12 diciembre 2009

Hageo 1:2-7

Ya nosotros hemos dado nuestra alabanza y adoración y el Señor ha comenzado definitivamente a ministrar en nuestros corazones, así que vamos a prepararnos ahora para escuchar la palabra y ve como el Señor nos dirige a través de su palabra.

Quisiera que vayan conmigo al libro de Hageo, Capítulo 1. Voy a comenzar a leer del verso 2 al verso 7, Hageo, Capítulo 1. Es tiempo hermanos, ¿verdad? Es tiempo. Esa frase muchas veces nosotros la escuchamos: Ya es tiempo. Y hoy quisiera reflexionar con ustedes algunos aspectos de esa palabra tiempo, y cómo la palabra tiempo la podemos dividir en 3 distintas dimensiones con respecto a nuestra vidas.

Dice así la palabra del Señor, yo voy a leer y ustedes pueden seguir la lectura. Dice en el verso 2: “.... así dice el Señor todopoderoso”, es un oráculo. Ya una declaración como esa demuestra que es un oráculo profético, o sea una palabra profética que está viniendo al pueblo. Dice: este pueblo alega que todavía no es el momento apropiado para ir a reconstruir la casa del Señor. Y también vino esta palabra del Señor por medio del profeta Ageo diciendo: “... acaso es el momento apropiado para que ustedes residan en casas techadas mientras que esta casa está en ruinas. Así dice el Señor todopoderoso una vez más. Mediten sobre sus caminos. Ustedes siembran mucho pero cosechan poco, comen pero no quedan satisfechos, beben pero no llegan a saciarse, se visten pero no logran abrigarse, y al jornalero se le va su salario como por un saco roto. Una vez más así dice el Señor. Mediten bien sobre sus caminos.” Repito una vez más esa frase: mediten bien sobre sus caminos.

Hermanos yo reconozco que muchas cosas en nuestra vida están medidas por tiempo. Tiempo con respecto a nuestras vidas individuales que estamos en un proceso, un tiempo. Tiempo respecto al momento en el cual estamos viviendo en nuestra sociedad del día de hoy. Y tiempo también con respecto a nosotros tomar unas acciones debidas que tenemos que tomar.

Parte de este mensaje yo lo había compartido ya en el retiro de hombres. Otra parte también la compartí en el ministerio de jóvenes, pero ahora yo quiero traer esta reflexión y compartirlas con ustedes, la iglesia por completo. Si ustedes se dan cuenta en el pasaje que nosotros leímos el profeta Ageo le está haciendo un llamado de parte de Dios al pueblo de Israel acerca de sus prioridades en sus vidas. El momento del cual está hablando es cuando el pueblo de Israel había vuelto a la tierra de Jerusalén después de haber estado mucho tiempo en el exilio. Imagínense ustedes cuando ustedes regresan a un lugar que ha sido destruido por enemigos, ¿qué es lo primero que uno va a querer hacer? Uno ve lo que era su casa antes que ahora mismo está echo cenizas y está tirada en el piso por completo, y la tendencia es de reconstruir su propia casa. Obviamente uno necesita un lugar en donde vivir, por lo tanto como un sentido de supervivencia tu vas a querer edificar el lugar donde tu vas a estar morando.

Pero en este momento el pueblo de Israel estaba dedicándose demasiado a sus propias cosas y estaban dejando a un lado lo que era la casa del Señor, el templo. Para el pueblo de Israel el templo significaba el núcleo de su propia sociedad, esto era antes de haber ido al exilio. Alrededor del templo era que se edificaba el resto de toda la ciudad. Ahora, dependiendo de cómo estaban las prioridades organizadas después que el pueblo salió de exilio, parece que aquí habían experimentado un cambio. En vez de darle una atención primaria a lo que era la casa del Señor y lo que esto implicaba en medio de sus vidas, estaban dando una mayor atención a sus propias vidas personales. ¿Y saben qué? Yo no estoy diciendo que es malo el uno prestarle atención a su propia vida y lo que significa su familia y su casa, pero hay un principio que tenemos que entender aquí que está siendo comunicado a través de Dios y es el principio de prioridades. ¿Cómo nosotros tenemos las prioridades de nuestra vida organizadas? ¿Qué es lo que tiene primero, segundo y tercer lugar? ¿Y cómo el tiempo de nuestras vidas está influenciando de alguna manera u otra esas prioridades?

Quiero hablarles de esa primera dimensión, acerca del tiempo de nuestras vidas. La Biblia dice en Filipenses 1:6 que nosotros, de hecho la habíamos cantado, que Dios ha comenzado en nosotros una obra que la va a completar hasta el día en que Jesús vuelva. Cada uno de nosotros somos una obra de arte en las manos del Señor.

Dígale a la persona que está a su lado: usted es una obra de arte. Yo no se si usted es una obra de arte de barro, de hierro o de pintura, o no se, pero es una obra de arte. Pero yo les puedo decir de seguro que el artista que nos está bregando es un experto en todos esos materiales. Así que quédense tranquilos.

Hay artistas que se decían solamente a la pintura, y si le ponen un pedazo de hierro lo que hacen es derretirlo por completo. Pero Dios como nuestro gran artista es un experto trabajando con todo tipo de materiales. Y ustedes son cada uno de esos materiales. Dios está haciendo una obra tan bella en cada uno de ustedes que cuando llega el momento de su perfección yo quiero estar ahí para verlo.

Pero esto implica, mis hermanos que nuestras vidas, todo lo que nosotros pasamos, lo bueno, lo malo y lo bien malo, todo tiene que ver con el tiempo del Señor y cómo El está trabajando en cada uno de nosotros. Y aunque muchas veces cuando uno tiene experiencias negativas uno tiende a ver esas experiencias como si mi vida fuera un desastre: que nuestra vida no vale, nuestra vida no tiene sentido, no tiene dirección, no tiene propósito, solamente por ver toda esta negatividad a nuestro alrededor. Si yo veo que hay alguien que me dice que soy un cero a la izquierda pues entonces voy a estar viviendo toda mi vida pensando que soy un cero a la izquierda. Ahora, pero si hay una persona que me dice: usted es un cero a la mano derecha, y usted le va a dar un valor a toda la ecuación bien grande, pues entonces yo voy a estar viviendo de esa manera también. Yo creo que los contables entienden bien eso, ¿verdad?

Ahora, hermanos yo creo que nosotros tenemos que desarrollar una apreciación bien profunda por todas esas experiencias en nuestra vida. Y yo se que estoy diciendo algo bien radical aquí porque yo imagino como yo le voy a decir a una persona que tal vez su hijo fue asesinado en un accidente, ¿cómo yo le voy a decir a esa persona, sabe que, usted tiene que desarrollar una apreciación por eso que pasó? Y me va a dar una bofetada si yo le digo eso. Obviamente el uno poder decir estas cosas, tienen su momento, tienen su lugar y tienen su tiempo. Yo creo que una persona que haya pasado por eso proceso, en el momento lo mejor que hay que hacer es solamente una presencia silenciosa de compañía. Compartir una oración de fortaleza. No es buscar tan solamente un ensayo entero de cosas para decirle a la persona en esa situación. Pero cuando haya pasado el tiempo oportuno y uno puede con esa persona mirar para atrás y ver como Dios ha estado en acción en distintas etapas con esa persona, entonces uno sí puede decir que hay una apreciación por todo eso. Pero todo esto implica, mis hermanos que nuestras vidas son un proceso completo de formación.

Usted puede tener una lista de estudio, de experiencia, de trabajo, pero con todo y eso su vida todavía está en formación. Todo esto marca un tiempo y dentro de ese tiempo hay uno en el cual nosotros tenemos que reflexionar. Y eso es en cómo nosotros estamos llevando nuestras vidas a cabo en nuestro diario vivir.

Hay una versión en la Biblia que dice que nosotros tenemos que redimir bien el tiempo. Redimir el tiempo tiene mucho que ver con discernir el momento en el cual estamos viviendo y de buscar la manera en que Dios está dirigiendo cada uno de nuestras etapas y decisiones en la vida. Y eso es un proceso que tiene que ser constante en medio de cada uno de sus vidas individuales.

Ese proceso te va a llevar entonces a la segunda dimensión de la cual te quiero hablar con respecto a tiempo. La manera en cómo tu disciernes tu vida personal va a estar grandemente influenciada por el tiempo y momento en el cual nosotros estamos viviendo hoy día en la sociedad. Así que el primer aspecto de tiempo es el aspecto de tu vida personal y el segundo es el tiempo respecto al momento presente que vivimos.

En el libro de Colosenses hay un pasaje bien interesante. Colosenses Capítulo 4, comenzando desde el verso 3. Pablo está hablandole a los colosenses y les dice lo siguiente: “.... al mismo tiempo intercedan por nosotros a fin de que Dios nos abra las puertas para proclamar la palabra. Oren para que yo lo anuncie con claridad como debo hacerlo.” Pablo está pidiendo que la iglesia de los colosenses pueda interceder por él para que él sepa cómo discernir el momento y el tiempo para comunicar la palabra de Dios y hacerlo de la manera más correcta. Entonces Pablo le dice a la iglesia, le dice en el verso 5 “... compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo”. Exacto, en otras versiones dice “miren cómo se comportan para con los de afuera”, significando los que no conocen a Jesús.

Miren cómo dice: “...aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto así sabrán como responder a cada uno” ¿Saben que mis hermanos? En la medida en que nosotros meditamos sobre nuestro camino, sobre nuestra vida personal y el tiempo en el cual estamos, eso va a influenciar entonces en cómo nosotros meditamos y reflexionamos sobre el tiempo en el cual estamos viviendo ahora. Yo compartía con el grupo de esta mañana que la sociedad en que nosotros vivimos hoy día se distingue por muchas cosas pero hay una que es bien importante y es el aspecto del consumerismo. Yo se que la política es un aspecto bien importante que define como muchas personas rigen su vida. La intelectualidad o la grande educación es otra manera por las cuales otras personas definen su vida, como también hay aquellos que viven por esta filosofía que a mi no me gusta nada que es el “whatever”, lo que venga por ahí voy. Son los que se dejan llevar por todo viento de filosofía en el mundo.

¿Pero saben qué? Hay un gran porcentaje de personas que sus vidas están definidas por un aspecto de consumerismo. Y yo les puedo dar un ejemplo bien sencillo: una persona, yo me refiero mucho al pastor Greg en esto. El pastor Greg tenía una de esas primeras laptop que salió. Creo que él la compró en el ’96 si no me equivoco, algo así. Obviamente es una pantalla en blanco y negro, creo que es como de 13 pulgadas si no me equivoco la pantalla. Pero la cosa es que su computadora ahora mismo mis hermanos está totalmente obsoleta, hay veces que ni le funciona, ni prende tan siquiera. Pero miren como funciona ese tipo de industria que en un mes te dan un producto y en ese momento es lo último en la avenida: yo lo tengo que conseguir. Tres meses después le añaden otro componente que la hace mejor y te vale 300 dólares más. Tal vez es un poquito de memoria o al menos una pantalla color. Y el asunto es que te lo venden como lo último en la avenida cosa que lo que tu tenías ya no sirve para nada, te tienes que conseguir esto nuevo.

Antes una laptop pesaba tal vez como 21 libras, ahora como pesa 5 libras pues te están diciendo: mira, te tienes que conseguir una que pese 5 libras ahora. Ya ahí te están vendiendo 1000 dólares más, solamente porque pesa menos. Pero el asunto es que toda esta dinámica del consumerismo está formando necesidades en nosotros que realmente no necesitamos. Y eso se ve en todos los aspectos, aún en la pasta de dientes. Colgate antes tenía un solo sabor y una sola función que era limpiarte la boca y que no te de caries, ¿verdad? Ahora mismo Colgate tiene como 6 ó 7 distintas pastas supuestamente para o darte mejor aliento, o que no te de sarro, o que no se te infecten las encías, and on and on. Entonces cuando la persona va a comprar tiene un dilema porque lo que quiere es conseguir una pasta para limiparte los dientes y entonces entra en un dilema: ok, ¿qué quiero, que huela bien la boca o que no se me infecten las encías, o que tenga buen aliento por 24 horas, con cuál me voy? Miren esta última, miren esto: yo no se cuantos de ustedes han entrado en un Wallgreens o en un CBS o alguna farmacia, y cuando van a pagar en la caja, yo no se si ustedes se dan cuenta que justamente en frente está la sección de todos los cigarrillos habidos y por haber, y justamente al lado está todas las maneras habidas y por haber para evitar el fumar o dejar de fumar.

Y entonces una persona que tal vez esté lidiando con el vicio o la adicción de fumar, cuando va a pagar y está pensando: “yo quiero dejar de fumar”, y mira de frente se va a encontrar con un dilema. El consumerismo le está poniendo dos alternativas justamente de frente: tienes o nickored en chicle, en parche o en inyección para que dejes de fumar; o tienes Winston, Malboro, y todas las demás que hay por ahí con peppermint y cinamon también. ¿Dónde nos vamos a ir? O sea que la industria de América se decida. Eso es lo que yo me digo. O sea si ustedes están viendo que el cigarrillo, lo que hace dañar a una persona, ¿por qué ponen a una persona en ese dilema? Si van a hacer un producto para que la persona deje de fumar, pues, vendan ese producto nada más. O si van a vender un producto para que una persona se acabe de morir, pues véndalo, pero no le pongan las dos opciones al frente.

Y hermanos ese es el tiempo en el cual estamos viviendo. Cada uno de ustedes tiene una opción por delante. Todo se te presta ahí delante de ti, para que tu decidas que es lo que tu vas a hacer con tu vida. Te lo ponen de todos los colores y todos los sabores para que pruebes todos y entonces puedas tomar una decisión.

Hay un anuncio en la televisión acerca de una pastilla del asma de Avir, creo que es que se llama y la cosa es que la cancioncita que le ponen de fondo, la canción dice: Do what you want, go where you want.... Es como quien dice una pastilla, un anuncio de una pastilla del asma te están poniendo por detrás como un mensaje subliminal que dice: tu tienes el derecho de hacer lo que tu quieres, y de ir a donde tu quieras. Y hermanos sin darnos cuenta esos mensajes se pasan así por desapercibido y se quedan grabados en nuestra mente. Y muchas veces esa mentalidad del mundo en el cual vivimos ahoga la mentalidad que Dios quiere que tengamos que es preguntarnos: ¿Señor, qué es lo que tu quieres y pides de mi?

Pasa en algo bien sutil, poco a poco te va engatusando hasta que uno pierde todas la sensitividad de uno de preguntarse: ¿Señor qué tu pides de mi?

Y como ese es el tiempo en el cual nosotros estamos viviendo yo me dirijo otra vez a ese pasaje de Ageo cuando el mismo Dios nos pregunta a nosotros: tienen que meditar sobre sus caminos. El Señor nos está diciendo: miren, consideren sus prioridades y dónde estoy Yo en todas esas prioridades. Podrá sonar como algo que aprendemos desde kindergarden pero, hermanos sigue siendo un mensaje y un principio tan efectivo como desde aquel momento que lo aprendimos hasta ahora y seguirá siendo.

Eso entonces me dirige a mi a esa tercera dimensión con respecto al tiempo que ya es tiempo de que nosotros tomemos acción. Si una madre le pide a un hijo o una hija: me puedes lavar los platos y tiene que esperar tres horas y después de las tres horas, lava los platos, ¿qué es lo que usted le dice al hijo? Guau, ya era hora, ya era tiempo..... Hermanos es todo acerca de tiempo. Nosotros ahora mismo estamos en un tiempo donde tenemos que tomar unas acciones más firmes y más decisivas con respecto a lo que Dios pide de nosotros. Y sí son acciones que uno tiene que tomar con respecto a sus vidas de familia, acciones con respecto a sus vidas individuales, acciones con respecto a cómo ustedes se van a integrar en la sociedad, pero también acciones con respecto a cómo voy a responder a lo que Dios está pidiendo de mí. Por más difícil que sea ¿cuál va a ser la respuesta que yo le voy a dar a Dios? Yo siempre recuerdo esto otra vez, hubo un momento en que yo lo mencioné, hacer la voluntad de Dios no es nada fácil. Y hay muchas personas que piensan de yo discernir que estoy en la voluntad de Dios es porque tengo paz en mi corazón. Pero ¿saben qué? No siempre la paz va a ser un ingrediente esencial o determinante para yo saber si estoy en la voluntad de Dios o no.

Fíjense en el ejemplo de Jesús cuando estaba en Getsemaní. Cuando estaba llorando ahí tirado en el piso diciendo: Señor, pasa de mi esta copa. ¿Ustedes se creen que Jesús tenía paz en ese momento? Yo creo que lo que Jesús tenía era una angustia bien fuerte que se estaba reflejando en gotas de sangre cayendo a través de su cara. Por lo tanto, hermanos yo reconozco que nosotros como individuos, como familias, como iglesia nos estamos acercando a un momento donde Dios va a comenzar a pedir algo de nosotros. Dios va a comenzar a llamar a muchos de ustedes a llegar a un nivel más allá de lo que tal vez han experimentado hasta el día de hoy. Y, hermanos yo espero que cuando ese momento llegue, nosotros podamos obedecer a su llamado.

Hermanos podrá parecer como un mensaje bien familiar, tal vez usted se está diciendo: Omar, yo ya he escuchado ese mensaje tantas y tantas veces que ya hasta me aburre escucharlo otra vez. Pero yo reprendo ese pensamiento ahora mismo. ¿Saben por qué? Porque yo te estoy hablando principios de la palabra de Dios que no pierden su sentido ni su dirección. Y estos son unos principios que tienen una capacidad para moldear tu vida en una manera que tu solo, tu sola no lo puedes hacer. Solamente cuando uno se somete a esos principios de la palabra de Dios es que verdaderamente uno puede experimentar esa bendición de Dios que de la nada sale y hace algo nuevo en nuestras vidas y uno se queda como que ¡Guau! Esto es verdaderamente de Dios. Ciertamente tenemos que seguir lo que dice en este pasaje, tenemos que tomar tiempo para meditar. Pero que ese tiempo no se quede en una mera meditación sino que me lleve a una acciones de vida que tengo que tomar.

Miren qué interesante. En el Capítulo 2 de Ageo. Voy a cerrar con esto hermanos. El Capítulo 2 de Ageo, en el verso 15, miren cómo dice: “... ahora pues meditad ¿en donde?, en vuestro corazón.” Ya no te está diciendo que medites sobre tus caminos, ahora te está pidiendo que medites en tu corazón. Yo tuve que detenerme a analizar algo aquí. ¿Saben qué? Era una palabra profética ¿verdad? Dios hablando a través de Ageo una palabra profética al pueblo. Y yo no se ustedes, yo me imagino que si, pero cuando a alguien le da una palabra profética usted ¿verdad que uno se emociona? La primera reacción es como que emoción, es como que ¡guau! Dios me habló. Y a uno como que le entra esa corriente, como que los jugos de uno se empiezan a mover en una manera distinta, y es como que uno no se puede contener, es como que ¡guau! Dios me habló. Pero si yo me quedo en ese mero emocionalismo, yo no estoy haciendo nada con esa palabra profética. Una persona que se queda en la emocionalidad, es solamente eso: emoción.

Cuando yo veo al profeta Ageo diciéndole al pueblo: mediten ahora en su corazón. ¿Saben lo que le está diciendo? Es como si le estuviera diciendo: si, sabes qué es bien emocionante cuando Dios te habla, pero no lo dejes ahí, lleva esa experiencia aún mucho más profundo en tu ser para que puedas aprender lo que Dios está pidiendo de ti a través de esa palabra. Si nos quedamos en meras emociones, hermanos, el propósito de esa palabra profética se va a quedar a mitad. Cuando esa palabra se lleva bien adentro, se usa la razón, se usa la lógica que son dones que Dios también nos da a nosotros, usted se va a convertir y ¿saben qué? En un cristiano más balanceado y más preparado para poder compartir la palabra a tiempo oportuno y de la manera oportuna.

Hermanos nuestra vida es acerca de tiempo. Muchas veces muchos de nosotros tenemos una pelea con el tiempo bien grande. ¿Cuándo esto? ¿cuándo aquello? ¿cuándo va a pasar lo otro? ¿Cuándo tal persona va a dejar de ser como es conmigo? ¿O cuándo yo voy a dejar de ser como soy? Pero, hermanos sabiendo que un año nuevo ha comenzado, yo les invito a que ustedes sigan ese consejo del profeta Ageo: mediten sobre sus caminos. Mediten sobre el tiempo en el cual están sus vidas. Y que esa reflexión del tiempo de sus vidas los lleve a discernir cómo ustedes van a interactuar en una manera efectiva y afirmativa con la sociedad y en el tiempo en el cual estamos viviendo. Que no seamos ambivalentes en aspecto de nuestras vidas sino que podamos ser personas de convicciones firmes que saben como llevar una vida basada en los principios de la Escritura de Dios. Y una vez que ustedes hayan reflexionado en eso, mis hermanos, que la tercera dimensión se lleve a su perfección también, que es el tomar acción. Tomemos acción sobre nuestra vida y sobre el llamado que Dios tiene para nosotros. Y así mis hermanos nuestra vidas van a ser distintas. Así yo lo creo y así yo lo profeso. Solamente cuando nosotros obedecemos a Dios en una manera afirmativa es que nuestras vidas tienen la capacidad de poder hacer un impacto a nuestro alrededor.

Vamos a estar puestos de pie y vamos a orar. Gracias Jesús. Hermano tu estás en un tiempo. Dios te tiene en un tiempo. Y en ese tiempo hay propósitos que se van a cumplir. Solamente como nosotros respondamos a ese tiempo es que podremos ver la grandeza del Señor en medio de nuestras vidas. Señor Jesús presentamos a tu pueblo ahora delante de ti. Tu conoces el corazón y la condición de cada uno de ellos: de niños, de jóvenes, de hombres, de mujeres. Padre, yo te pido que en este año 2005 tu vengas a un encuentro con cada uno de ellos, no importa cuanto tiempo llevan en el Evangelio, no importa si son acabaditos de llegar hoy, pero que ellos se puedan encontrar contigo Jesús, un encuentro contigo transforma todas las cosas. Un encuentro contigo hace de nuestras vidas algo totalmente nuevo. Señor y yo presente a este pueblo delante de ti ahora. Así como hiciste con Sorobabel y Josué en el libro de Ageo, despierta nuestro espíritu, Señor. Despierta nuestro espíritu, Señor. Padre que no seamos indiferentes a tu voz. Pero que podamos responder en una manera afirmativa a ti, Señor. Padre yo creo que si han ocurrido grandes cosas en el año 2004 mayores van a ser las que van a ocurrir ahora en el 2005. La gloria venidera va a ser mucho mejor que la pasada. Y esto no tan solamente lo declaro para la iglesia, lo declaro también para cada uno de las familias e individuos que están aquí presentes en este día. Que la gloria tuya sea mayor de lo que ya se ha experimentado, Jesús. Sorpréndenos a todos. Sorpréndenos Jesús. Gracias te damos Señor. Amen, amen, amen. Gracias Jesús.

Hermanos nos preparamos ahora, vamos ahora a participar de la cena del Señor, hermanos. Esto para mi, ¿saben qué? Para mi lo que es un momento de alabanza de oración, lo que son los bautismos y lo que es esto, es cuando Dios está en su máximo potencial. Es un símbolo hermanos, un simple pedacito de pan y una simple copita de jugo de uva, pero ese símbolo tiene un poder transformador. Símbolo del cuerpo de Jesús que fue partido por nosotros para darnos la libertad que hoy muchos experimentamos. Símbolo de su sangre que nos limpia y nos perdona y nos restaura de todo pecado. Señor yo consagro estos elementos a ti ahora, Jesús. Y que tu te hagas presente y real ahora, Señor en medio de nuestras vidas, que esto sea un momento de encuentro contigo, Señor. Amen, Jesús.

05 diciembre 2009

Gálatas 2:20

Galatas 2:20 y 21. El versículo 20 dice: “Con Cristo, diga.... estoy juntamente crucificado.... y ya no vivo yo...... más vive Cristo en mi.... y lo que ahora vivo..... en la carne..... lo vivo.... en la fe del hijo de Dios, ..... el cual me amó..... y se entregó a sí mismo por mí.....” Dejémoslo ahí.

Este versículo lo escogí como un punto de partida para mi meditación en esta mañana. Como ustedes saben les acabo de decir que vine de visitar la ciudad de Medellín, en Colombia y fue una gran experiencia, una experiencia muy hermosa y le agradezco mucho al hermano Fabio Alsate, a su familia allá, a la familia Alsate, que me auspiciaron y nos bendijeron con su respaldo y mucha ayuda que nos dieron allá. Pero una de las cosas que experimenté..... Medellín es una ciudad quinta esencialmente latinoamericana, es como si fuera una especie de microcosmos del continente latinoamericano. Ahí se pueden ver todas las bellezas de nuestro continente y también todos sus aspectos quebrantados. Medellín es una ciudad que es como si usted imagínese una gran montaña y un dedo viene y aprieta la sima de la montaña y lo mete así, imagínese como una montaña de goma, ¿verdad?, y ese dedo viene, aprieta la montaña en el medio y hace una cavidad en el medio, y ahí está la ciudad e Medellín, en el centro, y entonces a todo la extensión de esa montaña alrededor, grandes montañas alrededor, la ciudad ha crecido y se ha desparramado en todas las faldas de esas montañas, y esa es una hermosa vista de la ciudad de Medellín. En esas faldas de la montaña hay de todo, hay edificios muy caros y muy lujosos, y casas de mucho dinero, con quintas y grandes extensiones de tierra para la gente muy rica, y hay condominios como aquí en EEUU y también hay inmensas extensiones de pobreza. Familias que están amontonados unas con las otras y hay extrema pobreza también como lo hay en todos los países de Latinoamerica. Así como en Latinoamérica, porque en Latinoamérica sabemos que dondequiera, en Brasil tengo entendido que es así, en República Dominicana de donde yo vengo, definitivamente es así. Muchas veces usted está en una calle muy lujosa y cruza a dos cuadras y está en el medio de la pobreza más extrema. Y así es en todos los países de Latinoamérica. Es lo mismo en todas partes. Si usted va a Tailandia, a Indonesia, al Asia, al África es esa mezcla increíble de gran riqueza y gran pobreza.

Otra cosa que me impacta acerca de Medellín es la gran sensibilidad espiritual que tiene la gente, la gente ama a Dios. Y sin embargo también uno nota una gran esterilidad espiritual. Mucha religión muerta, mucha religiosidad muerta, mucho formulismo espiritual, mucha gente que en realidad conoce de Dios pero no conoce a Dios, no han tenido una experiencia personal con Jesucristo. Los taxistas pasan por una iglesia y se hacen la señal, se persignan y todos son muy respetuosos. Y también Medellín como todas las ciudades de Latinoamérica es una ciudad de gran sensualidad también y de mucho pecado como toda ciudad, eso no la distingue en absolutamente nada de cualquier otra ciudad en Latinoamérica. Yo creo que Medellín como ustedes saben ha sido el lugar del cartel famoso de Medellín pero hubiera podido ser cualquier otro país de Latinoamérica, se lo aseguro. El diablo escogió ese lugar por razones que el bien conoce, pero en ese sentido Medellín no fue nada extraordinario, sino que fue el lugar que allí se posó una maldad por un tiempo, pero esa sensualidad que se ve allí en esa ciudad, existe en cualquier otro país de Latinoamérica. Medellín necesita sanidad de Dios. La cultura de la droga y de la muerte ha dejado en los antioqueños un sentido como de dolor y de luto y mucha gente está herida, son como refugiados que pasaron por una guerra, y hablan de la guerra, de la cual acaban de terminar y hay mucho dolor, mucha gente que perdió sus hijos y la ciudad estuvo como bajo un poder maléfico durante muchos años. Gracias a Dios eso ha sido quebrantado hasta cierto punto bastante, pero no se crea que las raíces parece que todavía no se han arrancado completamente, el mal está ahí como agazapado, listo para volver a surgir si se le da oportunidad y hay una gran necesidad de sanidad espiritual.

Y todo eso me hizo pensar, hermanos en la gran necesidad que hay en nuestro continente, incluyendo Brasil, esa gran extensión de tierra de Latinoamérica, en nuestro continente de Jesucristo. Me acordé mucho mientras estaba allí, viendo esas masas de gente. En el hotel donde yo estaba, estaba muy en el centro de la ciudad y yo descubrí un balconcito en un pasillo y ahí cogí una silla, me la llevaba, a veces pensaban que me la estaba robando la silla del cuarto, y la llevaba allí a esa esquina y ahí me ponía a mirar toda la ciudad. Yo creo que Dios me dio ese lugar para observar, tanto las montañas donde estaba la ciudad y la calle donde había todo tipo de vendedores, vendiendo absolutamente de todo allí. Y mientras yo miraba veía una célula de lo que es Latinoamérica con sus almas tan necesitadas del Evangelio. Y me acuerdo de la palabra de Jesucristo que dijo cuando vio las multitudes dice que “tuvo compasión de ellas porque eran como ovejas sin pastor.” Cuando uno habla con los pastores de Medellín y con la gente uno se da cuenta que aunque hay muchas iglesias, todavía faltan muchas iglesias y hay iglesias que, como que, como lo digo sin sonar crítico, pero.... que las iglesias no están haciendo todo lo que se puede hacer. No están dando el testimonio que se debe dar. Hay mucha gente descontenta y muchos pastores que ellos mismos entienden como que, que todavía falta mucho, se necesita una iglesia que de un testimonio creíble, un testimonio sólido del Evangelio para que esas masas que necesitan puedan encontrar a dónde ir. Se necesitan iglesias, se necesitan personas que puedan servir para apuntalar la necesidad que hay en nuestros países, que sean lugares de refugio, que sean lugares donde la gente pueda ser pastoreada, pueda ser enseñada, puedan recibir instrucción de la palabra de Dios, puedan recibir amor, puedan recibir apoyo, donde pueda haber una comunidad sólida, donde ellos se sientan que: Ok, he llegado a un lugar tranquilo y donde puede reposar y puedo enmendar mi vida y seguir adelante con lo que Dios quiere para mí. Y ese es el punto que yo quiero enfatizar hoy en día.

He dado todo ese trasfondo a manera de información, pero también a manera de preparar lo que es la palabra que Dios quiere para nosotros. La esencia de esa meditación es hermanos, bueno, ¿quién irá? ¿quién irá? Dios necesita, Dios necesita hombres y mujeres que vayan a esas ciudades y aquí mismo en Boston. Voy a usar Medellín simplemente como una ilustración, pero ¿quién va a ir sino nosotros? ¿Quién va a predicar el Evangelio sino nosotros? ¿Quién va a ser el recurso para la humanidad sino nosotros?

Dios nos está recordando que hay una gran necesidad y que Dios necesita obreros, Dios necesita iglesias que sean iglesias recurso, que sean iglesias refugio, necesita hombres y mujeres que estén dispuestos a morir y a entregarlo todo y dar sus vidas, y consagrar sus recursos y vivir a lo mínimo en un sentido y todo el exceso que quede dedicárselo al Señor. La manera en que nosotros computamos y calculamos en la vida es: bueno, primero me atiendo yo, primero me aseguro de que toda mis necesidades estén generosamente atendidas, que yo tenga todo lo que necesito para saciarme y para vivir en gran comodidad y entonces lo que me quede yo se lo daré al Señor. Esa es la manera ¿no? La mayor parte para mi y lo mínimo para el Señor, y Dios quiere que nosotros esa pirámide la pongamos de cabeza, que hagamos lo contrario. Yo voy a vivir en lo que puedo, no? Porque tampoco es que vamos a vivir andrajosos y sin nada, pero voy a minimizar las necesidades de mi vida y voy a darle al Señor lo máximo para que su obra avance, para que su obra continúe. Eso es lo que yo creo que Dios quiere. Y por eso cuando yo leía lo que dice el Apóstol Pablo aquí. Pablo dice: “con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo más Cristo vive en mi”. Pablo era un hombre que había visto la necesidad y le había dicho al Señor: Señor, yo voy a ir. El Señor le dijo a Saulo que lo necesitaba y Saulo lo entregó todo, entregó su carrera, entregó su conocimiento farisaico, entregó su prestigio. El dice que todo lo tenía como por basura, para conquistar lo que Cristo tenía para él. Pablo decía “lo que ahora yo vivo, lo vivo en la fe del hijo de Dios”. En otras palabra ya Pablo no era el hombre queriendo ganar su vida, sino era Pablo el crucificado que vivía como un instrumento de Dios para la salvación de la humanidad, vivía como un medio a través del cual Dios podía llevar su mensaje y canalizar sus recursos para que la humanidad pudiera conocer a Jesucristo.

Dios necesita hermanos, que nosotros hagamos un compromiso que nosotros vengamos aquí como muertos en vida. Que cada uno de nosotros cuando llegue a la iglesia, llegue un fantasma. En otras palabras, nosotros cuando cada uno de nosotros recibe a Jesucristo como Señor y salvador, hermanos tenemos que entender esto, lo que estamos haciendo es estamos muriendo para volver a resucitar en una identidad nueva y ese yo creo que es el problema con muchos cristianos, que no entendemos lo que significa verdaderamente entregar nuestra vida a Jesucristo, que quiere decir que tenemos que morir a las prioridades personales y renacer a una vida nueva en Jesucristo, una identidad nueva, con valores nuevos, con prioridades nuevas. La mayoría de la gente lo que quiere es venir, simplemente pasan, se dan un barnicito evangélico pero siguen igual con sus mismas prioridades, las prioridad es el mundo, yo, el beneficio propio, el dinero, el trabajo, lo que piensa la gente, pero no saben que lo que Cristo nos llama es a morir y asumir una nueva identidad de una persona muerta, que ahora no vive ya para el mundo sino vive solamente para Jesucristo.

Saben los palestinos, los terroristas suicidas muchas veces los meten en un ataúd y los entierran vivos por un rato para que visualicen lo que es morir y para que se preparen mejor para explotar en una bomba porque de esa manera pueden como visualizar y pasar por el proceso. Y así es que nosotros tenemos que hacer cuando morimos en Cristo tenemos que entender que lo que estamos haciendo es ya perdiendo nuestra identidad meramente humana y que estamos resucitando a una nueva identidad.

Miren conmigo en Romanos, un momentito y allí podemos ver eso un poquito más. Romanos Capítulo 6, donde el Apóstol Pablo habla acerca de esto en el bautismo. Dice: “ ... ¿o no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús hemos sido bautizados en su muerte?, porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” Ese es el significado del bautismo. En el bautismo cuando tu entras a las aguas, tu mueres simbólicamente. Y cuando sales de las aguas tu resucitas a una nueva vida. Ese es el significado del bautismo. El bautismo nos dice: tu has muerto, tu has resucitado a una nueva vida, a una nueva identidad y ahora tienes que vivir en esa manera, con nuevas prioridades. Cristo está necesitando gente así que ya hayan dado ese paso y ahora viven solamente para lo que El los necesite que hagan. Cualquier tipo de existencia cristiana, hermanos que no sea una existencia completamente dedicada a Jesucristo y a las necesidades del Reino de Dios no es autentica. Es falsa, es un cristianismo falso, ficticio. Yo espero que ustedes y yo podamos pedirle al Señor, Señor mátame para que yo pueda vivir solamente para ti.

El Señor me ha estado hablando mucho en estos días acerca de morir, de morir finalmente y de entregar lo que falte para el Señor. Eso es algo muy personal que Dios me ha estado hablando y yo creo que le está hablando a toda la congregación, de morir para que Dios verdaderamente pueda usarnos. Muchos de nosotros creemos que le hemos dado todo al Señor pero ¿saben qué? Quedan todavía pedacitos, quedan raíces que si no las entregamos al Señor todavía entonces Dios no puede hacer lo que El quiere hacer a través de nosotros. El quiere que nosotros le entreguemos todo, todo, todo al Señor para entonces El poder hacer lo que El quiere hacer de nosotros. Tenemos que morir. El Señor Jesucristo dice que si el grano de trigo no cae a tierra y muere queda solo, pero si muere lleva mucho fruto.

Hay muchos pasajes que nos hablan acerca de eso, por ejemplo en Segunda de Timoteo vemos allí en el Capítulo 2, versículo 21, dice allí: “.... así que si alguno se limpia de estas cosas será instrumento para honra, santificado, útil al Señor y dispuesto para toda buena obra”. Tiene que haber un proceso. Dios necesita obreros, hermanos pero necesita obreros santificados, obreros preparados, obreros tratados y trabajados. Dice el Apóstol Pablo que si alguien se purifica, se santifica entonces será útil, estará preparado para toda buena obra. Lo que el Apóstol Pablo dice es que si tu te purificas, te santificas, te entregas al Señor, mueres a El, dejas que tu mente sea conformada a la mente de Jesucristo, entonces tu vas a estar preparado para toda buena obra. Así que Dios necesita hombres y mujeres que se santifiquen, hombres y mujeres que le den al Señor todo su ser para que entonces El pueda usarlos.

Me recordó eso a otro pasaje en Jeremías Capítulo 15 donde el Señor le dice a Jeremías: “.... por tanto así dijo Jehová, si te convirtieres yo te restauraré”, se lo dice a un profeta ya consagrado, un hombres que ha sufrido mucho y que uno pensaría ya no necesita más pero dice: “si te convirtieres yo te restauraré y delante de mí estarás y si entresacares lo precioso de lo vil serás como mi boca, conviértanse ellos a ti y tu no te conviertas a ellos.” En otras palabras hermanos, si nosotros separamos lo santo, lo cristocéntrico, lo bíblico, lo que es de Dios en nosotros y lo separamos de lo cotidiano, lo secular, lo carnal, lo personal, lo meramente biológico, si hacemos una separación de esas dos cosas y nos quedamos con el oro del espíritu entonces dice que Dios nos va a usar de manera que cuando hablemos vamos a ser como su boca que está hablando. ¡qué poder! ¿Por qué a veces no tenemos autoridad como queremos? Porque nos falta esa relación de compenetración con Jesucristo, entonces nos permite hablar con la autoridad del Padre. Y podemos decir como Elías entonces: vive Jehová ante cuya presencia estoy, que no habrá lluvia o lo que sea, o habrá lluvia, sino por mi palabra, porque entonces la boca nuestra viene a ser la boca de Dios. Hay que pagar el precio para que Dios pueda usarnos en una sociedad que necesita de Dios pero necesita hombres y mujeres, instrumentos santificados, preparados, que hayan hecho el duro trabajo de morir y que estén dispuestos a vivir la vida cristiana auténticamente.

El Señor me habló de otros personaje en la Escrituras mientras meditaba en esto y es un personaje que yo estoy seguro que ustedes ni siquiera.... me sorprendería mucho si ustedes saben a quién se refiere el personaje de Baruk, y está en Jeremías también, 45, que viene al punto de lo que estoy diciendo de hombres y mujeres consagrados en un contexto de gran necesidad. Dice, palabras que habló el profeta Jeremías a Baruk cuando escribía estas palabras de boca de Jeremías, versículo 2: “... así ha dicho Jehová, Dios de Israel a ti, oh Baruk. Tu dijiste: ay de mí ahora, ¿por qué ha añadido Jehová tristeza a mi dolor? Fatigado estoy de gemir y no he hallado descanso, así le dirás ha dicho Jehová, he aquí que yo destruyo a los que edifiqué y arranco a los que planté y a toda esta tierra y tu buscas para ti grandezas? No las busques porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová, pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares a donde fueres.” Profundo eso ¿verdad? Tenemos que entender que el Señor le escribe este pasaje, Jeremías es un libro escrito en el contexto de una destrucción muy grande que Dios iba a traer a Judá, por su pecado y el Señor envió a Jeremías como un profeta que le dijera, le advirtiera a los hebreos en Judá que El iba a destruir la ciudad, y ya la destrucción estaba inminente y ya los babilonios iban a destruir a Judá y a llevarse cautivos a los hebreos y ese es el contexto en que este pasaje se da.

En otras palabras Baruk era un hombre aparentemente exitoso, un escriba y parece que Baruk estaba pensando en términos de esa destrucción que iba a suceder y pensaba en sí mismo, en lo que él iba a perder, en su propia gloria, en su carrera, quizás en los sueños que él tenía de grandeza y de realización personal y Dios le dice: mira, hombre yo me preparo para destruir todo lo que yo amo y para traer un apocalipsis sobre esta ciudad y tu estás pensando en cosas de grandeza personal. Y hermanos así somos muchos de nosotros, ¿saben qué? Vivimos en un mundo que Dios está preparándose para destruirlo y para cambiar el estilo de vida de la humanidad en una forma radical. Estos son tiempos terribles los que vivimos. Y a la humanidad le espera grandes cosas en este tiempo y mucha destrucción y mucho juicio de Dios y Dios va a quebrantar a la humanidad porque Dios quiere traer arrepentimiento al hombre y hay muchas vidas que necesitan ser salvadas, pero ¿saben qué? Hay muchos de nosotros, que como Baruk, estamos pensando en lo que nosotros necesitamos y en nuestra propia carrera, y nuestro propio dinero, y cuando Dios está diciendo: yo quiero usarte a ti como un instrumento mío. Yo quiero que tu me des tus talentos, tu dinero, tu tiempo y que te prepares porque yo quiero usarte a ti y no estés pensando en grandes cosas porque los tiempos son tiempos difíciles y hay una humanidad en Medellín y en Lima, Perú, y en San Pablo, Brasil, y en Roxbury, Massachussets que necesita del Evangelio y necesita hombres y mujeres que se constituyan en instrumentos para que Dios pueda usarlos.

Dios necesita, hermanos, Dios necesita hombres y mujeres como Pablo y como otros que se preparen para la cosecha.

Voy a pedirle a los hermanos de la adoración que pasen por aquí un momento. Pero hermanos tenemos que dar un paso de fe. Tenemos que dar un paso de fe para que el Señor pueda hacer lo que quiere hacer. Y déjenme darles una última estocada al toro, que es usted, voy a ser bien, bien concreto aquí. Mucha de esta meditación se aplica a este templo que nosotros queremos construir. Hay una dimensión allí, nuestra iglesia, nuestra iglesia va a comenzar una campaña en algún momento porque necesitamos un templo ya, porque yo creo que Dios va a traer una gran cosecha a nuestra congregación y yo se que Dios necesita que nosotros tengamos un lugar más grande porque Dios obra en formas ordenadas, ¿usted sabe? Dios obra en formas ordenadas y El siempre prepara el lugar. Dios no quiere..... ¿dónde vamos a meter las almas? Y por eso yo he estado agonizando en estos meses, peleando con el diablo mismo para que la ciudad nos concediera este permiso y por eso mi alma temía, aunque yo he dicho: Señor, tu sabes todas las cosas, si no es aquí será en otro lugar, pero yo temía porque yo se lo necesario que es que nosotros tengamos un templo mayor preparado para lo que Dios quiere hacer. Y ese templo va a costar una gran cantidad de dinero. No lo estamos haciendo para lujo, ni nada. Ustedes saben que nosotros hemos aguantado aquí, y nunca buscamos nada lujoso n nada por el estilo. No estamos aquí buscando construir un mausoleo para la iglesia León de Judá ni para ningún pastor ni nadie, es un lugar donde puedan caber las almas que Dios quiere traer para este último tiempo y necesitamos hombres y mujeres que estén dispuestos, hermanos a dar lo que se necesita. ¿usted entiende? No estoy aquí manipulando sino estoy trayendo una necesidad delante de mi congregación y quiero que ustedes vayan pensando en eso, porque en algún momento vamos a hablar más a fondo de eso.

¿Ustedes entienden, hermanos? En algún momento... nuestra iglesia nunca ha tenido que sangrar por su construcciones, siempre Dios nos lo ha entregado, nos lo ha regalado prácticamente. Otros han sangrado muchas veces pero es tiempo de que ya nosotros comencemos a pensar en eso, porque nuestra iglesia está madura ya y va a necesitar poder entregar al Señor y cuando ese llamado venga yo quiero que tu recuerdes a Baruk, cuando el Señor le dice, mira, yo necesito, hay una gran urgencia, no pienses en grandezas para ti. Dame. Dios quiere que ese templo sea levantado y Dios quiere que se preparen obreros para discipular a esa gente y que haya gente santificada, lista para ser usada por Dios. Todo eso es parte de un plan que Dios está.... yo conozco algo de los planes de Dios y se que el espíritu del Señor está preparando las piezas porque Dios siempre obra en orden. Primero tienen que estar preparados los soldados, tienen que estar preparados los guerreros, tienen que estar preparado el lugar, las estructuras para que entonces pueda reposar la bendición que Dios quiere traer.

El Señor quiere, hermanos que nosotros nos preparemos, nos consagremos, para El tener lo que El necesita. ¿Cuántos quieren morir para Cristo? Yo espero que tu puedas decir: si, yo quiero, yo quiero entregar mi vida al Señor que lo que el Señor quiera de mi, lo que el Señor pida de mi yo lo pueda hacer en este tiempo.

Vamos a bajar nuestras cabezas y si usted quiere ponerse de pie, póngase de pie y dígale al Señor: Señor, yo me entrego a ti. Yo te entrego mi ser. Te doy mi mente, te doy mi corazón. Entrégale tu vida al Señor como yo quiero hacer ahora mismo y dile al Señor: Señor, mátame. Dile asimismo: Señor, destrúyeme y hazme de nuevo. Entiérrame y levántame otra vez a tu imagen y semejanza. Entrégale tu vida al Señor. Padre nos consagramos a ti. Consagramos esta iglesia a ti. Nos consagramos a tus propósitos. Úsanos, Señor. Úsanos, Señor. Mátanos, Señor. Mátanos para que podamos vivir a una nueva vida. Perdónanos Señor porque es tan difícil morir. Y nos apegamos a la vida, pues, toma tu Señor el cuchillo y has la obra tu, Padre. Conságranos Señor a ti. ¡Aleluya! Gracias, Señor.

28 noviembre 2009

Lucas 16:1

Vamos al Evangelio según San Lucas, Capítulo 16, comenzando con el primer versículo. Lo voy a leer en español. Vamos directamente allí ahora. Capítulo 16, versículo 1: “... dijo también a sus discípulos, “había un hombre rico que tenía un mayordomo y éste, es decir el mayordomo, fue acusado ante él como disipador (es decir como haciendo mal uso de sus bienes) entonces el rico le llamó al mayordomo y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía porque ya no podrás más ser mayordomo. Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿qué haré porque mi amo me quita la mayordomía? Cavar no puedo, mendigar me da vergüenza, ah! Ya sé lo que haré, para que cuando se me quite de la mayordomía me reciban en sus casas. Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿cuánto debes a mi amo? El dijo: “cien barriles de aceite”, y le dijo: “toma tu cuenta, siéntate pronto y escribe 50”. Después dijo a otro: “¿y tu cuánto debes?”, y él dijo: “100 medidas de trigo”. El le dijo: “toma tu cuenta y escribe 80”. Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de la luz. Y yo os digo ganad amigos por medio de las riquezas injustas para que cuando éstas falten os reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel. Y el que en lo muy poco es injusto también en lo más es injusto, pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? Ningún siervo puede servir a dos señores porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Bendiga el Señor su santa palabra. De sabiduría para exponerla.

La última vez que prediqué inicié casi informalmente una serie de mensajes sobre el concepto de mayordomía. Voy a continuar con esto como parte de lo que va a ser una especie de campaña financiera hacia levantar los fondos para nuestro templo. Lo que queremos por medio de esta campaña financiera, no es solamente obtener un dinero de parte de ustedes, y de nosotros también, porque yo también soy parte de eso, todos los líderes de esta iglesia son parte este proceso. Queremos también enriquecer sus vidas, nuestras vidas con una reflexión acerca de lo que es la mayordomía cristiana, lo que es la administración correcta de los bienes que el Señor pone en nuestras manos.

Queremos poner esto en su contexto bíblico adecuado, no queremos manipular a las personas. No queremos explotar a nadie ni queremos usar las emociones, ni el sentido de culpabilidad. Queremos hacer esto en una forma verdaderamente bíblica. La palabra de Dios tiene muchos, muchos temas en esa dirección.

Sabe que se ha dicho que el Señor Jesús habló más de dinero que de cualquier otra cosa en sus enseñanzas y El lo hizo de muchas diferentes maneras. El Señor no tenía miedo de hablar acerca del dinero. Pero El siempre habló del dinero en relación al Reino de Dios. Y siempre buscó hacer esa conexión entre nuestra identidad como pertenecientes a un reino ultra mundo y nuestra relación con nuestras posesiones y nuestra vida aquí en la tierra. El Señor siempre habló acerca de eso en muchas maneras y alabó a las personas que daban en una forma generosa al Reino de Dios. Recuerden por ejemplo la historia de la viuda pobre que dio todo lo que tenía. Algunos esperarían como que el Señor hubiera quizás hasta visto como inapropiado que esa pobre mujer diera todo lo para tenía, pero el Señor no la criticó sino que dijo: hey, miren ese es el nivel de entrega que debe haber hacia el Reino de Dios. Y siempre que Dios quiere hacer algo en el mundo usa hombres y mujeres, El no obra unilateralmente. Al Señor siempre le gusta trabajar en unidad con su pueblo y en eso hay una enseñanza y es que Dios quiere tratarnos como adultos. El permite eso con un propósito. Nuestra iglesia tiene este gran sueño ahora, esta gran visión de levantar un templo para gloria de Dios. Un lugar donde puedan venir muchas almas a escuchar el Evangelio de Dios, un lugar donde nosotros podamos adorar al Señor cómodamente y con mucho más espacio y más libertad y más comodidades que lo que lo hacemos ahora, y el Señor ha sido generoso con nosotros aún aquí, lo sabemos. Y queremos que sea un lugar también que sea una declaración a la ciudad de que Dios está bendiciendo a su pueblo, de que Dios prospera a hombres y mujeres inmigrantes muchos de nosotros, como somos humildes, pero Dios nos está permitiendo porque hay pasión para el Reino de Dios y eso es un ejemplo para todo el mundo, para toda la comunidad.

Esta semana pasada salió un artículo escrito por un reportero que estuvo aquí visitándonos hace unas semanas, y yo estuve en comunicación con él por varios meses, y él escribe para un periódico local el “Boston Globe”, pero también escribe para Associated Press, para la prensa asociada que los artículos los publica en muchos diferentes periódicos de los EEUU. Y este reportero escribió acerca del avivamiento silencioso que está viendo en la ciudad de Boston, y usó nuestra iglesia como ilustración de ese avivamiento. Hay una foto muy bonita, de hecho, en ese artículo y hay muchos diferentes periódicos. En toda la nación nos han llamado para decir que leyeron ese artículo. Y el reportero vino precisamente el día que yo anuncié que la ciudad nos había dado el permiso para construir el templo. Y él escribe acerca de eso en su artículo como un ejemplo de cómo Dios está bendiciendo a esas congregaciones que están siendo fieles a la palabra de Dios a diferencia de muchas otras iglesias que están decayendo porque se están separando de la palabra de Dios. Dios esa manera el Evangelio ya estaba siendo predicado a personas que leyeron ese artículo por un hombre que su interés no era en absoluto promover una fidelidad a la palabra de Dios. El es simplemente un reportero que está reportando sobre un fenómeno.

Lo que quiero decir, hermanos es que muchas veces las cosas que uno hace no tienen resonancia solamente para unos sino también para otros, y yo creo que este edificio es una de esas cosas. Por eso es que nosotros tenemos una gran nube de testigos alrededor de nosotros. Hay mucha gente que está observando para ver el poder en nuestras vidas y para ver si nosotros verdaderamente somos fieles a lo que decimos, si la retórica se ajusta a la vivencia. Y por eso hermanos yo les animo a ver esta campaña financiera, no como un esfuerzo para sacar dinero, porque en última instancia eso es secundario. Es para llevarnos a un nuevo nivel de fidelidad en el Señor y para llevarnos también a una visión que va a permitir mucha gloria para el Señor que sea realizada.

Es más, antes de continuar yo quisiera que tomara un momentito para orar sobre esto, para poner esta campaña en las manos del Señor. Que sea un acto de adoración al Señor. Padre, ahora mismo ponemos en tus manos, Señor, esta campaña financiera y pedimos que sea para tu gloria. Que tu nombre sea glorificado, que los valores de tu reino, Señor, sean exaltados. Dame sabiduría, danos sabiduría como iglesia. Y Padre, ahora mismo yo pido que tu espíritu santo tome control de cada hombre, cada mujer en nuestra congregación y que seas Tu Señor hablando a los corazones. Corona este esfuerzo, Señor, con éxito, que al final de este proceso digamos: el Señor lo hizo. Padre, que así como pudimos darte gracias por el éxito que experimentamos con respecto a la ciudad de Boston y el esfuerzo que hicimos, así mismo, Señor, al final de esta campaña podamos darte la gloria y la honra a ti y decir: Dios lo hizo, y te daremos a ti Señor todo el éxito, todo el crédito, Padre. Gracias Señor en el nombre de Jesús, amen. Amen.

Ya voy a entrar directamente, pero quiero poner algo en su corazón hermanos. Mire, nosotros hemos considerado traer una compañía que como hacen muchas iglesias norteamericana sobretodo, y que nos guiara a través de esa campaña. Cuesta decenas y decenas de miles de dólares y ninguna está ajustada al contexto latino, a la cultura latina. Y después de considerar todo eso decidimos que no es adecuado para nosotros. Y ¿saben qué, hermanos? Yo creo que nosotros no lo necesitamos, porque yo creo, hermanos que tenemos una congregación comprometida. Yo creo que nosotros podemos hacerlo sin tener que darle 100.000 dólares ó 75.000 dólares a una compañía, nos quedamos con ese dinero nosotros, hermanos. 75.000 dólares es un elevador, por Dios. Nosotros podemos hacerlo. ¿Saben por qué a veces hay que gastar tanto dinero? Porque los corazones son duros. A veces es como que necesitamos una gran fuerza para que esa maquinaria de los corazones comience a moverse, que la gente pueda dar. Pero yo creo que cuando tenemos un pueblo tierno que conoce la palabra del Señor no hay que luchar tanto, no hay que pelear tanto y se hacen las cosas más orgánicamente, mas espontáneamente, sin tanto dolor.

Y el Señor me dio algo sencillo que voy a compartir con ustedes por primera vez así en términos públicos y no vamos a hacer nada acerca de eso por un buen tiempo, pero lo voy a poner allí para que el espíritu comience a trabajar en ustedes, como ya trabajó en mí. Yo creo, hermanos, sencillamente que hay dos partes de esta campaña:

Si nosotros logramos conseguir en una iglesia de más de mil personas como es esta, que se asocian con nuestra congregación en una manera u otra, si nosotros logramos que 200 personas se comprometan a dar en dos años, 24 meses, 5000 dólares, ahí tenemos un millón de dólares que es la meta de esta campaña y yo creo, hermanos, que para algo de esta naturaleza vale la pena. El primero ya que se comprometió con el Señor es este que está aquí, porque yo creo que las cosas comienzan por el liderazgo mayor. De paso este es un proyecto que nos va a costar como 4 millones de dólares, cuando haya terminado, porque tiene que hacerse a través de una compañía y tiene que hacerse rápido. Y a través de los años, hermanos, yo he visto que cuando uno le da al Señor generosamente, Dios bendice más allá de lo que esperamos. Y yo quiero dejar allí en su corazón, ahora mismo, depositar esa visión. Yo le pido al espíritu santo que comience a hablar en mis hermanos y que ustedes allí en su corazón sin afán, sin lucha ni nada, usted le pregunte al espíritu santo si usted puede ser una de esas 200 personas que puede en dos años, en 24 meses. Eso quiere decir, hermanos, si usted da 50 dólares semanalmente son 2500 dólares en un año y son para dos años, porque el proyecto nos va a tomar 2 años para completarlo. Es nuestra meta. Y eso es claro, por encima de los diezmos, porque si usted le saca.... porque si desviste un santo para vestir a otro entonces no tiene sentido.

Déjenme aclarar eso, quise incluir un poquito de liviandad para que respiren. Respiren así, hermanos. Respiren. Respiren. Yo se que la gente se pone un poco tensa cuando se habla de dinero, ¿no? Piensen en eso, deposito esa visión ahí en su corazón. Hermanos, usted yo creo no tendrá la oportunidad de participar en algo tan glorioso, no tendrá mucha oportunidad de participar en algo tan glorioso como en esta visión. Yo le doy gracias al Señor porque yo fui parte de este proyecto aquí, de ver este edificio y muchos de ustedes también lo fueron, dieron tiempo, dieron trabajo, dieron de sus dones. Yo miro aquí, y veo a muchos de ustedes como participaron para ver este lugar que ha traído tanta gloria al Señor. ¡Qué contentos nos sentimos de nuestro edificio! ¿verdad? Nosotros, comunidades étnicas que la gente piensa, son pobres, son miserables, son problemáticas, son disfuncionales, qué bueno es cambiar la mente de la gente cada vez que vienen a un edificio bonito, hermoso, bien preparado, bien arreglado y que vean la bendición que Dios le ha dado a nuestra comunidad, el genio que le ha dado a nuestra comunidad. Y por eso hermanos yo quiero animarles en el nombre del Señor a que desde ya se atrevan porque esto... mire hay congregaciones que dan mucho más que nosotros en esto así que esto no es un esfuerzo tampoco heroico en un sentido de la palabra, esto requiere que empujemos un poco, vayamos un poco más allá de lo cómodo. Y eso es lo que requiere que tu y yo nos esforcemos un poco, estiremos un poco las membranas de nuestra generosidad para darle al Señor, para algo glorioso que lo podremos hacer, y vamos a celebrar, yo puedo ya ver esa celebración ese día cuando estemos en nuestro templo. Lo pongo ahí en su corazón, estaremos hablando acerca de eso pero desde ya yo quiero que ustedes comiencen a orar para ver si Dios no les está llamando a usted para ser parte de esa gran visión de 200 personas que den 5000 dólares en dos años. 200, 5000, 2. 200 personas, 5000 dólares, 2 años. Ahí lo tienen ustedes en su corazón.

Vamos a la palabra del Señor para ver cómo eso se encarna. Primeramente hermanos aquí en este pasaje dice que había un hombre rico que tenía un mayordomo. Oiconomos es la palabra que se traduce mayordomo, de donde viene la palabra economía. Y desde ahí ya comenzamos a ver algoacerca de la palabra del Señor, esa idea de un administrador. Claro, se refiere a nosotros, es una imagen de un hombre, una persona que puede ser nosotros. Este hombre no es el dueño de la riquezas, el le administra las riquezas al que es el dueño, que es el rico y ahí hay una idea ya. Es la idea, hermanos, de que todo pertenece a Dios y ¿quiénes son los administradores? Nosotros. Usted va al libro de Génesis y allí Dios creó la tierra y puso al hombre para que la administrara. Desde ahí en adelante toda la Escritura nos dice, todo lo que hay en este mundo pertenece a Dios y nosotros somos administradores de ello, y por eso Dios tiene derecho a pedirnos lo que El quiera a nosotros.

Miren el salmo 24. ¿Qué dice allí? De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan, porque El la fundó sobre los mares y la afirmó sobre los ríos. Así que ahí está la idea, hermanos de que todo lo que usted tiene.... Mire el trabajo que usted hace y el provecho que usted le saca al trabajo es de Dios, ¿saben por qué? Porque el cerebro con que usted hace el proceso y el cuerpo con que trabaja es de Dios, Dios lo creó y por eso lo que usted gana no es suyo sino que es de Dios en ultima instancia. Los átomos que componen tu materia pertenecen a Dios. El piso sobre el cual tu caminas, la salud que tu tienes es un producto de Dios. Es decir que todo lo que tu haces, tu no te puedes salir del señorío de Dios porque todo lo que tu respiras, todo lo que tu haces es un producto de la creación de Dios, el acto creativo de Dios. Todo lo que tu piensas, lo que tu haces, lo que aspiras a ser, tus talentos, tus dones, todo es de Dios y esa es la clave, ese el pensamiento central en el concepto de mayordomía. Y la Biblia está llena de ese principio, no tengo tiempo para desempacarlo completamente. Así que ese es la primera enseñanza.

Aquí hay otra cosa también muy importante y es que fíjese, llega un momento en que el dueño de las riquezas le dice al mayordomo: ven, y da cuenta de lo que tu has hecho con mi dinero. Y eso es también un principio que hay muchas veces en la Escrituras de que un día a todos nosotros se nos pedirá cuenta de lo que nosotros hicimos con lo que a Dios le pertenece que nos fue confiado. Eso, hermanos, la Biblia está llena de eso, de ese principio. El Señor Jesucristo en muchas de sus parábolas habló de que por ejemplo en la parábola del siervo infiel que el Señor de la tierra se va y le dice: trabaja y mientras yo vengo, y entonces regresa y le dice: qué hicieron con sus talentos. Y cada uno tiene que darle cuentas. Y a mi siempre me impresiona el tono de esos momentos no es un tono de favor y de: ¿te gustaría decirme lo que tu hiciste? No, es: Hey, ¿qué hiciste con lo que yo te di? Y la idea es que se espera, se espera que tu uses lo que Dios te da, tu dinero, tu tiempo, tus talentos, para avanzar el reino del que es el dueño de ese talento y que tu hagas algo, que tu inviertas, que tu uses tu creatividad, que uses de visión, que tomes riesgos, pero que de alguna manera tu le rindas lo que el Señor de la tierra te ha confiado a tus manos. Así que eso es algo que a mi me persigue, ese pensamiento. Y yo creo que tu y yo queremos, eso es algo que a mi me persigue continuamente que yo pueda, cuando yo venga ante el Señor y decirle por lo menos con cierta confianza: Padre, yo hice todo lo que pude para avanzar un poco tu reino, mientras yo estuve en el cuerpo y en la tierra.

Yo creo que cada uno de nosotros, si tomamos en serio nuestra identidad cristiana tiene que estar pensando eso. Nosotros nos tomamos tantas libertades, hermanos como cristianos y creemos que esto es algo opcional. Bueno, ¿le doy al Señor hoy o le doy mañana? ¿Tomo parte activa en la vida cristiana o simplemente soy un calentador de banca? Eso no es una opción, tu tienes que producir para el Reino de Dios. Dios espera que tu produzcas. El te ha dado el reino de los cielos, te ha dado la salvación eterna de tu alma y El espera que tu trabajes para su reino y que le rindas lo que El pone en tus manos.

Hay otro punto aquí bien importante y es lo que dice más adelante. Voy a saltar un poco. Dice en el versículo 9, dice: “...y yo os digo ganad amigos por medio de las riquezas injustas para que cuando estas falten os reciban en las moradas eternas”. ¿Qué quiere decir eso? Este hombre cuando se dio cuenta que estaba siendo un mal mayordomo y nosotros no queremos ser un mal mayordomo, diga amen, este hombre cuando se dio cuenta de que iban a despedirlo se puso a trabajar rápidamente para prepararse su salida y le comenzó a perdonar deudas usando el último momentito que le quedaba, perdonándole grandes deudas, porque eso era mucho dinero lo que estaba perdonándole a los deudores del dueño para preparar su salida al final. Y fue astuto, planificó para el futuro. Esto fue lo que el Señor alabó. No es que el Señor está diciendo que es bueno robar y ser deshonesto como este hombre, porque yo se que ustedes a veces cogen las cosas por donde no tienen que cogerlas. No, lo que el Señor alabó fue su astucia en planificar para el futuro, en vez de solamente obsesionarse con lo que estaba pasando en el momento. Hay una gran enseñanza allí y es la siguiente, hermanos: muchos de nosotros los cristianos estamos tan consumidos con las crisis y las necesidades del momento que no planificamos acerca de lo que va a ser el futuro.

Y lo que el Señor está diciendo es: miren, hay una conexión entre cómo tu te comportas con tu dinero y tus pertenencias aquí, y hay una conexión y lo que tu vas a tener en Reino de los Cielos. No estoy diciendo que la salvación depende de las obras y de lo que demos, aclaro eso. Lo que estoy diciendo es, hermanos, que en muchos pasajes de la Escritura misteriosamente se nos dice que en el mundo venidero no es como que todos vamos a tener una batita blanca y un arpa y una nube y eso es todo, el mundo venidero va a ser un mundo de gran dinamismo y de diferentes estados de gloria y de responsabilidad y de acción, no vamos a estar solamente comiendo uvas allí continuamente por toda la eternidad. Yo creo que esto va a ser algo maravillosamente activo, si esto aquí en la tierra es inmensamente creativo y retador, ¿cuanto será la eternidad, hermanos? Piense en eso solamente. La verdad es que yo no quisiera ir con una batita blanca allá, si eso es lo que Dios quiere, amén, no quiero ser hereje tampoco pero yo creo que Dios tiene mucho más para la eternidad y que eso va a depender de cómo nosotros nos comportamos aquí con las riquezas, determinará si te dan un planeta inmenso para gobernar o te dan un pedacito de tierra allí en un planeta de esos fríos e infernales por allá en el final del universo. Yo no se, pero todo dependerá..... es decir la gloria que tu tengas, el nivel de recompensa que tu recibas, el nivel de aprobación, el grado de responsabilidad, algo, tu estado futuro va a depender de cómo aquí tu inviertas para el Reino de Dios. Eso lo dice una y otra vez, lo sugiere en diferentes maneras la Escritura. El Apóstol Pablo habla de diferentes coronas, habla de un trono donde se nos va a dar diferentes grados de recompensa.

Es esta idea de que según nosotros sembremos aquí en el futuro allá, será de igual manera. Miren otro pasaje interesante con respecto a eso, en Capítulo 12 de Lucas. Lucas 12:33: “.... vended lo que poseéis y dad limosna, haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega ni polilla destruya.” La idea es atesora para el cielo porque allá es posible afectar el cielo a través de lo que tu haces aquí en otras palabras. Hay una conexión muy sutil pero muy real entre esas dos dimensiones, la dimensión venidera y esta dimensión. Yo termino aquí. Hay muchas cosas muy importantes en este texto pero lo voy a dejar allí y quizás continúe el domingo que viene. Pero es esta idea, hermanos que no quiero que se pierda, de que en el futuro se nos va a pedir cuentas y que cómo Dios nos trate según lo que hicimos, como el Señor trata al siervo infiel y a los siervos que dieron. Al siervo infiel le dice: sáquenlo fuera, si vamos a ser fieles al texto uno hasta podría decir, bueno, esta persona no usó su bienes así que simplemente no creyó en Jesús. Porque también se podría decir eso, una persona que tiene una experiencia real con Jesucristo le da al Señor, no hay posibilidad de que no le de, y si no le da es porque no tiene una relación personal con Jesús. Uno podría usar ese argumento.

Hermanos Dios nos está llamando a un compromiso, no solamente ahora, yo quisiera hermanos que en el resto de nuestra vida, donde quiera que usted vea necesidad en el Reino de Dios usted diga, eso es para mi, me están diciendo a mi, toma parte en este asunto. Yo quiero que tu te comprometas, mi hermano, mi hermana a una vida de dador alegre, 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año. No hay mejor vida que ser un dador alegre. Yo he visto al Señor bendecirme y bendecir a muchos de nosotros podemos decir lo mismo, en lo poquitito que yo le he dado, cada vez que le doy el me da más y más y más, así que comprométete a ser un dador alegre. Yo quiero que seamos bendecidos con este tiempo hermanos, amen.

Vamos a bajar nuestras cabezas un momento. Vamos a abrazar esa visión de una actitud de ser dadores alegres. Dios ama al dador alegre, dice la Biblia. El Señor bendice al dador alegre, se goza en darle más y más y más, los que toman riesgos, los que se atreven, el siervo infiel de la otra parábola no invirtió el don porque tenía miedo de perderlo, se quedó entonces con el don solamente. Nunca dejes que el miedo te impida darle al Señor. El dar es un asunto de la voluntad y de la razón, iluminada por el espíritu santo, no es asunto se emociones ni de circunstancias. Es uno de los principios más poderosos que yo puedo compartir con ustedes en este día. Señor yo quiero ser un dador alegre, dile. Quiero darme a mi mismo primeramente. Cuando tu me tengas a mi lo tendrás todo de mi. ¡Aleluya! Gracias Señor. Gracias. Abrazamos tu llamado. Padre rechazamos la mentalidad afanosa y que se agarra de las cosas. Nos desvestimos de todo lo que amamos y te lo damos a ti solamente, Señor. Te entregamos todo a ti. Padre, todo te lo entregamos. Danos solamente lo que tu quieras dejarnos. Ayúdanos a ser administradores sabios, íntegros. Gracias, Señor. Gracias, Jesús. En tu nombre, en tu nombre, gracias. Amen. Amen. Gloria al Señor. Denle un aplauso al Señor, hermanos. Amen.

21 noviembre 2009

I Reyes 17

Primer libro de los Reyes, Capítulo 17, dice la palabra del Señor acerca del profeta Elías:

“.... vino luego a él palabra de Jehová diciendo: “levántate, vete a Sarepta de Sidón y mora allí. He aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente”. Entonces Elías se levantó y se fue a Sarepta y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña y él la llamó y le dijo: “Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso para que beba”, y yendo ella para traérsela él la volvió a llamar y le dijo: “Te ruego que me traigas un bocado de pan en tu mano”, y ella respondió: “Vive Jehová tu Dios que no tengo pan cocido, solamente un puñado de harina tengo en la tinaja y un poco de aceite en una vasija, y ahora recogía dos leños para entrar y prepararlo para mi y para mi hijo para que lo comamos y nos dejemos morir”. Elías le dijo: “No tengas temor, ve has como has dicho pero hazme a mi primero -digan todos “a mi primero”, eso suena bien Pentescotal hacerlos decir eso- hazme a mi primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza y tráemela y después harás para ti y para tu hijo porque Jehová, Dios de Israel, ha dicho así. La harina de la tinaja no escaseará ni el aceite de la vasija disminuirá hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra”. Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías y comió él y ella y su casa muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó ni el aceite de la vasija menguó conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.” Bendiga el Señor su palabra a nosotros. Amen.

Bueno, para los que se unen a nosotros recientemente quizás no estuvieron ni el domingo pasado ni el ante pasado, estamos como decíamos en medio de un tiempo de reflexionar sobre el tema de la mayordomía, específicamente aplicándolo a nuestra campaña financiera que tenemos para levantar nuestro templo, que sabemos que el Señor nos ha llamado a hacerlo. Dios nos ha llamado a edificarle este templo que va a ser como en un sentido yo creo, la culminación de muchos años de nuestra iglesia estar construyendo.

Yo creo que desde que nosotros llegamos aquí hemos estado en construcción de algo. ¡Qué interesante Dios nos ha llamado a ser constructores! Y yo no creo que esto es coincidencia sino que eso es algo profético de nuestra iglesia porque uno de los pasajes que a mi más me gusta de todo el Antiguo Testamento y que yo creo que Dios nos lo dio hace años atrás, antes de ni siquiera venir aquí a Boston, es ese que dice que reedificarán las ruinas antiguas y levantarán los escombros de muchas generaciones. Y Dios nos ha llamado a ser una iglesia constructora, de hecho que cuando íbamos a hacer el logo de la iglesia una de las imágenes que se me vino a la mente..... ¿saben lo que es logo? Es el símbolo de la iglesia, que actualmente es un león así esquematizado. Cuando estábamos considerando ideas diferentes para el logo, el símbolo de nuestra iglesia, a mi se me ocurrió la idea de una grúa, una grúa en forma de cruz, no se si ustedes han visto estas grúas bien grandes que tienen como una pequeña, una leve sugerencia de cruz, y la idea era hacer una grúa en forma de cruz, que fuera como el símbolo de nuestra iglesia. Porque fíjense nuestra iglesia ha estado, desde que estamos aquí, están construyendo el big dig y todas las carreteras y todas estas cosas, y estamos aquí nosotros.

Construimos primero, renovamos este edificio, luego estamos renovando el otro de acá y ahora vamos a construir un templo con la ayuda del Señor. Y yo creo que hay algo allí de que Dios nos ha llamado a ser una iglesia que siempre esté construyendo, reedificando cosas, renovando cosas, renovando la ciudad, y renovando vidas y ayudando a reconstruir vidas y esa es la obra de la iglesia: ser una reedificadora. Y nosotros somos parte de eso. Así que siempre hemos estado en algo de construir y yo creo que el Señor nos ha dicho de esa manera en una forma profética decirnos: ustedes son constructores, ustedes son reedificadores de ruinas, ustedes levantan cosas que la gente no ve el valor en ellas y las ponen otra vez a funcionar y a ser una fuente de bendición.

Y yo creo que ese es nuestro templo, cuando yo a veces leo sermones de años pasados, como en estos días, que estaba recolectando los sermones que tienen que ver con mayordomía, que yo he predicado a través de los años, y los tengo en diferentes lugares así según libros, etc., pude rescatar sermones cuyo bosquejo hice en el año ’95, ’94 cuando apenas nosotros estábamos comenzando a construir este lugar aquí. Me río a veces de mi inocencia porque en uno yo digo, cuando estamos comenzando a construir aquí, que espero que en 6 meses podamos tener el edificio hecho. Yo escribí allí: ¡jah!, puse allí en el sermón porque la verdad es que la inocencia a veces es una cosa triste. Nos tomó dos años y pico hacerlo y con mucho trabajo y mucho arduo esfuerzo y por mucho más dinero de lo que pensábamos, aunque siempre mucho menos de lo que hubiera costado hacerlo normalmente.

Pero una de las cosas que veo también cuando leo esos sermones es que yo hablo allí acerca de que Dios nos ha llamado a ser una iglesia y que animando a los hermanos a que trabajen y den para construir este edificio que va a ser de bendición a la ciudad de Boston, y hablo acerca de que Dios nos va a permitir establecer relaciones con la ciudad y con el gobierno de la ciudad, con otras iglesias y tantas cosas, hermanos, que yo digo: ¡guau gloria al Señor!, porque todo se ha cumplido. Y eso que lo estamos diciendo, ¿de dónde me salía eso? Yo no sé por que en realidad nada sugería que esa iglesita oscura, allí en Cambridge pudiera llegar a tener alguna de las relaciones y el impacto que Dios por su misericordia y para El la gloria, nos ha permitido tener en la ciudad de Boston y establecer las relaciones y yo se que todavía no hemos visto nada de lo que Dios va a hacer a través de ustedes, de esta congregación por medio de su santo espíritu en nosotros, y si seguimos fundamentados en la palabra del Señor y haciendo las cosas con humildad, como Dios quiere.

Pero verdaderamente uno no se imaginaba en ese tiempo que Dios iba a permitirnos ser constructores y edificadores junto con otras iglesias en la ciudad para bendecir a nuestra comunidad. Y estamos ahora en ese proceso de construir este edificio que yo espero que ya sea en realidad, nunca digas “de esta agua no beberé”, pero que sea lo último ya que Dios nos llame a hacer por un buen, buen tiempo. Y esto es la construcción, no de ladrillos como decimos, sino de una visión para la ciudad de Boston. Yo quiero animar a mis hermanos en estas semanas a reflexionar sobre lo que Dios te está llamando a ti a hacer. Cada uno de nosotros es uno de esos ladrillos de ese edificio. Dentro de ti hay quizás uno y quizás muchos más ladrillos, para construir nuestro edificio. Tienes que verte así, cada uno de nosotros, y hablo aquí sobre todo a los hermanos que se identifican con esta congregación, si tu nos visitas o todavía no estás en esa onda, no te sientas aludido, respetamos donde tu estás en tu jornada espiritual, pero yo creo que a los que están más maduros en el Señor, se identifican con nuestra iglesia, son miembros o aman a nuestra congregación y se alimentan aquí, yo les animo a no quedarse cortos en esta gran empresa que Dios nos permite que es construirle al Señor un templo que nos permita hacer de más bendición todavía a la ciudad y para ese proceso estamos estos domingos hablando acerca de la mayordomía. Yo espero a través de estas enseñanzas, edificar en nosotros una postura de fe, de fe, de generosidad para con el Señor, aumentar nuestra visión para ver todo lo que Dios quiere que nosotros hagamos porque si usted mira en la Escritura que Dios tiene un gran proyecto escoge hombres y mujeres.

El primer proyecto de construcción que hay en la Biblia fue la construcción del Tabernáculo, cuando el pueblo hebreo estaba en el desierto. Y fíjense que aunque Dios envió maná del cielo para que comieran los hebreos, y no permitió que sus zapatos envejecieran y su ropa se deshiciera sobre ellos, sin embargo para la construcción de su tabernáculo, Dios no hizo descender del cielo un tabernáculo hecho, sino que mandó al pueblo a dar, y diferentes personas trajeron diferentes cosas. Unos trajeron telas, otros trajeron metales, algunos contribuyeron sus destrezas de artesanía, otros trajeron madera y diferentes cosas para la construcción del templo. Dios usó a su pueblo y usó a Moisés para impartirle la visión al pueblo de un tabernáculo, y de ahí otros procesos de construcción que hay en la Escritura, como por ejemplo el templo salomónico, y los otros templos que fueron reedificados después de la destrucción del primer templo. Los muros de Jerusalén a través de Neemías y tantas otras cosas, de obras de construcción, siempre vemos que están precedidas, es decir antes de la construcción siempre hay un llamado al pueblo a darle al Señor para hacer posible esa obra, porque al Señor le gusta construir en cooperación con sus hijos. Y nosotros cuando recibimos esos llamados, decimos: amen, Señor, yo estoy presente. Yo quiero ser parte de eso.

Ustedes recuerdan..... lo que estoy poniendo allí en el corazón de mis hermanos, que Dios nos permita tener 200 personas o familias, o unidades familiares, 200 individuos u hogares que se comprometan en dos años, 24 meses a darle al Señor para la construcción de nuestro templo 5000 dólares, que son como 50 dólares por semana, por dos años. Yo se que eso solamente en capuchinos algunos de ustedes lo consumen cada semana. Si usted solamente deja de tomarse esos capuchinos que lo que va a hacerle es engordarle de todas maneras, y ponerle los dientes amarillos, déselos al Señor para que usted vea un gran templo edificado para gloria de Dios. Hay tantas cosas que podemos hacer hermanos, que en realidad si miramos a ver, no son de vida o muerte, y si nosotros decimos: yo voy a eximirme un poquito de aquí y de allí, mire va a salir bendecido usted. Esos trajes viejos que están allí que no se los puede poner hace 5 años, de momento le van a servir y tantas otras cosas, porque usted habrá encontrado una manera creativa de darle al Señor. Así que esa es nuestra petición.

Ahora, nosotros queremos que todo el mundo pueda dar y esa es la segunda meta que Dios ha puesto en nuestro corazón que todo el mundo que se identifica con la congregación León de Judá pueda darle al Señor algo. Si el Señor no le ha dado esa posibilidad o esa fe para dar de esa manera, no se sienta mal, no se sienta aludido y despreciado porque esa no es la idea. Usted puede darle al Señor algo. Todos podemos venir ante el Señor con algo en nuestras manos, así que pídale al espíritu santo que le ilumine, entonces acerca de cómo usted puede darle al Señor, y en qué forma y en qué grado y entonces allí usted con su Señor, nadie debe juzgarle a usted por eso, sino todo lo contrario, el Señor bendice lo que sale del corazón. La Biblia dice que no demos al Señor por obligación o por culpabilidad, sino que con alegría. Así que dele al Señor lo que usted pueda darle con alegría y otro quizás con dolor. Está bien, no hay problema en darle al Señor con dolor también. Eso es importante también.

Y lo tercero, el tercer punto, y con esto ya termino lo prelimar, porque es que estoy poniendo en contexto lo que estamos predicando, es que quizás hay personas, quizás haya personas en esta congregación y yo se que las hay, que podrán dar más de 5000 dólares en dos años, y quizás Dios le ha bendecido a usted en alguna forma o le va a bendecir de alguna manera y quizás Dios ponga allí que yo quiero honrar al Señor con algo más allá de esos 5000 dólares. Si Dios pone eso en su corazón yo le aseguro que no lo vamos a resistir. Bendiga al Señor y bendiga a su pueblo de esa manera. Así que si alguno siente del Señor de dar más de esos 5000 dólares, por favor les animamos a pensar también en eso y pedirle al Señor que le ilumine con respecto a eso.

Hay tienen ustedes lo preliminar. Ahora vamos a la palabra del Señor. Primera de Reyes 17. La Biblia está llena, hermanos, de referencias a este principio de dar. Ahora que yo he estado haciendo una lista de textos desde los cuales predicar en estos domingos, porque quiero verdaderamente bendecir su vida y enseñarles principios para la provisión de su vida, para vivir una vida próspera en todas la áreas de la vida. He encontrado decenas de textos porque la Biblia habla continuamente acerca de este concepto de dar y recibir, de cómo tenemos un Dios que quiere bendecir a su pueblo, pero un Dios también que ha establecido ciertas leyes, ciertos principios, ciertas formas en que nosotros podemos desencadenar su bendición para nuestra vida. Y esos textos están en todas partes. Y de hecho les digo, hermanos que este texto que vamos a estudiar aquí en esta mañana, no es solamente con respecto a recibir comida, alimento o dinero, yo creo que se refiere a cualquier milagro, cualquier intervención divina que tu quieras recibir en tu vida. Puede ser la solución a un problema familiar, a un problema emocional, a una atadura mental que hay en tu vida, a una herida emocional que hay en ti, un problema con un hijo o lo que sea, problema de provisión material, vivienda, dinero, trabajo, estudios, esto se aplica a todas esas dimensiones de la vida. Lo que uno necesita recibir para tener una vida prospera y bendecida, cómo ha Dios establecido principios espirituales para poder desencadenar su bendición. Porque si usted mira Dios es un Dios de orden, y Dios ha establecido principios físicos que los científicos al descubrirlos les permiten operar sobre la realidad y levantar aviones de toneladas que pueden viajar por los aires, meter submarinos en le fondo del mar que pueden viajar por el fondo del mar, carros que corren por la superficie de la tierra, rayos láser que operan sobre algo tan delicado como la pupila de un ojo, porque los científicos han descubierto los principios físicos que Dios ha enterrado en la naturaleza y al descubrir esos principios y ponerlos en operación pueden sacar ventaja de ellos.

Yo sostengo que lo mismo es cierto para los principios espirituales. Dios ha establecido principios espirituales y ha dado un mapa para descubrirlos, los cuales se llama su palabra. Al nosotros poner en práctica esos principios de su palabra podemos, como los científicos en el mundo físico, recibir bendiciones también en el mundo espiritual. Y aquí por ejemplo tenemos uno de esos mapas pequeños, en este texto tan rico que es el texto de la viuda de Sarepta y dice aquí que Dios llamó a Elías a apartarse por un tiempo de Acab y Jezabel, esos reyes malignos que querían matarlo, porque a través de Elías Dios había dicho que no llovería sobre Israel hasta que Elías no diera la palabra, y entonces Dios le pidió a Elías que se escondiera por el tiempo que fuera necesario. Y Elías se escondió en el arroyo de Cherit , ustedes saben la historia, y allí Dios le proveyó a su profeta durante muchos días pan y carne a través de cuervos, y agua a través de un arroyo. Un día, dice la Biblia, que el arroyo se secó y no había más agua porque había sequía en la tierra y entonces Dios le dijo a Elías: ok, Elías ahora vete de aquí, y ahí comienza nuestro texto y ve a Sarepta de Sidón, era una tierra no judía, un pueblo que no era hebreo, vete allí a esa ciudad y allí, dice el Señor, Yo he dado orden, mire eso, yo he dado orden a una mujer viuda que te de de comer, que te sustente, que te mantenga por el tiempo que sea necesario.

Ahí ya yo veo algo, hermanos, es esto: que Dios es un Dios proveedor de sus siervos, de sus hijos. Toda enseñanza de mayordomía primero dice que Dios es el dueño de todo lo existente, como vimos el domingo pasado, pero otro principio de la mayordomía es que Dios es proveedor de aquellos que lo honran y le temen. Y no importa cuanta carencia haya en una tierra, hermanos, Dios es poderoso para proveerle a los suyos. Yo se que hay personas que aman al Señor que padecen miseria en otros países de la vida, pero por experiencia propia de mi familia yo aprendí una cosa y es que cuando Dios llega a una casa, las circunstancias financieras negativas cambian y comienza la bendición. Yo lo puedo decir porque cuando mi mamá conoció al Señor Jesucristo hace muchos años en la República Dominicana, nuestra familia, sus circunstancias financieras eran muy adversas, pero yo recuerdo en mi mente de niño pequeñito que cuando mi mama conoció al Señor algo cambió en nuestra vida y Dios comenzó a proveernos de una manera preciosa. Y yo podría explicarles pero eso no es el punto, el punto es que cuando Cristo entra a la vida de una familia comienzan los procesos de bendición y de prosperidad, si esa familia es fiel al Señor y si usa los principios de la fe.

Eso está en la Escritura, eso no se dice para manipular, no. Yo veo eso en todas las páginas de la Escritura que Dios provee. La Biblia dice, por ejemplo, “joven fui y he envejecido y no he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan”. Yo creo que si Dios me tira en la luna, allá yo se que yo conseguiría un árbol de algo para comer, si fuera necesario, porque ese texto está allí y alcanza hasta la luna misma. “No he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan”. Ahora, podríamos nosotros creer eso, hermanos. ¡Qué difícil es ajustar la mente a las promesas de Dios! Pero Dios es un Dios proveedor, de hecho, uno de los nombres que se le da a Jehová en la Biblia, ¿cuál es? Jehová Giré, que en hebreo quiere decir Jehová es mi proveedor. La esencia misma del carácter de Dios es proveer a sus hijos por eso les proveyó a los hebreos maná en el desierto, les proveyó agua de una roca, les proveyó vestido y zapato y les proveyó su poder, y les proveyó la nube de humo en el día para que los guiara y la columna de fuego en la noche. Óiganme, ni Mapquest tenía un servicio tan bueno como esa nube y esa columna de fuego, era un mapa a través del cual Dios le guiaba a sus hijos a donde tenían que ir, porque Dios es un Dios proveedor en todas las dimensiones de la vida, si nosotros lo creemos. Le proveyó a su siervo Elías, cuando se le acabó el agua dijo: ahora ve, yo tengo otra opción para ti. Siempre hay una opción.

Yo he descubierto eso, hermanos, en la vida. Mi lema es siempre hay una solución. ¿saben qué lo que yo practico en mi vida? y cuando hay.... puede ser una cosa sencillita, pequeña pero mi lema: siempre hay una salida, siempre hay una solución a cualquier problema, porque Dios es la solución a cualquier problema de la vida. Dios es la puerta que se abre cuando todo parece oscuro y no hay nada que la razón sugiera de soluciones, Dios puede proveer en nuestra vida, si creemos, si confiamos en el Señor. Imagínese, usó cuervos para proveerle a su siervo y ahora usa.... fíjese es interesante que a través de la Escritura nosotros vemos algo que Dios usa muchas veces algo que parece que no puede proveer para proveer. Fíjese proveyó agua, ¿de qué? De una peña. Proveyó comida en la alimentación de los 5000 ¿de parte de quién? De un niñito con cinco panes dos peces por allí. Dios siempre.... le gusta proveer a través de cosas aparentemente áridas y estériles. Aquí provee a través de una viuda que ni seguro social, la pobre estaba cogiendo. No había welfare en esos tiempos, no había seguro social, ni cupones, nada, hermanos, ni tarjetas de crédito que uno pudiera por lo menos dar un tarjetazo y decir: ya veré como salgo de esa después. Nada, esta mujer estaba desprovista y al Señor le gusta proveer a través de formas inesperadas.

¿Cuántos han recibido algo en la vida a través de una forma inesperada o de alguien que no parecía que podía serle de una fuente de solución? Porque a Dios le encanta, porque Dios es un Dios..... El tiene un sentido del humor, yo creo. Inclusive El lo hace así para que sea evidente que es su gloria, que no es el hombre sino es El quien verdaderamente en última instancia provee. Y Dios le dice a Elías: yo he dado la orden para que esta mujer te alimente. Ahora, lo hace a través de un proceso complejo y zigzagueante, porque cuando Elías llega allá, a Sarepta, yo creo que él esperaba que lo iba a encontrar una mujer con un abrigo de mink, en una limosina, una viuda rica que quizás hasta se iba a casar con él si le iba bien, o algo por el estilo. Pero cuando llega a Sarepta, fíjese Dios dice: Yo he dado orden, y cuando él llega allí lo primero que ve es una mujer toda deshecha y deprimida porque está llegando a lo último de su vida, y ya lo que le queda es un puñadito de harina y unas cuantas gotitas de aceite para hacer un pankake sin leche ni siquiera. Y esta viuda para peor la situación, ni siquiera sabe quién es Elías y que Dios te dijo, ¿qué? Tu estás loco, muchacho, vete a un psiquiatra. ¿qué te diera yo comida? Pero, si esto es lo último que a mí me queda, me lo voy a comer con mi hijo ya para echarme a morir. ¡Qué interesante!

Hermanos ahí está la cosa, usted ve. Dios da declaraciones en el espíritu que luego tienen que realizarse en el mundo del tiempo y del espacio. Y a nosotros nos toca ser participes muchas veces de los milagros. Dios a veces declara cosas en el ámbito espiritual y a través de su boca que en la realidad externa no parece que nada concuerda con lo que Dios ha dicho y ahí es donde nosotros, muchas veces somos los protagonistas de la segunda parte del drama, porque Dios ha declarado su principio espiritual, pero entonces ahora nos toca a nosotros desarrollar eso, y ser parte del milagro. Nosotros quisiéramos como que los principios de Dios fueran de ‘a’ a ‘b’ a ‘c’ a ‘z’, punto, recto, línea recta, pero Dios no obra así. Dios obra a través de procesos complejos como el que se da aquí. El ha dicho: esta mujer le va a proveer a mi profeta pero los detalles de ese proceso van a ser desarrollados por la interacción entre Elías y la viuda de Sarepta. Dios es un Dios así. Dios es un Dios economista. El dice: se va a hacer esto. Los detalles. Ustedes encárguense de eso, como hacen los grandes ejecutivos. ¡qué fuerte es el Señor!

Y a nosotros entonces nos toca, dependiendo de nuestra fe, ¿ve? Dios al decir que esta viuda le provea a mi profeta ya ha declarado un principio que está reverberando en los aires espirituales, pero ahora entra en acción la fe del profeta y la fe de la viuda y el diálogo que se da entre ellos. Así es, hermanos, muchas veces Dios te ha dicho a ti en tu vida: ese sueño que tu tienes, Yo he declarado que se cumpla. Ese proyecto económico, financiero que tu tienes, Yo he declarado que tenga éxito. Ese deseo que usted tiene de estudiar y de llegar a ser una mujer profesional, aunque tienes 40 años y tres hijos y el resto del tiempo te lo pasas lavando platos, y limpiando la casa, Yo he dado orden para que tu llegues a tomar una maestría. O que aprendas a hablar inglés. O que tengas tu casa un día. Dios ha dado la palabra, ¿usted ve? Pero ahora nos toca a nosotros un proceso de fe para que eso que Dios ha declarado en los aires se realice. Y ahí es donde muchos de nosotros fallamos muchas veces. No le creemos a Dios o porque el proceso se hace un poquito difícil en el camino y no nos va bien, la primera vez que tratamos ya nos echamos a morir y decimos: Olvídate, Dios no es fiel, Dios no cumple lo que promete. Y entonces nos lamemos las heridas por el resto de nuestra vida y llamamos a Dios infiel, cuando era que Dios quería que diéramos un poquito más de esfuerzo y que aprendiéramos, que sacáramos algo de ello.

¿Usted ve? Aquí a Dios no le interesa solamente que esta viuda le de de comer a su profeta y le llene el estómago de pan y de agua. No, Dios quiere algo más. Dios quiere que el profeta aprenda ciertas cosas y que la viuda también aprenda ciertas cosas de fe y del espíritu y que ella también sea bendecida con toda su casa. Porque cuando Dios obra, muchas veces sus procesos arrastran no solamente a nosotros sino a otros que están alrededor de nosotros. Y si nosotros actuamos en fe, somos bendecidos nosotros y otros también que son testigos del proceso de fe que nosotros estamos viviendo. ¡Qué precioso es el Señor! ¿verdad? ¡Qué compleja es la forma de Dios operar! El quería desarrollar un drama entre Elías y esta viuda.

Pero no nos olvidemos de eso, hermanos. El principio aquí que yo veo importante es que Dios está proveyendo. Dios ha dado una orden: mi profeta no puede pasar hambre. Mi profeta tiene que ser bendecido. Aunque otros están pasando hambre por su maldad y su falta de fe, yo quiero que mi profeta sea bendecido. Y esto hermanos, aquí hay otro principio bien importante: cuando nosotros le damos al Señor siempre tenemos que darle al Señor desde una postura de confianza y de fe de que El es nuestro proveedor. El trasfondo mental de nuestra acción de fe siempre debe ser Dios es poderoso y fiel para proveerme. ¿usted ve?

Mire que cada vez que Dios llama a la gente a dar, hay algo como que le dice: no temas o le dice: no te preocupes, yo te voy a dar. Mire por ejemplo Lucas, Capítulo 12, porque estos principios están en todas partes, no solamente en Antiguo Testamento. Lucas 12:32, dice: “no temáis” –digan conmigo, hermanos “no temáis”, otra vez “no temáis”- manada pequeña porque a vuestro padre le ha placido daros el reino”.

Mire la promesa allí. El dice, gente de León de Judá no teman, no se preocupen, ustedes no os afanéis por el día de mañana. No anden con esa ansiedad en sus vidas y esa idea de que su vida es algo frágil que en el día menos pensado va a perder su trabajo, lo van a botar de la casa, se va a enfermar, le va a faltar el dinero para pagar el agua o la luz. El Señor dice: no temas, yo soy tu proveedor. No temas, manada pequeña, porque a tu papá le ha dado la gana de darte el reino completo, todo. Dios te ha prometido todo. Yo vivo como que la tierra es mía, porque es de mi padre que me ama, y yo trato de vivir de esa manera, de esa confianza de que Dios es mi proveedor. El ha dejado esos textos ahí en la Escritura, de Elías y de otros para enseñar que El puede hacer lo mismo conmigo.

Y entonces miren lo que continúa, a vuestro padre le ha placido daros el reino, dice: “vended lo que poseéis y dad limosna. Haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega ni polilla destruye”. Usted ve, primero él establece un trasfondo de provisión y de promesa y de fe. No temáis. A mi me ha placido entregarles el reino, y ahora miren la consecuencia de eso. Por lo tanto, vendan lo que tienen, denle limosna a los pobres, sean generosos, porque ustedes tienen una línea, tienen una cuenta de crédito ilimitada, es como los bancos le dan una tarjeta a alguien, dice: límite, 100.000 dólares.

Hermanos nosotros tenemos una línea de crédito en el reino de los cielos y Dios dice por lo tanto atrévete a ser generoso aquí en la vida. Da. En todo lo que tu puedas, ayuda al pobre. Ayuda a la gente necesitada. Da de tu tiempo generosamente, da de tus energías. A mi me gustan los cristianos enérgicos, hermanos. La gente aplatanada, como dicen los caribeños, no son santos de mi devoción, porque yo creo que Dios quiere gente con un exceso de energía porque sabe que de esa energía hay mucha más que tiene Dios. Dios es poder y cuando tu das al Señor..... mira, no te va a faltar. Créelo. Esfuérzate y se valiente, dice el Señor, porque Yo estaré contigo donde quiera que tu vayas. En otras palabras, lánzate, atrévete, has cosas, emprende cosas, porque Yo estoy contigo. Y de donde tu diste hay más para que tu recibas más todavía.

Lo que pasa es que nosotros no le creemos a Dios y somos conservadores con nuestra energía, con nuestro tiempo, con nuestro dinero, con nuestras posesiones, y siempre estamos contando como miserables las moneditas que tenemos.... y Dios dice: no seas tacaño. Da. Porque a mi me ha dado la gana de darte el reino. Atrévete en el nombre del Señor. Muchas veces tantas oportunidades que hay, hermanos para nosotros servir a alguien o darle a alguien y no nos atrevemos porque estamos pensando,.... Alguien nos llama deprimido y nos dice: me voy a pegar un tiro, hermano, estoy deprimido aquí. Dice: bueno, si hermano, por favor hablemos otro día porque yo tengo que irme a dormir, estoy cansado y tengo que levantarme a las 5 de la mañana. En vez de decir: bueno, voy a consolar a este hermano, le voy a hablar porque aunque tengo sueño y pierda una hora y media de sueño, pero el Señor me lo repondrá mañana por la madrugada.

Entonces estamos siempre pensando en el temor, lo que no tenemos, en vez de pensar en el Dios que ha dicho: yo tengo más de donde salió eso. Hay más, hay un tesoro ilimitado. Atrévete. Da de tu energía, da de tu tiempo, da de tus talentos, invierte en mi reino porque Yo no tengo límites en lo que te puedo dar.

Y por eso muchos de nosotros, hermanos, vivimos vidas mediocres y vidas limitadas, donde la provisión de Dios no nos llega y es porque tenemos unos cablecitos bien finititos por donde solamente puede pasar un poquitito de la bendición de d. Yo he aprendido que mientras yo más doy, Dios más me da. Mientras más generoso yo soy en el Señor, más generoso es Dios conmigo. Por eso es que Dios dice: no te preocupes, da.

Mire cómo le dice Elías a la viuda. Mire aquí la mentalidad del hombre y la mentalidad de Dios. Elías manda a la viuda a buscarle un poquito de agua. Esa es la cascarita para que ella resbale. “Busca un poquito de agua”. Y ella, parece que tenía bastante agua, “claro que si, no hay problema”. Y después como quien no quiere la cosa dice: “ah, y por favor si me puedes traer una tortita hecha con ese harina y ese aceite”. Dice: “ah, no ahí si que no, no te puedo ayudar. Ahí si que no se va a poder, como decía un señor que conocíamos nosotros cuando éramos chiquitos. No se va a poder”. ¿Por qué? Porque ella dice, lo único que tengo es un poquito de harina y un poquito de aceite y eso está reservado para mi y para mi hijo y ya pensamos con eso nos echamos a morir porque no hay más nada. No digas más me (34:41) que no hay más yerba, como dicen los dominicanos. Fíjese ella está pensando en su limitación. Ella no ha escuchado la palabra del Dios proveedor. Ella no conoce al Dios proveedor que Elías conoce. Entonces ella solamente está pensando en sus limitaciones. Ella está pensando en lo que no tiene. Ella está operando, en lo que yo llamo, la mentalidad de carencia. Los cristianos podemos operar de dos zonas: la zona de carencia o la zona de abundancia y provisión. El cristiano carnal, racional solamente opera pensando en que si yo doy al Señor me va a faltar. Si yo saco de mi cuenta ese dinero que no voy a tener para pagar los biles o para completar el proyecto que yo tenía, o lo que sea. Ve, uno piensa con la mentalidad de carencia, y eso se ve en toda la Escritura.

Por ejemplo cuando Caleb y Josué y los otros 10 espías regresan de la tierra prometida, los diez espías incrédulos le dicen pueblo hebreo que lo habían mandado: miren, señores, ni se molesten en ir a Canaan. Eso está lleno allí de una gente que miden 6, 8 y 7 pies y tienen unos molleros que ni Arnold Swarzenneger y tienen unos carros y lanzas de metal y caballos gigantes y nosotros al mirar esa gente tan alta nos veíamos como energúmenos, como langostas, dice, como cositas chiquititas. Esa es la mentalidad de carencia. Es la mentalidad que solo ve las limitaciones en la vida. Es la mentalidad de la persona que solo piensa, bueno, pero en mi familia nunca ha habido nadie que tenga dinero. No ha habido ningún profesional. Qué es eso de que yo dijo: comprar mi casa o yo ir a la universidad. No es posible. Porque está pensando de la carencia.

Es la idea cuando el Señor te dice dame a mi primero, como le dice Elías a ella, atrévete a honrarme con tu diezmo. Atrévete a honrarme con una promesa y yo te prometo que no te va a faltar. Pero la persona dice: bueno, pero esos serán otros allí porque ese gana 50.000 al año, pero yo solamente gano 24 ó 20 ó 18. Yo no puedo hacerlo. Porque uno está pensando en la limitación, uno está pensando según la carne. Uno está pensando según la razón. Como esta mujer solo pensó, me queda solo un puñadito de harina, un poquito de aceite, y ya me voy a morir, y de dónde le voy a dar yo a este hombre lo que a mi me toca. ¿usted ve? Esa es la mentalidad de carencia. La mentalidad de carencia la vemos a través de toda la Escritura.

Los discípulos cuando el Señor les dice: Denle ustedes de comer a toda la multitud. Ellos dicen: ¿que le demos nosotros de comer a toda esta gente? Mire si tuviéramos 20.000 dólares no podríamos comprar pan, y es más si tuviéramos el dinero dónde íbamos a comprar, si por aquí no hay una panadería en todos los alrededores. La mentalidad de carencia. Pero el Señor que conoce al Dios proveedor, les dice: vayan por allí, pónganse a buscar y miren a ver qué encuentran. Cinco panes, dos peces. Vengan acá, los bendice, ora por ellos, y come toda la multitud y sobran 12 cestas llenas de panes y de peces. ¿Por qué? Porque el Señor quería darles una lección: no vivan conforme a la mentalidad de carencia. Vivan conforme a la mentalidad de fe.

Hermanos, hay una cosa, que cuando tu vives conforme a una mentalidad de fe y de posibilidades, tu vida se convierte en algo magnético hacia la bendición y hacia la prosperidad y hacia las oportunidades. Hermanos, yo trato en todo lo posible de cultivar una mentalidad de posibilidades y yo he descubierto que secretamente es como que hay un magnetismo que atrae las posibilidades, atrae las bendiciones. Yo quisiera tener tiempo para darles ejemplos de esto, pero miren, uno solo aunque el tiempo se nos va, pero estas cosas son importantes.

Ese edificio hacía años que Dios había puesto en mi corazón construir ese edificio y yo quería comenzar mucho antes de que se complicara el vecindario con todos los condominios que se han mudado aquí, porque yo sabía que iba a ser mucho más difícil el proceso del vecindario. Sin embargo había tantas trabas legales y tantas dificultades en el proceso, que yo sabía que iban a venir, que yo me acobardé durante mucho tiempo y esperé y esperé y esperé. Porque no me atrevía a meterle mano, parecía imposible. Yo me acuerdo un día en que Meche y yo en la cocina de casa, yo le dije a Meche: Meche, si ese proyecto un día tu ves que se da y tu ves que nos aprueba la ciudad el que hagamos ese edificio, di que tu has visto un milagro. Ella misma estuvo de acuerdo en que así era. Porque había cosas allí, imposibilidades que ni siquiera surgieron, que nos hubieran podido impedir que ese edificio siguiera, si ellos hubieran sabido cosas que podían usar. Y sin embargo un día yo dijo: Señor, si esto es de ti, lo único que yo puedo hacer es comenzar a caminar en fe. Y si esto es de ti tu vas a resolver los problemas y tu vas a tumbar a los gigantes y eso se va a dar, y la ciudad nos va a dar el permiso. Y saben, yo comencé a orar y decidí en mi mente que, ok vamos a emprender eso.

Un día invitaron al grupo de alabanza, ellos recuerdan, el grupo de alabanza a la iglesia de Roxbury Presbiterian Church para que tocara allá en una reunión de varias iglesias de oración y adoración y eso fue unos pocos días después que yo decidí. Y le dije al Señor: Señor, lo primero que yo necesito es un arquitecto, alguien que nos haga estos planos por un precio bien bajo y ser una persona lo mejor que hay en la ciudad de Boston. ¿Y saben qué? Ese día domingo después del servicio cansado yo y agotado después de las reuniones aquí en la iglesia, llego allí cuando ya comenzaba el servicio, nuestro grupo estaba tocando y cuando voy caminando hacia el asiento que encontré, detrás del asiento donde yo me iba a sentar estaba Glenn Knowles, un arquitecto cristiano que yo había conocido años atrás en Cambridge, en la iglesia norteamericana que compartía el edificio con nosotros. Y Glenn Knowles es graduado de Harvard y trabaja para una de las mejores compañías de arquitectura de aquí, de la ciudad de Boston, un hombre ilustre en la arquitectura y con corazón de servicio al Señor y cuando yo lo vi, en mi corazón yo dije: este es mi hombre, este el hombre que Dios ha puesto allí para hacer este trabajo. Comencé a hablarle y acordamos reunirnos y el resto es historia. Ahí están los diseños que nos salieron por una fracción del costo de lo que salen normalmente ese tipo de cosas. Al Señor la gloria.

Y este hombre a través del proceso fue mi abogado, mi arquitecto y mi compañero de batalla. Cada vez que nos metíamos en la boca del león con un grupo del vecindario o de la ciudad porque el Señor cuando provee, provee en grande. Pero, se requirió que yo dejara mi mentalidad de dificultades y de obstáculos y la cambiara a una mentalidad de posibilidad, y que me atreviera a dar los primeros pasos de fe. Cuando usted comienza a caminar en el nombre del Señor el río se abre delante de usted, porque eso es lo que Dios está esperando. Un mover de fe. El está esperando que nos atrevamos, que rompamos la mentalidad esta de limitaciones y de imposibilidades y de que nunca se hizo antes esto, que nadie en mi familia, o que yo no tengo, no puedo, no se, y que usted diga: todo lo puedo en Cristo que me fortalece, como dice el Apóstol Pablo.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Y tu puedes romper todas las cadenas que el diablo pone en tu mente y en tu vida y en tu circunstancias, todo está en que tu le creas al Señor y que te atrevas y que tengas lo que se llama una mentalidad de posibilidad. Y eso es lo que yo veo en Josué y Caleb. Dice la Biblia que había en ellos un espíritu diferente al de los otros. Y Caleb y Josué, cuando estos diez espías dijeron: esto es imposible, esta gente son inmensas, son demasiado grandes para nosotros, Josué y Caleb dijeron: No le teman a ellos, porque Dios los ha entregado a nosotros y lo vamos a comer como pan, dijo Josué y Caleb. Porque más grande es el que está en nosotros que el que está en el mundo. Yo creo que la gente que está en Cristo y que tiene su fe activa piensa en esa manera. El Dios que está dentro de mi es más grande que cualquier circunstancia. Yo voy a salir adelante sea como sea. Dios abrirá un camino. Ese coro (43:09) dice: sendas Dios hará donde piensas que no hay. Eso es verdadero para el que cree, hermanos. ¡Aleluya! Pero sabes que en el proceso muchas veces hay trabas porque ese es el Dios que tenemos.

Hace poco escuchamos una enseñanza de un escritor llamado Elbridge que habla del Dios desde los dramas y del Dios que hace dramas. A mi me encanta los dramas. Mi doctorado es en literatura, y yo amo los dramas, amo la trama de una novela o aún de un poema o de un cuento. A Dios le gustan los dramas y en los dramas, miren las comedias de televisión por ejemplo, el muchacho conoce a la muchacha, se enamoran, pero si se casaran enseguida la película tomaría 5 minutos, pero ¿qué pasa? No, viene una que el conocía hace 10 años y se pone a hablar con ella en la calle y la primera que se enamoró de él los ve hablando y ya piensa que él la ha dejado y se mete un lío allí tremendo, y los próximos 45 minutos se tratan de resolver ese problemita que comenzó para alargar la cosa y ahí estamos nosotros llorando con los Kleenex o comiendo pop corn a diestra y a siniestra, porque la trama se está poniendo sabrosa ¿no?, hasta que llega finalmente que se casan y viven felices para el resto de sus vidas ¿no?. Porque esa es la esencia, la trama es la complicación, eso es lo que hace un drama y Dios se le encanta, Dios es el novelista por excelencia.

Entonces Dios nos dice: yo te voy a bendecir, yo he dado la palabra para que tu seas bendecido, entonces tu le crees al Señor y ahí comienza un proceso que puede durar años, meses, semanas. Va a haber dificultades, gigantes a quienes les vas a tumbar la cabeza, mares que vas a atravesar, doncellas a quienes vas a salvar de gigantes terribles, pero llegarás a la meta porque Dios dijo: llegarás porque Yo lo he dicho.

Pasen a la otra orilla, dice el Señor Jesús. Mientras van hacia la otra orilla encuentran un mar bravo, una tormenta y el Señor allá en su trono orando, los ve y a medio de la noche camina hacia ellos y se monta en la barca y le dice a la tormenta: Cesa, calla. Y se calla la tormenta y llegan a la otra orilla porque el Señor dijo: llegarán a la otra orilla. Dios es complejo en sus procesos. Muchas veces nosotros nos dejamos intimidar por la complejidad de los procesos y nos acobardamos y entonces perdemos la oportunidad que Dios quiere darnos. Nunca te des por vencido porque el proceso se haga arduo en el camino. Di: no, lo que el Señor está haciendo es que me está enseñando cosas. El quiere bendecirme más allá de la meta pequeñita que yo tenia. Las metas del Señor siempre son mucho más amplias de lo que tu mente pequeñita puede concebir, mi hermano, mi hermana. A Dios le encantan los viajes, le encantan los procesos. La vida del cristiano es siempre lo mismo, lo que dice: vete de tu tierra y de tu parentela a una tierra que yo te he de enseñar. Ese es el proceso de fe en su esencia misma. Y cada vez que Dios te da un sueño, una palabra, una meta, una trama, lánzate en el nombre del Señor. Como Abraham pasarás sustos, cometerás errores, harás cosas que no pensabas que ibas a hacer, pero llegarás a la meta porque el Señor te dijo: Yo voy a estar contigo donde quiera que tu vayas.

Hermanos yo quisiera tener más tiempo para desarrollar todos estos temas. Quizás continuaremos el próximo domingo. Pero lo importante es que veamos aquí eso. Esta mujer es probada. Elías le dice: Ve y búscame a mi primero. Dice: dame a mi primero. Hay que darle al Señor primero.

Digan conmigo: hay que darle al Señor primero, primero. Cuando usted le da al Señor primero usted recibe. Elías le dice: dame a mi primero y después tu vas a tener para comer, no solamente hoy sino mañana y pasado mañana, y la semana que viene y el mes que viene hasta que vuelva otra vez a crecer pan en la tierra. Así es que Dios obra, usted se atreve en el nombre del Señor. Nada le garantiza que usted va a llegar, solamente la palabra de Dios. Las primicias es un concepto que está en la Escritura de Génesis hasta Apocalipsis. “Honra al Señor con tus primicias.” Dale al Señor primero.

Proverbios 3:9, “honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos y serán llenos tus graneros con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto”, dice el Señor. Tus graneros estarán abundantes y llenos, mi hermano, mi hermana. Pero honra al Señor con tus bienes, dale al Señor las primicias. No le des la rabandija (48:06), no le des la cola, no le des lo que te queda, no le des lo que te sobra, no le des cuando tu ya pagaste todo y sabes que todo está bien y todo está cubierto, entonces de lo que te queda tu le das al Señor. No, al Señor hay que darle primero, hay que sacarlo a El, lo de El primero.

Si tu tienes fe en que tu Dios provee, dale al El primero. Atrévete en el nombre del Señor. Yo no creo que tu vida está tan extrema como la de esta mujer, por eso es que Dios escoge los extremos también, para ilustrar sus principios claramente, en la pureza del tubo artificial que El construye. Esta mujer no tiene nada. No le queda nada. Está en los extremos de su vida. La mayoría de nosotros no está en esa posición extrema. Y ahí es donde el Señor le dice: dame, ahora, primero. Arriesga tu vida. Arriesga tu provisión,. Arriesga tu esperanza. Arriesga tus ilusiones. Ponlas sobre la mesa del sacrificio. Dame a mi primero, y entonces tu verás si yo soy Jehová, si yo soy fiel y si yo cumplo lo que prometo o no. O si yo tengo poder o no para bendecirte y abrirte el mar delante de ti. Honra al Señor con tus bienes. Ahí tiene un principio que es más preciso que los principios de la gravedad o de cualquier otro principio físico. El que honra al Señor primero, el que pone al Señor primero en su vida, el que ama al Señor de todo corazón con toda su mente, con todas sus fuerzas, el que no se preocupa por si mismo, sino se preocupa por la gloria del Dios. El que siempre que hay una necesidad dice: yo estoy presente porque yo tengo una línea de crédito directa a mi Padre. Y le da al Señor en cualquier situación, o da con generosidad en su vida en el nombre del Señor. Esa persona será prosperada, será bendecida y nunca le faltará nada. Escuche que se lo digo, escríbalo, ponga la fecha y póngalo a prueba y usted verá si Dios es fiel o no en su vida.

Vamos a ponernos de pie. Gloria al Señor. No dejes que esa palabra se escape de tu corazón porque yo creo que es palabra que Dios me ha dado en esta mañana para usted. Esos son principios de la Biblia, esos principios no están en el corazón del hombre. Esos principios son principios divinos. Si tu quieres compra ese cassette y escúchalo de nuevo porque es semilla de fe que Dios pone en tu vida. Dios quiere bendecirte. Dios quiere proveerte. Dios quiere sacarte de tu carencia. Dios quiere que tu tengas una vida amplia, una vida de logros, una vida exitosa. Pero hay principios espirituales y Dios te dice: toma riesgo, arriésgate. Si tu no te arriesgas no va a venir la bendición, dice el Señor. Siempre hay que arriesgarse. David se arriesgó cuando se tiró encima de Goliat, un energúmeno, un muchachito enano contra ese gran gigante. Nada más que unas piedras y una honda. ¿Qué le garantizaba a David que él iba a regresar sano? Nada. Si los grandes soldados no se atrevían a meterle mano a Goliat pero David arriesgó su vida porque amaba al Señor y amaba la gloria de Dios. El resto es historia.

Tu eres un David, tu eres una David. Tu puedes hacer cosas grandes en el Señor. Tu puedes vivir una vida próspera. Tu futuro, la curva de tu vida será ascendente. Tus hijos serán bendecidos. Tu llegarás a cosas que tu no te imaginas. Los mejores tiempos de tu vida están delante de ti pero tienes que creerle al Señor primeramente. Si tu te quedas en la zona de la limitación, en la zona de la carencia, en la zona de la timidez, en la zona de la pobreza, en la zona del no puedo, no se, no tengo, Dios no va a activar su palabra que El ha dado para bendecirte.

Todo creyente vive en la zona del logro, del éxito, de la posibilidad. Algunos no realizan eso porque se quedan solamente en potencialidades. No usan los principios de la Escritura y por lo tanto siempre su vida es pequeña, sus hijos son pequeños, su familia, su casa es pequeña. Pero si nosotros nos atrevemos, hermanos a vivir en la zona de la posibilidad, en Dios y nos atrevemos a arriesgar, a morir porque antes de toda resurrección tiene que haber muerte. Si no hay muerte, no hay bendición. Siempre cuando Dios quiere bendecirte, primero te mata. En alguna manera pequeña o grande pero te mata, te lo aseguro. Siempre tiene que haber crucifixión de la mente, de la razón, el yo, el orgullo, la autosuficiencia, lo que sea, pero algo Dios siempre te pide. Sacrifícame eso primero. Muérete y entonces Yo te voy a bendecir, te voy a levantar. Vas a ser mucho mayor de lo que eras cuando comenzaste.

Hermanos, quiera el Señor que nuestra mente sea revolucionada en este día por la palabra de Dios. Bajemos nuestra cabeza. Recibe en el nombre de Jesús, recibe en el nombre de Jesús la palabra de fe. Recibe en el nombre de Jesús, la palabra de posibilidad, vive tu vida, vive tu vida creyendo en el Dios de los milagros, en el Dios de la provisión, en el Dios fiel, el Dios que dice que toda la tierra es suya. El es dueño de todo y El quiere usar su poder a tu favor. Recibe la palabra de fe. Renuncia a la mentalidad pequeña. Ahora mismo di: renuncio a la mentalidad limitada, a la mentalidad del no puedo. Renuncio a la mentalidad de la pequeñez, de las limitaciones y abrazo el espíritu de la posibilidad en Cristo. Todo lo puedo. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. ¡Aleluya! Gracias Señor. Gracias Señor. Gracias Dios, te adoramos Señor.