina.’

Elías estaba allí estableciendo un principio espiritual que nosotros ahora extraemos de la Escritura y lo aplicamos en el siglo XXI y que va a bendecir a Mérida, va a bendecir tu vida, va a bendecir tu economía, tus hijos, tu familia. Cuando la viuda le creyó a Elías, los profetas de Dios, los pastores estamos hablándoles continuamente a las congregaciones, y diciéndole a las congregaciones lo mismo. Dale a Dios primero. Dale a Dios las primicias de tu economía. No esperes a que hayas pagado todas las cuentas y que hayas comprado la ropa de tus hijos y que todo esté bien, para entonces comenzar a darle al Señor. Eso no es las primicias, eso el las ‘ultimicias’. Muchos cristianos somos expertos en las ultimicias pero no en las primicias.

Dios siempre dice ‘dame a mi primero’. Dios quería meter a esta mujer en la zona de la incomodidad. Porque es en esa zona donde se desata el corazón de Dios, donde fluye la bendición, donde fluye la gracia. y es ahí donde nosotros tenemos que aprender a darle a Dios y a darle a los demás. Cuando esta mujer obedeció al espíritu de Elías, y el principio espiritual, se desató la bendición y la prosperidad. Y dice la Biblia que “el aceite no menguó ni el aceite escaseó en todo el tiempo que Elías estuvo con ella”, hasta que terminó el hambre en el país.

Y fíjese que después de eso su hijo tuvo un infarto o lo que sea, se murió y como Elías estaba allí, revivió a su hijo también. Porque la bendición de los padres se extiende a los hijos. ¿Tu quieres que tus hijos sean bendecidos en el futuro? Si tu quieres una familia próspera, hijos bendecidos, si queremos un Mérida prosperado, un México bendecido, vamos a llenarlo de gente generosa para con Dios, vamos a llenarlo de gente que no tenga agarre ni frenos en la generosidad para con Dios. Vamos a tener gente que diga que en la casa del Señor no falte nada. Que tengamos una iglesia, que cuando haya una necesidad, siempre haya unos cuantos generosos de corazón que digan ‘Pastor, vamos adelante en el nombre del Señor, yo le respaldo’. Siempre y cuando las cosas se hagan dentro del orden de Dios para edificar el Reino de Dios. Si queremos una iglesia próspera, una iglesia que pueda hacer todo lo que necesita, por eso el Señor dice que no falte alimento en mi casa, queriendo decir, el alimento es la provisión para lo que una iglesia necesita para llevar a cabo sus proyectos.

Dios no quiere que le falte nada en su casa y eso descansa sobre cada uno de nosotros. Yo les puedo decir por experiencia personal, mis amados hermanos, que eso funciona. Si tuviera otra ocasión en algún momento de predicarles más podría hablarles de testimonio tras testimonio de cómo yo he visto la bendición de Dios en mi vida dar generosamente. Y es algo que tu puedes practicar.

Cuando yo comencé a diezmarle al Señor era el tiempo más frágil de mi vida, y el Señor .... yo dije ‘bueno, si la Biblia habla de darle al Señor generosamente, yo le voy a dar generosamente. No importa que sea ahora o mañana o cuando sea’. Yo les puedo hablar de cómo el Señor desató bendición material sobre nuestra vida. yo era estudiante graduado, no estaba trabajando así a tiempo completo. Mi esposa estaba estudiando también, y sin embargo el Señor desató una provisión increíble en nuestra vida en ese tiempo. Y el darle al Señor, mi profesión y todo lo demás, ha desatado una bendición tan grande en nuestra vida en tantas maneras, porque hay que darle al Señor en todas las áreas: dinero, profesión, intelecto, tiempo, energías, perdón, gracia, todas las cosas hay que repartir, repartir, repartir. Dar generosamente y no te preocupes, siembra, pon más de tiempo a través de toda tu vida y tu verás cómo siempre vas a poder cosechar. Lo que sembraste aquí, se tomará un tiempecito, pero hace ya un tiempo que tu sembraste por allá, entonces puedes recoger de esto y después de lo otro y siempre vas a tener matas que van a estar creciendo y dando frutos. Siempre, siempre, siempre.

La bendición va a fluir en tu vida continuamente. Así que el Señor te dice hoy ‘entra en la zona de la incomodidad’. Se generoso con los demás. Se generoso con Dios. Se generoso con tu iglesia y serás grandemente bendecido. Amen.

¿Cuántos reciben esa palabra ahora mismo en su espíritu? Gloria al Señor. Gloria al Señor. Vamos a adoptar una ética de generosidad en nuestras vidas. Padre, creemos en un Dios fiel que se compromete con sus hijos y Tu eres un dador por excelencia y ya Tu nos has dado lo máximo que es tu hijo, Jesucristo, y nosotros cualquier cosa que te demos será mínimo, simbólico, comparado con lo que hemos recibido de Ti. Así que Señor nos comprometemos ahora como iglesia a dar siempre, a ser dadores alegres en todas las dimensiones de la vida y creemos, escogemos creer que Tu nos vas a bendecir, que Tu nos vas a llevar a nuevas alturas.

Padre, yo declaro un espíritu de prosperidad sobre esta congregación, sobre sus pastores, sus líderes y establezco esta iglesia como un foco de bendición en esta comunidad que ha de bendecir y establecer su sabor alrededor de toda esta ciudad. Y pido que desates el corazón de tus hijos, Señor, en esta tarde. Que ellos puedan entender estas leyes del espíritu. Que desaten la prosperidad de sus familias, de sus iglesias, de sus comunidades. Padre, tu lo has prometido y nosotros sabemos que tu serás fiel para cumplirlo. Alabamos tu nombre porque nunca nos has fallado, Padre. Siempre has cumplido lo que te propusiste en nuestras vidas. Corra tu bendición y corra tu prosperidad en este pueblo, Señor. Y a ti daremos siempre la gloria, la honra y el honor. Gracias Jesús. Amen. Amen. Denle un gran aplauso de fe al Señor ahora. Gloria a Dios. Amen.