26 julio 2009

Los viajes de Dios

Me estoy parando aquí arriba dejando que el Señor sea quien dirija mis pensamientos, tengo aquí algunas cosas para respaldarme, por si acaso, pero he estado dice el Señor, cuál es la próxima idea que tu quieres que yo comparta con mis hermanos, y tengo en la mente aquí una imagen del viaje, los viajes de Dios y los procesos de Dios. Nosotros tenemos un Dios de viajes y de procesos y de eso voy a tratar de compartir con ustedes aquí, que el Señor hable a través de estos minutos.

Cuando tu entras en los caminos del Señor, y concibes el deseo de servir al Señor en alguna manera en tu vida y de ser usado por Dios y entras en el desarrollo de tu don Dios te da un boleto de viaje, no es un viaje solamente físico, pero es sobre todo un viaje espiritual y es un viaje dentro de ti mismo, dentro del territorio inexplorado que hay dentro de ti. Tu eres un mundo, tu eres un universo, tu tienes un cuerpo limitado y concreto, pero Dios te ha creado de manera que tu también eres una galaxia, eres un mundo precioso, tu mente, tu espíritu, tus emociones, tus ideas, tus pensamientos, tu voluntad, tus experiencias, todas esas cosas te hacen una dimensión donde uno puede meterse y viajar y explorar y descubrir cosas.

Entonces cuando Dios nos llama nos llama a iniciar un viaje con El y ese viaje se da en el tiempo, se da en el espacio, muchas veces, como nuestro hermano que vino desde Guatemala hasta Mérida, México, y se da también dentro de él. Al él descubrir cosas que no entendía acerca de si mismo, y añadir otras cosas, en su persona y así pasa con cada uno de nosotros cuando Dios nos llama al servicio, cuando Dios nos llama a la vida cristiana. El nos dice: ven, móntate conmigo y vamos a dar un viaje. Los próximos años de tu vida van a ser un viaje, amárrate el cinturón, pide un cafecito, mira por la ventana, y trata de disfrutar el viaje, todo lo que tu puedas. A veces vas a pasar por unos lugares tormentosos y el avión se va a mover, pero no te preocupes, yo te voy a llevar hasta la otra orilla del otro lugar. No te impacientes, no te pongas ansiosa, no te desesperes, Yo estoy contigo y esa barca no se va a hundir porque Yo estoy dentro de ella.

Y entonces el resto de tu vida y el resto de tu jornada espiritual, tu lo tienes que concebir así, como un viaje contigo y Dios metidos en una nave, a una tierra a donde Dios te quiere llevar. Y todo lo que pase en ese viaje va a tener un propósito, una razón, un significado, algo que aprender, y nada se va a desperdiciar. Todo lo que tu veas, todo lo que te suceda, todo lo que tu experimentes, Dios se va a asegurar que tu le saques provecho. Va a haber una fotografía memorable de ese momento que tu podrás luego visitar y mirar y compartirla con tus nietos o con tus discípulos, porque el Señor se va a asegurar de que nada se desperdicie. Es como esas hermanas que tienen ese pavo allí, ellas hacen su pavo, lo sazonan y comienzan a jalarle toda la carne y nada se desperdicia, ni siquiera la grasita se desperdicia, porque hay alguien que le gusta esa grasita. Y cuando ya quedan los huesos, cogen los huesos y los cortan y hacen una sopa. ¿si o no? Y cuando ya el hueso se dio todo lo que tenía, lo cogen y hacen una estatua del hueso y la enganchan en una pared para sacarle todavía provecho a lo que queda.

Y así es Dios con todos los eventos de nuestra vida. Cuando nosotros nos metemos en el viaje de Dios, Dios se va a asegurar que nada se desperdicie y que todo lleve alguna bendición, algún crecimiento, algún aprendizaje, a algo que sea de bendición para alguien. Es un entrenamiento y por eso la palabra del Señor dice, y por eso podemos entender lo que dice en Romanos 8 que a los que aman a Dios, esto es a los que son llamados por El, ¿qué dice? Todas las cosas ayudan a bien. Eso es lo que quiere decir, que Dios te ha llamado, Dios te ha comisionado, te ha enviado a un viaje con El en el viaje y entonces El dice: no te preocupes porque todo lo que te pase va a tener significado, propósito, razón de ser, y provecho y valor. ¡Guau!

Mire, yo mismo que les digo eso no me lo creo totalmente. Porque si me lo creyera, jamás me pondría ansioso, ni me pondría preocupado ni nada porque yo sabría que todo lo que me sucede es porque Dios lo ha permitido o lo ha diseñado así. Y entonces yo podría estar en paz y no tendría temor, pero mi cerebro y mi biología me traicionan continuamente. Y lo que mi espíritu sabe, mi mente se revela contra ello, y por eso me pongo ansioso, pero yo se en mi espíritu que así es. Oiga, pero qué difícil es creer eso cuando los indios están tirándote flechazos y tu estás en el medio del círculo y los vagones están ahí alrededor y no llega la caballería para sacarte a tiempo. Y tu dices: bueno, quizás hay una excepción por allí y yo soy la excepción. Cuando vienen los aprietos financieros o las luchas de ministerios o los tiempos de avidez y esterilidad o los problemas matrimoniales, o el hijo rebelde, o la enfermedad que no se va, en esos momentos qué importante es que nosotros digamos: yo todavía estoy en la nave y Dios todavía está conmigo y la nave no se va a hundir. Dios no me llamó a este viaje a fracasar. Esta nave no se va a ir de pique, no se va a estrellar contra el precipicio porque Dios ha dicho: pues a sus ángeles mandará cerca de ti que te guarden en todos tus caminos, en las manos te llevarán para que tu pie no tropiece en piedra. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque Tu estarás conmigo. El viaje, aunque el viaje sea por un valle donde haya monstruos y en la oscuridad yo solamente pueda ver sus ojos fosforescentes, llenos de odio contra mi, yo sentiré la mano de mi Padre, que me dice: no te preocupes, yo quiero que tu pases por esta selva porque quiero que aprendas a no temerle a los monstruos y que sepas que tu padre es más poderoso que los monstruos.

Sabe usted que a veces Dios deja que el diablo nos mire directamente a los ojos para que aprendamos a no tenerle miedo y aprendamos que nuestro Dios es más poderoso que Satanás. Hace poco yo estaba en mi oficina dándole consejería a una señora que acababa de llegar a la iglesia hacía unas semanas, dos o tres meses que estaba con nosotros, una mujer especial, linda, dulce, una señora bien comportada, educada, y estábamos hablando acerca de su vida y de cómo sentía una opresión espirituales y de su pasado, y cantidad de cosas y yo la llevé a confesar algunas cosas que ...... porque sentí que había una opresión demoníaca en su vida y comenzamos a hablar y yo tengo ya un proceso a través del cual llevo a la gente cuando se dan esas cosas y entonces dije: ahora hermana vamos a orar, después de ir a renunciar y confesar y todo. Ella cerró los ojos por un momento y comenzamos a reprender y en un instante el aire se puso denso y ella abrió los ojos y lo que me miraba no era la mujer que yo tenía conmigo hace un segundo antes. Era un ser siniestro que veía a través de mi y veía dentro de mi y todo mi ser se llenó de miedo, lo confieso, porque usted sabe lo que es estar sentado aquí y que esta persona que usted pensó que conocía ahora lo mira y es otra persona que usted tiene enfrente de usted. Y me miró con esa sonrisa arrogante y yo sentí el temor y traté de disimularlo lo más posible, y me dijo: me tiene miedo ¿verdad? Y yo tuve que reponerme y recordar con quién yo estaba allí, que no era ella y yo solamente sino que estaba el espíritu santo a quien yo había invocado y los ángeles de Dios, antes de comenzar la sesión, me repuse y reprendí y declaré la autoridad de Cristo. Nos enfrascamos como pasa muchas veces estas cosas, por unos 45 ó 50 minutos, mientras salían diferentes demonios, diferentes niveles de arrogancia y de entendimiento y de lucidez y cantidad de cosas, pero al final, el último demonio tuvo que irse y esa mujer quedó completamente libre diciendo, veo hasta los colores veo diferentes. Yo he escuchado tantas veces de personas que son liberadas, que ven la vida como de nuevo, recién nacidos. Pero esa mirada del enemigo cuando te mira y te traspasa, si tu te dejas, te hiela por dentro, porque es una mirada que sabe quién tu eres, sabes que tu eres simplemente una criatura frágil y pecadora, quiere atemorizarte con eso y llenarte de culpabilidad y de temor, pero tu tienes que saber que Dios está contigo y que es más poderoso el que está con nosotros que el que está en el mundo. Pero a veces Dios permite que miremos al enemigo y que el enemigo nos roce y que la serpiente nos abra la boca y veamos sus dientes llenos de veneno para que aprendamos a no temerle, sepamos que nuestro Dios es más poderoso.

Así que por eso a veces Dios permite que vengan adversidades a nuestra vida y dificultades, y fracasos y fallos en el viaje porque eso es parte del entrenamiento, y eso es parte de lo que Dios quiere mostrarnos. Y por eso es que nosotros no debemos temer de emprender el viaje, no podemos temer de lanzarnos al agua y emprender nuevas cosas y tratar de hacer cosas que nunca hemos hecho antes y probar nuestras alas en otra altura que no estamos acostumbrado a probarlas y arriesgar nuevas cosas y experimentar con nuevos ministerios y nuevas formas de hacer las cosas porque eso le agrada al Padre. El Padre es infinitamente creativo y le gusta cuando nosotros somos creativos también e inventamos nuevas cosas y experimentamos. A El le encanta ese juego y El se sienta con nosotros en el piso y dice: adelante, me gusta lo que estás haciendo. Porque Dios es un Dios de procesos y a El le encantan más que los resultados. A El le encanta más el viaje que el lugar de llegada. ¡Qué interesante! Pero nosotros muchas veces estamos más pensando en el destino que en el viaje y Dios dice: yo se ya cuál es el destino, a mi lo que me interesa es el viaje. Mirar por la ventana y ver las cosas y verte a ti, mi criatura interactuando con el mundo y con las experiencias que Yo permito que vengan a tu vida y viendo qué sacas de esas experiencias. Eso es lo que a Dios le gusta porque Dios es infinitamente creativo.

El ya no tiene nada que tu le puedas enseñar. Dios se entretiene con nuestros juegos y nuestras ocurrencias, como el papá se entretiene con las ocurrencias del bebé cuando habla una nueva palabra o hace una travesura o hace algo diferente y se deleita y tira una carcajada porque su hijo le sorprendió con algo nuevo. Y eso es lo que le gusta al padre. El padre no quiere que el hijo nazca a los 9 meses de embarazo, que de la noche a la mañana ya sea un grandulón lleno de barba o de pelo en el pecho, o lo que sea. El padre quiere ver a su hijo crecer de bebé a infante, a adolescente, a joven, a adulto y aún a veces verlo allá anciano. Eso es lo que le gusta al papá, es el juego, es el deleite de interactuar con su criatura y verla desarrollarse a..... ¿por qué es que las mujeres quieren tener un bebé muchas veces? Es porque quieren el gozo de ver esa criatura, concebirla en su vientre y entonces interactuar con ella a través de todas sus facetas y sentirse ella parte de esa vida, y sentirse ella como también creadora de esa vida y realizarse a través de la interacción con esa criatura, ¿si o no? Eso es lo que llena a la madre o al padre también.

Y en nuestro Padre es igual. A nuestro Padre le interesa inmensamente, le encanta lo que pasa en el viaje cuando nosotros nos montamos en El. Y El quiere tener experiencias junto con nosotros y por eso nosotros no debemos temerle al viaje, sino que debemos meternos en la nave, confiadamente porque el que comenzó la buena obra será fiel, y es fiel para terminarla.

En el mar de Dios hay muy pocos naufragios y los naufragios son de personas que dejaron de confiar en El porque lo sacaron de la barca. Pero los que lo mantuvieron en la barca nunca naufragaron, ni nunca naufragarán porque mientras El está en la barca, la nave no puede naufragar. Por eso está la historia de cuando el Señor envía a los discípulos en uno de esos viajes que hay en la Escritura y les dice: móntense en la barca y pasen a la otra orilla donde Yo los voy a encontrar. ¿Recuerdan ese pasaje? Miren cuando ya el Señor les dio el mandamiento de que viajaran a la otra orilla y que El los iba a encontrar, ya había una promesa implícita de que ellos llegarían. Porque El no les hubiera dicho: vayan a la otra orilla, si no se iba a cumplir, porque El sabe todo y por lo tanto si El hubiera sabido que no iban a llegar no le hubiera dicho: vayan a la otra orilla.

Cuando Dios te manda su mismo mando, su mismo orden es ya una constitución de éxito. Porque Dios nunca te manda a hacer algo con lo cual El no se comprometa para llevarte a una conclusión exitosa, si tu sigues el manual de la fe. Pero ¿qué pasó en el viaje? Los discípulos confrontaron algo que no esperaban y el mar se puso tormentoso, y dice la Biblia que ellos estuvieron remando toda la noche en el medio del mar, que yo estuve allá ahora cuando estuve en Israel hace poco, y es interesante porque en el Evangelio dice que El estaba orando en un lugar alto, en una de las versiones de ese evento desde donde podía verlos a ellos. Y es interesante cuando yo fui ahora al área de Galilea, si usted mira el mar de Galilea que es un lago inmenso, hay montañas y hay montes alrededor precisamente donde una persona, si está allí parada, aunque el mar bastante..... no lo llaman mar, pero es un lago grande.... no es tan grande que no se pueda ver, hay sitios donde se puede ver casi dos terceras partes del lago y por lo tanto es así como sugiere el texto. Por eso es que la Biblia es tan real, ¿no? Es decir, hay esos lugares desde donde se puede ver todo. Y dice la Biblia que el Señor estaba allí orando y veía a sus discípulos remar toda la noche porque la corriente les era contraria, se desató una tormenta, y El estuvo allí orando y mirándolos. Y yo me imagino que si ahora la cámara va de Jesús mirando a los discípulos, a los discípulos metidos en la barca es un cambio, como en esas películas..... ¿no? Ahí esta Jesús orando todo tranquilo, silencioso, callado, paz y de momento cambia la cámara y está el ruido de la tormenta, los discípulos gritando: nos vamos a hundir, saquen el agua, esto y lo otro, y un ruido tremendo..... y el Señor allí mirándolos. Y ellos no están conscientes de que el Señor los puede ver desde su altura. Ellos no están conscientes de que el hijo está allí orando, intercediendo por ellos quizás. Y que también el hijo sabe que en un momento El va a bajar de esa montaña y se va a subir sobre las aguas y va a caminar hacia ellos. Y que El no va a permitir que ellos se hundan en la barca. Y que El ha permitido que esa tormenta se desate porque El tiene un propósito en eso. Y cuando El comienza a caminar sobre las aguas y ellos comienzan a verlo, El les estaba dando una lección tremendamente importante que ellos iban a necesitar como fundadores de la iglesia universal de Jesucristo. Y era, El quería mostrarles que El es Señor de las tormentas, que El es Señor de la naturaleza, que El es Señor de la fuerza de la gravedad, que El es Señor de todas las leyes del universo, y que El está por encima de cualquier situación tormentosa que alguno de sus hijos pueda pasar. Y que El siempre los está viendo desde su altura y que sus ojos nunca se apartan delos que lo aman y lo sirven. Y cuando El vino caminando sobre las aguas les estaba deparando una lección eminentemente visual y gráfica que se grabaría en sus corazones por el resto de sus vidas. Ese Cristo que camina sobre la mar y hace algo que es totalmente inconcebible para el cerebro humano y cuando se monta en la barca, da una palabra a la tormenta: calla, y en un instante el mar se despeja, el viento calla, las olas se suavizan y hay una calma total, porque el Señor es el Señor de la naturaleza y el Señor de las tormentas.

Ese tiempo de pánico y de terror que ellos experimentaron, esas horas que probablemente eran como las dos o las tres de la mañana, según el relato. Ellos pasaron unas cuatro, seis horas en el mar, luchando contra la tormenta. Y esas 6 horas imagino que equivaldrían a una eternidad para ellos y mientras ellos estaban dentro de esa tormenta, dentro de esa burbuja de pánico y terror e incertidumbre, impotencia, Dios estaba trabajando en ellos para formar su carácter, formar su actitud, formar su mentalidad ministerial, formar su concepto de quién es Jesús, porque al Señor le interesa que nosotros sepamos quién El es verdaderamente. Que El no es simplemente un profeta o una persona muy poderosa, o un gran pensador o un espíritu muy desarrollado, El es el hijos de Dios, Dios mismo, el camino, la verdad y la vida.

Y por eso les pregunta en un momento a sus discípulos: ¿quién dice los hombres que yo soy? Y algunos dicen que tu eres Juan el Bautista, otros dicen que tu eres Elías, esto y lo otro. Y El dice: bueno, ¿y quién dicen ustedes que yo soy? Porque hasta que nosotros no resolvamos ese problema, quién es Cristo para mi y cómo concibo yo a Jesús en mi vida, su papel, su envolvimiento en mi vida, su involucramiento, su mirada minuciosa sobre cada evento de mi vida, su control de todos los eventos de mi vida, hasta que yo no esté bien compenetrado con esa idea, de que El si tiene control de todos los aspectos de mi vida, El va a hacer todo lo posible para enseñarme de que eso es lo que El es. Y me va a poner a través de diferentes experiencias para que yo lo pueda conocer en su totalidad, no en su totalidad, porque nunca lo conoceremos, pero por lo menos en lo que se relaciona conmigo, lo que El quiere que yo conozca de El: su misericordia, su amor, su poder, su justicia, su santidad, su gracia, su creatividad, su sabiduría. Son elemento que El quiere que nosotros los conozcamos y por eso está continuamente exponiéndonos en diferentes maneras a diferentes aspectos de su personalidad, como cuando uno toma una estatua y la mueve en diferentes áreas o la mira de diferentes ángulos para verla en su totalidad, porque nunca la podemos ver 360º.

Así el Señor está continuamente enseñándonos diferentes facetas de su ser y de su relación con nosotros a través de experiencias que solo se pueden conseguir en el viaje. Y a veces esas experiencias van a ser experiencias de fracaso, de traiciones, de pecados, de ignorancias, de enfermedades, de crisis económicas, problemas matrimoniales, problemas con nuestros hijos, tantas diferentes cosas, porque recuerden lo que yo decía que el viaje es tanto afuera como adentro, para que nosotros, no solamente lo conozcamos a El sino que nos conozcamos a nosotros mismos también. Y por eso Dios nos envía a viajes para que lo conozcamos a El y para que nos conozcamos a nosotros mismos. Porque el hombre que no se conoce, la mujer que no se conoce a si misma va a tener problemas en el servicio y en el ministerio. Dios necesita que tu te conozcas, con todas tus arrugas y verrugas y todas tus virtudes también. Que tu no te engañes a ti misma y que sepas quién tu eres, porque cuando una persona se conoce a si misma sabe de qué cuidarse, y sabe también de qué es capaz, y no tiene ilusiones acerca de si mismo, no se enorgullece más de la cuenta, pero tampoco se echa tierra sobre la cabeza porque sabe lo que es y sabe lo Dios le ha dado y no se enorgullece por eso y sabe que todo viene de Dios y cuando no se porta bien Dios se lo quita, si tiene que quitárselo.

Usted mire al Apóstol Pablo, él era un hombre que se conocía muy bien a si mismo. Pablo no sufría de baja autoestima, señores, déjenme decirles. Pablo, a veces hasta suena un poquito orgulloso y como muy seguro de si mismo, pero también era un hombre inmensamente humilde, por eso también Dios lo confrontó. Dios puso a Pablo en un viaje también, a Saulo, en este caso, uno de los varios viajes que pone a Saulo es cuando.... en la Escritura hay un pasaje donde Pablo dice, creo que es Primera de Corintios 12, o Segunda de Corintios 12, donde Pablo dice que Dios lo llevó al cielo, al tercer cielo y allí dice que él vio cosas que eran tan sublimes que ni siquiera le era permitido compartirlas con otros seres humanos. Y entonces dice: y para que la grandeza de la revelaciones no me exaltasen desmedidamente, Dios me envió un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee para que no me enorgullezca, acerca de lo cual he pedido 3 veces que me libre y 3 veces me ha contestado: bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Pablo, dice; bueno, entonces si cuando soy débil, soy fuerte, más bien me engloriaré en las debilidades. Aprendió una lección acerca de si mismo. Dios permitió que Pablo entrara en un aspecto que hemos tratado, la gente ha tratado de higienizar cuál era el problema de Pablo, porque no pueden pensar que el gran Apóstol tuviera una lucha espiritual o emocional de algún tipo. Y han dicho que era que sufría de ceguera en los ojos, que esto y lo otro. Miren, son pamplinas, eso es mentira, eso es nosotros tratando de ayudar a Dios. Dios no necesita que lo ayudemos. Dios siempre bregó a través de gente impura y dada a fallar.

¿Por qué tenemos ahí a Abraham en su viaje allá, a Moisés en su viaje, y a David en su viaje fallándole a Dios? Pablo era un hombre...... Elías dice, era un hombre sujeto a emociones y a pasiones como nosotros y le dijo a Dios, oró para que no lloviera 3 años y medio y no llovió, queriendo decir tu mismo puedes, si ese ser tan fallido, tan imperfecto podía ser usado por Dios de esa manera, Dios te puede usar a ti también. No te preocupes. En toda obra creativa siempre hay deshechos y desperdicios, pero eso no importa. Hay que seguir adelante. Si uno se pusiera a preocuparse por la basura que genera una construcción, nunca haría nada, hermanos. Y el ser humano, cuando trabaja suda y huele mal, aunque usted lo quiera o no, aunque usted sea el santo más puro de la tierra, usted siempre va a ir al baño, siempre va a sudar, y siempre va a oler mal a menos que no se bañe otra vez. Porque esa es..... y Dios entiende eso, a Dios no le molestan los malos olores, porque Dios es un Dios campechano, no es que venga de Campeche, por si acaso hay alguno aquí, pero Dios es un Dios realista y llano y El se sienta a la mesa y se come una tortilla así como se como también un chicken cordón bleue. A Dios le encanta la gente sencilla y le encantan las cosas..... como el Señor Jesucristo, que yo creo que se sentaba y se comía un sancocho como cualquier hijo de vecina.



Y el Señor le saca provecho a cada una de las experiencias y cada una de las cosas que nosotros experimentamos y por eso es que no tenemos que temer al viaje. Pablo entendió que esa lucha que él tenía, y él dice: como Dios entendió que había en mi una tendencia al orgullo, y uno lo puede ver cuando uno estudia la psicología de Pablo, si uno lo analiza psico-terapéuticamente por sus escritos, porque Dios no saca esa parte en su revelación, recuerdan lo que yo les dije cuando Dios inspiró las Escrituras pero no las dictó. En la Escritura se ve el carácter de los escritores y su tiempo y sus luchas y otras cosas. La inspiración de la Escrituras no quiere decir un dictado letra por letra, ¿por qué? Porque Dios no le quita uno, Dios nunca te torna en un autómata, nunca te torna en un robot, nunca te quita tu creatividad, tu personalidad, tus experiencias, El le encanta trabajar a través de eso. El te dice: mira, lo que yo quiero decir es esto, asegúrate de que eso es lo que salga, pero si tu quieres usar una fotografía o quieres usar una pintura o una parábola, ese es asunto tuyo, pero asegúrate de que mi mensaje llegue exactamente como yo quiero. Lo demás yo te lo delego a ti. ¿usted entiende?

Y así es que el Señor obra, entonces Pablo que tenía esa área de su vida, Dios como lo llevó tan alto y le dio tanto El sabía que había que cuidar a Pablo porque era tan excepcional lo que él había ha recibido que se iba a comenzar a enorgullecer y se iba a abrir entonces a la caída y al ataque de Satanás que lo iba a llevar al fracaso ministerial. Entonces Dios lo toma y permite que venga, hermanos, y esto es otra cosa que han tratado los comentadores de arreglar, tratamos de arreglar la Biblia porque le tenemos miedo a veces a las cosas que Dios nos revela, y la sanitamos o la limpiamos un poquito, porque Pablo dice: Dios me envió un mensajero de Satanás, esa es la traducción en el español, un aguijón, acerca de lo cual le pedí 3 veces. Es decir, Dios le envió, no es ni siquiera que, como decimos a veces, que Dios permitió, como para ayudar un poquito a Dios porque la idea de que Dios envíe un mensajero de Satanás, eso nos asusta un poquito porque... ¡guau! Y ya entonces tratamos de arreglar un poquito el muñeco y decimos: Dios lo permitió, pero hey, que lo permita o que lo mande siempre El es responsable, en una corte de ley El sigue siendo responsable, aunque usemos otra palabrita y cojamos el cadáver y le pongamos un poquito más de pintalabios, sigue siendo un cadáver. Y entonces dice, Dios me envió un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás. Yo creo que Pablo estaba peleando, batallando con algo allí emocional, mental, espiritual. No tenía nada que ver con sus ojos y yo busqué la palabra en el griego original que se traduce mensajero de Satanás y la palabra es angelos santan. Usted no tiene que ser un conocer del griego para saber lo que es angelos satan, lo que pasa es que en el griego original la palabra angelos puede querer decir ángel o mensajero, entonces los traductores escogieron la palabra que se prestaba un poquito más de, como dijéramos, de cuidado acerca de la personalidad de Dios y de las interacciones, porque a nosotros no nos gusta la complejidad, a los cristianos no nos gustas las cosas sencillitas y Dios es un Dios que siempre saca el conejo de otra parte de donde lo esperamos. Y hay cosas raras en la Biblia que si no estuvieran en la Biblia yo diría eso es una herejía, pero están allí y hay que aceptarlas.

Yo, lo que me dice la Biblia eso es lo que yo creo y brego con lo que me plantea pero no trato de simplificarla. Entonces dice que Dios le envió un ángel, yo prefiero la idea porque el contexto lo sugiere, un ángel de Satanás, que es ¿qué?, un demonio, un espíritu. Ahora si usted no puede recibir eso, no lo reciba. Su pastor tiene la última autoridad en eso, pero vaya al griego original y busque la palabra angelos satan. Dios envió un espíritu, se puede decir o un ángel de Satanás o un mensajero de Satanás, no importa, sea lo que sea, es un mensajero, es un agente de Satanás. Dios permitió como que un espíritu acosara a Pablo. ¿Por qué? Porque ,mira hermano, muchas veces cuando Dios nos quiere entrenar nos busca un buen oponente. Si usted quiere entrenar un buen boxeador, si usted tiene un buen boxeador que usted sabe que tiene madera para un campeonato mundial, ¿usted le va a poner un muchachito de la calle salido para que lo entrene, verdad que no? Usted va a buscar un buen boxeador, ya quizás un poquito cansado que le obligue a ese boxeador a sacar lo máximo que él tiene dentro de él para poder llegar a su potencialidad. Y muchas veces Dios va a permitir opositores en tu vida, luchas en tu vida, procesos en tu vida que te van a parecer como que vienen del infierno mismo y es Dios que lo ha delegado para entrenarte en la guerra y para llevarte a la altura a la cual El te quiere llevar, porque Dios quiere entrenar guerreros. Dios no está en el negocio de entrenar parásitos. Dios no quiere entrenar pavos, Dios quiere entrenar águilas. ¡Aleluya! Y por eso El nos diseña enemigos que nos entrenen y nos lleven a donde tenemos que llegar y a veces son enemigos, les digo, son siniestros. Y son tan siniestros que uno jamás podría pensar que vienen de Dios pero en el viaje El ha dicho que: Yo quiero que paremos en tal sitio, que tu veas lo que hay allí para que conozcas la guerra y para que te conozcas a ti mejor, para que cuando el enemigo venga a tentarte en esa área, ya tu hayas bregado con ella y la hayas rebasado y no te pille, y te destruya.

Hay cosas a veces que suceden en tu vida que Dios está mirando a diez años de distancia que está preparando ahora, porque Dios es un jugador de ajedrez que tiene un tablero con millones de piezas y El puede jugar todas piezas a la misma vez. Y puede jugar con cien o mil o diez mil otros jugadores, como esos grandes genios de ajedrez, simultáneamente y El no se molesta. Y Dios siempre está pensando en la eternidad y a veces hace una movida en tu vida que ni siquiera va a tener que ver contigo sino con alguien que va a venir dentro de tres generaciones y El te necesita ahora, en ese momento específico, para preparar diez o veinte movidas más adelante para que se cumpla algo que El quiere más allá, en cien años. Y tu eres importante ahora y quizás te morirás sin saber que Dios te usó estratégicamente en un punto dado y te morirás diciendo quizás ‘Dios nunca me usó’. Pero mira te usó ya, pero tu no lo sabes solamente. Porque en ese viaje vas a tener paradas que ni tu mismo sabes que la hiciste.

Alguien me decía ayer del gran pintor Van Gogh, uno de los grandes genios de la pintura. Hoy se le reconoce como un gran genio de la pintura y yo he visto sus pinturas en el Museo de Bellas Artes de Boston y hay museos dedicados solamente a él en Europa. Van Gogh murió sin haber vendido una sola de sus pinturas y pensó que era un fracaso totalmente como pintor y se suicidó por su fracaso, deprimido completamente. Sin embargo hoy en día una pintura de Van Gogh, un dibujito de Van Gogh vale millones de dólares porque estaba demasiado adelantado para su tiempo, era lo que pasaba. El hombre era demasiado brillante y hacía unas mezclas de colores y de imágenes que eran simplemente demasiado avanzadas para su tiempo. Se ha tomado casi un siglo para la sociedad ponerse al día con el genio que había en Van Gogh. Sin embargo él no lo pudo ver.

Usted ve que hay pasajes en el libro de la fe, en Hebreos 11, dice que algunos murieron sin haber visto lo que se les había prometido y murieron simplemente saludándolos desde lejos, y hoy somos nosotros los que disfrutamos de esas inversiones que ellos hicieron. Porque ellos también hicieron sus viajes. Y yo creo que cuando nosotros nos montamos en el viaje de Dios tenemos que saber que el timón lo tiene El, no nosotros. Nosotros no podemos controlar las experiencias. Nosotros simplemente tenemos que confiar que El sabe lo que hace y que cada aspecto de ese viaje tiene sentido y que Él no ha desperdiciado nada y que El sabrá cómo lo configura, y cómo lo lleva a su terminación. Tenemos que confiar absolutamente en El y ponernos en sus manos, y aunque la tormenta ruja alrededor de nosotros, tenemos que decir ‘Padre, tu me has prometido que voy a llegar a la otra orilla’, y usted se agarra bien, se pone un buen impermeable y se lo pone por la cabeza, y deje que sople la tormenta. No se preocupe, usted va a llegar y va a llegar más fuerte que antes y más confiado que nunca y más seguro del Dios que usted tiene.

A veces en la Escrituras dice, por ejemplo, hijitos míos, hay un pasaje en el Antiguo Testamento, dice: “éntrate en el aposento un ratito hasta que pase la ira” y a veces va a ser así, hermanos, a veces Dios va a estar en asuntos en su vida y va a estar bregando en su vida y va a desatarse una tormenta y una persecución y una guerra alrededor de usted, y una balacera terrible, y lo único que usted va a poder hacer es métase en su dormitorio, tranque la puerta, ponga planchas sobre las ventanas y aguántese ahí en fe hasta que pase la tormenta, y después quite las planchas y abra la puerta y recoja los escombritos que quedaron y siga adelante, porque Dios es un entrenador férreo. El a veces te pone en situaciones y tu estás allí con la lengua afuera diciendo ‘ya no puedo más’ y El te dice ‘puedes más, hay más en ti, te lo quiero sacar. Yo se que hay madera en ti para grandezas y si no te presiono no vas a sacar esa madera’.

Mi esposa es terapeuta ocupacional, ella trabaja con niños que tienen problemas de desarrollo neurológico. Y hay niños, por ejemplo a veces que no pueden mover sus piernitas bien y tiene bajo tono muscular y otras cosas, y yo he aprendido ese vocabulario viviendo con ella. Y ella va a veces a las casas y me decía por ejemplo, de una niñita que tiene bajo tono muscular, no se puede mover mucho en las piernas, no tiene mucha fuerza en las piernas todavía, y es gordita y es muy comodita y ella solamente quiere estar sentada, sin moverse, sin que la presionen mucho ni nada, porque está muy contenta así simplemente tranquilita, porque su organismo no le pide que haga más. Entonces mi esposa tiene que venir, cogerle las piernitas y movérselas y pararla y sentarla y obligarla a que se mueva y a veces la niñita comienza a gritar y a protestar, pero ella la obliga y ella ve como a través de los días la niñita ha comenzado ya a sentarse solita y a moverse, pero la obligó, la tuvo que obligar, la tuvo que sacar se su zona de comodidad. Dios muchas veces nos saca de nuestra zona de comodidad y nos lleva a donde no queremos ir porque El está en el negocio de sacarle el máximo provecho a sus hijos y de sacar a la luz la grandeza escondida. Y por eso nos pone en situaciones de aprietos muchas veces, para sacar a la luz lo que necesitamos conocer acerca de nosotros, porque es un viaje dentro de nosotros también.

Un hermano pastor me decía aquí de cómo él comenzó en su iglesia en una casa que alguien le alquiló. Y dice que como a los dos o tres meses de estar allí, venían dos o tres personas, cuatro personas y le sale la señora con que quiere la casa y él le dijo ‘pero, si usted me prometió un año’, y dijo ‘no, porque ustedes están aquí predicando la Biblia y esto y lo otro, y no los quiero aquí y se me tienen que ir’, y lo trató mal y dijo ‘bueno, está bien’. Le pagó lo que tenía que pagarle. Se sintió desesperado, se cuestionó a si mismo. Señor, o me vas a bendecir o no me llamaste al ministerio. Se tiró al piso. Dice que oyó claramente en su mente o en su ser, oyó la palabra ‘hotel’ y comenzó a buscar y todos los hoteles eran demasiado caros. Finalmente llegó al hotel que era de un familiar de él y le cedieron un cuarto de hotel por un precio ridículamente bajo y ya tiene como cuarenta personas, 40, 50 personas allí. Si se hubiera quedado en lo cómodo, todavía tendría quizás 7 gatos con él. Pero Dios lo sacó se su zona de comodidad a otro nivel y tenemos que entender, hermanos, que Dios es un entrenador que usted no lo puede sobornar con protestas, llantos y que me duele, y que no puedo..... El dice ‘tu si puedes, porque Yo te creé y Yo se exactamente lo que hay dentro de ti, y vas a entrar en la grandeza aunque sea pataleando, pero te voy a llevar a ella’.

Por eso la Biblia dice que ninguna disciplina mientras la sufrimos es agradable, pero cuando Dios la ha completado, dice que da un fruto dulce y apacible de justicia. A nadie le gusta la disciplina. A un soldado no le gusta la disciplina, pero la disciplina le va a salvar la vida y le va a permitir ser impactante contra el enemigo. Y Dios está creando soldados, guerreros. Dios no está creando jugadores de golf, El quiere crear gente que sepa usar una espada, que sepa usar un arco. Como dice David ‘ el que fortalece mis manos para entesar el arco de bronce’. Dios quiere hombres y mujeres que puedan entesar el arco de bronce. Sabe lo difícil que es coger ese aparato de bronce y doblarlo así y meterle la cuerda para poder disparar el arco. Eso no se crea agarrando almohadas, se crea levantando pesas, ejercitándonos. Por eso es que Dios siempre nos dice ‘mira, que te mando que te esfuerces, que seas valiente’.

El le dijo a Josué ‘Yo te he dado todo lo que tu pises, pero una sola cosa te digo, esfuérzate y se valiente’. Se lo dijo tres veces, búsquenlo. Porque a todos nosotros nos dice ‘Yo te voy a enviar a un viaje y vas a tener que trabajar duro en ese viaje. Yo no estoy creando parásitos, no estoy creando gente cómoda’. A Dios le encanta la gente esforzada, la gente valiente, emprendedora, empresarial, creativa, inquieta. El Reino de los Cielos se hace fuerte y los valientes o los violentos, en otra versión, lo arrebatan.

Dios está en el negocio de los viajes. Hay un texto, que uno de mis textos favoritos en la Escritura y que nos habla acerca de..... y que lo pone en una forma muy elocuente, lo que es los viajes de Dios. Mire, vaya a Deuteronomio Capítulo 8. “Dios envió al pueblo judío en un viaje, un viaje de 40 años en el desierto”, un viaje que en realidad no debió tomarse más de unas 3 semanas, les tomó 40 años. “antes de llevarlos al destino que les tenía determinado. El sabía que los iba a meter a la tierra de Canaán 400 antes de que llegaran allí, cuando llamó al padre Abraham y le dijo ‘yo, esta tierra te la voy a entregar a ti’, y puso a Abraham simplemente a caminar sobre la tierra en su propio viaje. Porque Dios le dijo a Abraham, ‘vete de tu tierra y de tu parentela a una tierra que yo te he de enseñar’. Y Abraham entró en un propio..... que era su viaje más bien dentro de si mismo.

Y 400 años pasaron y ya Dios sabía que los iba a traer a esa tierra, pero no los llevó en el momento. Y después de esos 40 años cerca de la tierra y no les da permiso para entrar, sino que los mantiene en un viaje circular alrededor del desierto. Y miren lo que El les dice ya después que han pasado los 40 años y están cerca de la llegada y ya queda poco tiempo para ellos entrar a la tierra prometida, y mire cómo El les habla. Dice, Deuteronomio 8 “cuidaréis del poner por obra todo mandamiento que Yo os ordeno hoy para que viváis y seáis multiplicados y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres”. Y mire aquí el versículo 2, dice “y te acordarás de todo el camino (ahí está el viaje)..., de todo el camino por donde te ha traído Jehová, tu Dios, estos 40 años en el desierto”, ¿para qué?,.... “para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón (ahí está el viaje interior, el viaje de adentro, la exploración interior), si habías de guardar o no sus mandamientos y te afligió y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías ni tu ni tu padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre más de todo lo que sale de la boca de Jehová, vivirá el hombre (ahí está el Dios, el viaje que te enseña quién es Dios y cuál es tu relación con Dios) ...tu vestido nunca se envejeció, (de nuevo ahí está el Dios proveedor, el Dios fiel)... nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos 40 años. Reconoce asimismo en tu corazón que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová, tu Dios, te castiga. Yo quiero que tome conozcas y sepas quién yo soy, cómo yo actúo para que en el futuro no te equivoques, porque si haces cosas que están fuera de mi aprobación te voy a disciplinar. Porque Jehová, tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales que brotan en vegas y montes, etc.... en el versículo 10 “y comerás y te saciarás y bendecirás a Jehová, tu Dios” por la buena tierra que te habrá dado. Y entonces hay una cantidad de cosas, dice “cuídate de no olvidarte de Jehová, tu Dios”; 12 “no suceda que comas y te sacies”; 14 “y se enorgullezca tu corazón y te olvides de Jehová, tu Dios” que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre. Ya Dios estaba viendo lo que le iba a pasar a este pueblo. El sabía lo que estaba advirtiendo, sabía lo que iban a hacer. Sabía que había orgullo en ellos. Sabía que había rebeldía en ellos, sabía que había tendencia a criticar a Dios y dudar de El rápidamente. Miren el versículo 16 “que te sustentó con maná en el desierto, comida que tu padre no habían conocido, afligiéndote y probándote para a la postre hacerte bien”.

Entonces entendemos que los 40 años en el desierto no eran una coincidencia necesariamente solamente, no era producto meramente del pecado de los judíos, sino que Dios estaba profundamente involucrado en esos 40 años. El quería que esta nación que iba a nacer una nación fundadora, una nación apostólica, una nación madre espiritual, que iba a ser un modelo para incontables generaciones de creyentes a través de la historia, El tenía que usar a esta nación para exhibir ciertos principios de su forma de actuar con el hombre, para mostrar ciertos aspectos de su personalidad y para establecer precedentes legales, judiciales, que cuando El los juzgara en otras ocasiones, habría evidencia de que El estaba obrando con justicia y con equidad para con ellos. Porque Dios es así, Dios siempre está viendo las cosas a mil años de distancia, cien años, diez años.

Entonces, esos 40 años, ese viaje que El los puso por el desierto era para mostrarles a ellos ‘mira, quiénes son ustedes, gente rebelde, gente crítica, gente desobediente, gente que huye del enemigo cuando está muy grande, cuando los dos espías. Tu no eres nadie, tu entras a esta tierra, no porque te lo mereces, sino porque mi gracia te permite entrar. Yo te doy esa tierra, tu vas a beber aguas de pozos que tu no cavaste, vas a vivir en casas que tu no edificaste, te van a proteger muros que tu no levantaste y vas a vencer enemigos que no puedes vencer por ti mismo, sino es con mi poder. Dios tenía que exponer todas esas cosas, exhibirlas como evidencia, porque Dios es un Dios judicial. Y El procede como un juez, El procede como un abogado que monta la evidencia y la documentación antes de obrar, porque El es así. El no tiene que hacerlo pero El es un Dios justo, y a El le interesa que su justicia no tenga nadie que se la pueda criticar ni cuestionar con evidencia contraria. Todo hombre sea hallado mentiroso y Jehová justo y verdadero.

Por eso cuando David peca y ofende a Dios de una manera terrible cuando manda a matar Urías, cuando el escribe el salmo 51, que es el salmo de la confesión, dice: ‘contra ti, contra ti solo he pecado y echo lo malo delante de tus ojos para que seas reconocido justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio’. David está diciendo, como que él había pecado para que fuera evidente para todo el mundo que Dios es justo cuando enjuicia a los hombres, cuando condena y que solamente Dios es justo, y que todos nos descarriamos como ovejas y que solo El permanece santo y perfecto. Muchas veces Dios va a permitir que pasen cosas en nuestra vida para que sea claro primero que es por gracia y no por obras, y por lo tanto hay procesos de nuestra vida donde Dios primero va a tener que llevarnos a través del fracaso y del sufrimiento para entonces poder usarnos.

A Pedro lo metió en un viaje así cuando Pedro con su orgullo y su autosuficiencia y su autoestima por las nubes le dijo: ‘Señor, aunque todo de aparte de ti, este macho que está aquí no se va a rajar’, como dicen los mexicanos. Esos cobardes allí se podrán ir, pero no te preocupes Señor, yo voy a estar ahí contigo hasta la muerte. Y el Señor le dice: ‘Pedro, Pedro, Pedrito, mira, no solamente me vas a rechazar, me vas a negar una vez, me vas a negar 3 veces, Pedro’, porque a Dios le interesaba que Pedro, que iba a ser gigante espiritual y un fundamento para su iglesia en el futuro, Pedro no podía ser el hombre que Dios quería que él fuera con ese orgullo, porque a la primer toreo le iban a meter un cuernazo, lo iban a tumbar y lo iban a sacar de la plaza. Y por eso Dios tuvo que desangrarlo y rebajar su orgullo y debilitarlo y mostrarle que ‘tu no eres tan guapo como tu piensas que eres’. Y como una muchachita sirvienta se dejó atemorizar y negó al Señor Jesucristo, lo negó, negó, negó y la tercera vez lo negó con maldiciones. ‘Ya te dije que yo no conozco a ese....’ quizás algo así fue lo que dijo. No te he dicho que...... lo hizo como que Dios quería subrayar y pintarle en la cara y pintarle la camisa para que él supiera quién él era. Porque El necesitaba a Pedro, pero no podía usar a Pedro por toda ese orgullo de hombre, esa autosuficiencia, esa fuerza, esa seguridad en si mismo. Dios aborrece eso y el diablo usa eso para destruirnos muchas veces y Dios en su misericordia permite a veces que caigamos y nos ensuciemos las rodillas y nos pelemos los pantalones, por misericordia para que el diablo no nos juzgue a nosotros entonces. El se mete primero y nos juzga El porque El lo hace con misericordia y amor para fortalecernos, antes de que el diablo lo haga para destruirnos.

Y por eso es que yo veo, cuando el Señor resucita y se acerca a Pedro, yo me imagino que se acercó con una sonrisa maliciosa en la cara. Dice ‘Pedro, ¿te acuerdas de lo que dijiste? Pedro ¿me amas?’. Ni siquiera le dijo lo que le había hecho ni cómo le había fallado y cómo lo había negado. No, le dijo ‘Pedro, ¿me amas?’ Fíjate el Señor se hubiera podido ir sin preguntarle a Pedro nada. Pero, qué maravilloso es el Señor y qué bondadoso es el Señor que El no quiso que Pedro se quedara con esa herida en su ser de haber negado al Señor, y no saber que su Señor pensaba de él. Esa hubiera sido una herida que lo hubiera desangrado toda su vida. Entonces el Señor se acerca como un buen consejero y dice ‘Pedro, ¿me amas?’, y dice ‘si, Señor, tu sabes que te amo’. En otros tiempos le hubiera dicho: ‘Señor, te amo más todos esos pampalanes que están ahí, Tu lo sabes bien, te lo he probado mil veces, hasta la muerte. ¿Dónde quieres que vayamos, dónde están esos demonios para que le metamos mano ahora mismo? ‘Si, Señor, tu sabes que te amo.’ ‘Pedro, ¿me amas?’. Señor, te dije que te amo. Fíjese que le preguntó tres veces, las mismas tres veces que lo negó, como le dio tres oportunidades para neutralizar cada vez que lo negó con una afirmación de amor, y la tercera vez lo miró directamente a los ojos, así, ‘Pedro, ¿de verdad me amas?’. Pedro simplemente tiró las manos al aire y dijo ‘Señor, a la verdad, que ahora mismo yo no estoy seguro, después de lo que hice. Tu sabes todas las cosas, Señor.’



En otras palabras así es que nosotros tenemos muchas veces hermanos, yo digo, bueno, yo amo a Dios y la verdad es que yo no estoy seguro si amo a Dios o no. Si yo amara a Dios como El es verdaderamente, yo no se, ya yo me hubiera inmolado o algo para glorificarlo a El. Uno cree que uno ama a Dios, y uno cree que uno está dispuesto a morir por El. Yo no me atrevo a decir: Padre, yo voy a morir por ti. Yo espero que pueda hacerlo un día si me llega la necesidad, pero yo no estoy seguro. Yo creo que esa es la respuesta que conviene, muchas veces. Ahora si usted está seguro en Cristo y Dios le da la gracia de usted saber que no es por usted sino por que El lo fortalecerá, pues, amén, confiéselo, pero que no sea con orgullo carnal ni en fe en usted. Discierna el espíritu, si no hay cosas donde es mejor uno, como dicen por ahí en mi país ‘mejor digan aquí corrió que aquí murió’. Mejor tome una respuesta ahí, suave y que le de un poquito de espacio. Porque Dios necesita llevarnos a esos viajes donde nos conozcamos a nosotros mismos, conozcamos de qué estamos hechos y para El entonces poder trabajar con nosotros y usarnos como El quiere.

Hay momentos en tu vida, yo creo que para todos los que seguimos al Señor eso nos pasa, en que es como los soldados cuando están en tiempos de paz les permiten estar en sus casas y vivir en sus casas, cómodos, con su familia y todo eso, pero de vez en cuando los llaman para entrenamiento y tienen que tomar dos o tres semanas e irse al campo a hacer ejercicios de guerra y a correr y a estudiar la guerra y todo eso. ¿Para qué? Para que no se pongan demasiados cómodos y no pierdan el arte de la guerra y también para darles entrenamientos adicionales que llenen su portafolio militar. Los mandan a un entrenamiento de batallas en la montaña o en el frío o los ponen a estudiar estrategias, diferentes cosas para que se pueda completar su perfil de militar. Y yo creo que así pasa con nosotros, cuando servimos al Señor periódicamente Dios nos dice ‘ven conmigo, estás muy bien en el ministerio, todo te está yendo bien. Ven, te voy a meter para asustarte un poquito y para quitarte un poquito ese exceso de fuerza que tienes y de confianza que has adquirido por los triunfos que has tenido últimamente en el ministerio’, y te hace así y te hace tropezar y te rompes la boca y te rompes los pantalones y descubres que no eres tan grande ni tan fuerte, ni tan..... como dicen por ahí ‘la última coca cola en el desierto’, como algunos piensan que son. Y nos recuerda eso y nos dice ‘ok, ahora regresa....’.

A mi, en mi vida, me ha pasado ya tres, cuatro veces más o menos, cuatro o cinco veces, donde Dios me ha metido en tiempos de prueba y de fuego como Israel para sacar lo que estaba escondido, para mostrarme lo que yo soy, para humillarme y para enseñarme a depender más de El. Y me ha regresado más peligroso para el diablo que nunca. Porque mientras más débiles somos, más fuertes somos. Mientras más nos dejemos humillar y trabajar por el Señor, más Dios nos va a exaltar.

Eso fue lo que Pablo entendió cuando dijo ‘ si cuando soy débil entonces soy fuerte, pues más bien me gloriaré en las afrentas, en las debilidades y en las pruebas, para que el poder de Dios se manifieste con más magnitud dentro de mi’. Porque mientras más débil el vaso, más frágil, más quebradizo el vaso, más gloria puede Dios expresar a través de sus hijos. Por eso es que Dios dice ‘si el grano de trigo no cae a tierra y muere, queda solo, pero si muere lleva mucho fruto’. El quebrantamiento es la cosa más bella del creyente. Todos tenemos que ser quebrantados si vamos a ser usados. Apúntelo que hasta me salió con rima. Todos tenemos que ser quebrantados si queremos ser usados. Si tu quieres verdaderamente que Dios te use, prepárate porque El te va a probar, te va a quebrantar, te va a asustar, te va a poner a través de tiempos de prueba, pero no te preocupes, el Señor sabe exactamente de qué madera tu estás hecho y no te vas romper en 20.000 pedazos. El te va a llevar solamente al nivel donde El te puede llevar. Por eso es que dice que nunca seremos probados más allá de lo que podemos resistir. Dios sabe, tu no lo sabes, pero Dios sabe y a veces tu vas a creer que tu no puedes más, pero El te dice ‘tu si puedes más, hay más allí todavía. No te preocupes, aguanta ahí.’ Podríamos seguir en esto, hay muchas más cosas, yo creo que tienen el punto ¿no?

No tema el viaje. No le tema al Dios de los viajes. No le tema al Dios de los procesos. No le tema al Dios que lo llamó. No le tema a las experiencias por las cuales usted ha pasado. No mire su pasado como que usted ha sido una víctima, todo lo que ha sucedido en tu vida es porque Dios lo ha permitido, aún si tu fuiste abusada por tu padre, aún si cometiste un grave error en tu vida, aún si no te amaron, aún si tuviste un grave accidente, aún si quedaste limitado en tu movimiento por algo, Dios estaba allí en ese momento y El ha permitido eso con un propósito sublime que tu mismo quizás no puedes entenderlo ahora mismo, pero todo lo que ha sucedido en tu vida, en tu caminar, en tu jornada espiritual, todo Dios estaba allí contigo. Aún antes de tu recibirlo y reconocerlo, aún en el vientre de tu madre, el Señor estaba allí. Y si pasaste por algo y tu pensaste que tu estabas sola y que Dios te había desamparado, sabe que esas gotas que están en la tierra son las lágrimas de Dios que lloró cuando estaba pasando contigo lo que tu pasaste. Y El lo permitió por un propósito que está mucho más allá de lo que tu puedes entender.

Y entonces mira tu pasado no como un fracaso, no como algo que no tiene sentido o valor, sino míralo como algo que Dios ha usado, un pincelazo oscuro en una pintura que necesita oscuridad para hacer resplandecer los brillos que hay en ella. Porque no todo puede ser luz y colores livianos en una pintura, sino es monótona y aburrida. Necesita oscuridad como contraste. Y a veces hay pincelazos oscuros que tienen que darse en la pintura de nuestra vida para que resalte la belleza que hay en ella, para que el llamado de Dios pueda brillar y exponer con toda su belleza. Pero si Dios lo permitió, El lo va a colocar estratégicamente de manera que sea para bien y no para mal. Cuando tu mires tu vida, desde esa perspectiva redentiva, redentora, entonces lo que te pareció un acto aborrecible y sin significado, tu lo verás a la luz del diseño positivo de Dios y entenderás de que Dios lo ideó para bien y no para mal.

Cuando José se acercó a sus hermanos, ellos pensaron que él los iba a matar ya como segunda mano del faraón, y él les dijo ‘no se preocupen. Ustedes me hicieron algo y lo hicieron para mal, pero Dios lo usó para preservación de vida. Por eso es que yo no los puedo odiar a ustedes porque yo se que ni siquiera eran ustedes quienes me vendieron a Egipto, sino que era Dios que me estaba llevando en un viaje hacia el destino que El me había dicho años atrás cuando me dio dos sueños, donde me decía que mi padre y mis hermanos se iban a humillar delante de mi. Y ustedes creían que me estaban mandando a la muerte, pero Dios me estaba mandando a la vida y al encuentro de mi destino. Y por eso es que yo no los puedo odiar a ustedes, lo que parecía algo terrible e inhumano, ahora yo entiendo que eran una bondad que ustedes me hicieron a mi porque me estaban enviando a mi destino como preservador de mi familia y como apóstol y como patriarca de todo el pueblo de Dios.

Y nosotros tenemos que creer eso, que todo lo que ha pasado en mi vida, todo lo que pasará, todo lo que está pasando es mi Padre que lo está usando para llevarme al destino que yo tengo determinado. Por lo tanto no puedo odiar a nadie. No puedo amargarme. No puedo sentirme víctima. No puedo rebelarme contra Dios porque todo lo que Dios hace por definición es bueno y es para preservación de vida o para gloria de su nombre o para exaltación de mi persona. Por lo tanto yo no voy a mirar nada como sin sentido, como una violación. Lo voy a mirar como un misterio que Dios permite con propósito benévolo en la vida de su hija o su hijo, y que aún mientras El lo ve y El sabe que es para bien, llora conmigo. Pero El destina a algo bueno. Que el Señor nos ayude.

Yo creo que esta palabra es para algunas de ustedes y algunos aquí que han pasado por situaciones difíciles en su vida o que están dudando de la misericordia del Señor o que han tenido algún fracaso en su vida y Dios te dice ‘Yo he estado contigo en la nave, tu no estabas solo. Yo he estado allí y estaré y pelearé por ti ferozmente, todos los días de tu vida. Y te amo y nadie te podrá arrebatar de mi mano, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestad, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada te podrá separar de mi amor a través de mi hijo Cristo Jesús, dice el Señor. Nada, ningún error que tu cometas, inclusive, te va a arrancar de mi amor por ti. Y ningún demonio de este mundo, ninguna fuerza dentro del cosmos que Yo he creado es capaz de violar mi propósito en tu vida. No hay ningún hombre que te pueda desviar del destino que yo tengo para ti. No hay ningún error, no hay nada que haya pasado en tu vida, Yo lo he manejado todo, por eso puedes estar tranquila de que lo que te ha pasado es más bien una prueba de mi amor, mi amor misterioso que es tan grande, tan profundo y tan ancho y tan complejo y tan multifacético que tu no lo vas a poder comprender. A veces va a ser tan misterioso que te va a parecer odio o descuido, pero es todo lo contrario, es un amor más allá de lo que tu jamás puedes entender. Y lo entenderás a la luz de la eternidad.

Cuando mires hacia atrás y puedas ver, como yo veo, la historia que tu has vivido, cuando puedas ver con su complejidad, el principio del fin y entonces puedas ver, como yo veo, la realidad que tu vives. Ahora tu eres un infante, tu eres un bebé, tu puedes manejar un pedacito de mi revelación y por eso hay cosas que yo hago que te parecen sin sentido, descuido, odio, infidelidad, pero cuando tu puedas ver, como dice Pablo, ‘cuando yo vea cara a cara, no como niño ahora como veo, entonces yo podré entender, podré conocer como soy conocido’. Mientras tanto a lo único que podemos aspirar es decir ‘Señor, ¿por qué me ha pasado esto?, ¿por qué me está pasando esto? Yo no lo entiendo. Pero yo voy a confiar en que tu sabes lo que estás haciendo. Y entonces dejamos eso en las manos del Señor y seguimos adelante.

Yo le pido al Señor, Padre, si algún día me pasa algo terrible que yo verdaderamente me haga un daño, yo espero que tu me des la gracia para amarte aún así. Y creer que no fue que tu me odiabas o me rechazaste o que no eres tan fiel como tu dices, sino que dame la gracia para confesar y apretar los dientes y decir ‘yo se que mi redentor vive. Aunque El me mate yo seguiré confesándolo y amándolo’. Como dijo Job, cuando su mujer le dice ‘maldice a Dios y muérete porque lo que te está pasando, nadie lo puede explicar. Tu te has portado bien, has hecho todo por el libro y aún así te pasa esto.’ Y Job dijo: ‘mira, aunque yo no pueda entenderlo y aunque me rebelo y aunque todos los días vengo y le pregunto a Dios que por qué lo permitió, pero aún así yo voy a besar su mano y voy a decir tu eres mi papá todavía, aunque yo no puedo entender lo que está pasando.’

Eso es lo que glorifica a Dios hermanos. Tenemos que pedirle al Señor que nos de esa gracia para, hasta el último respiro de nuestras vida, confesar amor y sujeción al Padre y besarle la mano cuando nos abofetea y decir ‘ tu sabes lo que haces, cúmplase tu voluntad y no la mía’. Y lanzarnos a vivir la vida con gozo, hermanos, por eso esto empata muy bien con lo que yo decía anoche, cuando tu entiendes eso mira, tu puedes soltar el timón y dedicarte a mirar el panorama y a disfrutar del viaje porque tu sabes que ya todo está hecho. Ya tu papá lo determinó todo. Entonces mira por la ventana, baja el vidrio, respira, abre los ojos para que puedas ver la belleza de alrededor porque ya el Señor tiene todos los detalles atendidos. Entonces tu puedes soltarte y experimentar y hacer cosas nuevas y dar saltos en el aire, porque tu sabes que vas a caer siempre en una malla de seguridad que Dios ha puesto allí, que es su amor. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? Ninguna cosa. Quién nos acusará si Dios es el que justifica. ¿Quién podrá venir contra un hijo de Dios si su padre ya lo dio todo? El que nos dio a Cristo Jesús cómo no nos dará juntamente con El todas las cosas. Todo lo demás de tu vida es pequeñito junto con aquel que dio a su hijo benemérito. Si Él te dio eso como no te va a dar otras cosas que son tan mínimas comparadas con lo preciosa que era la vida de su hijo. Por eso es que nosotros podemos gozarnos, reírnos y disfrutar y por eso es que el escritor Salomón dice ‘nunca falte vestido blanco sobre tu cuerpo y aceite, ungüento sobre tu cabeza. Ponte un buen perfume, celebra la vida, comete una buena comida, dad una buena carcajada, ve a una fiesta en el Señor porque todo eso ya Dios resolvió todos los problemas y ya tu tienes tu pasaje pagado y tu pasaporte sellado y tu vas a entrar a la tierra prometida, porque nadie podrá separarte del Dios que te llamó mientras tu mantengas tu mano sobre la mano de El. Y aún a veces cosas que tu vas a hacer, el Señor te va a agarrar de la mano, te disciplinará pero te agarrará de su mano y no permitirá que tu te sueltes de El, porque tu eres una de esas cosas creadas que no puede separarte ni a ti mismo, por eso es que algunos teólogos han predicado esto de la salvación eterna y aquí uno se puede perder. Yo creo que es un exceso de lo que dice la Biblia, pero es que es tan clara la promesa de Dios, como dice ¿? nada podrá separarnos del amor de Dios, ni la muerte ni la vida podrá separarnos de El. Así que vive la vida con gozo, entra en ministerio, entra en tu llamado con gozos, trata nuevas cosas, experimenta, trata con nuevas personas, nuevos lugares, nuevos experimentos porque Dios te tiene en su mano y todas las maromas que tu des en el aire, como el trapecista que da vueltas opero sabe que si se cae hay una malla allí que lo protege, Dios te mantendrá. No dejará que tu pie tropiece en piedra, dice el Señor, pues a sus ángeles mandará cerca de ti que te guarden en todos tus caminos. El Señor nos bendiga.

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