12 julio 2009

Perdonar

Han oído el refrán “errar es humano...., ¿para el que le sigue?,..... perdonar es divino. ¿han oído ese refrán? ¿Nadie lo ha oído? Ah, ok... Despiértense un poquito. “Errar es humano, perdonar es divino”.

Definitivamente errar, ofender, maltratar aún abusar a otros, aún a gente de nuestra propia familia es un comportamiento humano. Y como dice la segunda parte de ese refrán, perdonar es divino. Perdonar no es común y requiere cualidades que van más allá de nuestras limitaciones humanas.

Otra vez “errar es humano, perdonar es divino”. Uno de esos de refranes que no son..... teológicamente no son muy firmes pero este tiene una, es una verdad conocida comúnmente que sí tiene algo de solidez basado en la Escrituras. El perdón es tema central en corazón de Dios.

Si ustedes miran la palabra de Dios desde Génesis a Apocalipsis, es una carta de amor. Es la carta de amor de Dios hacia nosotros, un Dios que nos persigue con sus amores. De hecho hasta en el Libro de Cantares, eso es la persecución de Dios con nosotros, Dios desea comunión con nosotros. El desea darnos su perdón, de echo, envió a su hijo Jesucristo, lo sacrificó en la cruz para que nosotros tuviéramos perdón de pecados, y nuestro nuevo nacimiento, la experiencia de nuestro nuevo nacimiento se basa en eso. nuestra primera experiencia es arrepentimiento seguido inmediatamente por recibir el perdón de Dios.

Así que desde el comienzo de nuestra carrera cristiana ya estamos experimentando los beneficios del perdón de nuestro Señor. En Primera de Juan 1:19, Dios nos dice que si confesamos nuestros pecados El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Así que definitivamente el perdón es un tema nace del mismo corazón de Dios, no es invento humano, sino nace en el corazón de Dios. Y mi objetivo en este día es enfocar el tema del perdón desde la perspectiva del ofendido, o sea del perdonador, no tanto del que necesita el perdón sino desde la perspectiva desde el que perdona al que lo ha ofendido.

Y mi deseo es que todos salgamos hoy de este lugar entendiendo con mayor profundidad cuál es la importancia de perdonar y qué dice Dios al respecto y convencidos de que en Dios están todos los recursos que nosotros necesitamos para hacer eso que El nos ha comandado hacer, a perdonar. Y perdonar es fácil, ni es natural, o es solamente quizás a mi que me es un poco difícil, y a veces muy difícil perdonar. Verdad que todos tenemos, nos enfrentamos con dificultad al perdonar no es fácil, no es natural, requiere un esfuerzo sobrehumano, no sobrehumano, digamos sobrenatural. El perdonar es un regalo divino que nosotros le entregamos a otra persona. ¿Qué es un regalo? Cuando nosotros hemos recibido perdón, verdad que uno siente una libertad y las cosas se ven diferentes, el sol brilla más brillante, hay más luz, los colores se ven más definidos, porque recibir perdón es una cosa preciosa, y el dar perdón a su vez también nos libera y nos hace ser la persona que Dios quiere que nosotros seamos.

Y una verdad de la Escritura es que Dios nunca nos manda a hacer algo que ya El no haga hecho provisión para que se cumpla. En otras palabras no hay razón para decir, no puedo perdonar, porque ya en la Escritura tenemos, y en la morada del espíritu santo en nosotros ya nosotros tenemos todo lo que necesitamos para perdonar. A veces tenemos que descubrir y tenemos que quitar la neblina de nuestros ojos, hacer cambios en nuestras actitudes, cambios en nuestras creencias, pero todo lo que nosotros necesitamos ya el Señor lo ha provisto para que podamos perdonar.

Pero entonces si Dios nos manda a perdonar, ¿por qué es tan difícil perdonar? Ahí podríamos hablar horas de por qué es tan difícil perdonar, pero no vamos a hablar horas les prometo, quizás una, una nada más.

La primera cosa es nuestro egoísmo y nuestro orgullo. Verdad que si usted fuera verdaderamente sincero, ¿verdad que a usted le gusta dar la última palabra en todas las situaciones? ¿verdad que si? Queremos siempre dar la última palabra y estamos ahí..... ok, ahora terminaste, ahora voy yo, queremos ser el que controle, y eso hace difícil el perdón, queremos tener razón, queremos ganar las peleas y muchas veces la manera en que las ganamos es simplemente reteniendo el perdón, no perdonando al que lo necesita. Así que esa es una, nuestro orgullo y nuestro egoísmo.

Otro factor es el temor de que si perdonamos nos estamos exponiendo a que nos hieran nuevamente. Nadie quiere verse débil y yo he escuchado personas cristianas de muchos años, ya de mucha edad, así con toda dureza decir “yo no voy a perdonar porque eso implica que estoy reconociendo mi debilidad, y yo no soy débil, yo no voy a dar mi brazo a torcer”. Así que esa es otra actitud que a veces tenemos. Tenemos miedo de que nos cataloguen como débiles y que nos hieran nuevamente.

Otro factor es que creemos que nos hemos creído el mito de que perdonar es opcional. Si me parece perdono, si no me parece no perdono. Pero la palabra es tan clara en que no es opcional, siempre tenemos que perdonar. Y a veces somos tan tontos y tan necios que hemos dicho, yo he oído eso y no se si yo lo he dicho también, pero hemos oído muchas veces que la gente dice “yo lo perdono todo menos....... “, blanco, ahí llenan su blanco...... menos..... no se. La rebelión de un hijo, que un hijo me falte el respeto o que no se, o que mi esposa, mi esposo cometa adulterio contra mi. A veces nosotros queremos limitar a Dios de esa manera, diciéndole “yo todo lo perdono, menos tal cosa”, y cuando nos hemos repetido esa mentira muchas veces por mucho tiempo de nuestra vida, pues ¿saben qué? Nos la creemos, entonces es difícil después romperla.

El otro factor es que hemos abrazado la idea falsa de que para perdonar, primero... yo necesito primero que el otro pida el perdón, o sea que se arrepienta y pida perdón. Esa es una idea falsa, no tenemos que esperar, de hecho para perdonar, ¿saben cuánta gente se necesita? Se necesita una persona nada más para perdonar y de hecho solamente Dios, Dios exige arrepentimiento ¿saben por qué? Porque Dios todo lo ve, todo lo sabe. El sabe lo que está en nuestro corazón y por eso El puede juzgar bien el arrepentimiento y entonces dar perdón. Por eso es que solamente Dios puede exigir arrepentimiento de nosotros, pero nosotros no podemos esperar a ver arrepentimiento para entonces perdonar. Lo que pasa es que muchas veces confundimos el perdón con reconciliación. Para perdonar se necesita uno, para que haya reconciliación se necesitan dos, porque es un proceso más complejo, más completo. Pero para perdonar solamente se necesita una persona. El deseo de Dios es que haya reconciliación en nuestra vida en todas las áreas, en todas las relaciones, pero a veces no es posible. Yo creo que eso muchas veces cuando las personas han sido gravemente atacadas por alguien que no es siquiera seguro que tengan una reconciliación con esa persona, pues se sienten que no pueden personar, pero si, si pueden perdonar. Dios no les está exigiendo que reestablezcan una relación con una persona que le va a hacer daño. Así que hay una diferencia entre esos dos procesos y yo creo que es bien liberador cuando entendemos esa diferencia de que son dos procesos diferentes. Comienza el perdón y luego viene la reconciliación.

Otro factor es que muchos hemos recibido heridas, especialmente en la niñez y en la adolescencia que nos han llevado a formar un complejo de rechazo. El complejo de rechazo nos impulsa a tratar a otros bruscamente porque nos han tratado así, porque hemos recibido rechazo y por eso entonces hacemos lo mismo. Y nos hace ser bien sensibles en todas las relaciones. Es el que siempre está viendo, algo le están haciendo en contra suya: si lo invitaron es malo, si no lo invitaron es malo, si le incluyeron es malo, si no lo incluyeron es..... y todo es siempre es una sensibilidad. Yo creo que si uno de nosotros tiene eso es hora de dejar esa sensibilidad, porque eso nos limita, nos limita en las relaciones, nos limita en el ministerio. ¿Quién puede ministrar al pueblo de Dios con esa sensibilidad tan.... esa cosa como dicen “a chip on the shoulder”, como que todo es un problema? Así que tenemos que renunciar a esa sensibilidad y pedirle al Señor que llene esa área de necesidad en nosotros. Y cuando tenemos complejo de rechazo lo que pasa es que interpretamos todo lo que los demás hacen de una manera negativa y como lo que nos es cómodo es protegernos endureciendo nuestro corazón, eso es lo que hacemos.

No se si ustedes se fijan que cuando estamos en tiempo de crisis, ¿qué es lo que hacemos? Hacemos lo que no es cómodo, no lo que nos es saludable necesariamente, sino lo que nos es cómodo. Si estamos acostumbrados a bregar retrayéndonos en depresión, viene la crisis, nos deprimimos; si estamos acostumbrados a usar una droga para protegernos y escaparnos, hacemos eso cuando viene la crisis. Y también el Señor quiere traer libertad a todas esas áreas especialmente volviendo a lo del complejo de rechazo, tenemos que renunciar a eso. Yo se que es un bebé querido que lo hemos consentido desde que era chiquito y hemos hecho crecer con nosotros, y es algo muy querido, pero es hora de que dejemos al niño de complejo de rechazo y crezcamos y entendamos que hay maneras más saludables para manejar esto y que tenemos que perdonar.

Otro factor es que nos hemos acostumbrado a decir “no puedo perdonar”. Cuando en realidad, lo que tenemos que decir es “no quiero perdonar”. Hay una diferencia entre “no puedo” y “no quiero”. El perdonar es un acto de la voluntad y muchos nos hemos acostumbrado a decir eso, pero otra vez Dios no nos da mandatos que son imposibles para cumplir. Si el Señor dice: perdona, es porque El nos capacita para perdonar. Y generalmente cuando nosotros nos aferramos a la ofensa que nos han hecho con uñas y dientes; porque a veces yo he visto esto es muy común: no la quiero dejar ir, esa ofensa la agarro con uñas y dientes. Y entonces no la soltamos y entramos en hábito de rumiar. ¿Ustedes saben lo que es rumiar, verdad? No saben lo que es rumiar. Es un concepto, hasta en psicología se usa ese concepto, yo me sorprendí que lo encontré en un libro de psicología, lo de rumiar. Y claro eso viene del mundo animal y se refiere a los animales herbívoros, una pequeña clase de la fauna, los animales herbívoros, como las vacas y los caballos, creo que caen los caballos ahí, no estoy segura, las vacas, si, yo se.... lo que hacen es que comen el alimento, luego tienen 4 cavidades en su estómago, el alimento baja a una de las cavidades, luego la palabra afín es que lo regurgitan, vuelve a subir por el esófago, vuelve a la vista el alimento, lo vuelven a masticar, baja, sube y baja, eso es lo que es rumiar. Y saben que muchos de nosotros somos rumiadores profesionales de ofensas. Eso es lo que hacemos, rumiamos las ofensas, las masticamos y bajan y las tenemos aquí, pero la primera oportunidad ..... la volvemos a subir, otra vez la traemos a la vista y entramos en ese juego de rumiar. Y eso es una costumbre tan, tan dañina. Y lo que pasa es que nos aferramos de tal manera a la ofensa, al dolor que nos causó y las revivimos una y otra vez y en el proceso además involucramos a otros, porque a nadie le gusta tener una fiesta de rumiar solo. Es mejor tener invitados, entonces invitamos a otros a que también disfruten de nuestros rumiamientos, así que terminamos no creciendo, quedándonos pequeños y también involucrando a otros en el proceso. Así que deje de rumiar. Si ese es su hábito, reconózcalo y déjelo.

Otro factor es que esta actitud de no querer perdonar y de rumiar las ofensas nos lleva a muchos a la amargura y una vez que tenemos amargura en nuestro corazón se hace cada vez más difícil perdonar. En Hebreos 12:15 hay un versículo muy conocido de todos nosotros que dice “mirad bien, es una advertencia seria, mirad bien, y yo me imagino al Señor está con el dedo..., mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios, piensen no está hablando de la salvación. La salvación la tenemos pero la gracias, esa investidura especial para vivir vidas victoriosas, .....no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios que brotando alguna raíz de amargura os estorbe y por ella muchas sean contaminados”. Es un tremendo versículo. No permitas que la amargura se adueñe de ti. Tenemos que arrancar por pequeña que sea esa raicita de amargura, tenemos que arrancarla de raíz para que no te estorbe a ti ni a nadie más. Los que hacen jardinería saben que cuando uno deja que las hierbas malas se apoderen, qué difícil, al principio son muy pequeñitas las raíces son bien superficiales así que con poco esfuerzo se saca en cinco minutos ya desyerbó. Pero cuando hemos dejado que eso penetre en la tierra y que se arraigue de la tierra, yo he tenido en ocasiones, cuando las he dejado, cuando he abandonado el jardín, uno trata después con toda la fuerza tratando de jalarla con una pala y todo y aún así es difícil sacar esas raíces de hierba mala. Así mismo es la amargura cuando nosotros permitimos que se adueñe de nuestro corazón. Y aunque cuesta emocionalmente perdonar, mucho más cuesta no perdonar. Y tenemos que manejar ese asunto desde el comienzo, no permitir que se arraigue ahí en nuestro corazón.

Y el antídoto para la raíz de amargura se encuentra en Efesios 4:32 que dice “.... antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. ¡Que bello! ¿verdad? Eso es lo que debe ser la vida cristiana, donde se muestra misericordia, perdón unos a otros y ¿por qué? Porque Cristo nos perdonó a nosotros. Por eso, porque hay agradecimiento en nuestro corazón, por eso nosotros podemos extender también esa gracia a otros para que no haya en nosotros, no entre raíz de amargura que nos impida perdonar y que no vayamos nosotros a estorbarnos a nosotros mismos y a estorbar a otros alrededor de nosotros.

Otro factor es que nos dificultan el perdonar, es que muchos de nosotros no crecimos en un hogar donde se practicaba el perdón. Quizás había una manera de resolver las situaciones era peleando unos con otros, donde no había resolución de los conflictos, donde se ponía caras serias. Yo se de hogares donde la gente no se habla por una semana, por ofensas mínimas. Ese tipo de cosas, muchos de nosotros hemos crecido en hogares así, entonces no hemos visto modelado lo que es el amor perdonador. Y yo creo que es esencial que nosotros hagamos un alto en nuestra vida, examinemos nuestra vida, nuestra vida familiar y tomemos decisiones para sanar la tierra de nuestra familia, donde fluya el perdón con facilidad, con libertad. Perdonar, como hemos estado diciendo, no es fácil pero una vez que se hace un hábito, parte de nuestro estilo de vida, se hace cada vez más fácil. Yo me he sorprendido de cómo en ocasiones cuando han venido pruebas bien duras a mi vida, en el mismo instante yo he podido perdonar, y no es porque yo sea mejor que nadie, es porque he estado practicando esto por años y se que funciona. Y a veces uno tiene procesos donde vuelve atrás, vuelve adelante, como les decía lo de rumiar y eso, pero el Señor nos sostiene. Si nosotros tenemos eso como un principio de vida El nos honra y nos va a ayudar. Así que una de las cosas que podemos hacer en nuestras familias es modelar el perdón, hablar acerca del perdón, hablar acerca de la expectativa de Dios en cuanto al perdón, compartir nuestras experiencias de cómo Dios nos ha ayudado a perdonar en situaciones de mucha dificultad. ¡Qué hermoso es eso de que nosotros podamos con nuestros hijos sentarnos a hablar acerca de cómo nosotros hemos manejado situaciones difíciles y cómo Dios nos ayudó a superarlas con perdón! Eso es algo que debe ser parte de la cultural de cada familia creyente, hablar de temas como esos, porque eso nos da libertad, cría a los hijos saludables, y les hacer entender cuál es la expectativa de Dios y les hace ver que en Dios hay poder para cumplir con todas esas peticiones que el Señor nos hace de perdonar.

Hay mucha ignorancia, aún en el pueblo de Dios, acerca de los efectos de no perdonar, los efectos de la amargura, los efectos de resentimiento. Yo lo veo en familias donde están ocurriendo divorcios o ha habido divorcios, donde se usan a los hijos como peones de ajedrez, donde los padres usan a los hijos en contra del otro, donde se habla del otro delante de los hijos. ¡Qué triste! Donde se pelean propiedades, ¿cómo es posible de que si nos llamamos cristianos, estemos nosotros jugando con cosas materiales, jugando con la herencia de amor que nosotros deberíamos estar pasando a nuestros hijos y en vez darles una herencia de falta de misericordia, de ser miserable, en no ser generoso con nuestros recursos, con nuestro amor, donde retenemos el amor, donde no perdonamos. Eso no debe ser. Es tiempo que la iglesia de Dios sea seria con eso y pida perdón, cada familia pida perdón y se restituyan el valor del amor y la misericordia en nuestros hogares. Es algo muy serio, tanto hijos que son dañados por eso, por las pugnas entre los padres. Yo no digo que una persona tiene que recibir abuso de otro, hay que tener cuidado, tenemos que ser mansos pero no mensos, hay una diferencia entre ser manso y mensos. No es que seamos mensos, pero si podemos ser mansos y a la misma vez poder perdonar y seguir una relación saludable que no afecte a nuestros hijos. Porque muchas veces nuestros hijos están necesitando, estamos corriendo buscándole psicólogos, y pagamos miles de dólares en psicólogos cuando era innecesario. El daño que ese hijo recibió fue totalmente innecesario, se pudo haber superado si hubiéramos vivido nuestra vida en base a los principios de la palabra. Así que es tiempo que desde el comienzo de nuestra vida repasemos esto y hagamos esto como una luz en nuestro camino, para que cuando vengan los momentos de crisis, digo cuando vengan, no si vienen, porque que van a venir vienen. La cuestión es cuando y de qué manera, pero de que van a venir, siempre nos van a venir. En el mundo tenemos aflicción dijo el mismo Señor, ¿verdad? Así que cuando esos momentos lleguen ya nosotros debemos estar preparados para recibirlos con una respuesta divina, no con una respuesta humana.

Parte de toda esa cuestión de la amargura, resentimiento es obviamente la obtención de venganza. Dicen que la venganza es dulce, ¿verdad? Ustedes han oído eso, la venganza es dulce, pero no se crean, son una mentira del diablo. La venganza no es dulce. La venganza es amarga y causa amargura. Quizás en el momento te de alivio, te hace sentir mejor, pero a la larga va a crear daño y caos en tu vida. Y venganza no es solamente herir físicamente, no es sacar una pistola y ponérsela en la sien a alguien, no es empujar, gritarle, es hablar bruscamente, es usar palabras que no son respetuosas, es el no hacer un favor pudiendo hacerlo, es murmurar acerca del ofensor. Esa es una de las favoritas, ¿verdad? No, yo ya he perdonado, está bien, pero no desaprovechamos la oportunidad para rumiar y murmurar a la misma vez, si podemos hacer dos cosas a la vez es mejor. Así que eso tenemos que evitarlo también.

También otra manera de vengarnos es quemarle las habichuelas a propósito al esposo, o las tortillas, si usted come tortillas, o las pupusas....... bueno, esa no se me había ocurrido, lo de la camisa, pero..... pero la cuestión es que nosotros tenemos que ...... ajá parece que todos ustedes han tratado muchas técnicas. Quizás podemos hacer una lista para que renunciemos a ella al final, así lo que nosotros tenemos que hacer renunciar a la venganza, a tiempo.

¿Qué dice la palabra acerca de la venganza? ¿De quién es la venganza? Es del Señor, ya no es nuestra, porque nosotros no vemos, nosotros no vemos más allá de nuestras narices muchas veces así que la venganza no es nuestra, es del Señor. El hará con cada cual como a El le plazca.

Yo quiero compartirles el ejemplo de una ex clienta mía en mi trabajo. Esta señora vivía con un esposo era muy controlador y que en el pasado la había abusado físicamente de ella, pero ya había mejorado mucho y ya no hacía eso, pero era muy controlador, hiriente, demandante, no la dejaba ir a la iglesia, bueno, todo tipo de dificultades vivía esta mujer. La cuestión es que un día hablando yo con ella, empieza a hablar del loco ese y entonces yo le pregunté. Tu lo tratas así a él, tu lo tratas de loco, usas palabras que lo deshonran, y me dijo “Oh, si y delante de mis hijos mejor todavía lo hago”, y además descubrí que no cocinaba porque no quería cocinarle a su esposo, así que la cuestión es que comenzamos a hablar y yo la reté. Le dije “yo te reto a hacer algo, en este mes siguiente tu vas a eliminar todas esas palabras que lo deshonran y tu vas a hacer todo lo contrario, tu le vas a honrar, vas a darle palabras que lo honren y que lo pongan en un lugar de respeto delante de ti y de tus hijos y además vas a empezar a cocinar la comida que a él más le guste. Haz esas dos cosas y a la misma vez la instruí también en cómo ella podía poner límites al abuso verbal de él y emocional y decirle: mira, esto es lo que yo voy a hacer. Yo quiero ir a la iglesia por lo menos una vez a la semana y tu me vas a dejar ir. Tu no me vas a impedir que yo vaya. Entonces le dije con amor firme tu vas a demandar cosas que son justas, pero a la misma vez lo vas a poner en un lugar de honor. Y la reté a hacerlo por un mes, todos los días. Saben que al mes había habido un cambio total, espiritual en esa casa. Ya él había dejado los insultos, la dejaba ir la iglesia, con protesta un poco, pero eso es lo de menos. La protesta uno brega con ella. Ella lo estaba tratando con respeto, el ambiente en el hogar cambió, los niños empezaron a sonreírse más. Se veía que había habido un cambio, era un cambio visible porque ella se atrevió a tomar la actitud de perdonarlo a él, la decisión y de tratarlo con el respeto que él merecía. Esta familia era muy, muy pobre en este tiempo y yo estoy convencida, yo sentí que eso fue lo que el Señor me dijo, por eso, porque ella fue fiel y obediente en perdonar y en hacer lo que Dios le había mandado, el Señor los prosperó aún financieramente. De ser muy pobres donde prácticamente había muy poca comida en la nevera, en la cocina, llegaron muy pronto después a comprar una casa, a mudarse a un mejor lugar, a tener sus finanzas mucho más saludables. Eso es lo que el perdón puede hacer en una vida, transformar toda una vida. Porque donde hay ausencia de perdón hay oscuridad y opresión. Y donde entra el perdón ocurren cosas maravillosas. Así ella es un excelente ejemplo de lo que Dios puede hacer cuando somos obedientes a El.

En la palabra hay muchos pasajes que hablan acerca del perdón, pero hay uno que es dramático y eso se encuentra Mateo 18 del 21 al 35, es la parábola del siervo malvado. Si quieren buscarla, yo la leo y ustedes la escuchan o la leen ustedes también en la Biblia. Mateo 18, 21 al 35:

Jesús introduce esa parábola cuando Pedro le preguntó: “Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mi? ¿Hasta 7?, Pedro está pensando, yo no dije tres, ni una ni dos, ni cuatro, siete. El estaba siendo muy generoso en su perdón. El pensaba que el Señor le iba a decir. “si, hijito, siete es mucho, quizás seis”. Pero Jesús le dijo “no te digo hasta siete sino aún setenta veces siete”. Y entonces Jesús sigue diciendo en el verso 23 “por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos y comenzando a hacer cuentas le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos (que era una cantidad exagerada). A este como no pudo pagar ordenó su señor venderle y a su mujer e hijos y todo lo que tenía para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo postrado le suplicaba diciendo: Señor, ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo, (lo cual era imposible por más que él trabajara toda su vida, no iba a poder pagar todo), pero dice el 27: “el señor de aquel siervo movido a misericordia le soltó y le perdonó la deuda. Y saliendo aquel siervo su corazón estallaba de agradecimiento. Se detuvo en la floristería más cercana para comprar rosas para regalarlas a todos los que se encontraba en el camino. Mientras iba caminando también meditó acerca del gran regalo que había recibido de su rey y de cómo él perdonaría las deudas de los demás con esa misma misericordia.” Fin de la parábola. ¿no van a decir nada? I don’t think so! Desafortunadamente la parábola no termina, no tiene un final feliz, porque dice luego en el verso 28: “pero saliendo aquel siervo halló uno de sus consiervos que le debía cien denarios (que es una cantidad muy pequeña) y haciéndole del cuello le ahogaba diciendo: págame lo que me debes. Entonces su consiervo postrándose (haciendo lo mismo que él había hecho con el rey), le rogaba diciendo “ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo” (lo cual hubiera sido posible porque era solamente cien denarios) más él no quiso sino fue y le echó en la cárcel hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho y fueron y refirieron a su Señor todo lo que había pasado. Entonces llamándole su Señor le dijo: siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné porque me rogaste, ¿no debías tu también tener misericordia de tu consiervo como yo tuve misericordia de ti? Entonces su Señor enojado le entregó a sus verdugos hasta que apagase todo que debía. Y Jesús concluye la parábola con estas palabra “así también mi padre celestial, (padre Dios) , hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensa”. Son palabras directas, cortantes. Van a la yugular. Ahí no hay duda de si quizás.... no. Es bien directo lo que el Señor nos está diciendo. Es una advertencia contra nuestra inclinación natural a retener la gracia y la misericordia, a no dar gracia y misericordia y más bien rechazar perdonar.

Ahí vemos en esa parábola que Dios puede ser limitado en lo que El puede hacer por la actitud de nuestro corazón, la actitud de no perdonar. Y fíjense lo triste, terminaron dos en la cárcel, tanto terminó en la cárcel el que fue perdonado por el rey, como el que no fue perdonado por el consiervo. Los dos terminaron en la cárcel. Esa es una imagen muy clara de lo que sucede cuando nosotros optamos, retener nuestro perdón y en vez vengarnos, o desquitarnos con una persona. Estamos nosotros metiéndonos nosotros mismos en la cárcel, y estamos metiendo a otro en la cárcel. Estamos nosotros mismos entregándonos al verdugo o a los torturadores como dice otra versión, y estamos haciendo lo mismo con otra persona. ¡Que triste ¿verdad? cuando uno piensa en la realidad que esa parábola nos quiere expresar! Es muy triste que eso sea lo que sucede en nuestras vidas. Hay que huir de todo eso.



Yo quiero que contrastemos el comportamiento del siervo de la parábola que acabamos de leer con el comportamiento de José en Génesis entre los Capítulos del 37 al 50. Obviamente no vamos a leer los Capítulos del 37 al 50 porque sino se van a dormir todos ustedes, o se van a morir de hambre, uno de los dos va a ocurrir primero ¿verdad? Así que, pero los animo si hoy mismo puedan, los que no conozcan la vida de José. Hace poco, hace como un mes, Roberto estuvo predicando acerca de José, estuvo como cuatro sermones creo acerca de la vida de José, así que para algunos quizás está fresco algunos de los conceptos pero yo quiero repasarle lo más rápido que yo pueda los conceptos básicos de su vida, más bien de sus datos biográficos básicos.

Para que ustedes vean es el perfil de una persona que ha sufrido mucho, como quizás muchos de nosotros hemos sufrido mucho en manos de alguien, pero a la misma vez es un perfil de alguien que tomó la oportunidad del sufrimiento para tornarla para bien. Ahora mismo nosotros llamamos trasfondo disfuncional, teniendo una familia muy, muy disfuncional, era un arroz con majarete, creo que le dicen algunos, tu eras un revolu.... lo que había en esa familia, muy, muy disfuncional, como algunas de las..... luego cuando tengo el segundo hijo con Jacob, Benjamín, murió que había y había competencia entre las mujeres con ..., así que imagínense.

Si usted tiene problema con su esposo, imagínense los que tenía Jacob, entonces que tenía cuatro. Así que no se quejen abiertamente por José. Fue el hijo que nació cuando él ya era....... una túnica de muchos colores, así que desde la distancia lo veían a él caminando con es túnica tan hermosa, que gritaba la preferencia de su padre sobre todos sus demás hermanos. Y el desprecio de sus hermanos culminó cuando él les compartió dos sueños que había tenido donde él aparecía como..... decidieron matarlo.... ahí viene el soñador ese...... Yo pienso, mi análisis psicológico es que ellos tenían en verdad resentimiento, un resentimiento muy grande contra el padre, pero una sociedad patriarcal como era esta, obviamente ellos no iban a darle curso abierto a su odio contra su papá, así que su resentimiento lo enfocaron...... yo creo, calculando podrían tener 50, 60 años ya eran bastante mayores que lo que era José, pero aún así lo cogieron a él. Se salvó de esa, decidieron meterle..... que lo vendieron como esclavo, lo mataron (¿?) y se la presentaron a su padre como que una fiera había degollado a José.

Después lo llevó a los a Egipto y luego a los 30 años lo llevó al palacio del faraón ..... que había interpretado los dos sueños, sino porque tenía una gracia especial. José a los 30 años, el...... ya muy abundante que hubo por siete años para luego........ su importancia solamente superado por la autoridad del mismo ..... Imagínense qué sorpresa. Ustedes se imaginan esa escena. José tranquilo, simplemente distribuyendo comida cuando ve estos 10 hombres que llegan. José los reconoce pero ellos no lo reconocen a él. Recuerden que han pasado veinti..... Entonces él....... y también él no se identifica..... espías en la tierra de Egipto. Los interroga para saber si su padre y su hermano..... volver a Canaan y de regreso traer al hermano Benjamín, supuestamente para probar que él siguió probando a sus hermanos y en tercer encuentro con ellos, ese sentido .... fue en este proceso de perdonar, de corazas veintipico de años antes. ...... de paso esos veintidós años lamiéndose sus heridas, sentado, deprimido, vencido, .... pensamientos, si pasaron por su mente, pero él ya había tomado decisiones..... dos hijos en Egipto, el mayor, al primogénito le dio el nombre Manases y Manases Efraín que quiere decir Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.

¡que nombre tan cargados en recuerdo de las decisiones saludables que él había tomado para vivir una vida fructífera. Así que muy pronto después de la traición, José decidió impedir que su pasado determinara su futuro. El hizo un pare y dijo: hasta aquí llegó, he pasado una experiencia de terrible aflicción pero no voy a permitir que la amargura entre a mi corazón y renunció también entonces a la venganza, la posibilidad de...... como esclavo. Parte de los cuales, fue en la cárcel cuando fue acusado injustamente por la esposa de su mayordomo. Así que decidió restaurar su vida aún en contra de muchos sus problemas.

Y decidió: voy a seguir adelante, no importa cuál sea mi situación, no importa cuál sea mi pasado. Le dio don para gobierno, para estar en autoridad, para administrar y él en todo momento reconoce que esos dones vienen de Dios. Por lo tanto hay agradecimiento en su corazón que lo lleva a él poder con mayor facilidad, no amargarse. En José nosotros vemos cómo un versículo que se escribió muchos años después en la palabra y lo escribió Salomón, en Proverbios 4:23, a pesar de que eso no estaba escrito, ya él empezó a practicarlo. Ese Proverbios es “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vida”. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vida”. ese es uno de los versículo cofre, donde hay un tesoro, un tesoro por ejemplo como el fruto del espíritu, y mi responsabilidad como hija de Dios es guardar la tapa de ese cofre para que ahí adentro no entre nada que contamine los tesoros que están ahí, de donde sale la vida. O sea que no entre nada que cause espiritual o muerte emocional, que nada se contamine. Y eso es seres emocionales, vamos a tener las emociones pero no tenemos que permitir que entren en nuestro corazón y se asienten. Hay un dicho, creo que dice que uno no necesariamente puede evitar que vuele un pájaro sobre tu cabeza, pero si puedes evitar que haga un nido en tu cabeza. ¿verdad que si? Pues eso es más o menos lo mismo, que dañen la vida que ya Dios ha puesto en nosotros.

Y quiero compartir con ustedes un pequeño testimonio personal mío. Yo no necesito eso pero puedo escuchar, siempre es bueno aprender algo y fui a acompañar a otra persona que yo consideraba que le podría ser de mayor beneficio y empecemos a pensar si hay ausencia de perdón, si estamos reteniendo el perdón a alguien y yo seguro pensé. ¿Yo, yo creo que yo no? Pero, como yo soy sensible al Señor y quiero escuchar la verdad de El, yo me senté en mi silla y le dije; Señor, si hay algo en mi de acuerdo a lo que tu palabra dice, en un segundo después Dios me presentó la imagen de una manzana, estaba la mano de Dios y había una manzana preciosa, era como dorada, era una manzana fuera de este mundo, preciosa, y lo que Dios hizo con esa manzana, esto es una imagen que Dios me da en mi mente, con los ojos cerrados. Yo estoy mirando la manzana, me doy cuenta que una esquinita bien pequeña de la manzana...... eso fue lo que yo vi en la manzana, como que se le había arrancado un pedazo y se le había vuelto a poner el pedazo así como tapándolo, como que no había pasado nada, como que ....... ustedes saben cuando uno comienza un matrimonio hay tantos ajustes, es increíble.

Todo el que ha sido casado o está empezando ese proceso, sabe que no es fácil, tenemos que hacer muchos ajustes, hay mucho que ceder, hay mucho que morir, bueno ajustes de todo tipo. La cuestión es que El me quería decir es ...... pedir perdón a tu esposo por resentimiento que tu tienes de los primeros años de tu matrimonio. Estamos hablando de 15, 16, 17 años antes y yo le dijo: ok, gracias Señor, perdóname Señor, y ok vamos a dejar el asunto aquí. Pero el Señor me dijo: no, no, no, tu tienes que ir a dónde tu esposo y tu le vas a pedir perdón porque esto es necesario. Y lo interesante es que después de esto el Señor me llamó y eso no estaba en mi mente para nada, me llamó a empezar en ministerio prematrimonial en la iglesia, y después de eso que lo empezamos con un hermano de la iglesia, con Gustavo, y hemos seguido, y después de eso me he extendido un poquito más al ministerio matrimonio, a consejería en otras áreas. Yo estoy segura que yo limpiara esa parte de mi corazón donde había contaminación para que el Señor me pudiera pasar a la otra etapa. Y se me ha hecho más que claro en muchas situaciones que eso es así.

Así que eso es a veces lo que nosotros lo limitamos por nuestras malas actitudes y nuestras desobediencias. Así que eso ténganlo ahí como un ejemplo de lo importante que es obedecer al Señor cuando El nos manda a perdonar.

Otra que de José que yo quiero decir es que .... la Biblia, una cosa es que a mi me parece liberadora es que los protagonistas bíblicos, si ustedes se fijan, son personas de carne y hueso, no son figuras inalcanzables de perfección inalcanzable, todo lo contrario. Son personas con limitaciones, con aflicciones, como tu y como yo. Cuando yo entendí eso yo dije: Ahá, entonces la verdad del........ able, entonces estamos perdiendo nuestro tiempo. Pero la palabra es bien clara en eso, nos presenta a la gente a todo color, tanto lo bueno como lo malo. Eso lo vemos en la vida de David, en la vida de Gedeón, todos los grandes protagonistas bíblicos...... se identifican a ellos y los trata con brusquedad y está en Hechos cuando más tarde él se rebelará a ellos y también le dio a él un tiempo para procesar sus emociones.

Imagínese usted que él se encuentra en esta, un día normal haciendo su trabajo, de momento entran esos 10 años y por primera vez en 22 años, ve a sus 10 hermanos que la última vez que los había visto había sido en una situación tan terrible, donde lo habían querido matar, donde lo habían insultado, l habían quizás empujado, habían jugado con su vida, tratando de decidir qué hacían o no hacían con él. Lo habían encerrado en un pozo que él no sabía si tenía agua o no, resultó que no tenía. Dios proveyó para él de esa manera, que el pozo no tenía agua. Es vendido, se tiene que apartar de su padre en 22 años no ha sabido de ellos y él se los encuentra después de 22 años, los encuentra ahí delante de su presencia. No es lógico pensar que humanamente él hubiera dicho: oh, hermanos míos vengan, bienvenidos. ¿Cómo está papá? Vengan, vamos a comer. Vamos a Mc Donalds todos juntos, vamos a celebrar. Y eso es una cosa que tenemos que hacer. Yo he visto muchas personas que por su afán de supuestamente ser obedientes al Señor, se han adelantado al tiempo del Señor y lo que han hecho es tronchar lo que Dios quería hacer.

Eso lo he visto en matrimonios que han estado separados, que han estado tratando de resolver temas importantes en sus vidas, donde habían sido heridos...... al tiempo de Dios, y eso no resulta. De hecho yo he visto, después de crisis serias, como por ejemplo un adulterio, hombres demandarle a su esposa que todos los privilegios del matrimonio, cuando todavía hay una herida, todavía hay que hablar de cosas, todavía tiene que haber un proceso. Y yo creo que es saludable que todos nosotros o sea tanto el que ofende como el que es ofendido debe reconocer, y es liberador reconoce que necesitamos, no tiempo solamente, sino a Dios obrando en el tiempo, para que Dios puede hacer los milagros que El quiere hacer para que entonces cuando haya una reunión sea un plano sólido donde Dios verdaderamente pueda glorificarse. Eso es esencial, eso es sabiduría de Dios. No aceleres los tiempos de Dios, yo he visto tantas veces donde yo he visto por ejemplo mujeres que se han ofendido una a la otra terriblemente y está una diciendo: ven a mi casa a comer. ¿Pero cómo va a venir a comer a tu casa si todavía están procesando, no están en condiciones de que sea una experiencia social todavía. Estamos en condiciones de preparar el camino para que si se pueda dar la restauración y la reconciliación.

Así que yo les pido a ustedes que ustedes apliquen eso a sus vidas si están en una situación de crisis, y le enseñen también a otros. No aceleren a otros. Yo he visto gente que le está diciendo a otra: no, pero vuelve con tu esposo, vuelve con tu esposa. ¿Por qué te separaste? No. Dios sabe como hace las cosas y hay que tener un balance en todo es Dios obrando en el tempo trae sanidad. Y eso fue lo que yo creo que José parte de lo que, del propósito de él en esperar ese tiempo, por todas las...... ellos. Y cuando finalmente él reveló su identidad a sus hermanos dice que lloraba a gritos, todo esto es una reconciliación con sus hermanos. Eso es suficiente en el orden del Señor. Al revelar su identidad ante sus hermanos, José, ya los había perdonado muchos años antes como una decisión, un acto de voluntad, pero aquí también los perdona emocionalmente. Muestra cariño, afecto por ellos, los hace sentir bienvenidos. De hecho se ve que en uno de los versículo dice: “cuando él se reveló ...... darnos para que ustedes se muden pronto, díganle a mi padre que estoy vivo, que quiero verlo. Imagínense todas esas emociones y José pudo ser generoso porque había perdonado ya mucho antes. Pudo ser generoso para restablecer toda esa conexión con sus hermanos ....

En Génesis 45 del 5 al 7 dice: “.... ahora pues, le dice a sus hermanos, no os entristezcáis, (no estaban tristes, estaban aterrorizados con la venganza que José pudiera tener contra ellos, ¿verdad?) pero él les dice: “.... ahora pues, le dice a sus hermanos, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros, pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra y aún quedan 5 años y Dios me envió delante de vosotros para preservaros posteridad sobre la tierra y para daros vida en medio de gran liberación”.

Así que él les interpreta el para qué de Dios. Muchas veces no sabemos el por qué pero muchas veces podemos vivir el para qué de Dios. Por eso, porque la vida de José estaba centrada en Dios conocía la providencia, conocía la mano de Dios en su vida, él podía entonces dar un perdón permanente. Y de hecho años después cuando Jacob muere, después de 17 años en Egipto los hermanos vuelven a atemorizarse dicen: oh, ahora que papá ha muerto, ahora quizás si viene la venganza porque ya no está papá para defendernos y para mantener la posición neutral. Pero ahí otra vez, miren lo que José les dice: “no temáis ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? En otras palabras ¿acaso puedo yo tener venganza contra ustedes? Vosotros pensasteis mal contra mi. O sea les dice, ustedes verdaderamente pecaron mal, terriblemente, más Dios lo encaminó a bien para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo, ahora pues (miren qué tierno es José con sus hermanos) ahora pues no tengáis miedo, yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos, así les consoló y les habló al corazón. Eso es un perdón completo, está la decisión de perdonar por el deseo de agradar a Dios, a ser obedientes y entonces combinado con la parte de las emociones, donde damos cariño y afecto y misericordia al que no lo merece. Porque eso es lo que es misericordia. Misericordia es dar favor y gracia a quien no lo merece. Así que José no se reservó nada, él fue generoso en todo sentido, palabra y acción.

Y para terminar, voy a repasar una lista de lo que José escogió a manera de repaso. José escogió perdonar y dar fruto aún dentro de la aflicción. Eso lo hizo temprano en su carrera. Escogió rechazar la amargura. Escogió renunciar a la venganza. Escogió ejercer la gracia y la misericordia sobre los que le traicionaron. O sea en resumen eso fue lo que José escogió. Y porque José fue fiel en ese sentido, porque escogió todas esas cosas que fueron para su bien y para el bien de mucho pueblo, como dice él, también recogió una gran cosecha y recogió el fruto de la reconciliación con sus hermanos. Si él hubiera retenido el perdón no hubiera podido haber reconciliación. Recogió el fruto de compartir con su padre Jacob, los últimos 17 años de su vida. Jacob, que había perdido toda esperanza de ver nuevamente a José, porque lo consideraba muerto, no solamente Jacob ve a José esos 17 años, lo disfruta, disfruta de su presencia, su compañía y lo que Dios ha hecho en su vida, sino que también ve a los hijos de José, así que ya otra parte más por el perdón de José que fue beneficiado Jacob.

José también recogió el fruto de ser instrumento de salvación de toda su casa. Por su corazón sensible al Señor, toda su casa, o sea todo estamos hablando de un grupo grande de personas fueron salvados de morir por hambre.

Recogió también el fruto de ser canal de bendición a futuras generaciones que no tuvieron que vivir bajo la maldición del no perdonar. Y se imaginan que diferente hubiera sido si él hubiera retenido el perdón, ¿qué hubieran aprendido sus propios hijos? Primero se hubiera llegado al puesto de honor que donde Dios lo puso, sería una pregunta. ¿Qué herencias hubiera pasado de generación en generación en toda esa familia por no haber perdón? Así que él rompió eso y estableció una herencia de perdón.

También José recogió el fruto de ser instrumento en las manos de Dios para que siguiera el cumplimiento de la promesa que Dios le había hecho, primero a Abraham, luego a Isaac y luego a Jacob. Así que él fue fiel porque si ustedes se acuerdan en la tierra de Egipto, el pueblo de Israel se multiplicó, se fortaleció, después fueron usados como esclavos por muchos años en Egipto, pero finalmente Dios levantó a Moisés y se cumplió, después de un tiempo el que ellos pudieran entrar a la tierra prometida. Así que José fue parte del cumplimiento de esa promesa que no hubiera pasado si él no hubiera sido fiel.

Para concluir yo quiero animar a cada uno de ustedes a determinar hoy el abrazar el perdón como parte de su visión personal. Ya que como decíamos antes, si nosotros estamos esperando a que haya una crisis para entonces decidir si perdonamos o no, estamos.... ya hemos perdido parte de la batalla. Tenemos que decidir como parte de nuestra vida ser una persona con una visión de perdón, que cuando vengan esos momentos inmediatamente vayamos delante del Señor y podamos perdonar al que nos ha ofendido.

Yo te animo a desarrollar un corazón perdonador y a desarrollar el perdón como un estilo de vida, como un hábito, que cuando venga la ofensa no pienses primero que con que bate de tiro, con qué le doy, qué le hago. No, sino que inmediatamente haya un sentido de introspección, de examinar su corazón y de determinar perdonar.

Cuando yo estaba preparando esta charla Dios trajo a mi mente, ¿cómo Dios obra?, trajo a mi mente una persona que hace muchos años me hirió de una manera muy seria y reconocí, delante del Señor que todavía no estaba completo el perdón, y a la distancia yo la bendije. Y yo estoy confiando en que Dios escuchó esa oración, yo se que El la escucho, se que vio en mi corazón en ese sentido, vio la sinceridad de mi corazón, y que algo va a suceder con respecto a eso, porque así obra nuestro Dios. El provee oportunidades para nosotros. Es posible que mientras usted estaba escuchando todo esto, alguien le vino a la mente. No se vaya de aquí pensando que fue simplemente porque le vino a la mente por casualidad. Haga algo con eso. Llévese todos esos conceptos que vimos, yo se que hemos cubierto muchos conceptos acerca del perdón. Si tienen duda compran el CD o lo que sea, para que repasen los conceptos porque son todos conceptos esenciales para vivir una vida saludable.

Si José no hubiera perdonado, se hubiera perdonado tanto. Y si tu y yo no perdonamos, también perdemos mucho. Podemos tener daños irreparables. Podemos estar condenando a nuestra familia a una herencia donde no hay perdón. Dios quiere cambiar eso. Dios quiere cambiar eso dentro de su pueblo. Hace un ratito hablábamos acerca de sanar la tierra, esto es una manera en que nosotros sanamos la tierra. El perdón sana la tierra. A veces tenemos que perdonar cosas terribles que nos han hecho, a veces tenemos que perdonarnos a nosotros mismos. Hay personas que han hecho cosas que saben que desagradaron a Dios y no pueden perdonarse a si mismos. Así que en este día yo les suplico que tomen en serio todas estas cosas. No son simplemente cosas hermosas que el Señor dice en su palabra, no son vidas simplemente interesantes en las páginas de la Biblia. Es para nuestra instrucción, es para nuestro fortalecimiento, es para nuestra sanidad, para que seamos gente saludable, para que seamos familias saludables, para que seamos una iglesia saludable.

Yo le pido al Señor que esta sea una iglesia verdaderamente sanadora y una de las facetas de la sanidad es el perdón. Imagínense que venga alguien aquí y vea que hay discordia entre nosotros, vea que hay pequeñas pugnas que pasan los años y no se resuelven, vea que cuando venga un hermano giramos la cara para no verlo. Eso duele el corazón de Dios y yo reprendo eso en el nombre del Señor. No haga eso, pida la libertad al Señor. Pida la libertad para que usted pueda obrar con la dulzura del espíritu y con la verdad de lo que la palabra dice. Que seamos misericordiosos unos con otros, que perdonemos unos a otros. Eso es lo que el Señor nos manda a hacer.

Vamos a ponernos de pie para terminar con una oración. Aunque hemos estado orando, hablar acerca de la palabra en un sentido es orar también. Señor, gracias, Padre, gracias por tu palabra en esta mañana, Señor. Oh, Padre, Señor nos presentamos delante de ti Señor. Reconocemos que somos seres limitados, Señor. Reconocemos que nosotros solos no podemos hacer todo lo que Tu nos has mandado a hacer, Señor. Pero a la misma vez, declaramos, Padre, de que si Tu nos has mandado a perdonar es porque en Ti está todo lo que necesitamos para perdonar, Señor. Padre, yo te pido que si en nuestras mentes ha surgido algún nombre, la cara de una persona en esta día al hablar de tantas cosas acerca del perdón, que demos seguimiento a eso, Señor. Padre, yo te pido, Señor, fruto. Yo te pido fruto, fruto verdadero y múltiple, Señor, de haber estado en tu presencia tratando este tema, Señor. Padre, yo te pido que Tu sueltes, Señor, sueltes la unción de perdonar, Señor. Yo te pido, Dios, que tu sacudas a tu pueblo, Señor, sacuda el complaciente, Señor. Sacude, Señor. Sacúdenos de nuestra maldad, de nuestra falta de misericordia, Señor. Sacúdenos, Señor y límpianos, Señor. Señor que nuestro corazón esté limpio delante de Ti, Señor. Padre limpia nuestra mente, Señor, que las ideas que Tu has proclamado en Tu palabra, Señor, sean nuestras Padre.

Yo te pido Señor que Tu botes de nosotros pensamientos que no son tuyos y los sustituyas con la verdad de tu palabra, Señor. Yo te pido, Padre, que tu pongas hambre y sed de justicia en este lugar, Señor. Que Tu justicia, Señor, sea la que domina en nuestras relaciones, no la justicia nuestra, Señor, que es una justicia humana y fallida y caída, Señor. Que nosotros manejemos nuestras relaciones, Señor, manejemos el perdón, la reconciliación, Señor, de acuerdo a lo que tu palabra dice, Señor. Padre, como pueblo, Padre, nosotros renunciamos al resentimiento, renunciamos a la amargura, renunciamos a todo aquello que a Ti te desagrade, Señor. Renunciamos a la venganza, Padre. Oh, Señor reconocemos que la venganza es tuya, Padre, y es solamente tuya. Padre, límpianos. Otra vez te digo, Señor, sacude a tu pueblo, limpia a tu pueblo, Señor, para que el avivamiento que tu quieres hacer en medio nuestro se de, Señor. Padre, que no estemos pendientes de cosas pequeñitas, hiriéndonos unos a otros, no perdonando, reteniendo el perdón, Señor. Todo lo contrario, toda esa energía que usamos en cosas tontas y vanas, Señor, sea usado para el engrandecimiento de tu reino, Señor, para tener vidas santas, Señor, que hablen de que tu presencia está en nosotros, de que el carácter de Cristo es lo que nos motiva a hacer todo y a pensar todo, Señor.

Señor, haznos una luz, Señor, en un lugar alto, Señor. Una luz santa, Padre que brille en todo su esplendor, Padre. Te pedimos perdón Padre por nuestros pecados. Te pedimos perdón por las veces que hemos retenido el perdón, Señor, y hemos sido desobedientes, Señor. Y declaramos en este día, Señor, que seremos obedientes y sensibles a tu espíritu, Señor. Señor yo te pido que tu abras lo que ha estado tapado y oculto, Señor, en este tiempo, Padre, que saques a la luz lo escondido, Señor y que cada uno de nosotros sea fiel en hacer lo que tiene que hacer, Señor. Que sea cada uno obediente, Padre, obediente. Padre, yo te pido que me persigas a mi, persigas a cada uno de mis hermanos, Señor, y que no haya tranquilidad en su corazón, Señor hasta que no hagan lo que Tu quieres que cada uno haga, Señor. Que cada uno solamente Tu sabes lo que es, Señor. Padre, derrama una unción de perdón en este lugar, Señor. Úsanos, Padre, para traer sanidad a la tierra, Señor. Gracias, Padre. Gracias por tu amor y tu misericordia y tu palabra, Señor. Gracias, Señor, en el nombre de Jesús. Amen.

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