23 agosto 2009

Jueces 7:7 Otra visión

Ayer usé una Biblia en inglés ya que el servicio iba a ser transmitido por la radio y le dimos un poco más de énfasis al inglés. Ahora por lo menos tengo un poquito más de libertad para hacerlo directamente al español y en Libro de los Jueces, Capítulo 7, vamos a ir a los versículos 9 al 23.

Dice allí “entonces Jehová dijo a Gedeón: “con estos 300 hombres que lamieron el agua os salvaré y entregaré a los madianitas en tus manos y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar. Y habiendo tomando provisiones para el pueblo y sus trompetas, envió a todos los israelitas cada uno a su tienda y retuvo a aquellos 300 hombres y tenía el campamento de Madián abajo, en el valle. Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: Levántate y desciende al campamento porque Yo lo he entregado en tus manos, y si tienes temor de descender, baja tu con Fura, tu criado, al campamento y oirás lo que hablan y entonces tus manos se esforzarán y descenderás al campamento.

Y él descendió con Fura, su criado, hasta los puestos avanzados de la gente armada que estaba en el campamento y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente, estaban tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables, como la arena que está a la ribera del mar en multitud. Cuando llegó Gedeón he aquí que un hombre estaba contando a su compañero un sueño, diciendo: he aquí yo soñé un sueño. Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián y llegó a la tienda, es decir a la tienda principal del general, y la golpeó de tal manera que cayó y la trastornó de arriba abajo, y la tienda cayó.

Y su compañero respondió y dijo: esto no es otra cosa sino la espada de Gedeón, hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento. Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación adoró y vuelto al campamento de Israel dijo: Levantaos porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos. Y repartiendo los 300 hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en sus manos y cántaros vacíos con teas, es decir antorchas, ardiendo dentro de los cántaros, y les dijo: miradme a mi, y haced como hago yo. He aquí que cuando yo llegue al extremo del campamento, haréis vosotros como hago yo. Yo tocaré la trompeta y todos los que estarán conmigo, y vosotros tocaréis entonces las trompetas alrededor de todo el campamento y diréis: por Jehová y por Gedeón.

Llegaron pues Gedeón y los 100 hombres que llevaba consigo al extremo del campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los centinelas y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos y los 3 escuadrones tocaron las trompetas y quebrando los cántaros, tomaron en la mano izquierda las teas y en las derecha las trompetas con que tocaban y gritaron: “por la espada de Jehová y de Gedeón”, y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento. Entonces todo el ejército echó a correr, dando gritos y huyendo y los 300 tocaban las trompetas, y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento y el ejército huyó hasta Betsita, en dirección de Zerera y hasta la frontera de Abelmehola en Tabat, y juntándose los de Israel de Neftalí de Aser y de todo Manasés siguieron a los madianitas.” Bendiga el Señor su santa palabra.

Yo espero que si usted no tenía su Biblia pudo seguir la cronología de este relato. Es un relato fascinante de guerra. Yo no se por que no se ha hecho una buena película con Gedeón como personaje principal, porque la verdad es que es una figura tremendamente interesante y se presta mucho toda su biografía a muchas cosas bien dramáticas. Y es como una destilación, una condensación de muchos temas que vemos a través de la Escritura.

A mi me encanta este pasaje y he predicado anteriormente sobre la vida de Gedeón porque Dios, como ustedes saben, registra en la Escritura estos relatos históricos porque no solamente para que queden allí registrados para el interés del historiador, sino sobre todo para un propósito práctico y usted sabe cuál es ¿verdad? Es que usted al leer estos pasajes, pueda entender cómo Dios ha obrado en tiempos antiguos porque El obra de la misma manera a través de toda la historia, lo cual quiere decir que así como obró en aquel tiempo, también puede obrar hoy en tu vida. No solamente eso, sino que también Dios quiere que tu al estudiar estos pasajes puedas extraer de ellos los principios espirituales que tu necesitas para poder desencadenar el poder de Dios a favor de tu propia vida, y lo que vemos aquí es una escena de gran desventaja y de gran crisis.

Israel, si usted lee todos los Capítulos anteriores, ha estado bajo el poder y el dominio de un ejército muy poderoso, una nación que cuando le da la gana, entra, saquea la nación, se lleva todo lo que quiere llevarse y los deja pobres y vuelve después unos años más adelante y vuelve y hace lo mismo con total impunidad, porque los judíos son demasiado débiles para hacer nada al respecto. Dice la palabra que el pueblo de Dios se había prostituido detrás de la idolatría, habían pecada sistemática, repetitivamente contra el Señor y Dios suelta esta plaga militar contra ellos para advertirles y confrontarles acerca de sus caminos, la manera en que están obrando con El. A través de toda la historia Dios hizo lo mismo con Israel. Siglo tras siglo, los judíos se pervertía y Dios enviaba juicio sobre ellos y entonces los judíos se arrepentían porque sufrían y veían el fuego que estaba cayendo sobre ellos, se arrepentían, clamaban a Dios, Dios enviaba profetas que los confrontaban y entonces enviaba a alguien que los liberaba. Venía un tiempo de prosperidad y de libertad y volvía otra vez el mismo ciclo y se repetía cada vez, y esto es lo que está pasando en este momento.

Dios ha enviado a los amalecitas, a los madianitas y a otros grupos de tribus para atacar a Israel y mantenerlo débil, porque muchas veces Dios envía juicio y envía castigo, no porque a Dios le guste el castigo sino porque nos ama y quiere a través de la prueba nosotros recapacitemos y busquemos de Dios y nos arrepintamos. Y como esta nación, hoy en día está en algo parecido, y la iglesia de Jesucristo que Israel es un tipo de la iglesia, mejor dicho, lo que fue cierto para Israel, es cierto para los hijos de Dios también. Y nosotros leemos estos pasajes porque aquí hay lecciones de vida espiritual para nosotros también.

Y vemos aquí lo siguiente, que hay una situación de gran desventaja entonces. Israel está rodeado por el enemigo y ha enviado a este hombre inexperto en la guerra para que libere a su pueblo. Y yo trazo un paralelo a lo que está pasando hoy en día aquí en EEUU, y no solamente en EEUU, sino en todo el mundo occidental, con respecto a la iglesia de Jesucristo. En la misma manera nosotros, la iglesia de Jesucristo en este tiempo, en esta nación se encuentra en una posición de desventaja. Nosotros también, hermanos, estamos rodeados por poderes, por corrientes políticas, culturales que son contrarias a los intereses de la iglesia y del Reino de Dios. La iglesia cristiana en EEUU está débil así como también lo está en todos los países de Europa, en Australia, en Canadá. El Evangelio está perdiendo terreno. Cada día la palabra de Cristo es menos escuchada. Iglesias se mueren a diestra y a siniestra en Massachussets, cierran sus puertas. Hay muchos pastores desanimados, con congregaciones mínimas, pequeñas. El promedio del tamaño de una iglesia en Massachussets creo que es como de 50 personas a lo máximo. Hay un debilidad tremenda. La gente mira al cristianismo con gran escepticismo y muchas veces con hostilidad.

Los pastores son vistos en una forma negativa. El Evangelio cada día quieren relegarlo más y más al salón más remoto de la cultura. Y hoy en día el Evangelio, cuando no es contrariado y recibido con oposición, es simplemente visto en una forma ridícula y como si simplemente no importara. Vemos aquí en Massachussets todas las corrientes que hay ahora mismo en función que muestran que la iglesia como que ha perdido su poder y todo sugiere que en los próximos 15, 20 años, si no hay una intervención poderosa de Dios, las cosas continuarán yendo de peor en peor. Y eso se repite en todo el mundo occidental donde la industrialización, la tecnología, la razón, la cultura ha penetrado en los valores de una sociedad tremendamente secular, gobernada por los valores de la ciencia y no del espíritu, cada día se aleja más y más de los valores que Dios ha declarado a lo largo de su palabra.

Hoy en día la gente dice: bueno, si tu quieres ser cristiano, eso es asunto tuyo. Vive tu vida cristiana en tu mundo privado pero no pretendas que los valores de tu cristianismo penetren en el ámbito general de la sociedad, digamos, en las artes, o en el gobierno, o en el mundo de los negocios, o en el mundo de la ciencia o del conocimiento. Se supone que en esos lugares la iglesia simplemente se quede callada. Y cada día nosotros nos vemos como más y más cercados alrededor por una fuerza que no podemos entender que va como reduciendo la vitalidad del pueblo de Dios.

Por eso es muy fácil que la iglesia se sienta como se sintió Gedeón cuando vino el ángel y se le apareció mientras él estaba tratando de cultivar el trigo y prepararlo para el uso que se le quería dar, escondido para el enemigo no lo viera, para que no vinieran a robárselo, y el ángel se le aparece y le dice: Dios está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón dice: bueno, pero si está con nosotros, ¿por qué estamos en esta condición tan terrible? ¿por qué estamos tan aislados, y qué pudo yo hacer si yo soy el más pequeñito de una tribu pequeña en una nación que está bajo opresión. Gedeón ha sido tan abatido por la fuerza del enemigo que él no puede creer que Dios pueda estar con él o que pueda estar con su nación para librarla del yugo. Y así yo creo, que nos sentimos muchas veces aquí. ¿cuántos si examinan verdaderamente su subconscientes, cristianos, es decir, no se sienten que están en un mundo que cada día se va más y más alejado de la fe, nos sentimos como asediados, como que estamos en un castillo y alrededor escuchamos los gritos de un gran ejército que quiere destruir y meterse por las puertas y comernos vivos. Nos sentimos en oposición, cercados, en lucha, contra poderes más grandes que nosotros.

Bueno, hermanos, yo quiero decirles que Dios tiene buenas noticias para nosotros y que Dios tiene bendición para su pueblo. Dios quiere enseñarnos cómo hacer la guerra, y por eso es que yo salté a este punto aquí donde ya Gedeón está listo para entrar en la batalla. Y lo que vemos aquí es que Dios le da a Gedeón unos principios que él puede usar para hacerle la guerra al enemigo y esos principios nosotros también los debemos que usar en nuestro tiempo.

Yo quiero compartir, así rápidamente, cinco elementos que compartí esta mañana que nosotros debemos usar como cristianos para llevar la batalla al enemigo. Y no solamente eso, yo diría hermanos que aún para cualquier situación en tu vida hay algo que Dios puede hacer a través de esta enseñanza. Es una enseñanza más bien dirigida a la iglesia de Jesucristo, al ejército que Dios quiere levantar. Dios quiere traer avivamiento a nuestra comunidad. Ahora mismo mientras yo miro, yo veo este lugar completamente lleno y gloria a Dios por eso, pero ¿saben qué, hermanos? Yo miro multitudes, yo miro este escenario multiplicado 5, 10, 15 veces. Eso es lo que a mi me interesa, hermanos. Y ¿saben qué? No es porque yo quiera ver un grupo grande de gente, sin que eso me de algún tipo de masaje a mi ego, es porque yo se que cuando el Evangelio entra a las vidas y a las familias, transformaciones suceden, cadenas son rotas, las familias son bendecidas, matrimonios son sanados, asperezas son suavizadas, hijos son reconciliados con sus padres. Hay esperanza que surge para una comunidad, hay sanidad y por eso es que no podemos permitir que los valores del Evangelio sean aislados y metidos en un cajón para ser olvidados, porque esa es la única esperanza para esta sociedad, hermanos.

Los científicos, los sociólogos, los educadores, los intelectuales tienen algo que decir, pero yo les digo, hermanos que la solución a los problemas de nuestras ciudades, nuestras comunidades solamente está en los valores del Reino de Dios. En esa palabra que está allí cuando es aplicada en una forma verdadera, y por eso es que es importante que nosotros aprendamos a usar estos principios y que se los transmitamos a otros, porque Dios quiere darnos una tremenda cosecha para el Evangelio.

Hermanos, me salgo un poquito del hilo, pero tengo un gran sentido de urgencia para que Dios nos permita construir nuestro nuevo templo. Hace meses que no he mencionado mucho de eso porque estamos haciendo algunas negociaciones y todo eso, oren, una de las cosa que necesitamos es la confirmación del préstamo que necesitamos para hacer este templo que va a costar bastante y ahora mismo los arquitectos, los ingenieros están diseñando los planos. Nuestro gran deseo es que el año que viene, hacia el final del año a más tardar, nosotros estemos comenzando a construir nuestro templo, porque yo se que necesitamos un lugar más grande, porque la cosecha que viene es inmensa. La cosas que Dios quiere hacer en este tempo son tremendas. Ahora mismo nosotros estamos en el borde de un avivamiento. Dios quiere traer una visitación bien grande y una cosecha de almas sin precedentes y tenemos que estarnos prepararndo.

Dios está preparando esta congregación. Dios está removiendo las aguas. Usted siente una intensidad mayor en la adoración. Usted siente vida que estás siendo tocadas, y yo quiero que todos ustedes sean parte de un gran milagro que Dios quiere traer a Massachussets. Dios va a usar a los pobres, Dios va a usar a los que no hablan inglés, Dios va a usar a las amas de casa, Dios va a usar a los ignorantes, Dios va a usar a los que no tienen grandes finanzas y El se va a glorificar con instrumentos que van a poner en vergüenza a los grandes y a los poderosos de la tierra. Pero lo que tenemos que hacer es aprender las técnicas de la guerra, aprender cómo llevar la batalla al enemigo, cómo presentar un Evangelio poderoso, un Evangelio lleno de vida, un Evangelio que es esperanza, un Evangelio que es gozo.

Tenemos que decirle al Señor; Padre, lléname a mi primero. Sáname a mi primero. Sana mi hogar primero. Pon tu vitalidad, pon tu gozo en mi, pon tu conocimiento en mi, para que cuando la gente me mire diga: yo quiero eso que esa persona tiene. Primero tenemos que pedirle al Señor, sana nuestros hijos, sana nuestras familias, sana nuestra mente, sana nuestras emociones, sana nuestras relaciones, entra, Señor en las estructuras de mi vida, de mi familia, de mi casa y hazme entonces una muestra de la vida abundante que Cristo puede darme. Yo miro a muchos de ustedes y yo se lo que está pasando en sus vidas, en términos de que Dios les está reclamando, Dios les está visitando, Dios está metiéndose en los cubículos de su alma y está limpiando y sanando sus vidas y preparándote para ser instrumento de Dios. Yo les pido que se dejen tratar, que sean gente apasionada para con Dios. Inviertan, hermanos, inviertan porque la cosecha es grande.

Si a ti te dijeran, mira si tu trabajas arduamente y te esfuerzas vas a colectar un millón de dólares dentro de 3 años, ¿no te bajarías tu a trabajar con todo lo que tu pudieras? ¿verdad que si? Pues ¿saben qué? El Señor Jesucristo dice que el reino de los cielos es como un hombre que encontró una gran perla, una perla preciosa y fue a su casa y vendió todo lo que tenía para comprar esa perla, y dice el Señor también que es también como un hombre que descubrió un tesoro en un lugar escondido, enterrado y fue por todas las partes, vendió todo lo que tenía, consiguió suficiente dinero, compró la tierra, para poder poseer el tesoro. ¿saben qué, hermanos? Dios quiere darte en tus manos una cosecha de almas. Dios quiere usarte como instrumento. Dios quiere ennoblecer tu alma como hizo con Pedro que lo convirtió de pescador de peces malolientes a un pescador de hombres. Dios quiere hacerte a ti un instrumento de su gracia en esta ciudad, pero necesitas invertir en el Reino de Dios, necesitas, trabajar, estudiar la palabra, orar, ayunar, venir a la iglesia, llenarte del espíritu santo, interactuar con el espíritu de Dios para que pueda usarte a ti y ennoblecerte y levantarte y hacerte un consejero, un evangelista, un predicador, una maestra, una rescatadora de vidas jóvenes, pero tienes que meterte a hacer guerra por tu herencia. Dios quiere hacerlo en tu vida. ¿no te gustaría a ti ser uno de sus grandes hombres o mujeres que Dios use?

El Señor en el espíritu, ponte de pie ahora mismo, si tu quieres ser uno de esos, no lo hagas por cortesía, hazlo porque tu quieres verdaderamente hacerlo y vamos a pedirle al Señor que nos transmita. Vamos a tomarnos un momentito aquí para hacer eso. Si tu quieres, sólo si sientes que Dios te llama, no lo hagas por cortesía, porque no se trata de cortesía a todos, se trata de querer realmente el espíritu de Dios para hacer que en un poderoso instrumento para su gloria.

Tu has un pacto con Dios ahora mismo. Dile al Padre: Señor, yo quiero los últimos años de mi vida que me queden, ver una persona avanzada en edad o los muchos años que tengas, si eres joven, o mi profesión la quiero dedicar a ti. Yo quiero que tu me uses. Y ahora mismo yo pacto contigo, Señor, de echarlo todo a un lado, como ese hombre que lo vendió todo para comprar una perla preciosa. Yo te lo doy todo para ser usado por ti. Yo te entrego todo para ser un instrumento en tus manos. Sáname y purifícame.

Sólo pido al Señor, Padre, haz de mí un instrumento de tu gloria, estoy dispuesto a pagar el precio y eso es algo muy importante que decir.

Pero úsanos, Padre. Mira este pueblo, Señor. Queremos ser usados por ti. Queremos que tu gloria invada, Señor a esta comunidad. Glorifícate en tus hijos, Padre. Yo los bendigo en el nombre de Jesús, declaro tus dones. Declaro tu unción sobre sus vidas, Padre. Comienza conmigo, Señor,. Llénanos, llena nuestras copas hasta que reboce con tu espíritu, con tu unción, con tu aceite, Padre. Queremos gente apasionada, Señor. Queremos gente que no te ponga trabas. Queremos gente que no te ponga límites de tiempo. Queremos gente apetitosa por las cosas del espíritu. Envía tu poder, Señor. Envía tu gracia a estos jóvenes allá arriba, Señor. Conviértelos en guerreros, conviértelos en gente feroz, para ti, Señor. Mira a los nuevos que están aquí quizás por primera vez, los consagro a ti, Padre. Consagro sus vidas, consagro sus familias, sus emociones. Sana, sana en el nombre de Jesús. Rompe, quebranta, Señor. Ahora mismo quebrantamos yugos del diablo. Quebrantamos ataduras espirituales. Quebrantamos cascos de acero alrededor de las mentes de tus hijos. Quebrantamos pesos, Señor, y fardos que el diablo tiene sobre vidas, ahora en el nombre de Jesús, quebranto maldiciones en el nombre de Cristo. Padre, declaro familias libres, Señor.

Declaro con corazones anchados y vaciados de toda impureza para que tu gloria, tu aceite quepa en ellos, en nombre de Jesús. Di amen. Di amen. Recibe en el nombre de Jesús. Padre, declaramos tu gloria, Señor. Declaramos tu gloria en esta mañana. Levántate un pueblo feroz, Padre. Levántate un pueblo que uno traiga a 100, oh Señor, a la casa de Dios. Que cien traigan a un millón, Padre, a la casa de Dios, en el nombre de Jesús haznos radioactivos, Señor en las cosas del espíritu. Haznos magnéticos, Señor, que cuando esta comunidad testifique de ti, abra la boca, Padre, cosas sucedan. Señor, milagros sucedan, vidas sean tocadas, Señor, que tengan una estampa de autenticidad en su boca. Que cuando abran la boca, Señor, sea el espíritu santo hablando a través de ellos. En el nombre de Jesús soltamos un fluir de tu espíritu, soltamos, Señor ondas que son terremotos, Padre, para remover los cimientos de esta ciudad, de esta iglesia, Padre. En el nombre de Jesús que tu ungüento, Señor corra, que tu unción corra, Padre, que todo miedo huya, Señor amado, toda timidez huya, Padre. Toda actitud conservadora y timorata, Señor amado, toda pequeñez de ánimo ceda en el nombre de Jesús reemplazada por pasión por ti. Gracias, Señor. Lo recibimos, lo recibimos, lo recibimos. Recíbelo ahí en tu corazón. ¡Aleluya! ¡Aleluya! En el nombre de Jesús, gracias, Señor, gracias, Cristo. Amen y amen. Denle un gran aplauso al Señor porque Dios lo hace.

Tome asiento. No es el final del sermón pero le prometo que voy a hacer bien, bien rápido. Cinco cosas que nosotros necesitamos tener para poseer la tierra y para derrotar al enemigo. Se las voy a enlistar una por una.

Necesitamos confrontar al enemigo. Necesitamos confrontar al enemigo. Necesitamos la unción, tiene que haber confrontación, tiene que haber unción de Dios en nuestras vidas. Tiene que haber discernimiento profético en nuestras vidas y en la iglesia de Jesucristo. Tiene que haber una visibilidad del pueblo de Dios y tiene que haber una proclamación de la completa palabra de Dios en medio de la ciudad.

Confrontación, unción, discernimiento profético, visibilidad y proclamación. Estas son las 5 cosas, entre muchas otras quizás, que necesitamos usar para contrarrestar lo que está pasando en nuestra cultura. Y quiero aclarar algo para nuestros visitantes y personas que quizás no están acostumbradas a este vocabulario que yo estoy usando. Yo hablo de enemigo, hablo de guerra, hablo de confrontación, hablo de violencia espiritual. Hermanos, déjenme decirles algo, yo estoy claro en una cosa y es que nosotros somos un pueblo que tenemos que tener el amor de Cristo en nuestros corazones. Yo no estoy hablando de demonizar a nadie allá afuera. Lo que yo veo allá afuera es más bien gente confundida que no saben como dice el Señor, le dice a Jonás: “no saben discernir su mano derecha de su mano izquierda” porque no les ha llegado la palabra de Dios o porque el enemigo, como dice el Apóstol Pablo, ha cegado en entendimiento de ellos para que no les resplandezca el Evangelio de Jesucristo.

Cuando yo hablo de enemigo lo estoy diciendo en ese sentido. Para mi el verdadero enemigo es Satanás, el enemigo de las almas, que solo sabe matar, robar y destruir. Los enemigos no son los homosexuales, los enemigos no son los intelectuales que están simplemente engañados por Satanás, el enemigo no son los políticos que están tratando de cerrarle la puerta a la iglesia. El Señor Jesucristo dijo a través del Apóstol Pablo que nuestra lucha no es contra sangre y carne sino contra principados y potestades. Yo hablo de una guerra al nivel espiritual sobretodo. Yo hablo de que el pueblo de Dios tiene que ser militante al nivel espiritual. Yo hablo de que nosotros tenemos que estar seguros de que Dios nos ha dado una revelación diferente a la que le ha dado a cualquier otra religión o a cualquier otro movimiento espiritual. Nosotros tenemos una revelación que viene directamente de la boca de Dios. Esto no quiere decir que faltamos el respeto a nadie ni consideramos a nadie un enemigo. Nosotros amamos al contrario, cada día, yo lo que me mueve más es el amor que yo tengo a las almas que se pierden allá afuera, incluyendo a aquellos que hablan en contra de nosotros y que están simplemente poseídos por un engaño de su mente y de su espíritu y nosotros lo que queremos hacer es meter y saquear la casa del ladrón de sus almas y traerlos a conocimiento de Jesucristo, pero no podemos ser tímidos acerca de eso. Tenemos que confrontar, tiene que haber una confrontación.

Gedeón en algún momento decide ir en contra de los madianitas y lo vemos aquí en este pasaje listo para meterse en la confrontación con el enemigo. Asimismo la iglesia de Jesucristo tiene que confrontar. Nosotros somos, estamos aquí, hermanos, en el mundo para hacer un movimiento contra cultural. La iglesia siempre ha estado contraria al mundo. La iglesia siempre ha sido un ejército que está tratando de quitarle el poder a un enemigo que ilegítimamente está poseyendo la tierra. Satanás es el príncipe de este mundo y Cristo bajó a la iglesia en paracaídas y les dijo: tomen ese territorio que me pertenece a mi. Y por eso es que la iglesia tiene que verse a si misma como un ejército, y tiene que tener la misma actitud militante, confrontadora pero con armas de amor. Es una agresividad que paradójicamente no excluye el amor y la mansedumbre y la humildad y el sentido de necesidad propia de la redención de Dios, pero nosotros tenemos que confrontar a la sociedad.

Si nosotros nos quedamos callados y tomamos nuestro Evangelio y lo metemos debajo de una silla, como dice Jesucristo: una luz no se pone debajo de una cama, sino que se pone en un lugar alto para que alumbre. Y nosotros tenemos que confrontar a esta sociedad con una palabra de que no todo está bien, de que hay pecados que Dios los aborrece, de que hay comportamientos que tienen que ser cambiados, de que hay leyes y hay principios morales que están haciendo daño a la misma raíz de nuestra comunidad, de nuestra sociedad y que esas cosas tienen que ser abandonadas si queremos tener sociedades productivas y bendecidas por Dios.

Entonces la iglesia tiene que confrontar, la iglesia tiene que identificar al enemigo y tiene que decirle: nosotros le decimos una palabra de Dios y es que hay que tener arrepentimiento. Muchas iglesias se han dejado sobornar emocionalmente y hoy en día, están calladas y no hablan en una forma clara el Evangelio y están simplemente cada una allí tratando de agradar a todo el mundo y de decir las cosas que la gente quiere. Y yo mismo hermanos, cada vez que yo me paro aquí un domingo, yo miro y veo gente nueva que está visitando, algunos de ellos bien vestiditos y que se ve que son personas bien estudiadas y que quizás no comparte con nosotros lo que nosotros entendemos del Evangelio, muchas veces me siento tentado a suavizar algunas de las cosas que digo para no escandalizar y no hacer daño. Pero, hermanos, Dios me ha dicho claramente, tengo que predicar la totalidad del Evangelio. Esa es la única esperanza para esta sociedad y nosotros tenemos que confrontar, tenemos que hablar claramente al mundo y tenemos que identificar estos poderes de racionalismo, de humanismo, de rebeldía, de posesión de lujuria y de desenfreno sexual, de tratar de definir lo que es la humanidad y de rebelarse contra lo que Dios ha dictado que es el hombre.

Hermanos, Dios nos hizo. Dios nos programó, Dios tejió, dice la palabra, en su vientre, en el vientre de nuestra madre cada cosa que nosotros somos. Nosotros tenemos escrito en nuestro ser el código moral, espiritual que Dios declaró sobre nosotros. Nosotros podemos cambiar nuestra contextura espiritual de la misma manera que podemos cambiar nuestra contextura biológica. No se puede. Lo que tenemos que hacer es entrar en lo que Dios ha declarado a la humanidad y la iglesia tiene que anunciarle a la sociedad cuál es el programa de Dios para nosotros, cuál es el programa que Dios ha escrito en el ser del hombre. Cuando el hombre trata de rebelarse contra la programación divina, lo que hace es que se mete en grandes problemas.

Es más, la misma naturaleza se rebela porque todo en el universo está conectado, lo biológico con lo psicológico, con lo espiritual, con lo geológico, todo. Yo sinceramente creo que por esta razón el hombre está experimentando tantos desastres al nivel geológico, al nivel de la naturaleza, aún en esta nación, porque..... y esto no lo digo yo solamente, algunos psicólogos que se han metido más hondo, como Karl Jung, habla acerca de cómo la energía mental también penetra muchas veces en el mundo físico. Yo creo que la naturaleza se rebela contra todo tipo de rebeldía contra Dios. Cuando la naciones practican cosas que son aborrecibles ante lo que Dios como Dios ha estructurado el universo, el universo mismo se remueve en sus fundamentos y hay movimientos tectónicos también porque hay resistencia a la energía divina que quiere pasar libremente a través de las estructuras rebeldes y resistentes que los hombres ponen, entonces vienen las conmociones, vienen los grandes desastres, vienen las guerras. Porque es que el espíritu del hombre y de la sociedad está en desenfreno, está en quietud y lo siente la naturaleza y hace hechos proféticos de lo que está pasando a nivel de las estructuras sociales.

Y por eso es que la iglesia, la iglesia es la sal de la tierra, la iglesia es la luz del mundo, la iglesia es la autoridad espiritual, la iglesia es la madre que le dice a los adolescentes rebeldes; pónganse en orden con lo que dice su padre. En los últimos tiempos Dios enviará profetas que dice reconciliarán el corazón de los hijos con el corazón de los padres. La iglesia es ese poder reconciliador. Qué dice la sociedad, nos confrontamos porque les amamos, porque el Padre quiere reconciliación con ustedes. Papá no está allí con una escopeta de dos cartuchos queriendo dispararle a ustedes. El papá dice: vengan, vengan, yo quiero reconciliarme con ustedes, quiero paz pero necesito que ustedes me respeten, que ustedes se ciñan a mis valores. Pero si la iglesia abandona su voz confrontadora en amor, pierde su sal, pierde su sabor, entonces no sirve para nada. Hay que confrontar en el amor de Jesucristo. Tenemos que ser gente confrontadora en nuestras escuelas, en nuestros trabajos, en nuestros hogares, donde sea, en el amor de Cristo tenemos que decir: no, eso no se puede hacer porque Dios lo prohíbe. En nuestras vidas nosotros también tenemos que confrontarnos a nosotros mismos y pedirle al Señor que nos purifique cada día más y más, que nos limpie cuando en nosotros se levantan estructuras que son rebeldes contra la voluntad de Dios también. La confrontación tiene que ir en todas las dimensiones. Gedeón confrontó al enemigo.

En segundo lugar, la iglesia necesita la unción de Dios. Gedeón era un hombre ungido, el ángel tuvo un encuentro con Gedeón, le dio una mirada de capacitación, lo llenó del espíritu y al otro día Gedeón se movió y destruyó el ídolo de Asherah y la gente vino inmediatamente y se pusieron alrededor de Gedeón y Gedeón hizo un llamado y vinieron 32.000 hombres, ¿por qué? Porque Dios le había dado el poder de la convocación. Cuando Dios unge a una persona, a una iglesia, un ministerio, le da un poder, un atractivo porque se necesita para poder hacer lo que Dios quiere que haga. La iglesia necesita, nosotros necesitamos, por eso hicimos este momento de ponernos de pie, porque tenemos que pedirle al Señor: Señor, úngenos, llénanos con tu espíritu.

Dice la palabra “no es con espada, no es con ejército, es con mi espíritu”, dice Jehová, el Señor. La batallas se ganan en el poder del espíritu, pero necesitamos una iglesia unida. El domingo pasado hablábamos de que tenemos que llenarnos de Dios. Tenemos que dejar de mirar afuera y mirar al Dios que nos capacita. Tenemos que pegarnos de Dios, enchufarnos a Dios para que el poder de Dios corra a través de nosotros y entonces se manifieste hacia fuera. Tenemos que pedirle al Señor: Padre, capacítame. (No se apure que eso es música de fondo allí para alguien que está, ojalá y hubieran escogido una musiquita un poquito más suave, pero está bien, por lo menos.....). la idea es, hermanos, necesitamos unción. La iglesia tiene que estar ungida. Hay muchas iglesias que lo que tienen es mucho aparato. Tenemos muchos edificios bonitos, dinero en el banco, grandes sistemas de sonido, pedigríes educativos para todos los líderes, pero si no tenemos el poder de Dios en nuestra vida, la iglesia no va a poder hacer nada. Por eso es tan bueno cuando nosotros nos tomamos tiempo para adorar al Señor.

Usted ve cuando usted está 40 minutos, 50 minutos adorando.... tenemos que entender lo que pasa allí, no es simplemente cantando cumbayá y teniendo un momento romanticón, unos con los otros, es cuando nosotros estamos adorando al Señor, y la atmósfera se está cargando de energía espiritual, usted se convierte como en una de esas baterías que está recibiendo fuerza. La adoración, la unción de Dios, la energía que se está desatando en el aire es como un vapor que está penetrando por los poros y los está suavizando, los está abriendo en su interior, en su mente, en sus emociones, ustedes se están llenando de la presencia de Dios. Usted está siendo masajeado por el espíritu santo. Su mente está comenzando a pensar en formas diferentes. Quizás hay llanto, quizás hay risa de liberación, cosas se desprenden de usted. No es simplemente cantar, porque sería tremendamente monótono y aburrido, es entrar en esa nube de la presencia de Dios y recibir la unción de Dios y entonces salir a la calle para servir al Señor.

Y la iglesia tiene que aprender más y más. Dios necesita iglesias unidas, Dios necesita gente unida. No es solamente gente evangélica, no es solamente gente protestante, no es solamente gente que vengan a la iglesia, no, es gente que lleve a la iglesia dentro de ellos 24 horas al día, es gente que sepa como moverse en la unción de Dios, es gente que haya sido capacitada por un encuentro con el espíritu santo. Tenemos que pedirle al Señor cada día: Señor, haznos cada día más y más una iglesia pentecostal, una iglesia que sepa moverse en la unción tuya, en el poder para que podamos hacer las obras que tu quieres hacer.

Dios le dijo a los Apóstoles, no se vayan. Jesús les dijo: No se vayan de Jerusalén hasta que no seáis investidos con poder de lo alto. Porque El sabía que para poder hacer la tarea de evangelizar el mundo, necesitaban algo diferente. Entiende, hermanos, la predicación no te da eso. La lectura de la Biblia no te da eso. El estudio de los discipulados no te da eso. diezmar no te da eso. El cantar no te da eso. Tiene que ser un encuentro directamente con la unción de Dios. Recibir una impartición de poder en tu vida, llenarte del espíritu santo, moverte en esa unción en tu vida y eso te dará autoridad para vencer a los gigantes que hay en tu vida, sea de matrimonio, sea una adicción a droga, sea un problema mental, sea depresión, sea un problema físico, financiero, lo que sea, la unción de Dios es la que pudre el yugo, la que hace posible que vengan las demás cosas.

Hay tanta gente que conoce de Dios y conocen de religión, aún en los púlpitos, aún en el servicio de Dios, pero todavía están en derrota porque todavía no han podido enchufarse a ese poder misterioso del espíritu santo, hermanos. Eso es lo que necesitamos más y más en nuestra vida cada día, esa unción. Y Gedeón la tenía porque la recibió de Dios y se vio la diferencia inmediatamente en su comportamiento cuando se encontró con el ángel y después Dios se la dio en otras maneras. Nosotros necesitamos eso también.

Hemos hablado de la tercera cosas, discernimiento profético.¿Qué quiero yo decir con eso? me refiero, hermanos a que Gedeón escuchaba de Dios continuamente, tuvo un encuentro con el ángel, después le dijeron: ve y destruye el ídolo de Asherah. El hizo eso, después Dios le pidió él a Dios que le diera una señal de su favor y Dios se lo dio a través del vellón que estaba lleno de agua, sereno, después de eso también se lo dio mojando el terreno alrededor de él pero dejando el vellón seco, y después de eso le dijo: mira, ve ahora y escucha lo que está pasando en el campamento, Yo te voy a demostrar que yo estoy contigo allí, todas maneras en que Gedeón estaba en continuo diálogo con Dios, estaba recibiendo palabra, estaba recibiendo revelación de parte de Dios. Dios le decía qué es lo que tenía que hacer, cómo moverse, le dio la estrategia de esta ateas ardiendo y estos vasos vacíos y estas trompetas, ¿por qué? Porque cuando Dios nos llama El nos quiere dar estrategia. Dios quiere hablar a tu vida cada día.

Quizás tu tienes, por ejemplo, un hijo adolescente rebelde y no sabe cómo tratar con él y no has encontrado la clave para entrar a su alma. Tienes que ir a Dios, tienes que decirle; Padre, háblame, enséñame, ¿cómo tu quieres que yo trate a mi hijo? Quizás tu tienes un problema matrimonial y no sabes cómo resolverlo, estás quizás distanciado emocionalmente de tu esposa, hay problemas en ti, en tu carácter, en tu trato, y tu necesitas liberación de esas actitudes. Tienes que ir en oración, tienes que ayunar y pedirle al Padre consejo específico ¿cómo puedo yo romper este problema, Señor? Quizás hay actitudes en tu vida, quizás hay un problema financiero, la iglesia necesita poder fluir en el discernimiento profético de Dios. Necesitamos palabra ahora. Dios quiere hablar a sus hijos. Dios quiere hablarte a ti. Dios quiere tener diálogos personales contigo. Dios quiere cada día en el trabajo, en el tren, en el carro donde vas, El quiere traer cosas a tu espíritu. Dios nos está hablando en este tiempo proféticamente.

Esta mañana vino el pastor Basil Yarde aquí y nos dio una palabra profética preciosa. Dios nos está hablando de que... a mi me dice proféticamente de que este es el tiempo ya, estamos al borde de entrar en un gran avivamiento. Por eso yo siento esta gran urgencia, Dios me está hablando acerca de eso. Dios me está hablando de que Dios está haciendo cosas nuevas en esta congregación. Dios me está hablando de que cuando yo fui a Israel y regresé Dios hizo algo en mi vida y lo está transmitiendo a ustedes. Dios nos está hablando de que hay algo nuevo en los aires de que Dios quiere que tratemos con El en una manera diferente. Dios nos está hablando de que necesitamos arreglar los patrones de nuestra vida, poner las cosas en orden, prepararnos para la cosecha, dejar de estar jugando al Evangelio y entrar serios ya de una vez por todas, para que Dios pueda hacer lo que El quiere. Dios me está hablando en mi ministerio y en mi vida, acerca de cosas que yo tengo que hacer en mi propia vida y arreglar con Dios y poner en orden para que Dios pueda usarme como El quiere usarme.

Y Dios quiere amar a tu vida también de la misma manera, para hacer cosas en ti, para que tu puedas vivir esa vida victoriosa que El quiere que tu vivas. ¿Cómo lo vas a conseguir? Tienes que apartar tiempo para buscar de Dios. Tienes que apartar tiempo para orar, para ayunar, para leer la palabra, y cuando tu abras la palabra dile: Padre, háblame. No la leas rutinariamente, Dios te va a hablar a través de palabras escritas y El va a activar pasajes de la Escritura que va a ser como si ese pasaje, de momento se pusiera en relieve y te estuviera hablando a ti solamente. Y cuando tu vayas al tiempo de oración personal, ve esperando escuchar que Dios te va a decir algo específicamente a ti a través de ese tiempo de oración, y pon tus oídos alerta. Pero se necesita una iglesia que fluya en los dones del espíritu santo, lo cual incluye la palabra profética, los sueños, las revelaciones, las impresiones del espíritu, las imágenes que vendrán a nuestra mente. Se necesita eso para poder rescatar a esta sociedad porque este mundo en que vivimos está demasiado atado con ataduras racionales, intelectuales, culturales.

Hoy en día el hombre ha sido capacitado para producir cosas en las artes y en todas las dimensiones de la existencia humana que lo apartan más y más de Dios. La dureza de corazón del hombre hoy es mayor que nunca antes en toda la historia y por lo tanto la iglesia necesita nuevas herramientas que tienen que venir de Dios y van a ser herramientas ridículas, como estas. ¿Cómo podía uno derrotar un ejército que era más numeroso que dice como las arenas del mar, con unas teas ardiendo y unas vasijas vacías? Porque eso era lo que Dios quería. Y cuando Dios está en una revelación específica tu puedes coger una espada de goma y con eso tu puedes derrotar a un monstruo porque la espada está ungida con el espíritu de Dios, pero tienes que saber que eso es lo que Dios quiere. En las manos de una David ungido que recibía palabra profética de Dios una honda fue todo lo que se necesitó para derribar a un gigante que todo un ejército israelita no lo pudo hacer. Si nosotros fluimos en la revelación específica de Dios, Dios nos va a dar estrategia y herramienta que en un momento destruirán al enemigo, pero tenemos que estar atentos a esas cosas. Quizás todos los años de lucha que tu has tenido, peleando con algo en tu vida, Dios lo va a derrotar en un instante, pero necesitas saber qué es lo que Dios quiere de ti y cómo El quiere usarte en esa manera.

Confrontación, unción, discernimiento profético, la cuarta cosa, visibilidad. Tenemos que ser visibles, hermanos. Ahora mismo aquí nosotros somos visibles unos para con los otros, pero allá afuera el mundo no sabe que aquí hay cientos de personas en este lugar adorando al Señor. ¿Cómo lo van a saber? Cuando tu salgas a la calle. Mañana muchos de ustedes van a estar en una fábrica, en una oficina, en un aula escolar, en la calle manejando, tomando un autobús, la iglesia de Cristo tiene que hacerse visible. No podemos refugiarnos en las cuatro paredes. Tenemos que estar allá afuera, dejándole saber al mundo que somos una presencia. Yo le doy gracias al Señor, lo que ha pasado en este tiempo con toda la cuestión del matrimonio y todo eso, yo creo que Dios está permitiendo todo eso simplemente para obligar a la iglesia a hacerse presente. Hemos estado demasiado escondidos, mientras tanto el enemigo se sirve con la cuchara grande y hace esto y hace lo otro y solamente cuando nos despertamos y nos damos cuenta de cómo se ha posesionado de todo, entonces nos ponemos las manos en la cabeza y decimos: ¡qué desastre!, y comenzamos a apagar el fuego.

Pero Dios quiere que la iglesia sea activa, que sea presente, que sea visible, que ensanche su tienda como le dice en Isaías 54: ensancha el sitio de tu tienda, alarga tus cortinas, afirma tus estacas, alarga las cuerdas de tus cortinas, porque yo te voy a extender al norte y al sur, al este y al oeste. Le dice: no seas tímido porque te extenderás, darás a luz, poseerás las naciones, poseerás la vida de tus hijos.

Eso es lo que Dios le está diciendo a la iglesia, hombres. Donde quiera que tu estés, se una presencia visible. A los jóvenes les digo, no se dejen intimidar por sus profesores, Dios les va a dar sabiduría para hablar con autoridad. No se dejen intimidar por sus compañeros de clase que están hablando de esto o de lo otro y repitiendo como el papagayo las teorías anticristianas y antinaturales y antidivinas. Usted sea una presencia inquietante donde quiera que usted esté. Dígale a la gente: yo soy cristiano ¿y qué? ¿usted entiende? Seamos claros en nuestra fe. No nos dejemos intimidar porque nosotros tenemos el poder de Dios con nosotros. Dice la palabra: con ellos está el brazo de carne, pero que con nosotros está Jehová de los ejércitos. Dios nos ha dado la palabra.

Hermanos, si nosotros fluimos en esa palabra y hablamos con autoridad y nos paramos y decimos aquí yo estoy, como un príncipe de Jehová, como un representante del Reino de Dios. Abre tu boca y Dios te va a dar palabra de autoridad, pero tenemos que ser visibles, tenemos que ser presente, tenemos que ser una iglesia que esté allá en la calle, tenemos que invitar a otros a venir a la iglesia. Tenemos que testificar en nuestros vecindarios. Tenemos que abogar por los valores del Reino de Dios. No pidamos disculpas por lo que nosotros creemos. El enemigo quiere que nosotros cojamos miedo y nos dice: ah, tu odios a los homosexuales, tu estás lleno de odio, tu estás lleno de tu propia justicia, estás criticando continuamente. Todas esas acusaciones que son lanzadas contra nosotros, como maldiciones para intimidarnos y hacer que nosotros aceptemos la visión del Evangelio que nos esta siendo transmitida por el enemigo.

Y nosotros tenemos que decir: que el Señor te reprenda, yo no recibo eso. yo soy un hijo de Dios. Yo tengo amor en mi, yo amo a la humanidad, yo te amo a ti. Yo tengo la verdad de Dios en mi vida, yo tengo una revelación una vez dada a los hombres por todos los siglos. Yo tengo la verdad de Dios que creó el universo y que fundó los cimientos de los planetas. Yo tengo una fe que habla tanto a nivel microcósmico como al macrocósmico. Yo puedo hablar tanto de las cosas que tienen que ver con la naturaleza y también por las cosas que tienen que ver con el espíritu. Yo puedo hablar de lo temporal y de lo eterno. Puedo hablar de lo científico y puedo hablar de lo moral. Puedo hablar de lo individual y puedo hablar de lo colectivo, puedo hablar de lo político y puedo hablar de lo artístico porque tengo la sabiduría, la mente de Cristo. Esa es la palabra que nosotros tenemos que estar diciéndole al mundo hoy en día. No pidamos disculpas por lo que Dios le ha rebelado a su iglesia. Si el mundo no se ha desmoronado y se ha partido en cincuenta mil pedazos es porque la iglesia de Jesucristo todavía está presente para preservarlo. No nos amedrentemos, hermanos. No tengamos temor. Levantemos la voz. Toquemos las trompetas. Quebremos las teas. Dejemos que nuestra luz de nuestra antorcha brille y que el mundo vea un hombre, una mujer llenos de la revelación de Dios. Seamos visibles.

Yo les compartí a los hermanos, una última ilustración con respecto a este punto y ya me queda uno más. Estos últimos días el alcalde de la ciudad de Boston a quien nosotros apreciamos, porque es un hombre decente, y algunas autoridades de la ciudad quisieron quitarle el nombre del árbol navideño a un árbol que siempre se ha puesto en la Boystron Street, cada año para celebrar la navidad. Pero como usted sabe en esta sociedad hay un espíritu de anticristo, en inglés navidad es Christmas, que viene de la palabra Christ, Cristo, entonces yo se, hoy en día, hermanos, la palabra Cristo escandaliza. Usted menciona la palabra Cristo y hay un movimiento espiritual en el aire.

Yo he estado en reuniones sociales de gente decente y que tiene buenas intenciones y muy profesional y cuando se menciona algo que es muy puro del Evangelio usted siente la incomodidad en el aire. ¿Por qué? Porque hay energías espirituales que resienten la mención del nombre de Jesús. Ese es el espíritu de anticristo que hay en la sociedad y aún personas bien intencionadas y decentes están poseídas por ese espíritu de anticristo hoy en día, por eso es que la iglesia no puede sujetarse a eso. El caso fue que quisieron quitarle el nombre de árbol navideño, Christmas Tree, y ponerle simplemente árbol festivo porque no querían ofender, supuestamente a las personas que no compartan la fe cristiana. Aunque ese árbol lleva 50, 60 años que se está enviando siempre de Nueva Escocia, en Canadá en agradecimiento a la ciudad de Boston por un acto de ayuda que le dio Boston a Nueva Escocia y hoy en día usted ve eso más y más. Dondequiera se quiere extirpar cualquier señal de cristianismo de los recintos y de los lugares públicos de esta nación, porque el diablo sabe que cuando una nación quita la persona, el nombre, la sangre de Jesús, de sus dinteles está abierta a toda penetración demoníaca posible.

Yo les puedo decir que lo único que hace temblar al diablo es el nombre de Jesús. Y yo he tenido mucha oportunidad a través de los años de ver una persona endemoniada o infectada por demonios, cómo los demonios aborrecen el nombre de Jesús y la sangre de Jesús, porque hay poder en esa sangre. El nombre de Jesús es una llave mágica que abre puertas y cierra puertas. La figura de Jesús es un talismán sagrado, cuando usted lo tira cosas explotan y estallan, los demonios huyen. Hay poder en la sangre de Cristo, hay poder misterioso, no nos podemos avergonzar de decir la sangre de Jesús, el nombre de Jesús. El caso fue que el alcalde quiso quitar eso y estas autoridades de la ciudad en su deseo de ser políticamente correctos, gracias al Señor que un grupo de cristianos que siempre están vigilando precisamente ese tipo de acción, le escribieron a la ciudad y les dijeron: si ustedes hacen eso, les vamos a meter una demanda y los vamos a llevar a la corte. El alcalde y las demás personas se retiraron y hoy todavía se llama árbol navideño.

Las encuestas dicen que esta nación, el noventa y pico, yo mismo me quedé sorprendido, el noventa y pico por mucho de la gente se identifica como de extracción cristiana aunque no practiquen el cristianismo, y hay una cantidad mayoritaria de gente que dice que va a la iglesia cristiana todos los domingos, aún en esta nación, escuchen. El porcentaje de personas que se identifican como budistas, hinduistas, y otras religiones es como un 5 ó un 7% de toda la nación, ¿por qué el noventa y pico por ciento de esta nación va a dejarse, que por no ofender sensibilidades demasiado desarrolladas, que se extirpen las señales del Evangelio en todas partes de esta nación. No estamos diciendo que se excluyan, que se pisoteen los demás. Estamos diciendo que la mayoría tiene derecho también a celebrar sus raíces y sus símbolos y sus creencias.

Gracias al Señor, hermanos que hay gente que todavía militante están defendiendo, no pidamos disculpas. Está orgulloso del Evangelio que te ha sido dado y celébralo y seamos una presencia visible en las naciones y en las ciudades y en los estados. Dios está esperando, hermanos que la iglesia se ponga de pie y diga: aquí estamos. Cuando la iglesia haga sentir su presencia, Dios entrará en acción.

Cuando Gedeón se paró, rodeó el campamento enemigo y quebraron las vasijas y salieron esas antorchas a encenderse en el medio de la medianoche de esa oscuridad, de ese campo, donde estaba ese enemigo, y comenzaron a tocar sus trompetas, y comenzaron a gritar por Jehová y por Gedeón, el espíritu de Dios cayó en esa declaración y puso la espada de uno contra el otro. Porque cuando la iglesia se hace presente, visible se convierte en un instrumento, en un canal presente. Ahí es donde el poder de Dios entra en el hospital, en la escuela, en la oficina, en la calle, en el hogar, en el vecindario. Dios hace su obra, pero si nosotros estamos escondiendo nuestra luz debajo del almud y estamos calladitos y temerosos, y no queremos que nadie sepa, usted no sabe cuánta gente por lo general que yo conozco, que los he conocido durante tiempo y solo después de mucho tiempo descubro que son cristianos, son cristianos encubiertos.

Necesitan salir del closet también, hay otros que están saliendo del closet pues salgamos nosotros del closet también, hermanos. Joven no pidas disculpas por tu fe. Trabajador, obrero, profesional, ama de casa, no pidas disculpas porque has recibido una revelación única, excepcional para todos los tiempos. Vamos a ser visibles. Cuando tu camines di: conmigo camina el Reino de Dios. Dondequiera que tu vayas, Dios te ha entregado toda la tierra que pise la planta de tus pies. No temas de ser visible, atrévete en el nombre de Jesús. Atrévete en el nombre de Jesús. Dios necesita iglesias visibles, iglesias presentes, iglesias “in your face” como dicen en inglés, ahí, que anuncien el Evangelio a tiempo y fuera de tiempo, sino quieren aceptarlo eso es asunto de ellos, pero tu descarga tu responsabilidad delante de Dios.

Lo último, y digan todos Gloria a Dios. Proclamación. Esto va a ser bien breve. Proclamación. Ya yo lo he dicho en un sentido. Necesitamos proclamar el Evangelio completo de Jesucristo. ¿Cómo vemos la proclamación? En ese alardeo, esa algarabía que hubo cuando Gedeón y sus hombres gritan y tocan las trompetas y brillan sus antorchas y rompen los cántaros, en ese momento vemos que en esa proclamación de alabanza y de adoración, la presencia de Dios comienza a moverse y suceden cosas.

La iglesia tiene que proclamar la verdad del Evangelio. Para que ustedes vean que estoy en serio, y a invitarlos a los músicos a que pasen por acá y que suban y que comiencen ya a cerrarnos en esto.

El enemigo quiere robarnos el Evangelio. El enemigo quiere que nosotros editemos el Evangelio para que la gente no se moleste. Hay muchas iglesias, y lo digo respetuosamente sobretodo en el mundo anglosajón, que hoy en día bajo el deseo de no escandalizar a la gente, no confrontar, no ofender, están sacando una cantidad de verdades del Evangelio y las están metiendo debajo de la alfombra, porque supuestamente son demasiado confrontativas y son desagradables para la gente. ¿Por qué? Porque la gente viene de afuera llenos de este espíritu secular, racional, rebelde contra Dios y llegan y cuando la palabra se anuncia en toda su plenitud, hay un choque de poder, pero a menos que nosotros no estemos dispuestos a que haya ese choque y a ofender a la gente, pero ¿saben qué?, que muchas veces al ofenderlos, removemos los cimientos de su espíritu y entonces permite que Dios pueda entrar. Quizás se van echando chispas y maldiciéndote pero después llegan a sus casas y ya el germen del espíritu está en su corazón y entonces Dios puede comenzar a obrar en sus vidas. Pero si tu estás más interesado en agradarlos a ellos que agradar al Dios que te envió, vas a perder esa oportunidad de ser un elemento regenerador en la cultura en que estamos.

Si la iglesia pierde su sabor, no sirve más que para ser botada. Si la sal pierde su sabor, ¿para qué servimos? Nosotros no vamos a perder nuestro sabor, vamos a proclamar, vamos a adorar, vamos a buscar una plenitud de vida, vamos a anunciar el Evangelio completo que Dios nos ha dado. No vamos a rehuir de anunciar, como dice Pablo, el Evangelio, la verdad de Dios a los que Dios nos ha encomendado. Tiene que haber proclamación. Lo hacemos al adorar al Señor con libertad, lo hacemos al predicar la palabra. Yo no solamente predico para ustedes hermanos, predico a los demonios también que están alrededor escuchando, predico a los ángeles de Dios para adorarlos, predico al Padre para decirle: yo creo lo que tu dices. Predico a los aires para enviar ondas que penetren en el mundo espiritual. Hay que proclamar, hay que anunciar, hay que declarar y entonces que cada uno se encargue de hacer lo que quiera con la palabra, eso es asunto de ellos. Nosotros descargamos nuestra responsabilidad.

Unción, visibilidad, discernimiento profético, proclamación, confrontación. Estos son los elementos que tenemos que usar en la batalla, tanto en nuestras vidas individuales como en nuestras vidas colectivas.

Pongámonos de pie, démosle gracias al Señor y vamos a decirle: Padre, nos entregamos a ti como iglesia en esta mañana, nos entregamos como iglesia. Hermanos, les doy gracias por su tiempo pero esto es el tiempo de Dios. Entra esa palabra en su vida, Dios quiere hacer grandes cosas con su pueblo. Este es el tiempo de la guerra, es el tiempo de la guerra amorosa. Nuestras armas no son carnales, dice la palabra, son poderosas en Dios para la destrucción de fortaleza. No son armas de oscuridad son armas de luz, son armas de amor, armas de verdad, armas de justicia, armas de transparencia, armas de reconocimiento personal de nuestra necesidad de Dios. Y al nosotros humillarnos y reconocer que nosotros somos los primeros necesitados, entonces podemos extender manos de misericordia a otros también. Que Dios nos bendiga y que su gracia repose sobre nosotros en esta tarde.

Padre, bendigo a tu pueblo, los libero de aquí para servir, Señor. Oh, que tu unción vaya con nosotros, Padre, en esta tarde. Que estas palabras que han sido declaradas, no caigan a tierra. Yo creo que harán todo aquello para lo cual tu las enviaste, Señor. Las atesoramos en nuestros corazones. Bendigo a tu pueblo. Ayúdanos a ser testigos fieles y verdaderos, auténticos e íntegros del Evangelio precioso que tu nos has confiado. Gracias Señor en el nombre poderoso de Jesús. Amen y amen. Hermanos, que la gracia del Señor siga con ustedes. Amen. Amen.

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