27 marzo 2010

El Amor y la Sujeción en el temor de Dios

Hola, como están Hermanos y Amigos. Quiero que hablemos de algo que todos los cristianos conocemos de sobra, pero por alguna razón pocos aplicamos a nuestra vida. Si, quiero hablar sobre el Matrimonio. Matrimonio que yo mismo experimente cuando vivía concentrado en el mundo y desconocía las cosas del Señor. Matrimonio que no supe llevar adelante y hoy a fuerza de experiencia y ver cometer mis mismos errores en las familias de mi Iglesia es que quiero hacerlo público para que por lo menos se den cuenta que uno habla por lo que le pasó y no que tocamos de oído algunos temas. Es importante que cada vez que transmitamos algo, lo hagamos desde nuestra propia experiencia, y eso es lo que quiero hacer en este día.

Vamos a orar. Padre, en el nombre de Jesús, que la Sabiduría y el Entendimiento llegue para cada uno de nosotros que está aquí hoy y en este momento. Para vos Hermano que estas leyendo, para mí y para mi congregación. Señor, si hay ansiedad en nuestras vidas, hay miedo en nuestras vidas, ayúdanos para que podamos esforzarnos, por que no nos desgastemos y no nos agotemos. Padre, si tenemos los temores sobre el futuro, si el futuro se presenta incierto, Señor, ahora decimos que tu bendición llegue a nuestras vidas. Te damos gracias por tu bondad que nos llevará hasta el otro lado. Te damos gracias porque tú nos has bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales. Y Señor, gracias por este paseo de la alegría que llamamos vida. Abrazamos esta aventura, Padre. Perdónanos por tener miedo de él a veces. Perdónanos por dudar, como los discípulos en la barca mientras la tormenta perduró alrededor de ellos. Dudaron del hecho de que Tú estabas allí, y de que ese barco no podía hundirse. Y Padre, a veces dudamos de nuestras vidas, a veces dudamos en nuestro matrimonio, en nuestra familia. A veces tenemos dudas sobre nuestras actitudes hacia nuestras esposas, hacia nuestros esposos, hacia nuestros hijos, pero hoy Padre, reclamamos que tu nos ayudes a lograr es descanso, a lograr que podamos descansar en tu palabra. Gracias, en el nombre de Jesús. Amén.

Vamos a leer Efesios 5:21-31, si no tienes tu biblia a mano, hoy te lo transcribo. Pero ten siempre tu Biblia cerca.

21 Someteos unos a otros en el temor de Dios.
22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;
23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.
32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.
33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.

Leyendo estos versículos de Efesios te darás cuenta que la Biblia nos pone como ejemplo del matrimonio al mismo Jesús y su relación con la iglesia. Cuando la Biblia habla de lo que debemos hacer en un matrimonio, nos pone por ejemplo a Jesús. Todos crecimos en una familia, viendo algún tipo de matrimonio; unos malos, otros buenos; unos sólidos y otros inestables.

Recordá que el Apóstol Pablo nos dice que Todo lo concerniente a nuestra vida como cristianos debe tener un solo fundamento, la preciosa persona de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, la nueva vida que todo matrimonio realizan juntos debe tener su base en Cristo. Todo lo
que emprendan, si antes lo someten al señorío de Cristo, tendrá bendición.

Pero lo que vimos creciendo en nuestro hogar programó nuestra mente y corazón. Inconscientemente creímos que las reglas de conducta y la forma de relacionarnos en un matrimonio debían ser como lo vimos en nuestro hogar. Y eso lo llevamos dentro cuando nos casamos. Si el padre fue agresivo y machista, igual se comporta el hijo; si la madre fue independiente y rebelde, la hija querrá hacer lo mismo en su matrimonio.

La gran mayoría de personas no aprende como llevar un matrimonio. Acude a sus conocimientos y reglas de conducta heredadas de su hogar creyendo que eso los guiará, y se sorprenden cuando no funciona. Me asusté cuando leí esta estadística: que la pareja promedio pasa 150 horas planificando la ceremonia de boda y solamente 2 horas aprendiendo del matrimonio. Planifican las invitaciones y los adornos, pero no planifican su hogar. Aprenden como manejar un auto y estudian una profesión, pero pocos estudian para la vida, para ser felices con quien aman.

Pero el matrimonio, aunque nace por el amor, se sostiene con sabiduría. Esta escritura de Efesios es como que el Señor nos dijera: "cuando te cases, no sigas el patrón de conducta que viste en tus padres. Sigue mi ejemplo. Imítame a mí".

Cada vez que hablamos de sujeción, las mujeres piensan dentro de sí: “ahí viene otra vez eso de que debo obedecer, otra pedrada para mí”, mientras los hombres empiezan a sonreír como quien dice “Que bueno, ahora habla y me libera, me da la razón”. Pero no deben pensar así, no es así. Primero, la sujeción no es sólo para las mujeres, empieza por el hombre. Éste debe sujetarse a Cristo, su cabeza. Segundo, no es mala, es buena. Dios no hubiera mandado algo que nos hiciera daño.

No se trata aquí de que la mujer esté esclavizada, que no cuente para nada, que no ejerza ningún derecho. Sino que por vía de orden, en el matrimonio debe haber una cabeza, es decir un líder y Dios ha designado al marido.

Muchas mujeres huyen a la sujeción porque no han entendido su poder. Creen que Dios les ordenó menospreciarse. Esto lo creen porque no han entendido el respaldo de Dios cuando lo practican. Antes que nada mujer, debes comprender que lo que el Señor le pidió al marido es más difícil. La orden para el hombre es morir, no sujetarse. Estoy seguro que a cualquiera que le apunten un arma a la cabeza y le digan "o te sujetas o te mato" se sujetaría. Es porque morir es más difícil, y eso fue lo que Dios le pidió al esposo.

Te voy a demostrar tres beneficios para ti, mujer, si eres sujeta. El primero lo encontrarás si lees cuidadosamente 1ra Pedro 3.1-2. El Señor lo ha llamado "Deberes Conyugales" y dice así: 1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa.
Dios transforma con su Palabra a los hombres a quienes se les sujeta una mujer casta y respetuosa, aún cuando este marido no crea en la Biblia. En otras Palabras, las mujeres respetuosas son una ventana de bendición para su hogar.

Piensa en esto por un momento. Por lo general, la mujer cuando está enojada, quiere discutir con su marido y llega a hacerlo fuertemente si no la escuchan. Quiere hacer valer su punto y que su marido reaccione, pero está en un error. Dios no transforma a su esposo por sus alegatos, lo hace por su sujeción. Cada vez que contiende verbalmente con su marido, está cerrando más su corazón y también la ventana de bendición de Dios. El Señor, al ver que la mujer no respeta a su cabeza, la deja a su propio destino. Pero en cambio, cuando no discute de regreso, sino que mantiene una conducta respetuosa y ejerce dominio propio, el poder de Dios y su autoridad operan a su favor. El mismo llama a su marido y se encarga de reprenderlo fuertemente. ¿Por qué? Porque El es la cabeza de su esposo y opera en autoridad cuando ve que la mujer respeta esa autoridad.
Recuerden que si en vuestro matrimonio le dan lugar al diablo, él no viene sino para hurtar, matar y destruir. Pero si lo someten todo al gobierno, a la autoridad, a la soberanía de Cristo, entonces vuestro matrimonio tendrá vida y vida en abundancia como lo promete el mismo Salvador: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

Así mismo ÉL manda tres veces en este pasaje al esposo que ame a su esposa: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (5:25). “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama” (5:28). “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido” (5:33). Pero también, la Biblia dice que la esposa debe amar a su marido: “Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos” (Tito 2:4).

"El valor principal de la compañía o del sentirte o estar acompañado lo encuentras en 1ra Pedro 3: 7: Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo. Entiende esto, Dios escucha únicamente al esposo que honra a su mujer. Cuando eres sujeta a tu marido, Dios está tan cautivado con tu actitud mujer, que hasta podría estorbar las oraciones de tu esposo cuando no te honra como vaso más frágil. ¿Por qué? Porque Dios no atiende al hombre que trata mal a su mujer, sino que le resiste. De esa manera el Señor protege el corazón sensible de las mujeres.

Si el Señor le dio al hombre autoridad en el hogar, también le dio responsabilidad, y El no escuchará a aquel que abusa de ese poder. El resiste al esposo, hasta quebrantar su corazón y para que éste se de cuenta de que no esta haciendo bien. El Señor me dio a deducir que sólo aquellos hombres que honren a su mujer y respeten la ternura y sensibilidad de ella podrán tener comunión con el Espíritu Santo, porque el Espíritu es más sensible que las mujeres. Pero cuando son severos y torpes con sus esposas, el Señor se aparta de ellos en sus oraciones, buscando que se humillen y arrepientan por esa dureza. Aquel que se endurece con su esposa, su corazón se endurecerá con Dios. Por eso Dios ni recibe las ofrendas de los esposos desleales a sus esposas (Malaquías 2.13-14).

Nada, ni nadie, puede vencer al amor verdadero. El sabio Salomón nos dice: “Porque fuerte es como la muerte el amor... sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos...” (Cantares 8:6-7). No hay gozo más grande y más hermoso que cuando se ama. No cuando nos aman, sino cuando se ama. Cuando se siente esa experiencia maravillosa, esas mariposas en el estómago.
Hermanos, ámense, pues esta es la voluntad de Dios. ÉL manda tres veces en este pasaje al esposo que ame a su esposa: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (5:25). “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama” (5:28). “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido” (5:33). Pero también, la Biblia dice que la esposa debe amar a su marido: “Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos” (Tito 2:4). Nuestro pasaje nos dice que la intensidad de vuestro amor debe ser hasta el grado de entregarse uno por el otro. Asimismo, que la profundidad de su amor debe ser como se aman a sí mismos, considerándose parte el uno del otro. Adán dijo de Eva: “... Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne...” (Génesis 2:23). La idea aquí es que si se aman así, jamás se harán daño, nunca se aborrecerán, siempre se sustentarán y cuidarán de la misma manera que Cristo
lo hace con su iglesia.

Cuando esto no sucede, entramos en crisis, entonces el Señor nos provee de alivio y consuelo y esto lo encontramos en Isaías 54:4-6. Dios le dice a la mujer abandonada: “Yo seré tu marido”. El ocupa el lugar del esposo si éste la rechazó, pero nunca ocupa el lugar de la esposa ante el hombre. Es como que Dios le dijera a la mujer: "si por sujetarte a tu marido el te hace algún daño, Yo mismo me encargaré de amarte y sustentarte. Yo, tu Dios, yo te consolaré, y no te dejaré avergonzada ni afligida". Esta es una promesa que nunca hace el hombre, sólo a la mujer, y a aquella que se sujeta a su esposo. Dios te ha puesto a ti, mujer, en un lugar para ser honrada por tu marido. Sujétate sin temor, con toda libertad, pues la sujeción es una bendición.

La Biblia dice que una buena mujer es corona de su marido, pero que una mala mujer es una gotera sobre su cabeza. En Proverbios dice que la mujer es el bien de Dios, pero Eclesiastés dice que la mala mujer es más amarga que la muerte. Mujer, tú escoges que serás para tu esposo: la mayor bendición que ha recibido de Dios, o el mayor dolor de cabeza que sufre. Escoge el bien, y el Señor te ayudará a relacionarte con tu esposo.

EL MODELO DE AMOR MAS GRANDE PARA EL ESPOSO ES JESUS

Así como la instrucción de Dios para la esposa es una en todo el Nuevo Testamento, sujetarse, para el hombre encontramos tres.
La primera es amar incondicionalmente, dar la vida como Cristo lo hizo. Como puedes ver, tu responsabilidad, por ser cabeza, es mayor. Cristo llegó a la cruz por amor a su esposa, la iglesia, y murió a sí mismo por ella. No hay más grande amor que éste, y a eso nos llamó el Señor como hombres y líderes del hogar. Tu esposa no se negaría a seguir a un hombre así.

Si tú, hombre, quieres ser una cabeza digna de un hogar cristiano, lo primero que tienes que hacer es morir a tus propios deseos. Si Dios te dio autoridad en tu hogar es para que sirvas a tu familia. Pero el que se casa para exigir cosas para sí mismo, no está amando como Cristo.

Al leer 1ra de Juan 4:8, dice: El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
La Biblia dice que en esto consiste el amor, en que El me amó primero a mí. Jesús me enseñó que si yo quería amar a mi esposa como El lo hizo, yo debía ser el primero en manifestar mi amor en mi hogar. El me amó primero, y después de recibir su amor, yo le correspondí. De la misma manera, yo debo amar a mi esposa primero, no esperar lo contrario. Por lo tanto, no puedo tener ninguna excusa como hombre para no ser tierno y amoroso con ella. Jesús no las tuvo conmigo. El me amó primero.

La segunda es respaldar, sostener a tu esposa. Pablo dijo que quien cuida y sustenta a su mujer, a sí mismo se ama. El Modelo de Jesús lo encontramos en 2da Corintios 8:9, que dice: Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.
El versículo habla sobre el manejo de las finanzas de El para nosotros. Dice que Jesús, siendo rico, se hizo pobre para bendecirnos o enriquecernos. En muchos hogares es el hombre quien trabaja y gana un salario. En otros, ambos lo hacen. No importando quien lo genere, la Biblia enseña que la responsabilidad del hombre como cabeza en esta área, al seguir el modelo de Jesús, consiste en dejar a un lado sus propios intereses, despojarse y buscar el beneficio de su mujer.

Nuestras finanzas expresan lo que realmente amamos. "En donde está tu tesoro allí está tu corazón" nos enseñó Jesús. Te guste o no, de la manera como usas tus ingresos muestra lo que hay en tu corazón. Personalmente creo que cuando una pareja se casa deben unir todos sus bienes. No veo cómo una pareja dice que va a compartir toda su vida sin compartir todas sus cosas y eso incluye los bienes. Yo no tuve esa confianza con mi esposa, vos la tenés. Pensalo por que yo lo reconozco luego de haber perdido, vos todavía estas a tiempo
Fijate que por ignorancia, hoy me doy cuenta que lo mismo hizo Dios conmigo, confió sus más preciados tesoros en mí.
Hermano, a vos te hablo, tenés que aprender que cuando tomés decisiones en tu matrimonio, lo hagás pensando en bendecir a tu esposa y a tus hijos, aún si esto implica hacerlo sobre tus propios intereses. No importa de donde procedan los recursos que tienes en el matrimonio, siempre busca el beneficio de tu familia sobre el tuyo propio. Esto les dice que vos los amas.

La tercera es ministrar a tu mujer. Jesús se entregó por su esposa, la iglesia, y la santificó por medio del lavamiento de la Palabra de Dios, y por eso puede presentarse una esposa gloriosa, sin mancha ni arruga. Jesús es responsable de la mujer que se presenta ante El. De igual manera, Hermano, tu que eres esposo, tú eres responsable de la esposa que se presenta ante ti. ¿Qué quiere decir esto? La mujer es, por característica propia, alguien que devuelve lo que tú le des, multiplicado. Dale una docena de rosas y te devuelve su satisfacción; dale un anillo y te entrega un matrimonio; dale un esperma y te devuelve un hijo; dale una casa, y te devuelve un hogar. Pero si la tratas con dureza, te devuelve contiendas y divisiones.

Hermano, no te estés fijando que te entrega tu mujer. Piensa que por algún motivo, lo que ella te da es parte de lo que vos le diste antes. Tú eres responsable del estado de tu mujer. Ella es el reflejo de lo que tú has hecho por ella, es el espejo de lo que te has dedicado a darle. Lo que tú has sembrado, has cosechado.

Siguiendo el ejemplo del apóstol Pablo, quien en ocasiones comparó la iglesia con un edificio, hoy vamos a comparar el matrimonio con una casa. Los esposos son los constructores quienes cada día irán añadiendo los materiales para formar una preciosa habitación. Este trabajo de construcción es constante, no termina, dura toda la vida. Pero al terminar ésta, presentarán su trabajo delante del Señor. Los esposos deciden si presentarán un edificio primoroso, fuerte, adornado; o por lo contrario, unas ruinas, unas tapias, sin techos, una casa destruida. Veamos que necesitamos para edificar un matrimonio feliz.
El hombre que se dedica a darle Palabra a su mujer, a cubrirla y a orar por ella, va a recibir una mujer gloriosa, sin mancha y sin arruga, como Cristo. Esposos: La mujer es la manifestación del bien de Dios. Cuando El te quiso mostrar que era bueno contigo, te dio más que una casa o un carro. Te dio su herencia: una mujer. Ella vale más que el oro y las riquezas del mundo. Ámala, y encontrarás la benevolencia del Señor. Gózate en la mujer de tu juventud, porque esto es don de Dios.
Así es en el matrimonio, aún cuando los dos sean de caracteres muy distintos, llegan a ser uno solo. Debo exaltar que esa unidad no la producen los seres humanos, sino Dios a través de su Espíritu Santo. Lo que nos corresponde como cristianos es conservar esa unidad. El apóstol Pablo lo dice: “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:3).
Esposos sean siempre muy unidos. Tengan una excelente comunicación entre sí. Adoren a Dios juntos. Apóyese el uno al otro en sus temores, en sus puntos débiles. Procuren hacer feliz a su pareja. Si llega a haber un pleito, nunca se ofendan, no levanten la voz, mucho menos la mano, nunca recuerden cosas del pasado, jamás se echen en cara sus faltas, sus fallas, sus errores, mucho menos sus defectos, cada uno sea el primero en buscar la reconciliación, si así lo hacen, se encontrarán en el camino y en lugar de reproches, acusaciones y ofensas, habrá
besos y abrazos y palabras bonitas. No permitan que nadie lesione la unidad que hay entre ustedes. ¡Que lo que Dios juntó, no lo separe el hombre!

Vamos a orar. Padre, te damos la gloria y la honra, Jesús. Esto es un momento sagrado delante de ti Señor. Esto es un momento donde estamos respondiendo a tu palabra, Señor. Como decíamos hace unos minutos: tu palabra que nos confronta, tu palabra que nos alienta, tu palabra que nos llama a llevar vidas distintas para tu honra y tu gloria. Jesús aquí están tus hijos e hijas, Señor. Hay hombres, hay mujeres, hay jóvenes que están diciendo ‘Señor, heme aquí. Llena mi vida con tu unción. Llena mi vida con tu gozo. Llena mi vida con tu amor. Llena mi vida con tu poder, con tu autoridad.’ Señor, hay personas leyendo que en este momento te están diciendo ‘Señor, heme aquí, ¿cómo puedo ser de bendición a mi familia? ¿Cómo puedo ser de bendición a mis amistades, a mis comunidades, Señor? Yo necesito tu unción’. Y Padre, he aquí estamos. Danos tu cobertura, Señor. Danos tu cobertura, Jesús. Derrama sobre nosotros, Señor, ese río de agua viva, mi Dios, que nos llene y que nos impulse, mi Dios, a hacer la diferencia en el mundo donde vivimos, Señor.
Padre, yo intercedo por las familias también, Señor. Yo pido por los matrimonios aquí representados ahora a través de la lectura, Jesús. Padre que tu unción y tu gozo cubra a los matrimonios que están aquí presentes ahora mismo, Señor. Que esa unción y ese gozo restaure relaciones que han sido quebrantadas, que restaure la comunicación entre esas pareja, Señor, que tu restaures la intimidad en sus vidas, y que ellos puedan disfrutar, Señor de ese amor que tu tienes para cada uno de ellos. Con hijos e hijas Señor, que seas tu también ministrando a cada uno de ellos. Yo pido que tu unción les cubra, mi Dios para que la enseñanza que hoy han tenido, la impartan desde ahora, Señor. Que sea una enseñanza, mi Dios que forme hombres y mujeres dignos de llevar tu nombre en medio de sus vidas, Jesús.
Padre, y como un ejército nos paramos firmemente y decimos: ‘Satanás hasta aquí tu has llegado. No más, no más, no más. No más, no más. Ya no tienes lugar con tu pueblo. No tienes lugar porque Jehová está en medio de nosotros, poderoso, El salvará, El salvará, El se encargará de hacer que las situaciones obren en favor tuyo. Oh, gracias Jesús. Gracias Señor. Padre bendice a tu pueblo. Bendice a tu pueblo, Señor, que cuando salgan de este sitio, cuando cierren el Internet, Jesús, tu cobertura sea con ellos aún más, tu fuego sea con ellos aún más. Que tu les consumas, Señor. Que esta palabra siga rebotando en sus mentes, Señor, y los animes a acercarse a ti aún más. Gracias te damos Jesús. A ti sea la gloria, la honra y el honor, por siempre Señor. Amen. Amen. Gracias Jesús.

20 marzo 2010

Hermano, El gozo del Señor, es mi fortaleza

Hola, hermanos, antes que nada quiero darte un saludo. Nos tenemos que acostumbrar a saludarnos. Se que hay gente que me está leyendo desde muchos lugares del mundo, así que les mando un saludo y una gran bendición. Le mando un saludo muy especial a mi Iglesia, a mis Papas Espirituales y a mis Hermanos, quienes son fuente constante de inspiración en las cosas que el Señor me indica que transmita, ya que no quiero ser una persona que hable bien de cosas ideales. Quiero tratar de transmitir cosas desde la realidad que se vive y nada mejor que relatar las cosas que suceden desde una perspectiva espiritual basada en las Escrituras.
Hermanos, todos nosotros sabemos y también hemos escuchado por todos lados, que este año 2010 ha comenzado con un gran llamado que el Señor nos ha puesto como iglesia y como creyentes. Dios nos ha dado un llamado a nosotros como individuos, como hombres, como mujeres, como jóvenes, como niños.
Dios nos ha hecho a nosotros un llamado para ser una iglesia de unción, para ser una iglesia de gozo, una iglesia que sabe cómo vivir en esa nueva dimensión a la cual El nos llama. Ahora mis hermanos, hay algo bien interesante y es que esta unción no se recibe en una manera pasiva, la unción se recibe en una manera activa. Porque Dios está llamando a que cada uno de nosotros tengamos una mentalidad militante. Una mentalidad participativa. Una mentalidad integrante. Una mentalidad contribuyente. Una mentalidad Militante significa una mentalidad persistente, una mentalidad de guerra, una mentalidad que siempre está alerta de las cosas a su alrededor, del ambiente a su alrededor, de las personas a su alrededor, la necesidad de esas personas y aún la necesidad de uno mismo como individuo, como hombre, como mujer. Dios nos llama a tener una mentalidad alerta y militante.
Ahora, es importante que nos demos cuenta y entendamos que este llamado viene con una serie de retos, desafíos, luchas y
por supuesto bendiciones también para nuestras vidas. El llamado de Dios nunca ha sido fácil para nadie. Responder al llamado de Dios siempre ha sido una tarea bien difícil, bien ardua, pero siempre trae consigo grandes, ricas y abundantes bendiciones.
Yo creo que desde el culto de despedida del año 2009, que mi pastor compartió con nosotros esa visión que Dios ha sembrado en él, que yo entiendo que sale genuinamente del corazón de Dios.
Y es a partir de ese mensaje, de esa visión que me ha llevado a meditar sobre la iglesia del Libro de los Hechos, esa primera iglesia que comenzó a fundarse con los discípulos hace siglos atrás. Se me ocurre pensar lo importante que fue para cada uno de estos discípulos haber respondido al llamado de Dios. Antes de continuar, quiero que oremos para ser bendecirnos a través de la palabra del Señor.
Padre te damos la gloria y la honra, Señor, porque sabemos que hasta aquí tu has estado con nosotros, Jesús. Sabemos que ahora que llegamos al momento donde compartiremos tu palabra, esa palabra que da vida, Jesús, tu palabra que es palabra que alienta, que confronta, que nos reta, Señor. Este es el momento en que nuestros oídos, nuestros corazones, nuestra mente, nuestro ser entero está dispuesto, que estamos listos para recibir tu palabra, Jesús. Te glorificamos Señor. Te pido, Señor, que uses mis escritos para llegar al corazón de cada Hermano, Jesús. Sabes la petición que tengo delante de ti, Señor, así que yo confío en que Tu vas a responder. En el nombre de Jesús. Amen
Quiero decirte que recuerdes que Jesús se acercaba a hombres comunes y corrientes, hombres que no tenían ningún grado académico, hombres que tal vez no tenían ninguna visión para el futuro, solamente pescar y hacer las cosas que normalmente estaban haciendo. Claro está que sabemos que es a esas personas a las que Dios llama. Y había algo en Jesús, si, había algo en El que cuando El se acercó a ellos, no tuvieron ninguna otra elección sino que responder a ese llamado. Y respondieron con todo y sus dudas sobre quién era este hombre, ellos sabían reconocer lo que hacía y transmitía la persona de Jesús, y comprendían inmediatamente que tenían que responder, que tenían que obedecer.
Ahora, en ese peregrinaje, mis hermanos y hermanas, todos sabemos que hubo muchas altas y bajas. Todos sabemos que los discípulos no fueron perfectos desde el principio. Ellos tuvieron sus experiencias con Jesús, caminaron con Jesús, comieron con Jesús, vieron los milagros que Jesús hizo, ellos también tuvieron la oportunidad de hacer milagros, de compartir el mensaje también, que Jesús estaba trayendo el mensaje del Reino de Dios, pero no fue hasta que el espíritu santo descendió sobre ellos que entonces ellos fueron equipados para llevar a cabo completamente la misión para la cual ellos fueron convocados.
Saben hermanos, la misión de predicar el Evangelio a toda lengua, a toda nación, es algo que ningún ser humano puede hacer por su propia voluntad o con su propia fuerza. Ninguno de nosotros de los aquí lectores presentes, ninguno de nosotros tiene la capacidad de esparcir el mensaje del Evangelio por su propias fuerzas, por voluntad propia. Tu y yo necesitamos de una capacidad especial dada por parte de Dios para poder llevar a cabo eso. Necesitamos ser envestidos por el poder de Dios, por la unción de Dios para entonces poder abrir nuestra boca y comunicar una palabra que no llegue hueca a la otra persona, sino que llegue con impacto y convicción a aquellos que la reciben.
Ese mensaje, hermanos, era un mensaje que iba a causar una revolución. Si ustedes se fijan en la persona de Jesús, Jesús causó revolución en el tiempo en el cual El estaba andando sobre la tierra. El mensaje de Jesús estaba alterando el equilibrio de la sociedad en aquel momento, estaba alterando el sistema político y religioso de los judíos, y por encima de eso estaba alterando también el sistema político de los romanos.
Para aquellos que no saben, en el tiempo de Jesús, los judíos gobernaban políticamente la sociedad pero por encima de los judíos estaba el gobierno de los romanos también. Todo lo que pasara a nivel de la sociedad judía, de una manera u otra iba a afectar también al nivel del sistema de los romanos. Y si los romanos se enteraban de eso, entonces los judíos iban a estar en problemas, porque los romanos le iban a decir: ‘¿qué pasa, ustedes no pueden controlar a este hombre así, ignorante, uno solo, no lo pueden controlar ustedes? Tienen que hacer algo porque sino nosotros vamos a tener que intervenir’.
Así que si ustedes ven la escala a lo que Jesús vino aquí a este mundo, no era tan solamente un mensaje así de amor y paz, y qué lindo te vez, que bueno, Dios te quiere mucho. No era eso nada más, pero era un mensaje bien de confrontación. Jesús si le tenía que decir algo en la cara a alguien, se lo decía. No iba a ir con palabras bien, bueno, si El usaba sus palabras apropiadas. Pero la cosa era que si El tenía que confrontar a alguien, El confrontaba. Y si El tenía que amar a alguien, El iba a amar a alguien. Y los discípulos entonces cuando llegó el momento para ellos de poder tomar ese llamado de Dios y ellos de responder a ese llamado, ellos iban a hacer lo mismo. Ellos iban a continuar alterando ese equilibrio de la sociedad judía y de la sociedad romana también. Ellos sabían a lo que se estaban metiendo. Ellos sabían que estaban jugando con sus propias vidas, pero ellos estaban asegurados por que sus vidas ya no les pertenecía a ellos, sino que le pertenecía al rey de reyes y Señor de Señores. Ellos sabían que sus vidas estaban más que seguras. Sabían que sus vidas corrían peligro, pero ellos estaban convencidos de quién los había llamado.
Yo quiero que ustedes vayan conmigo al Libro de los Hechos, Capítulo 4. Quisiera explorar un poquito más acerca de lo que significa vivir en la unción y en el gozo de Dios. En Efesios 4, verso 13, Hechos, Capítulo 4, verso 13 (están despiertos hermanos, tienen a mano una biblia para corroborar lo que vamos a repasar ahora? eso me gusta, muy bien!). ¿saben qué? Yo voy a ser bien dinámico hermanos,es un tema maravilloso, y extenso, asi que lo resumiremos en menos tiempo, así que voy a ser bien interactivo.
Hechos, Capítulo 4: verso 13, dice: “... Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan y sabiendo que eran hombres sin letra y del vulgo, se maravillaban y les reconocían que habían estado con Jesús, verso 14, dice: “…y viendo al hombre que había sido sanado que estaba en pie con ellos (porque era un hombre que estaba paralítico), no podían decir nada en contra( de Pedro y Juan). verso 15, dice: “…Entonces les ordenaron (esto está hablando de los fariseos, los líderes allí en el concilio de los judíos), entonces les ordenaron que salieran del concilio y ellos conferenciaban entre si. Verso 16, dice: “…Y se decían “muchachos, tenemos un grave problema”. ¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Tuvimos un problema con Jesús y ahora lo estamos viendo multiplicado al problema con estos hombres. (Gloria a Dios por eso. Gracias a Dios por ese tipo de problema, para algunas personas). ¿Qué haremos con estos hombres porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén y ¿saben qué?, no lo podemos negar. Verso 17, dice: “…Sin embargo (vamos a poner nuestra mente maliciosa a maquinar), ara que no se divulgue más entre el pueblo, vamos a amenazarlos para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en ese nombre de Jesús, verso 18, dice: “…y llamándolos les intimaron que de ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. verso 19, dice: “…Más Pedro y Juan, (sabiendo en quién han creído y en quién han confiado), les respondieron diciéndoles, ‘hombres, juzguen ustedes si es justo delante de Dios obedecerles a ustedes primero que a Dios, verso 20, dice: “…porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto, ni lo que hemos oído.”
Estoy convencido, hermanos que cuando me pongo a reflexionar en lo que significa vivir en la unción de Dios hay varias cosas que vienen a mi mente. Yo creo que todo el mundo que esta leyendo ahora desea vivir en la unción de Dios ¿verdad? Si yo pudiera verlos en este momento y les pidiera que levanten las manos aquellos que quieren vivir bajo la unción y en el gozo de Dios, ¿cuántos levantarían las manos? Yo me imagino que todo el mundo, ¿verdad? Yo creo que aún los que no conocen a Jesús todavía en sus vidas, pueden decir en sus corazones: ‘sí, claro, yo quiero ¿por qué no?’.
Ahora, déjenme que les haga otra pregunta. ¿Cuántos de ustedes están dispuestos a pagar el precio para vivir en la unción y el gozo de Dios? Calculo que no se ven la misma cantidad de manos levantadas que recién en la anterior pregunta. Por ejemplo, vos la levantaste? No muchas manos se levantaron. Seguro que muchos dijeron Amén, pero no muchas manos se levantaron. Tal vez la pregunta estuvo mal formulada. Voy a hacer la pregunta de nuevo, y quiero que respondan con la mano. ¿cuántos de ustedes están dispuestos a pagar el precio para vivir en la unción y el gozo de Dios? Ay, ay, ay,..... miren lo siguiente hermanos, yo quiero que presten mucha atención.
Me voy a poner tal vez un poco vehemente pero yo quiero que a esta pregunta la entendamos con nuestra mente también. Yo creo que uno de los pasos más difíciles que debemos aceptar dar para poder vivir en el gozo y en la unción de Dios es decidirse a hacerlo. El Apóstol Pablo, en el libro de Filipenses, Capítulo 2, él dice que es Dios el que pone en nosotros tanto el querer como el hacer, claro está. Todos nosotros podemos querer vivir en la unción de Dios. Yo quiero vivir en la unción de Dios. Mis Hermanos quieren vivir en la unción de Dios. Todos quieren hacerlo.
¿Pero estamos dispuestos a hacerlo?, estamos dispuestos a tomar las decisiones que se tengan que tomar para poder vivir de una manera plena y completa en la unción y el gozo de Dios. ¿Por qué digo esto, hermanos? Una de las cosas que son necesarias para vivir en la unción de Dios, es el hecho de aceptar los sacrificios. Pero no es cualquier tipo de sacrificio. Miren, yo conozco gente que se sacrifica por ejemplo, por mantener sus familias. Hay gentes que trabajan 3, 4 trabajos y eso es un sacrificio bien grande por mantener a su familia, por poder pagar los impuestos, los gastos, por poder tener comida, por al menos comprarse un par de zapatos al año. Eso es un tipo de sacrificio ¿Claro que si?.
Hay gente que se tiene que sacrificar, viajando una hora y media para llegar a su trabajo o para llegar a una escuela para llevar a sus hijos a una escuela mejor, porque tal vez la escuela del barrio no es muy buena, y eso es un tipo de sacrificio. Hay que levantarse a las 5 de la mañana, para agarrar el auto en tiempo de frío, o con lluvia y poder llegar a donde hay que llegar. Eso es un tipo de sacrificio y mucha gente pasa por eso.
Hay gente que tal vez después del culto se tienen que ir a trabajar y eso es un sacrificio. Pero el sacrificio del que yo les estoy hablando, no tiene que ver con esas cosas físicas que hacemos en el diario vivir. Tiene que ver más con sacrificios del alma, sacrificio del carácter, sacrificio de nuestra mentalidad, de nuestra manera de pensar.
Este tipo de sacrificios son los que normalmente dejamos de lado. Tomando por ejemplo el carácter, y esto que les digo es por que a mi me pasó. Hay veces que nuestro carácter, cuando se convierte en algo que ya es común, porque convengamos que hay gente que tiene un carácter que Dios se lo bendiga. Capaz que algún lector este diciendo: Uh, me esta por decir algo a mi. Si hay alguien que reconoce que su carácter no es el mejor del mundo y yo mismo, en lo personal que sabía que mi carácter muchas veces que me impedían no tan solo relacionarme bien con otros, sino que también me impedía acercarme a Dios. Y yo pretendo que Dios haga las cosas a mi manera y Dios no puede hacer las cosas a mi manera.’ Como una cantidad de ejemplos que cada uno puede darse en estos momentos, etc.
Si hay al menos una persona que reconoce esto, que ya se dio cuenta que en su carácter hay una manera, (por decirlo de algún modo), medio maliciosa de trabajar con las cosas a su alrededor, ¿cuánto sacrificio le va a tomar a esta persona echar todo ese tipo de carácter a un lado y permitir que el nuevo carácter de Dios se forme en su vida? Porque esto no es fácil hermanos. Yo lo experimenté de manera fuerte y aún tengo mis luchas con relación a eso.
Yo mismo puedo identificar a mi carácter y yo puedo mismo también puedo enumerar las cosas que debo cambiar, yo tengo que cambiar en esto, tengo que cambiar en aquello, pero lo estoy haciendo de manera responsable? Estoy seguro que si alguién me dijera; Antonio, vamos a ver tu lista, vamos a ver como la estás haciendo?. También Podría decir, si lo que estoy leyendo es verdad, pero otro día me pongo a revisar eso, ya trabajaré en eso algún otro día. Es más, si yo no tuviera a alguien detrás mio que me estubiera diciendo:¿cómo estás? ¿qué estás haciendo? Es bien difícil, mas aún cuando esa persona nos dice: mira, este caracter tuyo, esta manera de pensar y de ver las cosas que muchas veces demuestra que tienes una falta de fe bien grande y que se te hace difícil aceptar las cosas. ¿estás haciendo algo con eso? La primera reacción nuestra sería: No me vengas con eso ahora, yo no estoy para pensar en eso ahora. Yo no quiero saber de mis defectos. Yo quiero avanzar. Yo quiero ver cómo puedo mejorar. Pero, si quieres mejoras, vas a tener que trabajar con eso, de una manera u otra.
Hay personas que tal vez están atados a algún tipo de vicio o algún tipo de adicción. Hace poco, yo estaba viendo en Discovery Channel cómo hay gente que han sido atadas a algún tipo de adicción, sea de drogas, sea de sexo, sea de alcohol. Hermanos es bien interesante cómo la gente literalmente se ata con sogas de acero a eso. Porque en ellos está el deseo y la buena voluntad de dejar de hacerlo. Ellos saben que está mal. De una manera u otra en su razonamiento, ellos saben que no pueden seguir haciendo eso. Pero por alguna razón, en su ser están diciendo y a su vez justificando su debilidad con frases como esta: ‘pero, yo tengo que dejar de hacer esto, porque yo quiero algo mejor’. Esto impide que Dios pueda fluir en esas vidas de una manera más llena, más completa. Pero no pueden lograr enfrentar esa debilidad, porque se les hace difícil. Pueden empezar y pasan una semana y después vuelven a caer de nuevo. Si no tienen un grupo de personas a su alrededor que les de apoyo, que se interese, que los anime, esas personas vuelven y caen otra ven en esos caminos, y cuando caen, hermanos, es peor que la primera. Es peor.
Es como que nuestra carnalidad se adapta a esas cosas. Para nuestra humanidad tan venida a menos, esas cosas se convierten en adicción. Hay personas que no pueden estar en una fiesta si no es con un vaso de vino o una cerveza en la mano. Hay personas que si no fuman un cigarrillo dentro de las 5 horas, no están contentos. No tienen gozo. ¿Por qué? Porque no hay ese ingrediente que supuestamente satisface esa humanidad tan caída. Pero ¿saben qué?, hermanos, eso es la parte conciente de uno que quiere vivir en una nueva dimensión. Porque el solo hecho de reconocer que esas debilidades están en mi y yo tengo en mi el deseo de vivir en la unción y el gozo de Dios, yo tengo que hacer un esfuerzo conciente de sacrificar todas esas cosas que de alguna manera me satisfacen, pero por que yo se que esa satisfacción no viene de Dios. Es una satisfacción que me cubre así momentáneamente y nada más.
Hay que tomar una decisión concreta y rodearse de laspersonas que te van a ayudar a poder sobrepasar todas esas cosas. Ese sacrificio, aunque es difícil hacerlo, una vez que lo hagas convencido de que eso es lo que vos querés, y convencido no tan solamente de eso, sino de las promesas de Dios, por que en su Palabra Dios dice ‘Yo soy el que pone en ti, tanto querer como el hacer, Yo te voy a respaldar para que tu puedas alcanzar esa meta que tu tienes.’ Es el Señor el que nos respalda a nosotros para poder cumplir esas cosas que nosotros tanto anhelamos y deseamos.
Ahora, vivir en la unción de Dios no significa que todo va a ser peliagudo, contrario, o dificultoso, porque también están sus cosas positivas, hermanos. Una de estas cosas es saber que Dios ve algo en nosotros y que El lo quiere usar. El sentido de ser necesitado o necesitada. Todos nosotros, yo miro mi monitor y trato de imaginarme que los veo a todos ustedes ahora, y todos ustedes tienen un gran deseo de ser necesitados. Todos ustedes, si alguien se acerca y le dice ‘mira, te necesito para algo’, digo no en una manera abusiva, pero si te dicen ‘te necesito para algo’, algo en tu mente como que va a registrar ‘epaaa, soy importante. Me necesitan. Puedo hacer algo’. Si un esposo le dice a su esposa ‘sabés que te quiero, te amo, te necesito en mi vida’, esa esposa, digo, si es en una relación sana y saludable, porque tal vez hay unas relaciones matrimoniales que no están muy bien y si de repente el esposo le dice ‘te amo, te quiero, te necesito’, la esposa va a decir: Si, claro… Como que tu carácter no va con lo que le estás diciendo, no es verdad, y traten de hacer un esfuerzo, no se rían, no se rían. Es algo que debemos aplicar a la inversa también. Los hombres están ahí también. Pero digamos que es una relación sana y saludable, si un hombre le dice a su esposa ‘amor, te amo, te quiero, te necesito, tu eres parte mía’, esa esposa se va a derretir como manteca. Igualmente si la esposa le dice al esposo ‘amor, lindo, yo te amo, te quiero, te necesito’, ese esposo se a estremecer por completo. Pero todo viene de ese deseo de ser necesitado.
Ahora quiero también hablarle a los solteros también para que no se queden atrás. Yo creo que las personas que son solteras, le llegue su momento o no, yo creo que Dios los bendice a ustedes también ahí donde ustedes están ahora. Y yo creo que una persona que ahora esta soltera, lo que cree, es en relaciones de amistad saludables. Un soltero, o una soltera, pueden tener una relación de amistad saludable que no tenga malas intenciones, si vos le decis a tu amigo o a tu amiga ‘mirá, yo te agradezco por tu amistad. Tu amistad significa tanto y vale tanto para mi’, esa persona se va a sentir bien, va a decirte seguramente gracias, gracias, yo no sabía que yo significaba tanto para ti’, y viceversa. Es algo que va de ambos lados. Pero es el sentido de ser necesitados, hermanos, de ser queridos. Y ¿saben qué? Cuando Dios te mira a vos, cuando Dios pone sus ojos en vos, Dios te dice ‘Yo te amo, Yo te quiero, Yo te necesito’. Y saben que, si Dios me dice eso a mi, me derrito como manteca, como agua me evaporo. Yo me hago de todo. Solamente por saber que Dios me quiere, me necesita.
¿Saben por qué hermanos? Porque hay veces que nosotros nos llenamos de ese sentido de culpa, como que ‘tres horas antes de venir a la Iglesia, yo cometí tal y tal pecado. Dios no me va a querer a mi’. Pero ¿sabeés qué? Esas son mentiras del diablo. Dios te ama aunque tu hayas pecado media hora atrás. Dios te ama, te quiere y te necesita como sea. Yo espero que nadie, que ninguno de los que está leyendo haya hecho nada hace media hora atrás, porque bastante buena esta la atmósfera aquí.
Pero hermanos es ese deseo de ser necesitado que nos llama a vivir una vida de unción delante de Dios. Y ¿saben qué? Vivir en la unción de Dios no significa que toda la gente que ahora esta leyendo, va a tener una mayor manifestación de los dones del espíritu. No significa que todos ustedes, cuando vayan a orar por alguien, esa persona se vaya a caer emblando en el piso. No significa eso.
A algunos de ustedes sí. A algunos de ustedes Dios le va a dar esa manifestación. La palabra así mismo lo dice, que a cada uno de nosotros se nos es dada una manifestación del espíritu. El espíritu se le puede manifestar a alguien allá arriba de una manera diferente como se le puede manifestar a una persona allá en la parte de atrás. Porque el espíritu de Dios conoce lo que El quiere y tiene para ti, y de acuerdo a la medida tuya El se va a revelar en tu vida. Algunos de ustedes hablará nuevas lenguas en este nuevo año, y yo estoy orando para que sea así. Algunos de ustedes hablarán palabra profética, y yo estoy orando para que sea así. Algunos de ustedes van a poner las manos sobre un enfermo, y ese enfermo o enferma se va a sanar en el nombre de Jesús. Algunos de ustedes se van a atrever de predicarle al jefe en su lugar de trabajo, que antes ni lo hacían, o tal vez ni sabían que Usted podía ser cristiano, y en el nombre de Jesús esa persona va a ser tocada y transformada por el poder de Dios. ¿Por qué? Porque ustedes están viviendo en una nueva dimensión. Esa unción de Dios, hermanos, los cubre a ustedes con una nueva autoridad. Esa autoridad es para llevar sus vidas con una nueva fluidez. Es una nueva autoridad, hermanos, que no hay quién se les pare a ustedes de frente, hablando en términos espirituales. Como decía uno de los coros, y dice en Jeremías 1:19 ‘pelearán contra ti pero no te vencerán’. ¿Por qué? Porque contigo está la unción y el Poder de Dios.
También hay un pasaje de Sofonías que nos muestra por que no nos vencerán. Sofonías, Capítulo 3, verso 17, tal vez muchos de nosotros conocemos este pasaje. Es más yo creo que hasta lo podemos decir de memoria, dice “Jehová está en medio de ti, poderoso, El salvará, se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos”.
Hermanos, Yo les quiero pedir y con la Biblia en su mano, que este versiculo que acabamos de leer, ustedes se lo repitan a si mismos en voz alta, que vaya dirigido a ustedes mismos. En el nombre de Jesús todos juntos vamos a decir “Jehová está en medio de mi, poderoso, El salvará, se gozará sobre mi con alegría, callará de amor, se regocijará sobre mi con cánticos”. Creelo, Desealo.
Yo quiero romper ese verso, hermanos. Porque ese verso tiene tanto que dar. Cuando yo escucho ‘Jehová está en medio de mi’, ¿saben lo que eso significa? Eso significa que la cobertura de Dios está en medio de mi vida. No hay nada que pueda cambiar esa realidad, ni siquiera yo puedo cambiar esa realidad. Una vez que Dios se para sobre mi, ya las cosas en mi vida comienzan a cambiar. Yo puedo hacer que esas cosas se tarden, yo puedo ser tan cabeza dura de no recibir esa cobertura de Dios y tal vez quiero seguir haciendo las cosas que yo quiera hacer, pero saben que, la cobertura del santo está en medio de mi.
La presencia de Dios está en medio de nosotros y ¿sabes qué, hermano? Hay algo tan interesante con respecto a la presencia de Dios. Y en este aspecto yo le quiero hablar directamente a los jóvenes que esten leyendo; jóvenes aún y jóvenes en edad. En Hechos, Capítulo 5 hay un relato de Ananías y Safira, no digo zafiro, digo Safira, esposo y esposa. Estaban aquí en la iglesia del primer siglo, ellos estaban, y parte de su dinámica, parte del mover del espíritu de Dios en ellos, era que ellos estaban repartiendo sus posesiones los unos a los otros para que todos vivieran en igualdad. Y estas dos personas, Ananías y Safira estaban vendiendo una de sus tierras y cuando la vendieron ellos tomaron la decisión personal de no traer todos los bienes delante de los Apóstoles sino que se quedaron con una parte.
Miren lo que dice en el verso 3: “... Y dijo Pedro, Ananías ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al espíritu santo y sustrajeres del precio de la heredad, reteniéndola, no se te quedaba a ti y vendida, no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino que a Dios. Al oír Ananías estas palabras cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron, (y escuchen esto, jóvenes, escuchen bien) y levantándose los jóvenes lo envolvieron y sacándolo lo sepultaron.” Primera parte. Cierra el telón. Abre el telón.
“Pasando un lapso de tiempo como de 3 horas sucedió que entró su mujer, Safira, y no sabiendo nada de lo que había acontecido, Pedro le dijo ‘Dime, ¿vendiste en tanto la heredad?, y ella dijo ‘si, en tanto’, y Pedro le dijo ‘porque conviniste en tentar al espíritu del Señor he aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido (esos erán los jóvenes), y te sacarán a ti y al instante ella cayó -como otra fruta que se cae del árbol-, (cayó muerta) y la sacaron y la sepultaron junto a su marido.”
A esos jóvenes, ¿tu sabes lo que yo les digo? Yo les digo en otras palabras ‘los saca muertos’. Yo me estaba preguntando, ese momento estaba tan a fuego limpio la presencia de Dios ahí, que cuando estas dos personas llegaron y mintieron, no en contra de nadie, mintieron directamente en contra de Dios y de su espíritu.
Dios dice ‘papito, mamita, tal vez tenían buenas intenciones en traerme aunque sea la mitad de tu dinero, pero ese no es el trato.
La presencia de Dios estaba tan fuerte en ese lugar que solamente las personas que vivían de acuerdo a la voluntad de Dios podían resistir estar ante la presencia de Dios. Y para mi es tan interesante porque los jóvenes, como lo dice ahí la Biblia, los jóvenes fueron los que sacaron esos cuerpos. Así que los jóvenes en ese instante estaban cubiertos con la presencia de Dios en medio de sus vidas, porque la presencia de Dios no los consumió a ellos tampoco, sino que ellos estaban cubiertos por su presencia también, para poder sacar todo aquello que era vil y malo.
Me pregunto si me estan entendiendo ¿quién podrá estar en la presencia de Dios y quién entrará en el lugar santo? Como dice el salmo 24 “el limpio de manos y puro de corazón, el que no ha elevado su alma a cosas vanas ni jurado con engaño, él recibirá bendición de Jehová y justicia del Dios de salvación”. Jóven, Dios te llama a ser una generación de manos limpias, de corazón puro, que no hayas elevado tu alma a cosas vanas, ni que tu boca haya hablado perjurio. Dios está buscando una juventud purificada completamente por El. Dios está buscando una generación de jóvenes limpia y pura delante de El.
El limpio de manos, ¿sabes por qué el limpio de manos? Tus manos, ¿tu sabes lo que significa? Acción. Tus manos significan en acción, con tus manos tu haces todo lo que quieres hacer. Vas aquí, vas allá y haces y deshaces. El puro de corazón, que tu corazón sea o no limpio en gesto genuino delante de Dios y que no hayas elevado tu alma a cosas vanas tan pasajeras que se van con el viento. Hoy día la juventud es ..ahhh.... es como un suspiro, de verdad, es como que ...ahhhh.... sentimos un aire y ya como que ...uhhh. No, Dios no quiere eso, muchachos. Dios quiere una juventud consagrada, dedicada a El. Un pueblo militante es lo que El está buscando. Un pueblo que no se avergüence de El.
¿Qué es lo que dice Lucas, Capítulo 9? Lucas 9:26, dice ( es Jesús hablando) “Porque el que se avergonzare de mi y de mis palabras, de este se avergonzará el hijo del hombre cuando venga en su gloria y en la del padre y de los santos ángeles.”
Dios no quiere jóvenes y gente. Dios no quiere gente indecisa, ¿ustedes entienden lo que es eso verdad? Indecisa es como que ¿quieres hacer algo? Ah...... no me atrevo, no.... se, eso es ser indeciso. Y eso no es lo que Dios está buscando. Dios está buscando gente que se atreva a pararse en la brecha. Eso es lo que Dios está buscando.
Yo conozco por ejemplo amigos que hoy estan en Gendarmería o en el Ejercito, o muchos de los que estan leyendo estuvieron realizando el servicio militar obligatorio, y muchos se acordarán cuando llegaba el momento de empezar a enlistar a la futuros soldados. Los que estaban encargados de la identificación no te tratan como que Hola, ¿cómo estás? Bienvenido, bienvenido al ejército. No, ellos no te trataban así. Lo primero que te hacían era empiezaa a gritarte en la cara.......... once,..... oh, no….. siete…..y por ahí sigue. Te trataban así. Te trataban con firmeza y dureza. ¿Por qué? ¿Cómo dice este refrán? En tiempos desesperados, medidas desesparadas. Momentos desesperados llaman decisiones desesperadas. Ahí te preparaban para pararte en la línea de la batalla y tenías que estar con la cabeza enfocada en algo y que nada ni nadie te puede sacar de ahí.
Y eso es lo que Dios está buscando con cada uno de nosotros: hombres, mujeres, jóvenes, niños. Eso es lo que El está buscando. El no está buscando a los que dicen ‘no, Señor, yo quiero hacer esto, no quiero hacer aquello.’ ‘Ah, ¿tu quieres hacer esto, aquello y lo otro?, no te necesito entonces.
De verdad, hermanos, el momento en el que Dios nos va a empezar a confrontar así a nosotros está llegando. Yo lo creo así. Que el tiempo se está acercando, eso de venir con excusas a donde Dios, ese tiempo se está acabando ya. Si ustedes miran el Evangelio y donde yo veo relatos de Jesús donde dice que a las cabros las va a poner a un lado y a las ovejas a otro, en ese momento no va a haber tiempo como ‘ah, Señor, vos sabés que...’ No, tu eres un cabro, ponte allá. Tu eres una oveja, venite conmigo ahora. El es así. Yo lo leo en su palabra. Va a llegar el momento donde el que es, es y el que no es, no es.
Hermanos, es un tiempo de decisión. Jóvenes es un tiempo de decisión. Ya no es tiempo de andar por ahí perdiendo el tiempo como uno quiera. Es tiempo de ponernos el cinto en el lugar donde va y comenzar a buscar vivir en la unción y en el gozo de Dios.
Termino con esto, hermanos. Dice ese pasaje de Sofonías otra vez, dice que “el Señor se regocijará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos”.
Es bien interesante porque la Pastora hace muy poco estaba diciendo que el gozo del Señor iba a ser una de las armas que El nos iba a dar para ministrar a otros, para confrontar los poderes del enemigo. ¿Saben por qué, hermanos? Porque cuando usted estaba seguro y segura de que la unción de Dios estába en usted y sobre usted, eso se manifiesta en gozo. El gozo es una de las maneras que se manifiesta Dios a la gente que tenemos a nuestro alrededor.
Dice Neemías en el Capítulo 8 en un momento “el gozo del Señor, mi fortaleza es”. Pero ¿saben qué? Tenemos que entender, significa el gozo del Señor sobre ti. En otras palabras que el Señor se goza sobre ti. Dios te ve a ti y le sale una sonrisa. El mira tu cara y le sale una sonrisa en su cara, en su corazón. ¿Por qué? Porque tu eres su hijo, tu eres su hija. Y El te necesita, El te quiere. El quiere que tu seas parte de ese ejército. El quiere que todos nosotros seamos una comunidad militante delante del mundo y delante de El.
¿Y saben qué, hermanos? El gozo es clave. No podemos entrar a esta vida como si nada. Tenemos que entrar con una mentalidad más valiente, victoriosa. Así es como tenemos que venir delante de El. También es cierto que alguno dirá: no entiendo todas las cosas, no comprendo todas las cosas. Ahora que hago.
No importa, lánzate en fe y a medida que tu vayas caminando el Señor se va a mostrar a tu vida y te va a enseñar todas las cosas que El quiera hacer en vos y a través tuyo. No tienes que tener todo el rompecabezas en su lugar desde el principio. El rompecabezas tu sabes que se va a armar a medida que Dios te vaya dando cada una de las piezas para ponerlas en su lugar.
Cuando nosotros vivimos en esa unción y en el gozo del Señor, hermanos, todas las cosas son distintas. Ustedes se han visto en el espejo y han sonreido para ver cómo se ven. Usted se puede reír de usted mismo mirándose en el espejo y riéndose, sea porque se vea feo o se vea raro, pero se va a reír, sea como sea.
Una risa es una de esas muestras acerca del gozo de Dios, pero el gozo de Dios va más allá. El gozo del Señor es algo que está ahí en tu ser. Es algo que está ahí presente. Es algo que tu cara lo va a demostrar. Porque tu sabes que el gozo del Señor está ahí sobre ti. El se regocija en ti. El se regocija en todo lo que tu haces. Es más, yo me atrevo a decir esto, el Señor se regocija aún en tus faltas, porque El se glorifica aún más, para levantarte y formarte en el tipo de persona, en el tipo de hombre, en el tipo de mujer, en el tipo de joven que El quiere que tu seas en el día de hoy.
El llamado del Señor está ahí en medio de nuestras vidas.¿Cuál es nuestra respuesta, hermanos y hermanas? ¿Cuál va a ser tu respuesta, joven que estas leyendo? ¿Cuál va a ser tu respuesta, joven universitario que estas leyendo, que estás buscando cómo definir tu carrera profesional, que estás buscando tal vez quizás, con quién casarte y hacer una familia? ¿Cuál va a ser tu respuesta, jefe de familia que buscas por distintas maneras de que tu familia siempre tenga lo mejor? Y cuando Dios empiece pedir de ti ¿cómo vas a responder ese llamado? ¿Cómo vas a responder ese llamado, mujer, madre, esposa, que hay veces que la vida, el tiempo ni te da, y quisiera que haya un día más en la semana y tal vez 4 horas adicionales en el día para poder tal vez hacer las cosas que quieres hacer? Pero cuando Dios empiece de ti ¿cuál va a ser tu respuesta? ¿Cuál va a ser mi propia respuesta como comunicador cuando Dios empiece a demandar más de nosotros como responsables, como líderes de la iglesia, como siervos de el, como ovejas que somos?
Dios llama a una iglesia que viva en unción y en gozo. No una iglesia que se queje. No una iglesia que se la pase preguntando por qué esto y para qué aquello y cómo es, y dónde fue y quién dijo. No, Dios lo que quiere es una iglesia que diga ‘Señor, aquí estoy. Estoy dispuesto. Estoy dispuesta. Contigo yo se que lo vamos a hacer. Contigo yo se que lo voy a lograr. No importan las situaciones difíciles a mi alrededor, yo se que Tu te vas a encargar de todas y cada uno de ellas, porque yo se que a medida que yo entregue mi vida delante de Ti, Tu, que eres poderoso para hacer mucho más de lo que yo te puedo pedir, Tu te vas a encargar de responder.
¡Aleluya! Hermanos, así en este espíritu de adoración, yo siento en mi corazón hacer una pregunta. Yo quiero invitarte, si tu has leido este mensaje y tu no conoces al Señor Jesús todavía como tu salvador personal, como tu Señor, como tu amigo, como aquel que te llama a vivir una vida distinta a la que estás viviendo ahora. Si tu no has conocido al Señor. Si tu no has dicho ‘Señor, tómame. Cambia mi vida. yo te necesito, así como tu me necesitas, yo te necesito a ti’. Si tu quieres tomar esa decisión en este momento, yo te invito a que tu uses este momento para eso. Si tu quieres levantar tu mano ahí donde estás, como un acto de fe, como acto así militante, como una persona que se atreve, tal vez seas una persona tímida, pero en una persona que se atreve a este principio, repite esta oración: ‘Señor, aca estoy. Toma mi vida. transfórmame por completo’. Si tu quieres ser esa persona hoy, yo te invito a que le digas ‘Señor, mi vida es tuya.’ Amen. Dios te bendiga mi hermano. El Señor Jesús es la respuesta para cada una de tus necesidades.
El Señor Jesús es la respuesta para tu vida. No dejes pasar esta oportunidad de dejar que El entre en ti, que El te tome, te transforme y te renueve. Y de la misma forma yo extiendo este llamado a toda mi iglesia Extiendo el llamado a todos aquellos que nos leen.
Si tu quieres que este año sea un año en el que tu puedas vivir en unción y en el gozo de Dios y tu quieres tomar esa decisión repite esto ‘Señor, yo quiero que tu llenes mi vida con tu unción, con tu gozo. Yo quiero ser esa persona. Yo quiero ser ese instrumento tuyo. Yo quiero que esa agua tuya corra en mi y a través de mi para ser de bendición a otros. Yo quiero ser esa persona que no tiene miedo en hablar, que no tiene miedo Yo quiero ser esa persona que hablará con mis jefes y compañeros de trabajo sobre ti. Yo quiero ser esa persona, Jesús’.
Vamos a pedirle que el Señor nos cubra con su unción. Y una vez que tomes ese paso, hermano y hermana, persiste. No te rindas hasta que consigas esa cobertura de Dios que tanto anhelas en tu vida.
Se acuerdan del ciego Bartimeo, de cómo él no se dejó llevar por las personas que le gritaban ‘Deja al Maestro tranquilo, no lo molestes’. Mientras más le decían, más alto él gritaba ‘Jesús, hijo de David, ten misericordia de mi’. El no se rindió, él persistió hasta que consiguió lo que encontraba, hermanos. Y lo mismo va para nosotros. De no rendirnos hasta que encontremos y alcancemos esa cobertura, esa unción, ese gozo, ese amor, ese valor de Dios para llevar nuestras vidas a cabo. ¡Aleluya!
Padre, te damos la gloria y la honra, Jesús. Esto es un momento sagrado delante de ti Señor. Es el momento donde estamos respondiendo a tu palabra, Señor. Como decíamos hace unos minutos ‘ tu palabra que nos confronta, tu palabra que nos alienta, tu palabra que nos llama a llevar vidas distintas para tu honra y tu gloria’. Jesús aquí estamos tus hijos e hijas, Señor. Hay hombres, hay mujeres, hay jóvenes que están diciendo ‘Señor, heme aquí. Llena mi vida con tu unción. Llena mi vida con tu gozo. Llena mi vida con tu amor. Llena mi vida con tu poder, con tu autoridad.’ Señor, hay personas leyendo que te están diciendo ‘Señor, heme aquí, ¿cómo puedo ser de bendición a mi familia? ¿Cómo puedo ser de bendición a mis amistades, a mis comunidades, Señor? Yo necesito tu unción’. Y Padre, he aquí estamos. Danos tu cobertura, Señor. Danos tu cobertura, Jesús. Derrama sobre nosotros, Señor, ese río de agua viva, mi Dios, que nos llene y que nos impulse, mi Dios, a hacer la diferencia en el mundo donde vivimos, Señor.
Padre, yo intercedo por jóvenes. Yo se que has entregado una palabra a la juventud. Y por las familias también, Señor. Yo pido por matrimonios aquí representados ahora, Jesús. Padre que tu unción y tu gozo cubra matrimonios que están aquí presentes ahora mismo, Señor. Que esa unción y ese gozo restaure relaciones que han sido quebrantadas, que restaure la comunicación entre esa pareja, Señor, que tu restaures la intimidad en sus vidas, y que ellos puedan disfrutar, Señor de ese amor que tu tienes para cada uno de ellos. Con hijos e hijas Señor, que seas tu también ministrando a cada uno de ellos.
Padre, hay personas que tienen lugares de trabajo que son un poco hostiles, Señor, yo pido que tu unción y tu gozo refleje tu luz, Señor. Que tu unción y tu gozo refleje tu luz a los compañeros de trabajo, Jesús, en esos lugares , en esas oficinas. Yo pido que tu irradies, irradia tu amor, Señor a las que son secretarias, los que son maestros que enseñan en escuelas públicas, en universidades, en seminarios. Yo pido que tu unción les cubra, mi Dios para que la enseñanza que impartan, Señor sea una enseñanza, mi Dios que forme hombres y mujeres dignos de llevar tu nombre en medio de sus vidas, Jesús.
Padre, y como un ejército nos paramos firmemente y decimos: ‘Satanás hasta aquí has llegado. No más. Ya no tienes lugar entre mi pueblo. No tienes lugar porque Jehová está en medio de ti, poderoso, El salvará, El salvará, El se encargará de hacer que las situaciones obren en favor tuyo, y vas a pasar sobre el enemigo con toda la autoridad y poder que El te da.
Padre nos afincamos a ti, Jesús. Y decimos, Señor no te vamos a soltar. No te vamos a soltar. Vamos a orar. Vamos a buscar de ti. Vamos a meditar tu palabra. Nos vamos a congregar. Vamos a cantar. Vamos a reflexionar. Vamos a meditar, a hacer todo lo que sea necesario, Señor hasta que seamos investidos por completo de tu unción, de tu gozo en medio de nuestras vidas. Oh, gracias Jesús. Gracias Señor. Padre bendice a tu pueblo. Bendice a tu pueblo, Señor, que cuando terminen de leer, Jesús, tu cobertura sea con ellos aún más, tu fuego sea con ellos aún más. Que tu les consumas, Señor. Que esta palabra siga rebotando en sus mentes, Señor, y los anime a acercarse a ti aún más. Gracias te damos Jesús. A ti sea la gloria, la honra y el honor, por siempre Señor. Amen. Amen. Gracias Jesús.

13 marzo 2010

Tiene beneficios el ser agradecidos

La salud es una parte de nuestra vida que pocas veces tomamos en cuenta, y nos damos cuenta de su importancia cuando empezamos a perderla. No nos damos cuenta de lo bueno que es poder hacer todo lo que hacemos diariamente y lo descubrimos recién cuando nos encontramos en la cama con fiebre. No tomamos en serio lo que nos gusta realmente el trabajo hasta que nos tomamos unas vacaciones forzadas por la enfermedad. La mayoría de nosotros está tan acostumbrado a la buena salud, que ni siquiera se nos ocurre darle gracias a Dios por ella, o vos cuando oras te acordás de dar gracias. Yo espero que si.
Me pregunto: ¿Habrá un estado de buena salud para el alma? ¿Habrá una característica de existencia que represente la manera normal o mejor de vivir? ¡Yo creo que sí la hay! También creo que la mayoría de nosotros no está viviendo en ese estado, y lo que es peor otros ni siquiera lo conocen.
Ese estado de buena salud para el alma es la gratitud. La gratitud deberá ser el estado normal de nuestro corazón. Sin embargo, muchos de nosotros vivimos agobiados por la preocupación, la amargura, y la decepción que es como si nuestra alma viviera constantemente enferma.
Quizás nunca hemos pensado en la importancia de la gratitud. Veamos tres ventajas que la Escritura atribuye a una vida de gratitud.
I. La gratitud le complace a Dios
Salmo 69:30-31
69:30 Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, Lo exaltaré con alabanza.
69:31 Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey, O becerro que tiene cuernos y pezuñas;
¿Qué cosa más le agrada a Dios? Podemos pensar que lo que más le agrada es que tratemos de cumplir sus mandamientos, o que vayamos a la iglesia, o que leamos su Palabra y oremos. Todas estas cosas son muy importantes.
Sin embargo, había algo que correspondía a ellas en días del Antiguo Testamento. Me refiero al sistema de sacrificios. Este sistema no fue inventado por los hombres; Dios mismo dio instrucciones para los sacrificios cuando Moisés estaba con él en el monte Sinaí.
Era seguro que Dios deseaba que su pueblo lo adorara con sacrificios de animales en ese tiempo. Sin embargo, el Rey David reconoció que había algo que Dios deseaba mucho más que esas prácticas externas; era el sacrificio de un corazón agradecido a él.
Hoy en día hay prácticas que corresponden a esos sacrificios. Podríamos mencionar todas las prácticas que se ven; todas las cosas que nos marcan exteriormente como cristianos. Son cosas como ir a la iglesia, dar la ofrenda, orar públicamente cuando comemos, y se podría mencionar más. Todas estas cosas son buenas.
Pero Dios desea algo más importante; él quiere que le ofrezcamos nuestros corazones llenos de agradecimiento. Con este sacrificio él se complace. Por el otro lado, si nuestra vida religiosa sólo consiste en lo exterior, pronto nos volveremos como el pueblo del cual Dios se quejó: Este pueblo me alaba con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. (Isaías 29:13)
Por eso tantas personas viven vidas amargadas, vidas de esas que solo pasan el tiempo, yendo a la iglesia por costumbre, sin disfrutar de la alabanza, sin entregarse a la oración, sin gozo en su vida cristiana, sin fruto, sin obras, Y esto es porque no están viviendo en gratitud. Se infectan el alma con tantas cosas que no saben cuál les puede traer la solución.
La mejor protección contra una religión de rutina, una religión que ha perdido su sabor y que no satisface ni a Dios ni al que la practica, es un corazón agradecido.
Si te das cuenta de que has dejado de agradecerle a Dios y que no le has complacido con un corazón agradecido, permitime, quiero hacerte una sugerencia: Cuando sirves a Dios, hazlo con gratitud. Cuando vayas a la iglesia, piensa en las razones que tienes para darle gracias a Dios. Cuando ores, no sólo le pidas a Dios por tus necesidades; dale gracias a él por lo que te ha dado.
Mirate un poco. Fijate que te falta? Tienes algún problema? Te puedo asegurar sin temos a equivocarme, que tenés todo y no te das cuenta. Hace mucho que no vas por un Hospital? No pasaste por traumatología para ver cuantas personas estan postradas sin levantarse y que tal vez nunca lo vuelvan a hacer? Y al ver eso y examinarte vos, no sentis vergüenza por tu falta de gratitud para con el Señor? Cuando lo dudes anda de visita a un hospital y recorre el area que quieras, donde vayas veras gente que ruega por tener, lo que a vos te esta sobrando. Lo pensaste.
Encuentra razones nuevas para darle gracias al Señor. El salmista nos esta invitando a cantar una nueva canción al Señor; lo nuevo es una parte importante de nuestra alabanza a Dios. No digamos siempre lo mismo; encontremos nuevas razones para darle gracias. Nuestro Dios se complace en esto.
II. La gratitud te hace firme en Cristo
Colosenses 2:6-7
2:6 Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;
2:7 arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.
¿Cómo podemos vivir firmes, edificados en Cristo, sin tambalear? La respuesta es que estemos llenos de gratitud. Creo que pocas veces pensamos en la necesidad de la gratitud para nuestra salud espiritual.
Sin embargo, la atmósfera de enfermedad espiritual (la crítica, la burla, el desánimo, la flojera) - estas cosas florecen cuando hay una falta de gratitud. La gratitud es como un desinfectante que nos protege de los gérmenes de la amargura, el desaliento, y la distracción.
La razón es que la gratitud, en realidad, es el fin de nuestra existencia como humanos. Es una de las cosas más importantes que podemos tener. A fin de cuentas, nuestro trabajo, nuestras posesiones, nuestras diversiones se acabarán. Pero para siempre, si somos creyentes, viviremos en gratitud ante la presencia de Dios.
Por el otro lado, si nos falta esa sensación de gratitud ante la misericordia de Dios, entonces nos exponemos a la duda y el error espiritual. Fuimos creados para vivir en agradecimiento. Tenes que entender que el fin mayor del hombre es glorificar a Dios y disfrutar de él por siempre. Si no estamos llenando ese vacío con gratitud, entonces buscaremos alguna otra cosa para llenarla, y es ahí donde el enemigo se aprovechará de tu debilidad..
Por eso muchos se meten en problemas espirituales. Ahora no me refiero solamente a una falta de ánimo en su caminar con Dios, aunque eso fácilmente puede pasar; también se pueden meter en las sectas, en el espiritismo, en ideas raras que no están conformes con la verdad de Dios, porque saben que algo les falta en la vida - saben que hay un hueco que no se está llenando - pero no saben cuál es ese hueco.
Sería como alguna persona que dejara de comer comida sana, y se empezara a alimentar de cosas sin preparación, sin la debida limpieza. Pronto se da cuenta de que le falta energía, que se cansa fácilmente, que se enferma mucho. Es cuando se empieza a preguntar, ¿qué me pasa? Creo que me hace falta más cafeína para tener energía. Entonces toma más café - y ahora no sólo le falta energía, sino que también sufre de nervios. Puede probar cualquier cantidad de remedios - pero lo que le hace falta no lo incluye - la comida sana. De igual modo, podemos ir tras tantas cosas raras en el mundo espiritual, cuando lo que realmente nos hace falta es una buena dosis diaria de gratitud.
Si quieres evitar este problema, Cuando te sientas desalentado, cuenta tus bendiciones. Si quieres estar firme en tu fe, si quieres mantenerte firme en Cristo, no dejes de ser agradecido. No dejes de contar las bendiciones que tienes, de mirar cuántas veces Dios te ha ayudado, de recordar las veces que el Señor te ha proteguido, las cosas que sin que le pidieras el Señor ha hecho. La gratitud te hace firme en Cristo.
III: La gratitud te ayudará a vivir en paz
Filipenses 4:4-7
4:4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!
4:5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.
4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
4:7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Nuevamente vemos una palabra clave para que la paz de Dios cuide nuestros corazones. Alégrense siempre en el Señor siempre, dice; esto incluye vivir en gratitud. Si nos alegramos en el Señor, tendrá que ser con agradecimiento por las maneras en que él nos ha ayudado y mostrado su gracia todos los días de nuestra vida.
Los versos 6 y 7 son aun más claros: dicen que la gratitud es clave para que la paz de Dios reine en nuestro corazón. Si nos falta paz, bien podría ser porque no somos agradecidos. LO pensaste así, o es otra tu explicación?
Esta idea de estar agradecidos en toda situación puede parecernos rara. Podríamos pensar que es una especie de escape, de fingir que las cosas son diferentes de lo que son.
Se cuenta la historia de una señora que siempre expresaba su gratitud. Pase lo que pase, siempre decía: ¡Estoy tan agradecida! Un día, cayó una gran cantidad de granizo, y llegó al trabajo mojada y congelada de frío. Una de sus compañeras le preguntó qué le había pasado, y ella respondió: que se le había quedado el auto al pie del cerro San Bernardo, y había tenido que llegar al trabajo resbalandose y tropezandose en el agua y el granizo. Como resultado, estaba empapada con agua y casi muerta del frío - "¡Y estoy tan agradecida!"agregó.
Su compañera no podía creer lo que estaba escuchando. "Se te quedó el auto, tuviste poco menos que arrastrarte o gatear para llegar al trabajo, estás empapada y congelada - y ¿estás agradecida? ¿Qué razón en el mundo tienes para estar agradecida?
Respondió la mujer: "Pude llegar. No me accidenté y el auto se puede arreglar."
Podemos creer que vivir en agradecimiento es tener esta clase de actitud, que niega la realidad de las cosas negativas que nos suceden y siempre encuentra algo bueno. Se dice que los Cristianos somos de esas personas que tenemos la capacidad de convertir lo malo en bueno. Es muy recomendable tener esta actitud, hasta cierto punto; pero no tenemos que fingir que el dolor no existe, que no nos suceden cosas que no entendemos, o que "todo saldrá para bien". Podemos reconocer que hay cosas que no entendemos, que los caminos de Dios a veces están ocultos a nuestros ojos.
Lo que significa estar agradecidos siempre es recordar lo que Dios ha hecho por nosotros, recordar lo que realmente merecemos, y recordar lo que él nos ha prometido. Es desarrollar una actitud que ve más allá de lo actual, que ve la bondad de Dios brillando por encima de la oscuridad que nos rodea. Cuando esa gratitud está en nuestro corazón, entonces la paz de Dios reinará allí también.
Cuando nos encontramos atrapados en una tempestad, no tenemos que estar agradecidos sólo porque llegamos al trabajo sanos. Podemos estar agradecidos porque Dios ha prometido estar con nosotros siempre, porque él ha prometido que algo bueno saldrá de la situación, porque aunque la situación temporal sea negra, nuestro destino eterno está asegurado. Cuando todo se ve oscuro, dale gracias a Dios por su luz.
Podemos cantar en la noche más tenebrosa, si tenemos un corazón de gratitud.
Como conclusión, déjame preguntarte: ¿Cómo está la salud de tu corazón? Y no te vayas por las ramas. No me refiero a la condición de tus arterias; me pregunto si estás viviendo en gratitud, si estás protegiendo tu vida con agradecimiento a Dios, si la paz de Dios reina en tu corazón.
Si no es así, no te sientas mal. Más bien, empieza el proceso de cambio. Puedes comenzar dándole gracias a Dios por el mensaje que te ha dado su Palabra, el mensaje de que la vida es mejor con gratitud. Es como esos letreros viales que existen en las rutas. En el mundo no encontraremos un letrero que te permita girar en U, verdad. Pues alegrate, por que Dios te permite que gires en U.
Si no has estado viviendo en gratitud, da esa vuelta y comienza a expresarle tu gratitud a Dios por las bendiciones de la vida, del compañerismo, del perdón, de la salvación. Verás que empieza el cambio.
Espero que nunca olvides que la uncion en Cristo es la bendicion en tu vida.
Oramos. Padre, en el nombre de Jesús venimos ante ti. Padre, gracias por que tu eres el Dios de la vida y que Tu nos puedes transmitir la vida a nosotros, la recibimos de ti hoy. Gracias Padre por que entendimos que no estuvimos siendo agradecidos contigo. Gracias por que podemos reencontrar la paz que perdimos. Gracias por tu preciosa palabra. Porque Tu Jesús eres la resurrección y la vida y en ti siempre hay un nuevo día. Gracias te damos, en el nombre de Jesús. Amen y Amen

06 marzo 2010

Zacarias, Sacerdote FIEL en su oficio

LUCAS 1:1-25 [1:8]
“Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase”
El tiempo en que Elisabeth y Zacarías vivían era un tiempo difícil, Herodes el grande era el rey de ese tiempo, rey ilegitimo dispuesto a lo que sea para conservar su trono, incluso el de matar a su propia familia, el se había ganado al pueblo construyendo el templo, era un rey injusto. En ese tiempo de rey injusto también los líderes espirituales no guiaban bien al pueblo incluso ellos estaban caídos. El pueblo sufría por la falta de la correcta dirección según la voluntad de Dios.
Pero aun en esos tiempos difíciles y oscuros, hay quienes hacen la lucha de fe delante de Dios, en ese tiempo la palabra dice que Elisabeth y Zacarías “eran Justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor”. Ellos no tenían un guía espiritual, el cual le estuviera exigiendo muy amablemente para que estudiaran la Biblia y tuvieran una fe practica, para que hicieran un analisis profundo y sincero delante de Dios, sino que ellos solos tuvieron la iniciativa para hacer las cosas de Dios. Ellos con mucha diligencia y cuidadosamente estudiaron la biblia y aun a pesar del tiempo, no se contaminaron. Eran los que reflejaban la luz verdadera que viene de Dios en ese tiempo. Entonces eran dignos de ser usados preciosamente para llevar la palabra de Dios y hacer su obra, pero no tenían hijos, porque Elizabeth era estéril y ambos eran ya de edad avanzada.
Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso entrando en el santuario del Señor, y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha
del incienso. Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor, pero el ángel le dijo ‘Zacarías, no temas, porque tu oración ha sido oída y tu mujer, Elizabeth, te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre, Juan. Y Zacarías tendrás gozo y alegría y muchos se regocijarán de su nacimiento porque será grande delante de Dios. No beberá vino, ni sidra y será lleno del espíritu santo aún desde el vientre de su madre.
Hermanos, nos pasamos al versículo 18, vemos cómo Zacarías responde al ángel. Esto es muy clave aquí. “Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto?, porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada”
Si me permiten leerles el versículo en la traducción de la nueva versión internacional que me gusta como ellos lo traducen. “ Zacarías dice ¿Cómo podré estar seguro de esto? ¿Cómo podré estar seguro de esto?, preguntó Zacarías al ángel. Yo soy anciano y mi esposa también es de edad avanzada. Respondiendo el ángel le dijo ‘ Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios y he sido enviado a hablarte y darte estas buenas nuevas y ahora quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día que esto se haga por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo”.
Y pasemos, hermanos, al versículo 24. “Después de aquellos días concibió su mujer Elizabeth y se recluyó en casa por cinco meses diciendo ‘Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.”
Ahora en los próximos versículos, en los versículos del 26 al 38, este mismo ser, este mismo ángel se presenta a María y el pastor trajo este mensaje, el mensaje navideño que más quizás nosotros conocemos. El ángel le dice a María que “....también el Señor ha de abrir tu vientre y el espíritu del Señor te cubrirá y darás a luz al Mesías, darás a luz al Emmanuel, darás a luz al cordero inmolado de Dios que quitará el pecado del mundo, y como señal, su familiar Elizabeth, también en su vejez está esperando un niño y aún lleva 6 meses de embarazo”.
En el versículo 39 “En aquellos días, levantándose María, fue deprisa a la montaña a una ciudad de Judá y entró en casa de Zacarías y saludó a Elizabeth. Y aconteció que cuando oyó Elizabeth la salutación de María, la criatura saltó en su vientre y Elizabeth fue llena del espíritu santo y exclamó a gran voz y dijo ¡Bendita tu, entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Por qué se me concede esto a mi, que la madre de mi Señor venga a mi?, porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre, y bienaventurada la que creyó porque se cumplirá lo que fue dicho de parte del Señor. Bienaventurada la que creyó porque se cumplirá lo que fue dicho de parte del Señor.”
Hermanos, una de las primeras cosas que podemos aprender de esta historia, la historia de Zacarías y Elizabeth, es esto: Aún los justos experimentan esterilidad. Zacarías y Elizabeth eran justos delante del Señor, declara la palabra, lo amaban, lo servían, pero aún así, por más que anhelaban un hijo, por más que pidieron un hijo de parte del Señor, era una pareja sin hijos, era una pareja estéril.
Ahora, hermanos, hoy día hay muchas parejas que desean hijos y no los tienen por más que le han pedido al Señor, y por más que desean abrazar un bebé, el Señor no le ha permitido que esta pareja reciba la bendición de un bebé. Pero, hermanos, créanme que en el tiempo bíblico, la esterilidad bíblica era muy distinta a la esterilidad hoy día. No estamos meramente hablando de una pareja que no puede concebir hijos físicos. En el tiempo bíblico, especialmente en el primer siglo, el estado de esterilidad, el hecho de no tener hijos, era una amenaza a su propia existencia. No había Jubilación, no obra social, no había plan de ayudas del Estado. El tener hijos era su seguridad financiera. El tener hijos, especialmente en la cultura del antiguo Medio, era lo que garantizaba que su legado seguiría, que alguien se iba a preocupar de compartir tu historia, la historia de tu vida, tu biografía, de generación a generación.
El no tener hijos, en este primer siglo, en particular varones, el no tenerlos era, no solamente una amenaza para su futuro, sino tambien lo era para su pasado. Si te quedabas sin futuro, te quedabas sin pasado, te quedas sin alguien que diga ‘la vida de ese viejo valió algo’. ‘La vida de esa pareja era algo significante’, ‘para algo nacieron ellos’. El no tener hijos significaba no tener alguien que contara tu historia y te cubriera en tu vejez, en el primer siglo.
Con razón el salmista escribe ‘como saetas en manos de valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos.’
Tan fuerte era la idea de la esterilidad en la era bíblica, que muchos asumían que así como muchas enfermedades, la esterilidad era una indicación de una maldición divina, que Dios había maldecido a esta familia. Entonces encima de todas las amenazas que debía enfrentar la pareja estéril, estaba la vergüenza de no tener hijos, estaba el estigma de no tener hijos, de sufrir la esterilidad.
Ahora, en nuestros días, nosotros no nos enfrentamos a esos problemas, una pareja sin hijos no confronta la esterilidad así. Y la esterilidad bíblica, la esterilidad espiritual en el siglo XXI es muy distinta a la esterilidad del siglo I. Pero es igualmente peligrosa. Hoy una pareja puede estar llena de hijos y experimentar esterilidad espiritual. Como también puede una pareja, tal vez no tenga hijos físicos, pero tampoco conozcan la esterilidad espiritual. Como también está aquella pareja que solamente DECIDIO no tener hijos y experimentar la esterilidad espiritual y no darse cuenta o lo que es peor vivir convencido de que no quieren darse cuenta.
Hoy la esterilidad espiritual se basa en esto: en no vivir la vida que esperabas, que anhelabas, que una y otra vez le pediste a Dios. Tal vez en un tiempo tenías sueños, tal vez tenías ambiciones, tal vez alguien te profetizó algo cuando niño y no se ha realizado. Tal vez llegaste a los límites de tu adolescencia planificando tu vida como si la escribieras en una agenda con calendario, al modo de recordatorio y unas ideas como por ejemplo; en dos años voy a poner mi empresa, en 5 años voy a terminar mis estudios universitarios, en tanto tiempo me voy a encontrar con mi príncipe azul o mi princesa de sueños según sea el caso y me voy a casar y voy a tener 2 y 3 hijos, y tiene que ser antes de los 35 años. Muchos sueños, muchas ambiciones, cosas que le ha pedido al Señor y esos sueños los guardaste en el sótano o tal vez los has dejado morir. Ahora debes ver los pedidos que le hiciste al Señor. Te imaginas a Zacarias y a Elizabeth pidiendole al Señor no tener hijos? Imposible verdad, pero eso es en siglo I. Hoy parece moneda común.
La esterilidad espiritual de hoy día, en otras palabras, tiene que ver con la manera en que uno ve su futuro. La manera en que uno ve las promesas del Señor. Y tal vez, si se han tardado las promesas en cumplir, si se han tardado estos sueños en realizarse, si hace años que le ha pedido algo al Señor, en vez de seguir pidiéndoselo al Señor, en vez de seguir esperando que el Señor realice estos sueños, en vez de esperar en Jehová, comienzas a conformarte.. Te has conformado con la vida que tienes y te has dado por vencido. Sí, es el mismo trabajo, el mismo lugar, la misma gente, los mismos chistes, el mismo día, después de la pausa navideña llega el trabajo. Allí está la misma recepcionista que te mira mal, allí está el mismo jefe que está mirando el reloj, allí están los mismos clientes, y siempre hay un cliente que el Señor envía meramente para estirarnos la paciencia y bendecirnos de esa manera.
Quizás es la empresa, quizás es la manera en que vos o usted llevas tu ministerio. No se, pero vos te has conformado con la vida que tenés. Y ni siquiera te atrevés a orar las mismas oraciones de tu juventud. Ni siquiera te atrevés a visitar de nuevo esas promesas que vos voluntariamente te hiciste. Te has conformado. No es lo que querías. Quizás pensabas que naciste para otra cosa, para algo mayor, quizás. Pero ya, dejémonos de cuentos, no nos engañemos mas, esto es lo que hay.... esto es lo que trajo el agua, esto es..... ¿De qué vale sino conformarnos?
Ahora, viene a la escena el ángel de Jehová para destruir tu conformidad. Qué incomodo es eso. Imaginemos una escena común en la Iglesia, la tuya o la mía, viene una visita a predicar, y llegado el momento de la Ministración vos pasas, traes tu petición delante del Señor, El siervo encargado de la palabra dice, ‘este es tiempo de intimidad con Jehová’, los Hermanos se acercan al altar, (presta mucha atención a esto), todos pidiéndole algo al Señor, y en eso se te acerca alguien, la misma visita que esta ministrando o tu propio Pastor que ayuda, pone su mano sobre ti, te profetiza y dice ‘Hermano, viene para ti tremenda promesa’. ¿Cómo usted recibes eso? Que te produce? Como lo manejas a eso con tu estado de conformidad?.
El Señor te está diciendo que hay más, en vez de decirte que no hay nada, que no esperes mas, te dice el Señor, ‘no, no, no, hay mucho más’. Qué tal si el Señor te dijera que sus planes para vos son mayores que la vida con la cual te has conformado. Y eso es lo que le dice a Zacarías. Le dice a Zacarías, ‘Zacarías, Yo no me he olvidado de tus oraciones. Tus oraciones están, -la palabra me encanta Apocalipsis Capítulo 5, dice allí que las oraciones de los santos, hermano, esa oración que usted acaba de elevar al Señor, esa adoración que usted acaba de subir delante del Señor es lo más precioso delante del Señor.
En el Reino de Dios no hay dinero, usan el oro como el ladrillo del piso. Qué vale el oro en el cielo, qué vale la plata en el cielo. Con las perlas hacen puertas y ventanas. Todo eso no vale nada en reino de los cielos. ¿sabes lo que vale en el Reino de los Cielos? Tus oraciones. ¿Sabes lo que cuidan en vasos de oro en el Reino de los Cielos? En Apocalipsis 5:8 dice: y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; Las oraciones de los santos, en vasos de oro, como incienso. El Señor cuida tus oraciones. El dice ‘Yo no me olvidaba de tus oraciones, Zacarías, todo lo contrario, tampoco me he olvidado de mis promesas. No he echado al lado tus sueños, quizás vos guardaste tus sueños, pero Yo fui el que inspiré esos sueños. Yo te los di y Yo se precisamente donde los guardaste, hombre, y es tiempo que saques esos sueños ya, porque Yo te los di.’ Y entonces Zacarías brinca y salta y dice ‘gloria a Dios que el Señor se ha recordado de su siervo’. Eso es lo que hace.
Sabés, el Señor ha puesto a Zacarías en un tremendo lío, porque Zacarías se ha conformado con su vida. Zacarías ha entrado al templo para prender el incienso delante del Señor por primera vez en su vida, aún como anciano. Esta es la primera vez en la vida de Zacarías que él entra vestido de sacerdote para ministrar delante del templo de Jehová y prenderle el incienso. ¿Lo sabías?
Otra cosa, nunca más de acuerdo a las leyes sacerdotales, él lo volverá a hacer. El lo hace una vez y una última vez. Alguien escribió que había aproximadamente 18.000 sacerdotes en el servicio de Jehová, en Israel en el Primer Siglo. El era de la clase de Abías, y habían 24 clases de sacerdotes, 24. Cada clase se encargaba dos veces al año de ministrar delante del Señor y eran tantos sacerdotes, y solamente había un templo, cómo íbamos a decidir quién iba a entrar a prender el incienso y derramar ofrenda delante del Señor, bueno, El Señor decidía quién sería el bendecido.
Y dice la palabra del Señor, que en ese día, ese sábado la bendición cayó sobre Zacarías. Hermano, vos te imaginás la emoción de este hombre. ¡Qué momento, te imaginás las cosas que pasaban por la cabeza de Zacarías? Y llega él gran momento...... ya no es un ensayo, esto es la cosa real. Ya él se pone su mitra (el sombrero), se pone su vestido de sacerdote, se había preparado, se había consagrado toda una semana para este momento. Entra él y todo este tiempo yo me imagino Zacarías pensando ‘¿sabe el Señor que Elizabeth y yo no tenemos hijos?, pero yo soy un sacerdote de Jehová y esta es la cumbre de mi vida. Para esto yo nací. Este es mi fin. Pero Señor qué fin. Gloria a Dios. Gracias, Padre por esta oportunidad. Ahora despide a tu siervo en paz.
Entra él para despedirse del sacerdocio, para despedirse de su carrera, despedirse, digamos, de sus sueños y de sus emociones, y aún allí, mientras él está prendiendo el incienso el ángel de Jehová se le presenta y dice: ‘Zacarías, lo siento, pero esto no es la cumbre de tu vida. Esto no es tu fin. Zacarías te queda más. Te queda mucho más. El Señor tiene para ti mucho más. Esto no es la cumbre de tu vida, no, mi hermano, este es el comienzo de tu bendición. El Señor te promete gozo, Zacarías, no amargura. El Señor te promete alegría, algo para qué vivir. El Señor ha oído tus oraciones, Zacarías y está listo para realizar tus sueños más ambiciosos. Felicidades, siervo de Dios.’
Y ¿saben? Zacarías no está preparado para esto. ¿Estarías vos preparado para esto? Francamente ¿nosotros estaríamos preparados para esto? Sabes, la reacción de Zacarías es muy típica. Es la reacción de los que recibían la misma promesa. El Señor, Zacarías, siervo de Dios, abrirá su vientre, el vientre de su esposa y el Señor ha de remover su esterilidad y ustedes se van a gozar de un niño. ¿Cómo es que todos reaccionan más o menos como Zacarías una y otra vez en la Biblia?
A Abraham, el Señor le tuvo que indicar una y otra vez, no, no, no, es cierto, yo se que tu estás prácticamente muerto. Yo se que Sara está prácticamente muerta, pero tendrán un hijo. Cuenta las estrellas. ¿Las puedes contar? No. Cuenta la arena. ¿La puedes contar? No. Abraham, no me cambié de mente, sí, el miércoles pasado dije que te iba a bendecir. Este miércoles te digo que te voy a bendecir, el sábado te digo que te voy a bendecir. ¿Me cambié yo de idea? No. Le tuvo que decir, una y otra vez, a Abraham. Era tan ridícula la idea, que Sara ¿qué hace ella? Se ríe. Y al pobre Isaac, le pusieron ‘risa’. Se ríe. No solo eso pero ¿cómo termina esto? Sara y Abraham dicen, mira esto es tan loco, esto es tan imposible, Dios es Dios y sabrá lo que está haciendo, pero vamos a darle a Dios una mano y vamos a crear un ¿qué? Un Ismael.
Ellos no reaccionaron tan distinto como Zacarías. La mujer Sunamita, ¿Te acordás de ella? En Segunda de Reyes. El profeta Eliseo le dice, ‘para este tiempo, el año que viene, abrazarás un niño’, y ¿qué dice ella? Gloria a Dios, eso es lo que le pedí al Señor. ¿Eso fue lo que le dijo? Le dice ‘No, Señor mío. Varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. No hagas burla de mi. No me digas esas cosas. Por favor no me levantes los ánimos. Por favor Jehová, no me diga algo que me va a animar tanto y me va a animar a soñar de nuevo, me va a animar a abrazar estas promesas de nuevo, a visitar esa caja de sueños de nuevo, esa caja de promesas. No me animes a eso.
¿No es eso lo que dice Zacarías? Ahora, se le antoja a Jehová darme hijos. Ahora, ahora que tengo mi carnet de Jubilado, ahora que estoy afiliado al PAMI y me están dando un descuento del 50%. Ahora, ahora, se le antoja a Dios darme hijos. Sabes yo no quiero salir herido de esto, Dios. Yo no quiero soñar de nuevo. ¿Cómo puedo estar seguro? ¿Cómo puedo estar seguro?
Y vos, mi hermano, ¿cómo respondes a la promesa del Señor, especialmente cuando se trata de algo que has anhelado por mucho tiempo. Cuando el Señor te dice a ti ‘No, es a ti y ahora que te voy a bendecir. Es para bendición que te he hecho’.
Te cuento, C S Lewis, escribió el libro que inspiró la película famosísima Crónicas de Narnia, una vez escribió ‘saben, no son nuestras ambiciones que ofenden a Dios, nuestros sueños ante Dios no son demasiado ambiciosos, todo lo contrario, son demasiado fáciles. El dice que nosotros somos como niños, nosotros como niños queremos jugar con barro, cuando Dios tiene para nosotros unas vacaciones en el Mediterráneo. Así dice él. ¿Y no es así? Nosotros nos conformamos con jugar con barro y Dios tiene para nosotros viajes, sueños, y cosas que nunca esperabas.
Ahora, qué hacemos cuando nosotros recibimos promesas así. Bueno, depende de qué es lo que piensas de Dios. Depende de tu relación con Dios. Depende del intercambio que has tenido con Dios. Sabes, si piensas que otros están en control de tu destino o si dudas que hay un Dios benigno, quizás vos creas que Dios existe. No te estoy llamando un ateo.
¿Sabes qué la gran mayoría de los argentinos creen en Dios? La gran mayoría de los argentinos creen que existe un Dios. El achenta y pico casi el 90% creen en Dios. Ahora, que crean que Dios es un Dios activo en su vida diaria, eso es otra cosa. Y si vos dudas de que hay un Dios benigno, que te ama, que te desea bendecir, que te desea proteger, que desea derramar provisión sobre tu vida, que desea que eches para adelante, que tengas la victoria. Si vos dudas de eso, entonces lo que te va a faltar a vos y a los que piensan como vos es la esperanza y Satanás es experto en quitarnos la esperanza.
Satanás es experto en poner en tela de juicio las promesas del Señor, desde las primeras palabra que Satanás usó al ser humano. Estas son sus primeras palabras, de acuerdo a la nueva versión internacional, lo primero que él le dijo a Eva, ser humano, es ¿es verdad que Dios les dijo? ¿es verdad que Dios les dijo? ¿Es verdad que Dios les dijo que te va a bendecir a vos, a mi, a tu familia, a esos locos?
¿Cómo fue tu navidad, mi hermano? No tenés un tío o dos o tres, o una tía o un primo, un hermano, que te pesa un poco, pero te pesa un poco quizás porque te parece a ti un poco, ¿verdad? Y es un poco incómodo, ¿a esa familia el Señor va a bendecir? ¿Está loco?
Y dice el Señor, ¿cómo es la respuesta del Señor? El Señor te envía a Gabriel,. El pastor predicó acerca de quién era este ser y Gabriel lo único que le dice a Zacarías acerca de este respeto, es esto: ‘Mira, yo soy Gabriel, estoy delante de la presencia del Señor. y yo lo oí, yo fui testigo de que Dios lo dijo. Yo lo escuché esta mañana decir ‘voy a bendecir a Zacarías y a Elizabeth’. ¿Qué más quieres? Dios es fiel a su promesa. Dios no miente. Dios no se cambia de idea. El es fiel a su palabra. Y El te ama. El te ama, Zacarías. Si yo estoy aquí y si te comparto esta promesa, es porque eres altamente favorecido delante del Señor.
O tal vez le quiere dar a Dios la mano, como hizo Abraham y Sara. Crear un Ismael. ¿Conocen tal vez un Ismael o dos, hermanos? Esto viene siendo quizás, una iglesia que nace prematuramente, un ministerio que se levanta prematuramente, una empresa, un negocio que se planta sin que el Señor lo guíe, sin la cobertura de Jehová, antes de tiempo.
Saben en el Libro de los Hecho, Priscila y Aquila se encontraron con un Ismael llamado Apolo, un joven dinámico y lleno de una palabra dinámica, pero le faltaba algo y ellos vieron. Mira, este muchacho, tiene un tremendo potencial y le falta algo y lo separaron, lo echaron de lado, lo cubrieron, le dieron bendición y él llegó a ser una columna en la iglesia primitiva. Pero comenzó como un Ismael.
Y el Señor le responde a Zacarías, a través de Gabriel, y le dice ‘sabes, Yo te amo tanto, que te vas a quedar mudo por un tiempo. Por un tiempo te vas a quedar mudo porque Yo no quiero que tu dañes esto, hombre, Yo no quiero que tu dañes lo que Yo deseo para ti, tanto te amo que ni una palabra voy a permitir que salga de esa boca incrédula hasta que Yo cumpla las promesas que tengo para ti. Y las sendas del Señor son algo serio. Porque el Señor le dice, a través del ángel, para colmo, el Señor le dice ‘y estas palabras, estas promesas se cumplirán, esas tres palabras tan duras...... a su tiempo. A su tiempo.... en el tiempo perfecto de Dios.
Ahora, quizás esto es lo más difícil que podemos digerir de parte del Señor, a su tiempo. Las sendas del Señor son así. Y los caminos del Señor son algo así como anuncios o señales. Quizás tu estás en una carrera con otros automóviles, otros carros y ¿no es lógico ir por el camino liso, abierto, directo, la que lleva directamente a la meta? ¿No es eso lo lógico? Pero el Señor te dice a ti ‘no, no, no’, y te monta en su jeep y te dice ‘no es por aquí, es por acá’. Y uno va y es un camino rocoso y pum... por el riachuelo y piensa que las llantas se van a explotar y ¡uf! ¿a dónde me está llevando el Señor? ¿Por donde vamos? Está cruzando un bosque, y le dice ‘Padre, pero dejamos unos autos por allá...’ ‘No, es por aquí muchachos.... Yo se lo que estoy haciendo... bum, bum. Bum’.
Pero también los hombres en la congregación se están emocionando ¿verdad? Se están emocionando ¿verdad? Oh, si, es un camino emocionante. Y al final, cuando te das cuenta, no era una pérdida de tiempo, no era una locura, todo lo contrario era un atajo. No solamente llegaste a la meta, pero llegaste adelante. Ahí estás vos esperándolos, porque las sendas del Señor son así.
Y el Señor llevó al pobre David por esa senda, lo montó en su jeep. ¿Se acuerdan de David? En su juventud, como niño, el Señor lo unge como rey, pero se tarda 30 años para que David sea coronado como rey de Israel y Judá. Y en esos 30 años fue perseguido por Saúl, conoció la traición, conoció el hambre, conoció la persecución, durmió debajo de las estrellas, durmió en cuevas, tuvo que tomarle prestado al templo, aún para comer. Esta era la vida de David en ese entonces, pero en esos 30 años el Señor estaba cumpliendo en cada una de esas experiencias, su promesa en David, sin que él mismo se diera cuenta. Fueron en esos 30 años, fue en ese desierto que nacieron los salmos, salmos que aún ahora nosotros cantamos.
Con mi Dios saltaré los muros, con mi Dios ejércitos derribaré, El adiestra mis manos para la batalla, puedo doblarle mis manos en algo de bronce. El es escudo, mi roca eterna, El es la roca de mi salvación, mi alto refugio, mi...... El es mi libertador. Gloria a Dios. Ese es tu Dios.
Ahora cuando David escribió ese salmo, él lo escribió con su espada húmeda de sangre, durmiendo en tierra, en una cueva, rodeado de hombres de poca reputación que a través de este proceso el Señor estaba formando esos hombres en un ejército y estaba formando en David un rey. Pero allí nacen esos salmos.
Entonces, hermano, ¿qué hacemos? ¿qué hacemos cuando se tarda la promesa del Señor? Pero el Señor ha prometido que abrazaremos un hijo, ¿qué hacemos? ¿saben? Dos cosas: 1. Lo que dijo el pastor en la víspera de Año Nuevo, regocíjate. Regocíjate. Sabes, quizás todavía no tienes un bebé en tus manos, pero si el Señor te prometió que tendrás un bebé, preparáte para gemelos, claro que si, preparáte. Si el Señor te lo prometió, hermano, empezá aponerte contento desde ahora, desde ya, porque el Señor es fiel a su palabra.
La pobre Elizabeth cuando oyó, es más ni siquiera lo oyó, ella sintió porque Zacarías estaba ¿en qué condición estaba el pobre Zacarías? Mudo, no le podía decir nada a ella. Pero de momento ella siente algo moverse en su vientre y siente, pero espérate.... eso es un poco raro.... y siente que esto no desaparece, sino que crece, y crece, y crece, y crece y ella dice: ‘pero Señor estoy embarazada’ y quizás de temor o de asombro ¿qué hace ella? Ella glorifica al Señor, pero ¿qué hace? Se recluye, se encierra porque quién sabe si Dios cambia de parecer y se arrepiente.
En eso llega María, en el momento que María saluda a Elizabeth, el poder de Dios baja en ese lugar. El espíritu del Señor cubre a las dos, lo que hay en el vientre de estas mujeres comienza a saltar y a alabar al Señor. El espíritu de Dios, el espíritu de vida los bendice a los dos. Y María sale cantando, ‘bienaventurado, dice Elizabeth, la que creyó que se cumplirá lo que fue dicho de parte del Señor’. Y entonces María dijo ‘engrandece mi alma el Señor, y mi espíritu se regocija en Dios, mi salvador, porque a mi lado la bajeza de su sierva pues he aquí, desde ahora, no desde que nazca el niño, desde el momento de la promesa, desde el momento que el Señor promete que tendrás su bendición, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
¿Te prometió algo el Señor, hermano, 10 años atrás, 20 años atrás? Bienaventurado eres, porque el Señor lo cumplirá y aquí está, mi hermano querido, el principio, en toda esta historia esta corriendo el principio que anunció el pastor, que compartió el pastor. El poder majestuoso de la estéril que se regocija en su esterilidad.
Lo que se encuentra en Isaías Capítulo 54. ¿Se acuerda hermano? ‘....regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz. Levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová.’
Pero va más allá, no solamente nos regocijamos, pero abramos lugar a la bendición. Sabes, en parte este mensaje es inspirado en mi congregación he visto una hermana y amiga (Belen) embarazada y dar a luz, después. También Paola, que alguna vez estuve presente al momento de sus estudios fisicos, y otras hermanas que orgullosamente transitaban con su pancita a cuestas. ¿Cómo andan ellas dos en la Iglesia, realmente era algo serio? Ver a las dos acomodándose. Todos pendientes de ellas y de lo que estaban viviendo. Pero era algo serio, hermano, el bebé sabe lo que necesita y te lo pide. ¿Qué te pide el bebe? Yo lo he experimentado, por que tengo un hijo, perdón. Mi ex esposa me dio un hijo, y además he hablado con algunos varones en la Iglesia, y todos expresaron lo mismo: si tu esposa te pide una ensalada de bacalao y zanahoria a las dos de la mañana, si de eso se antojó el bebé, vos vas a salir a un restaurant o lo que fuera de 24 horas a buscar el bacalao, porque eso es lo que pide el bebé. ¿Qué te pide el bebé? Qué libros? ¿Qué actitudes? ¿Cómo puedes planificar que llegue este bebé?
Estaba en una oficina de una tarjeta de crédito local y una empleada embarazada le comentaba a un compañero de trabajo. Yo no puedo trabajar aca ahora. Este olor de las alfombras le va a hacer mal al bebe.
Hermano ¿cuáles ambientes son peligrosos para su bebé? ¿Cuáles ambientes pueden envenenar la visión que el Señor te tiene a ti? ¿Y cuales actitudes? El Señor en este preciso momento, aprovecha estos días, para formar el bebé en ti. Y con cada clase que vos tomas de estudio de la palabra, con cada culto que reverencias al Señor y vivis en armonía con tu congregación, crece más ese bebé. Con cada tentación que vos sos capaz de vencer, crece más ese bebé. Con cada vez que le pides al Señor por esta visión, crece más ese bebé. Cada vez que vos compartes esta visión loca con otros, crece más ese bebé, porque ya la vida de Dios está en ti, ya el poder de Dios está en ti, ya está creciendo la promesa de Dios en ti, desde ya puedes celebrar. Desde ya puedes recibir, desde ya le puedes dar nombre y desde ya puedes esperar que el Señor lo va a usar para la gloria de su nombre. Amen, hermano.
¡Qué lindo! Si estuviera en mi Iglesia mi Pastor le diría: Pongámonos de pie. Pero estoy en mi casa escuchando buena música cristiana. Mira mi Hermano, sabes, en términos de la esterilidad y fertilidad espiritual, nosotros los varones tenemos vientres también. Vamos a hacer algo. Pongámonos nuestras manos en el vientre. Hay una promesa que el Señor ha depositado en el vientre de cada uno de ustedes y solo vos y Dios lo saben. Solo vos y Dios lo saben. Solo vos sabes para qué el Señor te hizo. Solo vos sabes para qué naciste. Solo vos sabes lo que Dios está haciendo en ti, pero Dios es fiel a su promesa y vamos a bendecir la promesa de Dios en ti, en el nombre de Jesús.
Ora conmigo Hermano mio.
Señor, te damos gracias por tu fidelidad. Te damos gracias porque en tu palabra hay vida. Bendecimos a las mujeres capaces de concebir vidas para tu gloria. Bendecimos Padre a esas mujeres que sueñan como Elizabeth, con ganas de ser mamá Señor. Te damos gracias porque declaramos en el nombre de Jesús que tu estás fecundando tu obra. Tu estás llenando nuestros vientres de vida. Señor, tu estás llenando nuestros vientres de sueños Padre, que quizás se han guardado, o se han olvidado, tu los estás resaltando de nuevo. Tu no dejarás que nos olvidemos de tus palabras. Tu no dejarás que sigamos viviendo en la esterilidad física, y en la esterilidad y fertilidad espiritual. Padre, que nosotros no decidamos privarnos de esa sensación de sentir nuestros vientres vibrar. Señor que nos olvidemos de tus promesas, todo lo contrario, Padre, asómbranos. Asómbranos. Sorpréndenos, Padre, con tu fidelidad. Padre declaramos, Señor, ministerios, dones, empresas, visiones. Padre, cargas, cargas. Señor que desde ahora sientan la carga de la vida en su vientre. Sientan, Maestro, que sintamos todos la carga que nace en nosotros, no podemos evitar la vida que tu has puesto en nosotros. No lo podemos ignorar ya. Padre, lo sentimos, que sintamos que da patadas contra nuestro vientre esta visión, Señor. En el nombre de Jesús. Nos regocijamos en ti, en lo que Tu has de hacer en nuestras vidas. Gloria a Dios. Bendice a Jehová con sus promesas, porque El es fiel y para siempre su misericordia.