20 septiembre 2009

II Crónicas 29 (Parte 2)

Dice, Segunda de Crónica, 29 y retomamos el pasaje que iniciamos hace dos semanas: “... comenzó a reinar Ezequías siendo de 25 años y reinó 29 años en Jerusalén.

El nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías, e hizo lo recto ante los ojos de Jehová, ahí está la clave, conforme a todas las cosas que había hecho David, su padre. En el primer año de su reinado, en el mes primero abrió las puertas de la casa de Jehová y las reparó, e hizo venir a los sacerdotes y levitas y los reunió en la plaza oriental, y les dijo: “Oídme levitas, santificaos ahora y santificad la casa de Jehová, el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia, porque nuestros padres se han rebelado y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová, nuestro Dios.” Vamos al versículo 10, dice: “... ahora pues, yo he determinado hacer pacto con Jehová, el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira. Hijos míos no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante de El y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso”. Bendiga el Señor su santa palabra.

El domingo antepasado, como decía, iniciamos esta serie de estudios sobre cuáles son las leyes, cuáles son los secretos que están debajo, como un fundamento subyacente de la prosperidad y de la bendición. Déjenme hacer una pregunta: ¿a cuántos de ustedes les gustaría vivir una próspera y bendecida? Levante su mano. Yo espero que todos aquí, sino yo conozco un buen psiquiatra que les puedo recomendar. Todos en alguna manera queremos ser bendecidos y eso es parte de la naturaleza humana, el ser humano quiere auto preservarse y tener seguridad y caminar seguramente sobre la vida y con bendición, eso es un instinto natural. Y hay leyes que gobiernan la prosperidad en la vida, así como hay leyes universales en el ámbito físico, que los científicos han descubierto y todavía están en proceso de descubrir y que rigen nuestro mover en el mundo físico, así también hay leyes espirituales que gobiernan la vida de los hombres y que determinan si viven vidas prósperas o vidas fracasadas. Hay misterios que rigen la vida humana que nosotros ni siquiera comenzamos a entender, y que si tuviéramos los ojos de Dios podríamos ver muchas cosas que no nos explicamos el por qué de ciertas circunstancias que se dan en la vida.

Una de las cosas que nosotros tenemos que hacer continuamente como pueblo de Dios es tratar de descubrir, como mineros tratando de extraer el oro de las profundidades de la tierra, cuáles son esas leyes, cuáles son esos principios que determinan que una persona pueda vivir una vida próspera. Y déjenme decirle algo, al continuar en esta serie de meditaciones, cuando yo hablo de prosperidad, no me refiero solamente a una cuenta más alta en el banco. No me estoy refiriendo solamente a tener dos BMW en la marquesina de su casa. No me estoy refiriendo a tener una casa con 18 dormitorios y 4 lavaplatos. No me estoy refiriendo a esas cosas solamente aunque la bendición material, financiera es parte de la prosperidad que Dios quiere darle a sus hijos. Me estoy refiriendo más bien a un estado de plenitud y de bendición. Cuando los hebreos hablaban de shalom, que se traduce paz en español inadecuadamente, yo creo, se referían al bienestar total que Dios provee, bienestar físico, bienestar emocional, bienestar familiar, bienestar económico, social, espiritual y eso es lo que yo creo que Dios quiere para su pueblo. Eso es lo que yo creo que Cristo quiso decir cuando dijo: “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia.” Es esa prosperidad que Dios quiere darnos.

¿Cómo vivir una vida exitosa? ¿Cómo vivir una vida plena? Y al nosotros entender y aplicar estos principios, algunos de ellos van a ser muy sublimes y obviamente espirituales, y otros yo creo que van a ser bastante prácticos y bastante a ras del suelo y comunes y corrientes. Pero yo quiero compartir con ustedes en lo que Dios me de libertad, estos principios a través de las próximas semanas. Y ustedes recordarán que yo les decía cuando comencé a meditar sobre esto quise ilustrar algunos de estos principios con personajes de la Escritura y enseguida uno de los personajes que me vino a la mente fue Ezequías, el rey Ezequías, un ser muy interesante, muy complejo en la Escritura. Vemos allí que Ezequías fue un rey próspero, un rey bendecido. Primeramente comenzando con el hecho que reinó en Israel durante 29 años, casi 30 años fue rey sobre Israel. Yo creería que 30 años es bastante tiempo para uno ser líder de una nación, ¿verdad que sí? Y fue bendecido en todas partes. Vimos que dice la palabra que “dondequiera que él iba, Dios lo prosperaba”. Todo lo que él hacía era bendecido y coronado con éxito.

¿Cuáles eran los secretos del rey Ezequías? Pero antes de entrar en eso, yo quiero decir algo que es bien importante porque de nuevo, muchas veces cuando hablamos de que Dios quiere prosperarnos o de que nosotros queremos vivir vidas prósperas, hay personas que se resisten a esa idea y no ven la vida cristiana necesariamente como esa vida que Dios nos ha llamado a vivir en ese estado de plenitud. Muchas personas entran al Evangelio con modelos erróneos de lo que es la vida cristiana y creen muchas veces que el cristianismo es para simplemente aguantar para que Dios nos de la fuerza para vivir vidas pobres y sufrientes y enfermizas, y a lo máximo que mucha gente aspira en el Evangelio es simplemente a soportar, a aguantar hasta que Cristo venga y se los lleve de la miseria que tienen sobre la tierra. Y hermanos, yo les quiero decir que eso es totalmente falso.

Tenemos que cambiar nuestro programa mental porque Dios quiere prosperarnos, Dios quiere bendecirnos, y toda vida próspera comienza con una expectativa de ser prosperados. No podemos entrar en las leyes de la prosperidad y de la bendición a menos que no entendamos previamente que la trayectoria normal del hijo, de la hija de Dios es hacia la bendición y hacia la prosperidad, hacia la provisión, hacia la plenitud de vida. Uno de mis versículos favoritos, versículo lema es el que dice: “porque la senda del justo es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto.” ¡Aleluya!

Piense en su vida como esa luz que comienza en las horas tempranas de la madrugada, tenue, batallando con las tinieblas imperantes de la noche y de momento comienza a brillar y a hacer huir las tinieblas hasta que llega la plenitud del mediodía, deslumbrante en toda su manifestación. Así es que Dios quiere que sea la trayectoria de tu vida. Quizás tu vida comenzó como esas madrugadas oscuras, quizás tu tuviste un pasado terrible y difícil. Quizás tus padres nunca te dieron la afirmación emocional que tu necesitabas. Quizás tu padre abusó de ti, inclusive, físicamente. Quizás hubo palabra más bien de apocamiento y de condena y de culpabilidad y de acusación en tu vida. Quizás tuviste algún fracaso amoroso. Quizás viviste en pobreza cuando eras niño. Pero ¿saben qué? El Señor quiere que todo eso sea repuesto y que sea sustituido con su bendición, con su luz, con su prosperidad. No te quedes en los patrones del pasado, por favor. No te quedes en la circunstancias de tu niñez o de tu pasado, porque en Cristo Jesús ahora todas las cosas son hechas nuevas.

Hay bendición para ti. Eso es lo que dice la palabra, ¿no? Que si alguno está en Cristo es una nueva criatura, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas y desgraciadamente hay muchos creyentes que no entienden lo absoluto de esa declaración. No es solamente en el nivel espiritual que todas las cosas son hechas nuevas, sino que yo creo que el Señor cuando tu lo recibes en tu corazón, tu pasas de una dimensión espiritual donde el diablo y la maldad y la negatividad rigen tu vida, a una dimensión donde la bendición de Dios está sobre ti. Quizás tu dirección física no cambia, pero tu domicilio espiritual sí cambia. Dice la palabra del Señor que “el Señor nos ha transferido del reino de las tinieblas a su luz admirable”. Dice la palabra que estamos puestos a la derecha del Padre, estamos sentados juntamente con Cristo en los lugares celestiales. Amen. Eso quiere decir, hermanos, que nuestro destino espiritual ha cambiado, si estamos en Cristo Jesús.

Desgraciadamente muchos de nosotros entramos en el Evangelio pero no cambiamos el cassette. Estamos tocando todavía la misma melodía sombría, triste, pesimista, de cuando estábamos fuera del Evangelio. E inclusive muchos de nosotros a veces hemos crecido en el Evangelio pero no hemos recibido esa buena nueva de que Dios quiere bendecirnos y prosperarnos y por eso muchas veces tenemos miedo de emprender nuevas cosas. Nos conformamos con lo mínimo de la vida, no nos atrevemos a tomar un curso de inglés, o abrir un negocio, o comprar una casa, o comenzar una relación, porque tenemos miedo de fracasar. Y muchas veces tenemos la idea de que, y a veces ni siquiera es una idea, es algo que ha penetrado tan hondo en nosotros que es parte de los poros mismos de nuestro ser y no estamos ni siquiera conscientes del complejo de inferioridad que tenemos, y por eso cuando llegamos a un lugar es como que desciende sobre nosotros una cortina que nos esconde de los que están alrededor de nosotros y nadie, ni siquiera se percata de que nosotros estamos en ese salón, porque secretamente hemos apagado la luz alrededor de nosotros y dondequiera que estamos la gente no se percata de nosotros, no nos ponen atención muchas veces. Vienen proyectos y propuestas de esto y de lo otro y los puestos se los dan a otros, porque secretamente hay en nosotros un programa mental que absorbe como un hoyo negro en el espacio toda señal de nuestra presencia en el mundo. Y la gente no se da cuenta de que existimos y nosotros hemos apagado subconscientemente todo impulso de superación, de lucha en la vida, de emprender retos, de conquistar cosas y nos conformamos con lo mínimo de la vida. Y en el nombre de Jesús nosotros tenemos que decir eso no es para mi, Dios quiere bendecirme. Dios quiere sacarme del anonimato.

Dios me dice: “a la estéril yo la voy a ser habitar en familia”, dice el Señor. La palabra dice: “a la que no ha dado hijos, que cantidad”e. Llama al que está en el muladar dice que Dios lo levanta para que habite entre príncipes, pero todo comienza con un cambio en nuestro espacio mental. La expectativa de que Dios quiere bendecirnos.

Nunca podremos ascender a las alturas de un Ezequías, por ejemplo a menos que nosotros no entandamos, que cuando estamos en el Reino de Dios ahora hay nutrientes secretos que están llenando y nutriendo nuestra vida, que las cosas que nosotros emprendemos ahora las emprendemos con el soplo de Dios detrás de nosotros. Que cuando nos movemos un poquito, como que sentimos que alguien nos empujó más adelante, porque la gracias de Dios está detrás de nosotros. A diferencia de cuando uno está solamente en el mundo, que lo que sucede es que tu como que estás peleando con la fuerza de la gravedad y cada paso que tu das es difícil y laborioso, porque tienes una dificultad que no entiendes qué es lo que es. Cuando estamos en Cristo Jesús la bendición está sobre nosotros, y nosotros tenemos que pedir al Señor: Padre, cambia mi programa, cambia mi forma de pensar y ayúdame ahora a ver las cosas diferentes.

Hay unos hermanos aquí con quienes hablaba ayer. Me voy a tomar la libertad porque tuvimos una linda conversación, jóvenes preciosos en el Señor que Dios está haciendo cosas bellas en su vida y yo se que Dios tiene un destino precioso para ellos. Y uno de los jóvenes me hablaba acerca de cómo creció en un hogar donde había mucha negatividad, mucho pesimismo y cosas negativas que había en los patrones familiares y todo esto cómo afectó su vida y la vida de sus hermanos y cómo hoy en día todavía hay estas influencias negativas en su vida, sus padres mismo reflejan toda esa negatividad de años y años y qué difícil ha sido romper ese patrón, aún cuando la familia está ahora en los caminos del Señor, todavía hay esa pared de negatividad con la cual siempre están bregando, ese paño frío y húmedo que está sobre la psiquis de todos los miembros de la familia. Y esta persona me preguntaba por qué si uno de mis padres, por ejemplo, conoce al Señor y hace poco entró, hace 5 años está en el Evangelio, por qué sigue con los mismo patrones negativos, hasta el punto de que yo ya tengo miedo de hablar por teléfono con mi madre, porque simplemente lo que hace es arrojarme negatividad y me contamina más con eso. Yo trataba de decirle, hay muchas razones por las cuales gente viene a los caminos del Señor, están en la iglesia pero siguen con esos patrones negativos. No han cambiado su espacio mental. Y una de las cosas es, yo creo, a veces falta de instrucción de parte del púlpito, de que ha amanecido un nuevo día cuando uno está en Cristo Jesús, de que el Evangelio es buenas nuevas, de que ya Dios no está airado con nosotros, de que ya tenemos una línea directa al Padre, no tenemos que ponernos en línea para esperar para que venga nuestro número, no, ahora podemos ir directamente al Padre Celestial y podemos recibir socorro para toda situación porque Cristo ha venido para romper la maldición.

Cuando dije eso me vino a la mente como un flash el evento del paralítico que estaba en el estanque de Betesda. Y dice allí la Biblia que ese paralítico llevaba allí años, junto al estanque porque se decía y parece que era cierta, que de vez en cuando venía un ángel invisiblemente y removía las aguas del estanque. Y cuando la gente, los enfermos que estaban alrededor del estanque veían que las aguas comenzaban a moverse, sabían que era un ángel que las estaba moviendo, y había la creencia de que el primero que se tirara al agua era sanado. ¿Recuerdan la historia? Y había allí un hombre paralítico, el pobre no se podía mover, ahí se tiraban los sordos y los mudos y se sanaban pero el pobre todos los días ahí, al borde del estanque, como símbolo de la miseria humana, cerca de la sanidad y la salvación pero sin acceso a ella, paradójicamente por las limitaciones interiores de la persona.

Y dice la palabra que vino el Señor Jesucristo, se acercó tomando la iniciativa, como hace Dios. Mire cuán grande es la gracia de Dios. Muchas veces en nosotros no hay suficiente fuerza ni siquiera para pedirle al Señor que nos sane y que nos salve y Dios en su misericordia se acerca a nosotros, rompe la inercia y El mismo se ofrece y nos dice: ¿quieres ser sano? Tan grande es la misericordia de Dios, tan buenas son las intenciones de Dios para nosotros. Y Cristo se acercó al paralítico y le dijo: ¿qué te pasa, quieres ser sano? Y el paralítico le dijo: si Señor, quiero ser sano, pero hay un problema y es que cada vez que se remueve el agua, alguien se tira antes que yo y no puedo ser sano, no puedo sanarme. Y el Señor, dice la palabra, que con una palabra de sanidad le dijo al hombre: “levántate, toma tu lecho y anda”, y al instante el hombre fue sanado y salió glorificando a Dios. Y yo siempre he visto de que esa señal de que él tomara su lecho es parte, en varias ocasiones que el Señor sanó a paralíticos les dijo: toma tu lecho y los paralíticos salieron cargando el símbolo de su caída, de su destrucción y de su derrota, diciendo estoy por encima de toda esa cosa.

Cuando Cristo hace una obra en tu vida la hace completa, te pone por encima de las circunstancias, te pone por encima de las dolencias, te pone por encima de las limitaciones. Pero lo más importante, hermanos, de ese incidente bíblico es el hecho de que hay una forma, Dios se manifestaba antes a los hombres a través de los sacrificios, a través de los esfuerzos, a través de un sistema laborioso y lleno de trabajo y dependiente, muchas veces de información que la gente tuviera y de destrezas humanas, como lo era el sistema de la ley y de los sacrificios y todas estas cosas que impedía acceso a muchos para recibir la gracia del Señor. Ese es el sistema de Betesda. Uno tenía que ser ágil y rápido. Ver la oportunidad y tener la rapidez.... era una competencia, había que lanzarse y agarrar la bendición antes de que otro te la agarrara. Había una competencia. La bendición estaba limitada. Pero ¿saben qué? En Cristo Jesús es diferente porque la gracia de Dios en Cristo Jesús no tiene límites, es para todos. ¡Aleluya! Y es por fe. Y mientras más débil, mientras destruidos, mientras más problemas tenemos, mientras más negativo nuestro pasado, más Dios quiere manifestar su gracia redentora sobre nuestra vida, más Dios quiere bendecirte y levantarte y por eso este paralítico pudo recibir la bendición de un Cristo generoso, misericordioso, lleno de gracia que dijo: yo quiero bendecirte. No tienes tu que hacer sacrificios, no tienes que buscar a alguien que te eche al agua. Yo soy el agua de vida. Yo te bendigo, toma tu lecho y anda y camina a la vida sobre las circunstancias, no debajo de las circunstancias. ¿Usted entiende?

Ese es el sistema en el cual usted se mueve ahora en Cristo Jesús, el sistema del mundo, el sistema de la ley, el sistema de que usted tenía que hace algo para que Dios lo amara, para que Dios lo aprobara. Tenía que caminar de rodillas y mostrarle al Señor las rodillas sangrantes y haber pasado diez horas haciendo genuflexiones y todo tipo de cosas para que el Señor lo bendijera. Eso ya pasó. Ahora nosotros tenemos un caudal de bendición que nos sigue dondequiera que vayamos. Ahora podemos decir con el salmista con corazón convencido ciertamente “el bien y la misericordia me perseguirán todos los días de mi vida y en la casa de Jehová moraré por largos días”. ¡Aleluya! Ese el estado normal de un hijo de Dios. Dios quiere bendecirte. Pero necesitas cambiar el programa, necesitas alertarte a esta verdad de que ahora en Cristo Jesús hay buenos propósitos para tu vida, no temas. Hay muchos hermanos llenos de ansiedad y de temor. Y yo se que la vida a veces no nos ha dado buenas cosas, pero yo quiero radicalizar tu mente y decirte ahora que al estar en Cristo Jesús tu tienes un Dios que dice la palabra, que “Cristo ha abierto un camino ancho y fácil para llegar hasta el Padre”, y tu puedes presentarle a Dios tus necesidades y tu puedes emprender grandes cosas en el nombre del Señor.

Dice Isaías en el Capítulo 54, “ensancha el sitio de tu tienda”, y eso es ensancha aquí, antes de tu poner una tienda más grande en tu vida, tu tienes que ensanchar el sitio de esa tienda primero, es decir el espacio mental, el espacio conceptual, y tienes que entender que hay una bendición que Dios quiere darte pero que tu necesitas alertarte a ella primeramente para poder entonces tener acceso a ella. “

Regocíjate oh estéril, la que no daba luz, levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto, porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová. Ensancha el sitio de tu tienda y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas, no seas escasa, alarga tus cuerdas, refuerza tus estacas, porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda y tu descendencia heredará naciones y habitará las ciudades asoladas”. Ese es el destino de Dios para tu vida, mi hermano, mi hermana. Llénate de esa convicción.

Mi consejo a este joven ayer era eso. No te preocupes por todos esos años de hambre espiritual y emocional que pasaste. Ahora que tu estás en Cristo, Dios tiene buenas cosas para ti. Comienza a leer la palabra y a aislar todas esas promesas de bendición que hay en la Biblia. Una de las cosas que yo sugiero para mis hermanos que han vivido una vida de derrota y que viven presos de la depresión y la ansiedad y la tristeza. Mira, tu necesitas una dieta rica en vitaminas espirituales. Tu necesitas mucha proteína espiritual. Tus células rojas tienen que aumentar el contaje y por eso te animo a buscar esos pasajes de la Escritura que tienen promesa y a memorizar muchos de ellos y.................. ese espacio de posibilidades en tu vida, va a convertirse en un imán que va a atraer la bendición a tu vida.

Confiesa con tu boca, la boca del hijo de Dios es radioactiva, es creativa. Dios crea con su boca y también los hijos de Dios crean con su boca. Confiesa cosas positivas. Si tu estás esperando a sentirte positivo antes de confesar positivo, olvídate, nunca va a llegar ese momento sobre todo si tu vienes de un trasfondo negativo. Pero al tu confesar con tu boca, la prosperidad de Dios, la bendición de Dios, las buenas intenciones de Dios, eso va a cambiar tu cerebro y va reprogramarte de manera que un día tu vas a comenzar a sentir esas cosas. Al principio te vas a sentir como un gran hipócrita al hablar positivamente pero poco a poco tu cerebro va a ser reprogramado. Los psicólogos saben más y más después de todas las exploraciones que se están haciendo con el cerebro humano y hay tantas formas de rastrear la formación de los programas cerebrales y de cómo la mente humana funciona, han confirmado una y otra vez, el cerebro es la cosa más flexible del mundo. El cerebro se recalibra y establece nuevos surcos por los cuales corren las comunicaciones cerebrales y eso depende muchas veces de lo que nosotros visualizamos. Hay un libro muy interesante, se llama Mozart and the brain of the fighter pilot. Es un libro acerca del funcionamiento del cerebro y es muy interesante ver las cosas que dice este neuropsicólogo muy conocido. Muchas investigaciones han descubierto que si uno visualiza ciertas cosas literalmente hay áreas del cerebro que comienzan a funcionar como si uno estuviera viviéndolas actualmente y el cerebro comienza a tirar neuronas y conexiones neurológicas que hacen como si uno estuviera viviendo esas cosas, como si fuera una experiencia verdadera. Es decir la visualización tiene un poder tremendo para reestablecer inclusive las estructuras físicas del cerebro.

Entonces cuando tu visualizas cosas positivas en el Señor, no estoy hablando de pensamiento positivo según los hombres, estoy hablando en Cristo Jesús, visualiza cosas positivas, confiesa cosas positivas, emprende cosas positivas aunque estés temblando de miedo, lánzate en el nombre del Señor, haz algo nuevo y diferente que te asuste y que te preguntes cómo me metí yo en eso. Dios te va a sacar. Dios es poderoso. Prueba y si te caes del caballo, súbete otra vez hasta que te mantengas firme. ¡Aleluya!.

No esperes a sentirte como un león para rugir como un león. Ruge como un león y quizás te vas a sorprender de que dos o tres van a huir de ti, y poco a poco vas a sentir en tu corazón el corazón de un león. Pero hay que creer primeramente. Hermanos, es lo que Dios ha dicho no lo que tu dices. Tu llamado es simplemente confiesa la palabra del Señor. La responsabilidad es de El. Ora por otros, algunos piensan; bueno, yo no tengo el don de sanidad. Mira, el Señor ha dado su unción a todo creyente. Decíamos, como decía Gregory, todos somos ministros aunque tu no sientas la unción, ora. Ora por alguien, intercede por alguien. Y eso va a hacer que tu fe aumente, eso va a hacer que tu confianza en el Señor y quién sabe, te vas a sorprender un día, Dios va a sanar a alguien y tu fe va a aumentar. Haz cosas positivas. Cree en la bendición de Dios. Cree que Dios tiene buenas cosas para ti, entonces camina en fe. Camina en fe y tu vas a ver que la fe va a comenzar a ser parte de tu programa mental, espiritual. Cree que Dios quiere bendecirte. La prosperidad comienza allí. Antes de ser un rey Ezequías, tu tienes que ser un creyente común y corriente que cree que la bendición de Dios está sobre tu vida.

El Señor dice, “porque yo se los pensamiento que tengo acerca de vosotros, pensamiento de bien y no de mal para daros el fin que esperáis”. Dios te ha traído a su reino para que seas bendecido, para que prosperes. Si tu estás en el ministerio, si tu quieres trabajar en el ministerio, mira, Dios te ha llamado para éxito. Entra al ministerio para reinar sobre el ámbito espiritual. No entres para cosas pequeñas. Cree que Dios te llamó y que Dios tiene grandes cosas para ti y mantente firma allí y sirve al Señor, y dale todo lo que tu puedas y emprende cosas grandes en el nombre del Señor y Dios te prosperará y te bendecirá. “Yo estaré todos los días de tu vida”, dice el Señor. “Todo lo que pise la planta de tus pies será tuyo. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente”, dice el Señor que Yo estoy contigo. Esa es la palabra para ti mi hermano en esta tarde. Recíbela en el nombre del Señor, cambia tu programa. Dios quiere prosperarte. Dios quiere prosperarte.

Vamos a ponernos de pie. ¡Aleluya! Gloria al Señor. Cambiemos nuestro programa. Cambiemos nuestro programa. ¡Aleluya! Yo quisiera tener diez vidas para cada vida vivirla exitosamente en el Señor y probar este principio. Dondequiera que tu vayas, Dios irá contigo. Si vas a la China allí Dios te va bendecir. Abre un restaurant mexicano y tu vas a ver que Dios lo prospera, pero Dios quiere bendecirte. Dios quiere prosperarte. No te preocupes. Hay hermanos que viven con temor. Qué si me agarra la migra y me llevan a mi país de nuevo. Qué si esto.... Dios es el Señor de la luna, de la tierra, de Júpiter y de todos los planetas y las galaxias. Es el mismo dondequiera que sea. Te puede bendecir aquí, te puede bendecir en los extremos de la tierra. Dios puede hacer brotar agua de la roca. Dios puede abrir el mar para que tu pases en seco. Dios puede hacer que maná caiga en el desierto para darte de comer. Dios puede hacer que tus zapatos no se envejezcan, que tu ropa no se envejezca sobre tu cuerpo, que haya luz en medio de las tinieblas, que haya una columna de fuego para alumbrar tu caminar en la noche y una columna de humo para cubrirte en el día y darte señal de donde Dios te quiere. Dios quiere bendecirte. Te ha llamado para que seas prosperado, para que tus hijos crezcan y sean bendecidos, para que tu casa no carezca de nada de lo necesario. El bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida. ¡Aleluya! Y cuando todo haya concluido en la casa de Jehová moraré por largos días, dice el Señor. La bendición de Dios para tu vida.

Padre, te adoramos, te bendecimos, Señor. Gracias por tu corazón de Padre tan grande, tan grande. Gracias porque tu amor es incomprensible, Señor. Gracias porque no asustaríamos si viéramos el latido de tu corazón para con nosotros, Señor. Qué bueno tu eres y por eso te amamos, por eso te bendecimos, Señor, por eso nos gozamos de estar en tu casa. Yo pido que la mente de mis hermanos sea renovada, Señor, desde el más chiquito hasta el más viejo en este día. Cambia nuestra mente, Padre, cambia nuestro programa. Ayúdanos a vivir vidas agresivas en Cristo Jesús. La expectativa grande de que tu tienes cosas para nosotros. Danos convicción, Padre. Danos convicción de tu bendición. Te amamos. Nos gozamos en ti y bendecimos tu nombre, Padre. Te adoramos. Gracias Señor Jesús. Amen. Amen.

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