06 septiembre 2009

La Prosperidad - El aún de Dios

Estamos hablando acerca de la prosperidad en estos domingos. Cómo vivir vidas prósperas, bendecidas, exitosas. ¿Cuántos quieren vivir vidas exitosas y prósperas?

¿Cómo vivir vidas prósperas? De eso estamos hablando en estos domingos, cómo vivir vidas prósperas, cómo llegar a ese estado de prosperidad que es nuestra herencia como hijos de Dios porque Cristo vino para que tengamos ¿qué? Vida, y vida en abundancia. Eso es prosperidad. Es disfrutar de la vida. ¿Saben que hay personas, que yo en realidad, les predico el Evangelio, y les digo “acepta a Cristo personalmente y entra en una vida más profunda con El”, no tanto porque necesite ser salvo, porque yo creo ya en su corazón creen en Jesús y lo conocen como hijo de Dios, pero simplemente es porque no han entrado en la plenitud de vida que Dios ha declarado para ellos. Simplemente han recibido a Cristo pero no han aprendido cómo usar los principios del Reino de Dios para generar prosperidad en sus vidas. Hay tanto cristiano que está en el reino, son salvos, se van a ir al cielo con todo y zapatos, pero aquí en la tierra están viviendo una vida miserable y apocada porque no saben usar las leyes del Reino de Dios, no saben usar los principios que llevan a la prosperidad.

Son como gente que tiene mucho dinero en el banco, pero se están muriendo de hambre, porque no saben cómo acceder a la cuenta que tienen en el banco. Y entonces nosotros tenemos que aprender los principios de la prosperidad, y cuando entramos al Evangelio tenemos que entrar para que Dios nos bendiga, nos prospere, prospere nuestros hijos, prospere nuestros matrimonio, nuestra salud, nuestra mente, nuestro intelecto, nuestra finanzas, nuestra vida de trabajo, nuestra disciplina, todas las cosas que hacemos, tienen que ser leudadas. ¡Qué bonita palabra: leudada! Diga leudada. Quizás es la única vez en su vida que usted va a usar esa palabra, leudada, por la levadura del Evangelio. El Evangelio debe penetrar todas las áreas, por eso es que en la Biblia se compara al Evangelio con esa levadura que leuda toda la masa. Yo cada vez me enamoro más y más de ese principio, hermanos, de que el Evangelio tienen que penetrar todos los recintos de la vida humana, no solamente el recinto espiritual, sino el recinto del intelecto, por eso trabajamos para educar a nuestros hijos.

Yo quiero ver una congregación prosperada, con sus hijos estudiando, yendo a la universidad, siendo profesionales, con adultos yendo a la escuela de noche, aprendiendo inglés, tomando más entrenamiento para ser ascendido en su trabajo, porque yo creo que Dios nos da la mente de Cristo. Y somos a veces como esas viejitas que se compran un carro deportivo que puede correr a 150 millas por hora y solamente lo manejamos en la ciudad a 30 y nunca lo metemos en una carretera para probar cuán fuerte es el motor.

La mayoría de los cristianos vivimos a una mínima porción del poder que Dios ha hecho habitar en nosotros, y ese poder se transmite al intelecto. Nosotros tenemos...., yo toda mi vida he vivido con esa idea, de que Dios me ha dado, nos ha dado un intelecto mejor que cualquier persona del mundo, porque Dios nos da. Si Dios nos da..... Miren El creó todo el universo, ¿no nos va a dar una mente privilegiada y ser la mente de Cristo? Dios también puede penetrar en tu familia, las estructuras de tu familia, nunca le des al diablo lugar y espacio para que se pasee impunemente en tu casa. Tu tienes que informarles a los principados de las potestades: “aquí vive un hijo de Dios, aquí mora el espíritu santo, esta casa está regida por las leyes del Reino de Dios y ustedes no tienen derecho para entrar en este lugar”. Cuando tu estás en Cristo Jesús, has valer tu autoridad en el Reino de Dios, porque Dios te ha dado autoridad, quizás tu no lo sientes así, pero tu tienes autoridad en el Reino de Dios y los principados y las potestades tienen que sujetarse a la autoridad del hijo de Dios. Lo que pasa es que a veces no usamos esa autoridad, o a veces no estamos viviendo como una persona que tiene autoridad. Porque tener autoridad también implica tener responsabilidad, para que esa autoridad puede correr a través de ti, ¿entiendes?

Si tu tienes unas insignias de capitán o de coronel y te han dado esa autoridad pero te comportas como un cabo, no esperes que te respetes cuando tu des ordenes. Tienes que caminar como un coronel, tienes que hablar como un coronel, tienes que pensar como un coronel, tienes que comportarte como un coronel, tienes que ejercitarte como un coronel, y tienes que parecer un coronel. Es decir que la autoridad requiere también responsabilidad, un comportamiento, una vivencia que respalde esa autoridad y nosotros tenemos que aprender como usar los principios del Reino de Dios, cómo integrar los principios del Reino de Dios a todas las dimensiones de nuestra vida para que entonces esa autoridad de Dios, esa bendición de Dios se transmita a nuestra vida familiar, financiera, emocional, espiritual, relacional, intelectual, no se si ya lo dije, todas las dimensiones de la vida, el Reino de Dios, la abundancia de Dios penetra y hace cosas maravillosas. Eso es vivir en la prosperidad de Dios.

Y a mi no me importa cuán atrasado en la carrera tu comienzas. En la carrera de la vida algunos comienzan bien cerquita del frente, son como los maratones de Boston, que usted ve esa gran multitud. Hay tanta gente que algunos están bien por atrás, otros están más adelante y otros están por el medio. ¿saben qué? Pero ya a las 26 millas ¿saben qué? Ahí se igualó todo, ya que uno comenzara 100 yardas antes, eso ya no.... en 26 millas eso pierde su relevancia. Y así pasa en la carrera de la vida. Quizás tu estás comenzando muy atrasado porque no fuiste a la escuela, o tienes un pasado familiar poco ventajoso, o tienes problemas emocionales, o nunca has resaltado en nada en la vida, o no hablas inglés, o vienes de una extracción humilde financieramente y educativamente. Mira hermano a Dios no le importa eso. Dios es perfectamente capaz de ponerte a la cabeza de la fila si tu usas los principios del Reino de Dios. Eso es lo maravilloso.

A Dios le encanta sacar al pobre del muladar y ponerlo a habitar en lugares de ricos y de gente próspera. A El le encanta eso hermanos, a El le encanta coger a la gente sencilla que no promete nada y ponerla a habitar en lugares de reyes, si se atreven a usar los principios del Reino. Por eso Dios escogió a colectores de impuestos corruptos y pescadores y prostitutas y con esa gente esa gente El fundó su iglesia y conquistó el imperio más grande de la historia, que es el imperio romano. Porque a Dios le gusta usar lo vil, lo pobre, lo poco prometedor, lo humilde, lo sencillo, lo trabado, lo atado, desatarlo, bendecirlo, soplar sobre ello y ponerlo a volar a alturas como las águilas. Dios quiere bendecirte. Y ojalá que nosotros pudiéramos entender ese principio de que Dios ha hecho habitar un poder en nosotros que ninguna facultad de este mundo puede competir con ella.

Pero hay un precio que pagar. Tenemos que conocer las leyes del Reino de Dios. Tenemos que movernos conforme a las leyes del Reino de Dios, tenemos que tomar a Dios en serio. Muchos cristianos no toman a Dios en serio, y ese es el problema. Venimos a la iglesia, simplemente aquí nos quedamos y miramos al pastor cuando predica, hacemos gestos por allí raros, y todo eso, y nos vamos a la casa, y el fuego del espíritu no ha roto los esquemas interiores de nuestras mentes, de nuestras emociones. Entonces no podemos esperar que Dios nos bendiga de esa manera.

Uno de los principios más poderosos del Reino de Dios es ese principio de dar. Ponernos en desventaja y abrir un espacio para que Dios lo llene, nos bendiga y nos prospere.

Miren lo que dice Proverbios, Capítulo 11, versículos 24 y 25: “Hay quienes reparten y les es añadido más y hay quienes retienen más de lo que es justo pero vienen a pobreza. El alma generosa será ¿qué? ¿Será qué, hermanos?..... y el que saciare él también será saciado”. Ve aquí unas paradojas, lo que se llaman paradojas en la lógica. Son como contradicciones aparentes, son cosas como que se contra balancean. Hay quienes reparten, es decir, hay personas que recogen dinero del que tienen en el banco y lo dan y reducen su cuenta. ¿Pero qué les pasa a esa gente? Son prosperadas, ¿en qué manera? Como dice aquí: “..... les es añadido más”. Hay personas que invierten digamos, cierto dinero en una causa para el Reino de Dios, se empobrecen un poco, pero maravillosamente se les añade más y al final de cierto tiempo, su cuenta con la cual se empobrecieron provisionalmente, de momento, no solamente es puesta al día sino que se les ha añadido más. Una paradoja, porque uno esperaría que si uno reduce lo que le queda a uno es menos, ¿verdad que si? Pero hay gente que reparte y da y les será añadido más, y hay quienes retienen más de lo que es justo, ahí está la clave, más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. ¿Qué es eso de retener más de lo que es justo? No me voy a adelantar demasiado a ese texto, espero antes de terminar el sermón, volver a ello, que ustedes entiendan. ¿qué quiere decir más de lo que es justo? Retener más, aguantar más, no dar, recibir, retener, cuando viene el llamado a dar más de lo que tu tienes derecho espiritualmente a retener, y entonces vienes a pobreza. En vez de decir: bueno, como tengo más entonces voy a guardar más, retener más ¿no? Esa es la paradoja del Evangelio.

Hermanos, una de las claves para la prosperidad, yo les puedo decir eso en mi vida, con tanta convicción de que cuando tu le das al Señor generosamente, y todavía yo le puedo dar más, le podría dar más, le debo dar más. Pero cuando se le da al Señor generosamente viene la prosperidad y cuando vivimos con el dar como un principio a largo plazo, toda la vida, es un valor gobernante de nuestra vida, dar, dar, dar generosamente, ser una persona generosa, dadivosa, amplia en lo que le damos al Señor, y en tres dimensiones dar: dar al Señor primeramente. Digan “al Señor”, en segundo dar a mi iglesia. Díganlo todos para que no se equivoquen “a mi iglesia” y quiero que eso le aplique a todos, y a los demás. Al Señor, a mi iglesia, y a los demás. Cuando nosotros le damos al Señor y a la iglesia y a los demás generosamente, como un principio de vida, somos prosperados, somos bendecidos, venimos a más. Nos es añadido más. Vivimos vidas prósperas.

Un principio esencial en toda la Escritura desde Génesis hasta Apocalipsis, vemos este principio expuesto en diferentes maneras, narraciones, biografías, textos teológicos, declarativos, pero siempre el mismo principio. Escúchelo: “cuando uno sufre pérdida o se pone en desventaja para honrar u obedecer al Señor, Dios se agrada, se compromete a bendecirnos”. Si usted tiene un lápiz apúntelo, porque esto es pan sacado del horno, ni siquiera les voy a cobrar por esto, gratis. Principios para los jóvenes, para los negociantes, para las madres y los padres. “Cuando uno sufre pérdida o se pone en desventaja a fin de honrar u obedecer al Señor, Dios se agrada y se compromete a bendecirnos.” Ese principio está en toda la Escritura.

Déjenme tomar uno ó dos ejemplos de esto. Daniel, un joven cautivo, llevado a Babilonia de la aristocracia judía, lo ponen en la universidad más avanzada de Babilonia para llegar a ser miembro de la burocracia babilonia, porque el rey había decidido que estos jóvenes judíos eran muy inteligentes. Los judíos siempre son bendecidos, ustedes saben eso ¿verdad? Son gente inteligente, culta, disciplinada. El dijo a estos jóvenes, los voy a coger, los voy a entrenar y ese espíritu judío va a bendecir a mi nación. Cogió a Daniel y un grupo de otros judíos y los puso en su mejor universidad para entrenarlos por un tiempo y después ascenderlos a diferentes posiciones de gobierno en su país.

Daniel era un muchacho consagrado al Señor, amaba al Señor, ustedes saben la historia. Pero como a los muchachitos yo se que les gusta oírla otra vez y entonces Daniel, cuando iba al comedor de la universidad se daba cuenta que esa comida había sido sacrificada a los ídolos babilonios, y él era un muchacho piadoso. ¡Qué raro es un joven, hermanos, hoy en día, piadoso! Tan raro como en Babilonia. Y Daniel dijo: yo no me voy a contaminar con esa comida, porque yo quiero honrar a mi Dios. ¿usted ve la idea de honrar al Señor? Obedecer al Señor. Los otros jóvenes, yo no creo que Dios los castigó por decidir comer la comida. Yo no creo que fue así, ellos simplemente estaban, no estaban computando como Daniel.

Daniel tenía un corazón diferente, era un corazón como el de Jabes que decía que era más ilustre que sus hermanos, porque a veces Dios pone ese llamado en algunas vidas, de ser, de amar más al Señor, obedecerlo más, ser más atrevido con el Señor, darle más al Señor. Ese es un don y Dios se lo dio a Daniel. Y Daniel dijo: yo no voy a sacrificar mi fe. Y trabó un trato con el jefe de todos ellos, le dijo: Déjame comer legumbres, espinacas todos los días, vegetales, lechuga y pepinos, con un poquito de aderezo. Todos los días y no coma yo de la comida que ha sido sacrificada a los ídolos. Entonces el jefe de ellos le dijo: pero, muchacho, según..... fíjese él estaba computando según el mundo, según la razón, que es lo que nosotros usamos muchas veces cuando decimos: le doy a Dios o no. Usamos la razón. El dijo, si tu no comes, vas a ponerte demacrado, vas a debilitarte y me van a echar a mi la culpa de ser descuidado con los jóvenes que el rey me ha confiado. Daniel dijo; no, dame, ponme a prueba, ¿10 días creo que fue? Y vamos a ver qué pasa. Y usted sabe la historia.

Daniel, Capítulo 1, versículos8, 15. dice que “.....al cabo de los 10 días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que de los otros muchachos que comían de las porciones de la comida del rey”. Porque hubo otros amigos que se bendijeron con el ejemplo de Daniel y tomaron también. ¿Qué es lo que pasa? Cuando nosotros somos generosos con Dios otros son bendecidos, son inspirados también a ser generosos con Dios .... y dice la Biblia que a estos 4 muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. Ve, como Daniel se empobreció por un momento, no jugó como los demás, arriesgó su posición privilegiada. Arriesgó pasar hambre, demacrarse, debilitarse para glorificar a su padre, honrar a su Dios, Dios lo bendijo con sabiduría, ciencia, inteligencia, éxito académico, gracia. Le dio entendimiento en el terreno subterráneo del espíritu con visiones y sueños porque cuando Dios da, Dios da generosamente. Cuantos millones pagaría gente para tener entendimiento sobre las cosas secretas del universo. Dios se las dio gratis a Daniel.

Cuando tu le das al Señor generosamente, Dios te bendice. ¿Tu entiendes? Ese es el principio, Daniel se empobreció, Daniel se debilitó en la carne, Daniel se puso en desventaja por un tiempo para honrar a Dios y Dios se comprometió con él y lo bendijo más allá de lo que Daniel dio. Y la vida de Daniel siempre fue un ejemplo de eso. Esa idea, hermanos, de que tu te empobrezcas, te debilites, caigas en desventaja, y entonces digas: Padre, que ese sea mi holocausto a Ti, mi sacrificio, bendícelo, bendíceme. Que no hay nada de malo en esperar bendición de Dios cuando tu eres fiel a El. No tenemos que ser más católicos que el Papa, tampoco. No yo solamente le quiero dar al Señor por amor a El, no necesito que me de nada. Mentira. Uno siempre quiere algo, que Dios bendiga a uno. Y si no lo pide para ti, pídelo para otro alrededor de ti, hermano. Como cuando uno va a los restaurantes ¿no? Meche dice: ¡oh!, no quiero una ensalada, yo le digo, no, pídela, dámela, yo me la como. Si estamos pagando por ella. Si usted no quiere bendición, pídala por su hijo, pídalo por su hermano, pídalo por su iglesia, por alguien. Pero a Dios le gusta que le pidamos, y que seamos fieles a El y que esperemos ser bendecidos, porque El es así, El bendice a los que lo honran.

En el caso de Salomón Dios le dijo: Pide lo que tu quieras. Salomón no le pidió gloria, no le pidió dinero, no le pidió la muerte de sus opositores, le pidió sabiduría para ser fiel a El como rey. ¿Qué hizo Dios? Lo bendijo.

Mire Primera de Reyes, Capítulo 3, versículos 10 al 14. Dios se gozó tanto de que este muchacho joven, se empobreciera, se debilitara cuando tenía oportunidad para pedirle lo que él quisiera que como otros hombres lo harían según el dinero, las cosas que egoístas, y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. Porque cuando buscamos el Reino de Dios, su justicia las demás cosas vienen por añadidura. Cuando tu buscas en la gloria de Dios y el agrado de Dios entonces dice, ¿qué pasa?, dice “agradó, Dios se agradó” delante del Señor que Salomón pidiese esto, y le dijo Dios “...porque has demandado esto y no pediste para ti”, el egoísmo es el principio que siempre nos destruye, es el “yo”, la ventaja personal, lo que me da a mi placer o..... “y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, es decir, para beneficiar a otros. He aquí lo he hecho conforme a tu palabra. Es decir te doy todo lo que me pediste. He aquí que te he dado un corazón sabio y entendido tanto, porque cuando Dios da en abundancia, que no ha habido antes de ti otro como tu ni después de ti se levantará otro como tu. Y mire aquí el “aún”, el “aún”. Eso es lo que a mi me gusta de Dios. Esa es la partecita que yo siempre quiero en mi vida, el aún de Dios, porque cuando yo le doy a Dios, Dios me da lo que le he dado, me lo devuelve, pero entonces dice “aún” te voy a dar más.

Digan todos “aún”. Y desde ya les digo, titulen este sermón “el aún de Dios”, porque aquí dice: “ y aún también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria de tal manera de que entre los reyes ninguno haya como tu en todos los días y si anduvieran en mis camino guardando mis estatutos y mandamientos como tu y David, tu padre, Yo alargaré tus días.” En otras palabras aún te voy a dar, dinero, gloria, poder, paz en tu recintos y te voy de ñapa de voy a dar una vejez larga. ¿Quién no quiere eso, hermanos? Pero Salomón tuvo que primero ponerse en desventaja, ¿usted entiende? Buscar la gloria de Dios, pensar en el papá, no pensar en él. Entonces papá le da lo que le dio porque se lo devuelve, y entonces le dio mucho más. ¡Que bendición tan grande!

Si nosotros entendiéramos estos principios. A veces leemos la Biblia y nos pasan por encima estas cosas. Ahora la pregunta ¿te atreves tu a creer que Dios todavía obra así como obró con Salomón? Que esto no era solamente para Salomón, en el siglo qué se yo antes de Cristo, sino que ahora en el siglo XXI en este tiempo para ti, pon tu nombre sobre ese texto, es también esa dinámica. Si tu les das al Señor, si buscas su gloria, si buscas su reino, si buscas los principios de su Reino, si buscas honrarlo a El primero, El te dará algo que tu le has dado y aún te dará mucho más, las peticiones de tu corazón, aquellas secretas, que necesitarían un psiquiatra para que te las revelara, Dios las lee y te las da. Porque El se goza en darle a sus hijos más de lo que le piden y más de lo que le dan.



Tu no le puedes dar nada a Dios, como decía el hermano Montaña ayer: Dios es el dueño de todo. ¿Qué tu le puedes dar a Dios? ¿Oro? El hizo el oro. ¿Una iglesia lujosa?, el bloque que usas y el shiprock es de Dios. Tu vida, El la creó. Tu alabanza, himnos, obras de artes, ¿quién te dio la inteligencia y la creatividad para concebir esas cosas? Te las dio Dios. Tu no puedes salirte de lo que Dios ha hecho y ha creado. Todo lo que tu eres, piensas, deseas, ofreces, viene de Dios. Así que de lo que tu has recibido tu le estás dando al Padre. Tu no le puedes dar nada a Dios, en otras palabras. Lo que puedes hacer es ofrendas simbólicas, y esas El las recibe, y las bendice y te mucho más. Secretos de vivir una vida próspera y abundante.

En Reino de Dios cuando tu te debilitas, o empobreces para agradarlo o servirlo, El te repone lo perdido y te da aún más. Ese es el principio, hermanos, es el principio estructural que rige otras prácticas. Entonces las prácticas simplemente son la manifestación de los principios. Otro día les voy a explicar eso, es demasiado temprano ahora en la mañana. Las prácticas son simplemente la expresión de los principios, los fundamentos. Es como en la matemática, las leyes de la matemáticas están predicadas sobre lo que se llaman postulados, que son principios fundamentales desde los cuales procede todo lo demás, todas las operaciones, suma, resta, división, multiplicación, geometría. Todas estas cosas dependen de postulados lógicos, postulados físicos, etc.

Los postulados de la Escritura entre ellos está ese principio que luego se manifiesta en prácticas como el diezmo o el ayuno. Son prácticas, pero el principio es ese, empobrécete, redúcete, cae en desventaja para abrir espacio para que se aumente el poder de Dios en ti, la bendición de Dios en ti.

¿Qué es el diezmo? Ya ayer se lo expliqué, tu te pones en desventaja, ese 10%, que a veces ni siquiera te da para pagar las cuentas. Entonces dices: como le voy a dar yo el 10% si apenas mantengo a raya a quienes les debo, y apenas puedo pagar el carro y la casa, y ahora me pide el Señor que le de el 10% de mi dinero. Pero entonces tu dices, no, pero la lógica de Dios es diferente. Dios dice: si tu te empobreces, si te atreves a creerle a Dios y reduces ese 10%, Dios te va, hasta música de trasfondo tengo para mi predicación este momento, Dios está diciendo, vas bien. Amen. Si tu reduces ese 10% , te debilitas en tus finanzas, Yo te voy a reponer el 10% y te voy a dar más. Es el postulado del empobrecimiento, la reducción para gloria de Dios y que Dios se comprometa.

El ayuno también es explicado de esa manera. La lógica y la razón te dice, mientras yo más coma más fuerza voy a tener. Usted sabe que eso no es verdad, aún ni siquiera la lógica apoya eso. Pero usted sabe que si usted no come se debilita, hay un nivel razonable de comer y el ayuno dice: no, si tu en el espíritu te debilitas físicamente y esa comida que es tan importante para tu mente o para tu cuerpo, tu te eximes de participar en ella, y en el espíritu tu reduces tu cantidad de comida y le ofreces ese sacrificio, ese espacio en tu estómago al Señor, Dios te va a reponer y te va bendecir y te va a prosperar, te va a dar fuerzas como las del búfalo. Diga amen, aunque sea para agradarme, ¿usted entiende?

Esa es la idea, si tu ayunas, te debilitas, Dios te hace fuerte. Vigilia, si tu pasas sueño, y pasas y poquito de trabajo, Dios te bendice. Es un principio, es así. Yo se lo puedo enseñar eso a través de toda la Biblia, muchos textos se abren cuando entendemos este principio. Ruth en vez de irse detrás de un pantalón a buscar a su hombre por allá en otro lugar, como le dijo Noemí, dice: No, yo te voy a ser fiel a ti, te voy amar a ti, vieja. Voy a ir contigo, voy a caminar contigo, voy a serte fiel, voy as ser una mujer noble, y me voy a pegar a ti, te voy a proteger y te voy a guardar. Yo, mi juventud, te voy a cubrir con ella. ¿Y qué pasa? Dios le consigue a su varón más tarde y la bendice siendo antepasado de Jesucristo y bisabuela del rey David, y la redime de ser una mera moabita que no tiene derecho ni siquiera de ser parte del Reino de Dios según la ley, la convierte en una integrante de la familia de Jesucristo. ¡Aleluya! Y a través de toda la Escritura usted ve ese principio. Cuando usted se pone en desventaja, se empobrece en alguna manera, se debilita en alguna manera para glorificar a Dios, Dios promete bendecirlo, prosperarlo y eso tiene que ser una práctica todos los días de nuestra vida. Y si no practicamos ese principio estamos en desobediencia, yo me atrevo a decir.

Vamos a un texto..... volvamos un momento para sacarle el jugo ya final a ese texto de Proverbios 11. Examinémoslos a la luz de lo que le estoy diciendo. Yo espero que ahora se hace más claro. “.... hay quienes reparten y les es añadido más, es decir, hay quienes se empobrecen y reciben más de lo que se reducen ¿por qué? Porque están operando conforme a ese principio espiritual, ese postulado del Reino del espíritu, y hay quienes retienen más de lo que es justo pero vienen a pobreza. ¿Por qué? Porque están violando ese postulado del Reino espiritual, porque no hay nada de malo con retener algo, hermanos, es bueno ahorrar, es bueno, mira si..... Dios no está pidiendo que tu seas un tonto, que te exploten y que hagan de ti lo que la gente le de la gana. No, hay que retener, hay que hacer sus cuentas y que asegurarse de que uno pueda pagar las cosas de la vida. Hay que ser prudente. Está bien, pero lo que Dios dice es no retengas ¿qué? Más de lo que es ¿qué? Justo. En otras palabras, hay cosas que a ti no te es legítimo retener, como el diezmo por ejemplo.

Si usted lee la Escritura continuamente y si ustedes .... esa expresión que no la digo yo, la dice: “ustedes me han robado la nación toda, dice el Señor, me han robado. Porque el diezmo es una porción sagrada de tu dinero como creyente, como hijo de Dios que no es tuyo, no te es justo retenerlo. Si tu lo retienes estás entrando en el terreno de la ilegitimidad entonces vienes a pobreza. Estás echando tu dinero en saco roto. Si alguien necesitado viene a ti y tu tienes la manera de bendecir a esa persona, tu hermano necesita algo, y tu retienes ayudarlo, bendecirlo, contribuir a su bienestar, tu estás reteniendo más de lo que es justo. Si tu iglesia necesita algo para bendecir el Reino de Dios, avanzar los propósitos del Reino de Dios y tu puedes ayudarla, y estás en posición para hacerlo, y no lo haces, estás reteniendo más de lo que es justo. Si tu tienes un talento y el Reino de Dios lo necesita, y tu no se lo estás dando al Reino de Dios estás reteniendo más de lo que es justo y estás viniendo a pobreza espiritual en tu vida. Entonces digo, ¡ay! de aquellos que Dios dota con un talento y no lo están usando para el Reino de Dios y lo retienen injustamente, vienen a pobreza espiritual. Hay que darle al Señor, darle a tu iglesia, darle a los demás generosamente. Dios ama la gente generosa.

En realidad el origen de esta inquietud mía de predicar este sermón es porque, hermanos, yo quiero ver una congregación de hombres y mujeres que le den al Señor generosamente porque esa es la clave para una congregación prosperada, esa es la clave para que dentro de 10 años yo los vea a ustedes habiendo comprado sus casas, habiendo ascendido en sus trabajos, habiendo aprendido a hablar inglés, habiendo sujetado a su hijos a la disciplina del Señor y tener a sus hijos, habiendo visto sus matrimonios sanados y bendecidos, viendo sus talentos usados para gloria del Señor y levantados, viendo madres solteras que llegaron ignorantes y viéndolas cubriendo a jovencitas con su consejo, discipulando a otras mujeres, diezmando al Reino del Señor, usando sus talentos para bendecir la iglesia de Dios, porque han dado generosamente.

Una comunidad prosperada es una comunidad que reconoce el señorío de Cristo y le da al Señor generosamente. Cuando el Señor dice dame, simplemente porque quiere ver si le damos, y le damos, Dios bendice esa comunidad. ¿Usted quiere ser bendecido al nivel individual, ustedes quieren ser bendecidos a nivel de comunidad espiritual?, denle al Señor generosamente. Cuando Dios les pida denle, no le aguanten más de que es justo al Señor. Ese es el principio.

Cuando Dios te llama ven y estudia, ven y vigila, ven y ayuna, ven y diezma, ven y sirve, no le digas al Señor no, estoy cansado, estoy deprimido o tengo otras cosas que hacer. No le des excusas al Señor, dale al Señor generosamente, quieras o no quieras, estés en ventaja o en desventaja tengas mucho o poco, no importa, dale al Señor generosamente, imponte sobre tu carne y hazlo por principio espiritual y Dios te bendecirá. Yo veo mucha gente en nuestra congregación, lo digo ahora pastoralmente que tienen dones y talentos y no le están dando al Señor como deben darle y a veces son tacaños, cuando su iglesia los necesita y a veces están demasiados cómodos, hermanos y demasiados agarrados con sus dones, y el Señor dice: no te voy a bendecir, no te puedo bendecir y hasta que no me des generosamente. A Dios lo honra el hombre, la mujer apasionada para con El y generosa para con El. La persona que le da al Señor sin medida, esa es la persona que es bendecida y nosotros queremos gente con corazón guerrero en esta comunidad, que estén siendo bendecidos y estén ganándose a sus compañeros y las almas de sus compañeros también porque hay abundancia de pasión en sus corazones.

Nosotros queremos, hermanos, una.... el voluntariado es algo importante en una iglesia. Yo espero que si el Señor nos diera 50 millones de presupuesto cada año, que todavía esta iglesia tenga hombres y mujeres que lo sirven de gratis en esta iglesia y que esta iglesia no se convierta en una iglesia de profesionales. Yo reprendo ese espíritu en el nombre de Jesús. Hay gente que no quiere hacer nada por el Señor si no se le paga. Yo reprendo ese espíritu en el nombre de Jesús. Y tu entiendes entonces que si te pagan a ti los hombres, Dios no te puede pagar porque ya tu recibiste tu recompensa. Y no estoy diciendo, yo creo que el obrero es digno de su salario, a mi me pagan por lo que yo hago, pero yo no serví al Señor por el dinero, que si yo quisiera daría más dinero afuera, pero hay cosas que nosotros tenemos que darle al Señor que solo El y yo lo sepamos, nadie más.

La gente no entiende eso, cuando tu le das al Señor generosamente, Dios no se cansa de bendecirte, la manera de tu ser prosperado financieramente es diciendo: no, no quiero, yo quisiera poder trabajar sin que me pagaran. Si yo pudiera hacer lo que hago, con un trabajo secular allá afuera, yo preferiría eso mil veces. Y eso lo hice por un tiempo, hasta que el trabajo aumentó demasiado para yo poder hacer las dos cosas físicamente. Pero yo prefiero mucho más darle todo lo que yo puedo al Señor, desde mi vida, lo que yo tengo, de mi porción, que el Señor me recompense, porque yo quiere que ese me pague, porque cuando ese me paga, me paga mucho mejor que lo que cualquier hombre me puede pagar.

Si entendiéramos ese principio, hermanos en todo lo que nosotros hacemos en nuestra vida, cómo seríamos bendecidos. Dale al Señor generosamente siempre. Y mira hacia arriba y di: Padre, lo hago para tu gloria y tu honra. Mira desde tu reino y bendíceme como tu sabes bendecirme. Si quieres bendecirme en dinero, bendíceme en dinero. Si quieres bendecirme con salud, bendíceme con salud. Si quieres bendecirme con reconciliación de mis emociones, hazlo así, o con las peticiones secretas de mi corazón que tu bien conoces, ven, págame en la moneda que tu quieras, pero lo hago para ti. Esta es la ofrenda, Señor que yo tengo para ti. Vive generosamente. Da, al Señor, a tu iglesia, a los demás. Se generoso con Dios. Yo quiero una iglesia que siempre esté empobreciéndose para el Señor porque esa iglesia siempre va a ser enriquecida por el Señor. Escucha el postulado, si te empobreces para el Señor, vas a ser enriquecido por el Señor. Escríbalo antes de que se le escape porque eso está bueno. Si te empobreces para el Señor vas a ser enriquecido por el Señor. Aplica ese principio todos los días de tu vida, en cada transacción, en cada decisión que tu hagas y dice el Señor, y mira, si yo no abriré la ventana de los cielos y te daré hasta que sobreabunde, es la palabra del Señor para ti en esta mañana.

Vamos a ponernos de pie. Quisiera tener más tiempo porque hay tantas cosas en el tesoro de la palabra de Dios sobre este principio y yo no quiero que se nos escape, hermanos. Seamos gente diligente, despierta, apasionada para con Dios. Levantemos una iglesia que los ojos sean como dos brazas encendidas de pasión para con Dios, una iglesia apasionada para el Señor, que sepa moverse en los principios del Reino de Dios.

Dios quiere bendecir a usted, pero usted debe darle a él generosamente todo, tiempo, talentos, dones, las energías, el sueño, las emociones, de todo. Simplemente darle al Señor con pasión y confianza en él. Él te bendecirá más allá de tus sueños más salvajes. Él quiere prosperar. El pondrá su mano sobre ti. Su amor será en las 24 horas del día.

Esa es la bendición del Señor para los hijos de Dios. No seamos niños, dice el Señor, en las cosas del espíritu, seamos niños para la malicia y la maldad, pero seamos sabios para las cosas del espíritu, dice el Señor, seamos maduros para las cosas del espíritu. Aprendamos a procesar las leyes del espíritu como Dios pide. Seamos apasionados para sacar esas pepitas de oro que están encerradas en la palabra de Dios.

Bajemos las cabezas. Arrepintámonos de todo egoísmo. Arrepintámonos de todo materialismo en lo que se refiere al Señor, arrepintámonos de toda timidez, de todo carácter conservador y agarrado en lo que tiene que ver con las cosas del Reino de Dios. Arrepintámonos de ser demasiado conservadores, demasiado tímidos con nuestros talentos y nuestros dones. Dale al Señor, enamórate del Señor. Créele al Señor. Aplica los principios de la palabra del Señor y serás prosperado, serás bendecido. Padre, que esta palabra se incruste en las paredes de esta iglesia, reverbere todos los días que esta congregación exista, Señor. Estos principios que han sido enunciados, Padre, los abrazamos. Son principios regidores de esta iglesia y si no los obedecemos y vivimos por ....... ten misericordia y alértanos y disciplínanos para que volvamos a ese camino, Señor, porque sabemos que ese es el camino de la bendición para una comunidad.

Graba estos principios en nuestros corazones Señor, y no dejes que esta palabra, que es una promesa, caiga a tierra, Señor. No dejes que esta profecía caiga a tierra, Padre. Los que la apliquen sean bendecidos y vean la bendición, Señor. Yo lanzo esta palabra, Padre, como un proyectil al corazón y al espíritu de mis hermanos en esta mañana y los bendigo con ella, Padre, los fertilizo con esa palabra, los impregno con la semilla de tu reino y de tu Evangelio, Padre, en esta mañana. Que los que la reciban sean prosperados y bendecidos, los que se cierren contra ella, Padre, experimenten la verdad de tu palabra también. Nos sometemos a tu juicio, Señor, en esta mañana como iglesia, abrazamos tu verdad, Señor. Abrazamos tu juicio, Señor. Abrazamos tus mandamientos y tus preceptos, Señor. Ten misericordia de nosotros Padre. Ayúdanos a ser rectos e íntegros delante de ti, Señor y a vivir conforme a lo que tu palabra nos revela. Oh Señor . Te adoramos, te bendecimos, Señor. Gracias Jesús. Gracias Jesús. Gracias Jesús. Te adoramos, Señor, te bendecimos.

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