04 octubre 2009

II Crónicas 29 Parte 1

Hay unos libros históricos en el Antiguo Testamento que relatan la historia del pueblo de Israel, todos los diferentes reyes que hubo en Israel, comenzando con el Rey Saúl, y que relata toda la historia del pueblo judío hasta cuando fueron tomados en cautiverio por los babilonios y llevados fuera de la tierra de Israel, y fueron exiliados. Y estos libros son los libros de Primero y Segundo de Samuel, Primero y Segundo de Reyes, Primero y Segundo de Crónicas. Muchos de los relatos que hay en estos libros se repiten en algunos de ellos complementariamente siempre, algunos proveen detalles sobre ciertos eventos que otros no proveen. Y hay que concatenarlos el uno con el otro, pero son libros muy interesantes.

Ahora, ¿por qué el pueblo de Dios usa estos libros para su meditaciones y sus sermones? Bueno, porque nosotros creemos que lo que Dios hizo fue proveer a través de la historia de un pueblo, y de los personajes que aparecen en esa historia, modelos de vida para nosotros y formas en que nosotros podemos entender cómo es que Dios obra a través de toda la historia con todos los hombres de la tierra. Es decir, Israel es simplemente, entre otras cosas un modelo, para que al nosotros estudiar la relación de Dios con Israel y su tratos, nosotros podamos entender cómo nosotros también nos relacionamos con Dios y cómo debemos comportarnos ante el Señor. Es como en las escuelas de leyes, o en las escuelas de administración de empresas se usa el método de casos. Se enseña mucho la teoría de la ley o de la administración de empresas estudiando casos de compañías específicas y entonces al estudiar cómo una compañía emprendió una cierta estrategia financiera o qué llevó al fracaso de una compañía, los estudiantes de leyes o en caso de la administración de empresas, o en el caso de leyes cómo cierto caso se resolvió ante la Corte Suprema y qué implicaciones legales tuvo ese caso para el futuro de la ley en EEUU. Al estudiar casos específicos de allí se extraen los principios generales que entonces se pueden usar para la conducta de la ley o de las empresas.

Bueno, la Biblia es algo parecido donde se estudian casos y de allí se extraen principios para la vida de los hombres, sea en el siglo XXI, en el siglo XV, en el siglo X ó en el siglo I. Los principios espirituales son los mismos. Entonces por eso la iglesia estudia estos casos, porque de ellos podemos extraer enseñanzas bíblicas espirituales para nuestra vida.

Hay una historia que es la historia del Rey Ezequías en el Capítulo 29 de Segundo de Crónicas, y quiero que nosotros vayamos allí un momento. Ezequías es un rey muy interesante y hace años que yo he querido estudiarlo con ustedes y les voy a decir después un momentito por qué hoy escogí a Ezequías. Su vida y su trayectoria es muy aleccionadora, es muy ilustrativa de principios espirituales muy lindos. Entonces en el Capítulo 29 es un relato bastante largo, yo voy a saltar aquí y allí porque evidentemente no voy a leer todo los 36 versículos de este largo Capítulo, pero dice, versículo 1 del Capítulo 29: “... comenzó a reinar Ezequías siendo de 25 años y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías, e hizo lo recto ante los ojos de Jehová conforme a todas las cosas que había hecho David, su padre”.

Evidentemente Ezequías fue un hombre recto, un hombre que se comportó en una forma agradable delante de Dios, uno de esos reyes, porque hubo también reyes que se comportaron tremendamente incorrectamente delante de Dios. El fue uno de los reyes justos en ese tiempo de la historia de Jerusalén.

“En el primer año de su reinado, en el mes primero abrió las puertas de la casa de Jehová y las reparó, e hizo venir a los sacerdotes y levitas y los reunió en la plaza oriental, y les dijo: “Oídme levitas, santificaos ahora y santificad la casa de Jehová, el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia, porque nuestros padres se han rebelado y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová, nuestro Dios porque le dejaron y apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová y le volvieron las espaldas.”

Vamos al versículo 10. El continúa, dice: “... ahora pues, yo he determinado hacer pacto con Jehová, el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira. Hijos míos no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante de El y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso”.

Entonces lo que sigue es un relato de cómo los levitas y los sacerdotes se levantaron e hicieron lo que el rey les pedía que hicieran con respecto a la casa del Señor. Vamos al versículo 20, dice : “.... y levantándose de mañana, después de estas reformas en el templo, el rey Ezequías reunió los principales de la ciudad y subió a la casa de Jehová y presentaron 7 novillos, 7 carneros, 7 corderos y 7 machos cabríos para expiación por el reino, por el santuario y por Judá, y dijo a los sacerdotes, hijos de Aarón que los ofreciesen sobre el altar de Jehová.”

Final del versículo 24: “.... para reconciliar a todo Israel porque por todo Israel mandó el rey a hacer el holocausto y la expiación.”

Y aquí hay otra fase de este avivamiento, de esta renovación, en el versículo 25: “... puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios y harpas”, estos eran instrumentos de música. “... conforme al mandamiento de David, de Gad, vidente del rey y de Natán, porque aquel mandamiento procedía de Jehová por medio de sus profetas.

Versículo 27: “.... entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová con las trompetas y los instrumentos de David, rey de Israel y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas. Todo esto duró hasta consumirse el holocausto. Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey y todos los que con él estaban, y adoraron. Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David, y de Asaf viviente y ellos alabaron con gran alegría y se inclinaron y adoraron.” Bendiga el Señor su santa palabra.

Ahora, Padre aviva tu palabra en nosotros, Señor. Danos entendimiento para exponerla, aviva nuestros espíritu, nuestras mentes, Padre, que tu nombre sea glorificado por medio de la exposición de tu palabra. En el nombre de Jesús lo pedimos. Amen. Amen.

Hace poco, como ustedes saben, terminamos una serie sobre el Capítulo 15 del Evangelio según San Juan, hablamos acerca de esa palabra tan poderosa del Señor, “permaneced en mi y yo en vosotros”, de permanecer en Jesucristo, del Dios que nos poda, de dar fruto, de los beneficios de dar fruto. Hablamos de la oración que Dios contesta y cómo es necesario fluir en afinidad con el espíritu santo, con el espíritu de Dios para que Dios conteste a nuestras oraciones. Fue una serie que yo disfruté bastante. Bueno, ahora se nos terminó el negocio y vamos a comenzar con otra serie.

El Señor ha puesto en mi corazón hace tiempo, discutir con ustedes lo que yo llamo “principios para la prosperidad”, principios para ser prosperados, para ser bendecidos en la tierra, para vivir vidas exitosas. Podríamos decir principios para el éxito también, y comencé a hacer algunas notas sobre esto y yo espero compartir con ustedes consejos sencillos acerca de cómo ser prosperados en las cosas que nosotros emprendemos, nuestros negocios, nuestras familias, nuestra vida personal, física, nuestras emociones, nuestras relaciones humanas y cómo vivir vidas exitosas.

Hay principios prácticos que Dios quiere que nosotros aprendamos, y me puse a hacer una lista de cosas allí, a escribir pensamientos al azar y una de las cosas que me vino a la mente es que quiero usar personajes de la Escritura para ilustrar alguno de estos principios e inmediatamente me puse a hacer una lista de personas que me parecían importantes en este respecto. Me vino a la mente, por ejemplo Josué. Me vino a la mente José que dice la Biblia que todo lo que él tocaba era prosperado y bendecido. Me vino a la mente Ruth que fue una mujer que experimentó gran pérdida en su vida y que llegó un día en que estaba en cero, bancarrota, sin esposo, sin hijos, sola en el mundo, una viuda en medio de Israel hace 3000 años y sin embargo Dios la bendijo y la prosperó y la sacó a camino.

Bueno, me puse a pensar así en diferentes personas y a buscar también la palabra prosperidad y prosperar en la Escritura y allí encontré, me tropecé con el personaje de Ezequías también. Y entonces cuando me puse a leer algo, recordé que Ezequías ha sido un personaje muy interesante para mí cuando yo lo he estudiado en el pasado, y como les dije, quería compartir algo de su vida y de su biografía con ustedes. Así que me decidí: vamos a tomar, no hay prisa en esto, vamos a tomarnos el camino escénico y vamos a ver las flores y los lagos y vamos a tomarnos tiempo. Voy a soltar la agenda que tenía de cómo quería hacerlo originalmente y simplemente vamos a buscar en la Biblia a ver qué sale, y qué Dios nos enseña.

Así que voy a comenzar con Ezequías, más bien directamente con una biografía de Ezequías. Vamos a estudiar la biografía de Ezequías, y yo voy a tratar de recordar siempre estas ideas de prosperidad, y de bendición y de éxito, y cómo se relacionan con nuestra vida y nuestra conducta. Ustedes ven ya qué tipo de corazón tenía Ezequías, era un corazón noble para con Dios, un hombre que tenía pasión para con Dios.

Pero, miren el primer pasaje que en realidad me hizo tropezar con la vida de Ezequías se encuentra más atrás en el Libro de Segundo de Reyes y allí en el Capítulo 18, también trata con el reinado de Ezequías y habla en una forma más apretada de estas reformas que él hizo. Crónicas entra en mucho más detalle. Pero hay allí algo bien lindo. Miren en el Capítulo 18, versículo 3, dice: “.... hizo lo recto ante los ojos de Jehová conforma a todas las cosas que había hecho David, su padre”. Es el mismo asesoramiento de Ezequías, un hombre recto, agradó al Señor, hizo la voluntad de Dios. Pero miren entonces lo que dice en el versículo 7, como consecuencia de esa rectitud de corazón y comportamiento, dice: “... y Jehová estaba con él y a dondequiera que salía, ¿qué pasaba?, prosperaba. A dondequiera que salía prosperaba.”

Ustedes ven la conexión allí entre una vida recta ante el Señor, que agrada a Dios, un corazón que ama al Señor y que busca hacer la voluntad de Dios. ¿qué pasa? Que todo lo que él hacía, dondequiera que él salía, Dios lo prosperaba. ¿Qué quiere decir esto de que dondequiera que salía? Bueno, un rey salía a la guerra, salía al comercio, salía a visitar naciones alrededor de Israel, salía en proyectos de construcción y de renovación de la nación, salía, me imagino, a reuniones con oficiales de su nación, la palabra salía quiere decir que todo lo que él emprendía en su capacidad como rey, era prosperado y Dios lo bendecía. De nuevo, ¿de dónde venía el secreto de la prosperidad de Ezequías? De ese corazón que amaba al Señor, ese corazón que honraba a Dios, ese corazón apasionado para con Dios. Nos recuerda de David, por eso la conexión allí, dice: “hizo lo conforme al corazón de David”, porque David era otro hombre que amaba al Señor apasionadamente.

Hermanos, hay una conexión misteriosa y yo la he visto a través de toda mi vida, la he observado, que cuando una mujer, un hombre ama a Dios apasionadamente y su corazón desea la honra de Dios y esa persona se preocupa porque Dios sea honrado y agradado y que los negocios y los asuntos de Dios sean prosperados, y que la iglesia de Dios no sufra, esa persona, hermanos, es bendecida y prosperada en todo lo que emprende. Los cristianos no saben cómo se engañan a sí mismos y lo que pierden cuando son mediocres y tibios para con el Señor. Cuando están preocupándose solamente por su propia necesidad y por sus pertenencias, y por su tiempo, su dinero, su sueño, su privacidad, agenda personal, en vez de poner primero la agenda de Dios y los intereses de Dios en sus vidas.

Hermanos, Dios ama al hombre, a la mujer apasionada para con El. El hombre o la mujer que ama a Dios por sobre todas las cosas, es una persona que va a ser prosperada y bendecida todos los días de su vida, todo lo que emprenda, el Señor lo va a bendecir, va a tener el toque del Rey Midas, que todo lo que tocaba se convertía en oro.

Hermanos, eso es lo que yo creo. Yo les puedo decir que en mi vida lo he comprobado y puedo decirle que todas las personas que yo he observado que aman al Señor con esa pasión, ustedes los ven que son bendecidos en lo que emprenden. Dios honra sus esfuerzos y todo lo que emprenden Dios lo prospera. ¿Tu quieres ser prosperado en tu vida financiera? ¿Quieres ser prosperado en tu vida matrimonial? ¿Quieres ser prosperado con tu familia y con tus hijos? Ama al Señor por sobre todas las cosas. Ama al Señor con pasión. Ponlo a El en el primer lugar de tu vida. Y yo te aseguro que Dios te va a bendecir. Dios te va a prosperar. Dios no se va a cansar de derramar gracia sobre tu vida. Oh si Señor, yo les puedo decir, hermanos, eso es una realidad. La vida de los grandes héroes de la Biblia muestra esta conexión entre pasión y prosperidad.

Ezequías era un hombre que ejemplificaba esto. Miren, dice que cuando él, regresando al texto de Segundo de Crónicas, cuando Ezequías ascendió al trono, que finalmente tenía el control de la nación, ¿qué fue lo primero que hizo? Primero, él no dijo: bueno, tengo que agrandar mi palacio, porque para un hombre de mi dignidad conviene una casa más grande y más lujosa. Ezequías no dijo: bueno, vamos primero a darle atención a la economía de la nación y vamos a asegurarnos de que todo los asuntos financieros y económicos de la nación estén en orden. Ezequías no primero emprendió una reforma del sistema político. ¿Qué fue lo primero que Ezequías buscó? Reparar y poner en orden la casa de Dios. Mírenlo ahí, si no me lo cree, si estaba durmiendo cuando yo lo leí, vaya ahora de nuevo a la Biblia. Dice: “..... en el primer año de su reinado, en el mes primero, fíjese eso, en el mes primero de su reinado abrió las puertas de la casa de Jehová y las reparó.

Hermanos, eso es lo que a mi me consume con respecto...., una nación, escúchenme, una nación en la cual los asuntos espirituales no están en orden, por más esfuerzos que haga en cualquier otra área va a fracasar. Si la casa del Señor no está en orden. Si los asuntos de Dios no están siendo atendidos, si Dios está molesto con una nación, ¿usted cree que Dios va a bendecir esa nación? Por más que los líderes se esfuercen por hacer reformas económicas, por establecer justicia, por hacer cualquier tipo de reforma política o estructural que sea, si la bendición de Dios no está sobre la nación, la tierra está maldecida. Escuchen eso. La palabra del Señor dice, “si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican. Si Jehová no vigila sobre la ciudad, en vano vela la guardia”. Escúchenme. Lo primero es el fundamento espiritual. Ojalá los líderes de esta nación entendieran eso. Ojalá nosotros entendiéramos, hermanos, que el fundamento de la vida de un hombre, de una mujer es primero lo espiritual. No se puede ir más adelante hasta que lo espiritual no ha sido resuelto en nuestras vidas, o en la vida de una nación o de una ciudad. La gente siempre está poniendo el carro delante del caballo. Es una locura. El fundamento, por eso el Señor Jesucristo dijo: “buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia”. La justicia de Dios, no la justicia como la definen los hombres, la justicia de Dios, y todas las demás cosas que los hombres se matan, poder traer vendrán. ¿Saben qué? Por añadidura. No tendrán que matarse, no tendrán que estrujarse.

Hermanos, yo les digo algo, cuando usted se preocupa por las cosas de Dios primero, las cosas que otros se matan por conseguir, Dios se las consigue sin esfuerzo. Los partos suyos son sin dolor. Ese es el secreto más hermoso de la vida. Olvídate te ti mismo, y apasiónate por Dios y sus negocios, y sus asuntos y Dios te bendecirá una y otra, y otra vez. Ese es el secreto de la prosperidad más poderoso que yo puedo compartir con ustedes.

Sea íntegro con el Señor, primeramente. Atienda los asuntos de Dios porque Dios es un ser que si está a su favor ¿quién estará contra usted? Mire hermano, podrá haber la depresión más grande en la nación y en su casa no faltará comida. Eso es lo que yo creo. Podrá, todo el mundo estará sufriendo de cualquier cosa, pero dice la palabra que el Señor nos guardará, el Señor nos protegerá. “Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra, más a ti no llegará. Por cuanto en mi ha puesto su amor, dice el Señor, yo también lo libraré, le pondré en alto por cuanto ha conocido mi nombre, me invocará y Yo le responderé, por cuanto ha conocido mi nombre, por cuanto ha puesto en mi su amor.” ¿Usted entiende eso? Por cuanto ha puesto en mi su amor.

¿Cuántos de nosotros hemos puesto en Dios nuestro amor? Amor. Cuando yo veo esa imagen en mi mente, yo veo a alguien tomando un manojo de flores y poniéndolas a los pies del Señor, este es mi amor, Padre. Aquí están mis afectos, aquí están mis aspiraciones, aquí están mis deseos, aquí está todo lo que yo aprecio y disfruto. Te lo pongo a tus pies. Haz lo que tu quieras de ellos, Padre. Cuando un hombre o una mujer llega a amar a Dios de esa manera, hermanos, Dios no se cansa de derramar bendiciones sobre su vida, inclusive cuando cae y cuando yerra, el Señor lo perdona y lo sana, y lo levanta. “Con El estaré yo en la angustia, dice, lo libraré y lo glorificaré, lo saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación,” dice el Señor.

David era un hombre con muchos defectos, cometió errores graves en su vida, pero ¿sabe qué? La pasión de David para con Dios era tan grande, que su amor era como un fuego que comía todas sus imperfecciones. Y por eso la norma a través de todos los siglos de reyes en Israel fue que eran conforme, los buenos, eran conforme al corazón de David. Hicieron conforme a David. Dios no miró sus defectos, no miró sus errores, miró su pasión para con El, su amor, que David siempre tuvo para con el Señor.

Y eso es lo que ustedes y yo tenemos que entender en nuestra vida, o que nuestra iglesia estuviera compuesta de hombres y mujeres llenos de pasión por el Señor. No gente mediocre, no gente religiosa, no gente burguesa, no gente de clase media espiritual, gente exaltada para con Dios, apasionada para con el Señor, porque la gente tibia, Dios la vomita de su boca. Escúchenme. En Apocalipsis, por eso tenemos allí en la iglesia la odisea, el Señor le dijo “por cuanto no eres ni fría, ni caliente, te voy a vomitar de mi boca”. Usted ha tratado de tomarse un vaso de agua tibia. ¿Cuántos se han tomado un vaso de agua tibia? ¿Qué pasa? No tienen que decirme. El cuerpo lo rechaza, naturalmente. Y hay tanta gente que se llama cristiana, hermanos, que son tibios, tantas iglesias tibias. Hermanos, lo único que toca el corazón de Dios es la pasión al rojo vivo. No hay otra temperatura para Dios, sino rojo vivo, apasionado. Todo o nada. El Señor es un ser apasionado y le gusta la gente apasionada. Si usted no ama a Dios con todo su corazón, toda su mente, toda sus fuerzas, toda su alma, usted no es agradable ante el Señor. Ahora, ame a Dios apasionadamente y Dios será su aliado más fiel a través de toda su vida. Y Dios le respaldará y le bendecirá y estará con usted en sus batallas, le dará consejo en su necesidades, lo sacará de aprietos, lo bendecirá aún mientras camina por el valle de sombra de muerte. El Señor será fiel para con usted porque Dios ama la gente apasionada. Y donde hay un hombre, una mujer que está ardiendo en fuego por el Señor, ahí los ojos del Señor se dirigen.


Por eso la palabra de Dios dice que “los ojos del Señor recorren toda la tierra para encontrar aquellos de corazón perfecto para con El, para mostrarse a su favor”. Cuando el corazón de una persona está a favor de los asuntos de Dios, Dios lo va a bendecir, lo va a prosperar, le va a abrir puertas, lo va a sacar de callejones sin salida, va a hacer que brote agua de la peña, hará que los cuervos le den comida, porque el Señor es fiel para con los que lo aman.

Ezequías era un hombre fiel, por eso cuando él comenzó su reinado lo primero que hizo fue, vio la casa del Señor que estaba deshecha. Imagínese eso, habían pasado décadas. Imagínense que esta nación, la comparación sería que pasen 50, 100 años, la iglesia cristiana deje de buscar de Dios, los cristianos poco a poco vayan perdiendo la energía, la pasión, la iglesia se vaya haciendo irrelevante, como está pasando en este tiempo, se vayan muriendo las iglesias, como está pasando en este tiempo, la gente se vaya adormeciendo, y de momento las iglesias se cierren. Hermanos, ¿saben cuántas iglesias hoy en día se están cerrando? Es increíble. Aquí en EEUU la iglesia católica, por ejemplo desgraciadamente, ha tenido que cerrar decenas de iglesias, y hay iglesias evangélicas norteamericanas, con templos preciosos que están también cerrando su puertas, y ¿quiénes las están heredando? Los pobres de la tierra, los latinos, los haitianos, están cogiendo esas iglesias, porque el fuego del Señor está allí por lo menos todavía un poco. Nosotros ustedes recordarán, hace 20 y pico de años heredamos un templo de una iglesia que se murió en Cambridge, y allí estuvimos 15 años hasta que el Señor nos trajo aquí, porque esa iglesia se murió. ¿Qué pasaría si poco a poco las iglesias se van muriendo, se van cerrando y comienza a crecer la grama y se llena de polvo los lugares? Eso pasó con el templo en Jerusalén, un templo precioso pero como no había amor por Dios se cerró el templo, se llenó de porquería, los animales y las ratas corrían por todo el templo, los sacerdotes y los levitas y los pastores de ese tiempo se fueron para sus casas a trabajar porque no tenían dinero, no podían recibir sus salarios, y se quedó la adoración y el servicio al Señor en cero. No había adoración. ¿Y sabe que? Que cuando no hay cuidado de la grama, la hierba crece y lo que pasó en Israel fue que se llenó de idolatría. La gente ya no iba al templo a adorar al Señor sino que iban a los lugares altos a adorar los ídolos, y a adorar los demonios, y a adorar los dioses de la región y el culto a Jehová quedó totalmente descuidado.

Ezequías cuando llegó al reino, dijo esto no puede seguir, yo no voy a dar un paso en lo económico ni el lo político ni el lo estructural, hasta que yo no me haya asegurado de que haya renovación en lo espiritual, que la casa del Señor no esté limpia y sanada y trabajada como tiene que estar. Por eso entonces Ezequías abrió las puertas de la casa de Jehová y las reparó. Las puertas son como el símbolo de la esencia de un lugar, y esas puertas estaban descuidadas, estaban caídas. Por eso el Señor Jesucristo dijo que yo pondré mi iglesia sobre la roca y las puertas del infierno no prevalecerán contra ellas, porque las puertas son como símbolos de la autoridad en un edificio. Las puertas son lo que simboliza la fortaleza de un edificio, y entonces Ezequías dijo, primero repárenme esas puertas, están podridas, los cerrojos están vencidos, repárenlas y pónganlas como es, y abran la casa del Señor y reparenla completamente. No solamente eso sino que llamó a los sacerdotes y a los levitas que estaban por allá en sus pueblos, se habían ido para allá, y los reunió, los llamó a todos, hizo una gran reunión y les dijo: óiganme levitas, “santifíquense ahora y santifiquen la casa de Jehová, el Dios de nuestros padres, y saquen del santuario la inmundicia”, versículo 5. llamó a los sacerdotes y les dijo: sacerdotes prepárense para ejercer su llamado.

Hermanos, como pastor yo se la carga que nos incumbe a nosotros, no podemos llamar al pueblo a avivamiento, si no ha habido avivamiento en nuestras propias vidas, no podemos llamar al pueblo a santidad si no hay santidad en nuestras propias vidas. Esa es una carga pesada que llevan los líderes espirituales del Señor, pero tenemos que recibirla y recibimos el peso de ese llamado. Cuando los pastores, cuando los líderes espirituales de la iglesia se pongan en orden en sus vidas, y tengamos el amor de Dios y el fuego de Dios en nuestros corazones y haya habido despertamiento en nuestras propias vidas, y haya una conducta agradable al Señor, entonces puede venir la bendición de Dios sobre los demás. Entendemos eso y aceptamos esa responsabilidad. No la rehuimos. Y lo primero que él hizo fue, dijo traigan santidad a la casa del Señor.

Ahora también eso se extiende al pueblo de Dios, cada uno de ustedes como miembros de la casa del Señor también son llamados a santidad, a santificarse. Tiene que haber santificación, tiene que haber limpieza, tiene que haber conducta que agrade al Señor. Tiene que haber un caminar recto delante de Dios. Esa limpieza física era símbolo de la limpieza espiritual que tiene que haber en la casa del Señor. Hemos sido llamados a una vida íntegra delante de Dios, una vida que esté conforme a los mandamientos del Señor.

Yo creo que si el avivamiento va a venir a EEUU tiene que comenzar por la casa de Dios. No podemos pedirle al mundo que se ponga bien con Dios si nosotros no estamos bien con Dios primeramente. Hay un llamado a la integridad. Ezequías llamó a los sacerdotes, los levitas, les dijo: purifíquense, santifíquense, conságrense, actívense otra vez, prepárense para ejercer sus funciones de nuevo. Entonces los llamó a un tiempo de consagración, de retiro, de ayuno quizás, y de oración y de consagrarse al Señor, de lavar sus vestiduras, y de prepararse para ejercer otra vez el oficio del sacerdocio. Y los sacerdotes hicieron lo que el rey les había mandado. Dice: “... y sacad del santuario la inmundicia”. Yo creo que el avivamiento comienza con un mover de Dios en un hombre, en un ser escogido por Dios para ser una persona profética. Yo creo que así Dios siempre ha trabajado, pero después de eso se extiende a los líderes y después de eso se extiende a la iglesia, y después de eso cae sobre la nación. Vemos ese patrón aquí, círculos concéntricos, del más chiquito al más grande, al más grande. Esa es la forma en que va extendiéndose el llamado de Dios a la vida de una nación o de una época.

Entonces vemos aquí, primero el rey, el líder espiritual y político de la nación experimenta avivamiento. Luego, los sacerdotes son llamados a ejercer sus funciones y prepararse, después de eso, hermanos, yo creo que para que haya verdadera visitación de Dios en la iglesia y en la nación, tiene que haber algo que vemos aquí, es confesión de pecado. Hay reconocimiento de pecado. Mire cómo, versículo 6, “ el llamó a los sacerdotes, se reunió con ellos y les dijo: “porque nuestros padres se han rebelado y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová, nuestro Dios, porque le dejaron”. El hubiera podido parar allí, y decir simplemente nuestros padres se han rebelado y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová, nuestro Dios. Pero ¿saben qué? La confesión es algo específico. Tenemos que reconocer nuestras faltas específicamente delante del Señor. No es suficiente que tu le digas al Señor: Padre, perdóname por mis pecados. Hay que ir bien al fondo y coger ese cuchillo y meterselo exactamente donde está la necesidad y allí solar lo que está agarrando la bendición de Dios.

Dice: “.... lo dejaron, apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová, le volvieron las espaldas y aún cerraron las puertas del pórtico y apagaron las lámparas, no quemaron incienso y ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel.” Usted, ve. Hermanos nosotros tenemos que confesar nuestros pecados ante el Señor. Dios no requiere que tu seas perfecto, aunque El quiere que seas perfecto, pero sí requiere que cuando tu pecas y deshonras al Señor, que tu vayas y confieses tus pecados. La Biblia dice que el que encubra su pecado no será prosperado. La Biblia dice también, que al corazón contrito y humillado Dios no lo desprecia. Si tu y yo venimos ante el Señor, nos humillamos, admitimos nuestros errores, El es fiel para perdonarlo, dice la palabra del Señor. Pero tiene que haber eso. Si lo que nosotros hacemos es una práctica pecaminosa, si hay un patrón de pecar continuamente, haciendo lo mismo continuamente, sin experimentar arrepentimiento, sin experimentar un cambio de comportamiento, entonces el Señor no se agradará de nosotros y vendrán las consecuencias de nuestro mal comportamiento. El Señor dice cuando tu hayas pecado, hayas errado delante de mi, ven, arrepiéntete, estemos a cuenta, dice el Señor. Tu ves, tu tienes que arreglar cuentas con Dios. No puedes disimular tu pecado, no puedes encubrirlo, no puedes esconderlo, no puedes justificarlo. Tienes que nombrarlo por nombre y apellido y entonces decir: Padre, ahora yo me arrepiento y me comprometo a ser diferente. Y ¿saben qué? El Señor inmediatamente dice: hijo, estate tranquilo, te perdono, tu eres limpio. Venid y estemos a cuenta, “si vuestros pecados fueren rojos como la grana, vendrán a ser blancos como blanca lana”, dice el Señor. Pero hay que tener reconocimiento, no encubras, no practiques, no hagas un sistema de la vida pecaminosa, sino que guarda cuentas cortas. Si le debes al Señor, págale enseguida, tu voto de sacrificio, de confesión de pecado.

Ezequías hizo eso, pidió perdón por los pecados de los padres y de la nación y reconoció específicamente dónde habían fallado. Descuidamos tu templo, descuidamos tu casa, Señor. Cerramos los pórticos de tu casa, no te prendimos lámparas, no ofrecimos holocaustos a ti.

Miren entonces en el versículo 10, tenemos entonces, hermanos un llamado a la consagración, una confesión de pecado y en el versículo 10 dice: “.... ahora pues, yo he determinado hacer pacto con Jehová, el Dios de Israel para que aparte de nosotros el ardor de su ira.” Aquí hay otro paso también para que la bendición de Dios pueda fluir en tu vida, para que pueda venir una visitación poderosa de Dios en tu vida, o para que pueda venir la visitación que Dios quiere traer a esta nación y este país y a este estado de Massachussets, tiene que haber una determinación de aquí en adelante ir en otra manera. Usted ve, hemos hablado de santificarnos, de quitar la inmundicia, de confesar nuestros pecados, todas esas son cosas como arreglando cuentas, poniendo las cosas al día, pero ¿qué pasa cuando usted ha pagado sus cuentas y ha pagado los intereses que debía y todo eso? Tiene que haber entonces algo positivo, usted tiene que decir: bueno, ahora voy a trabajar, ahora voy a hacer esto, ahora voy a hacer lo otro para tener una vida normal. Eso fue lo que hizo Ezequías. Ezequías dijo: bueno, ya arreglamos cuentas con Dios, ahora yo he determinado hacer pacto con el Señor, un nuevo pacto. Me gusta la palabra de este hombre, él dijo: yo he determinado. Este era un hombre serio, era un hombre recto, era un hombre de palabra y era un hombre de decisiones firmes. El dijo yo he hecho una determinación, me senté en mi escritorio, pensé bien en las cosas como están e hice una decisión firme y me comprometo públicamente, como una parte de la política de mi reinado, yo he determinado hacer pacto con Dios. Y ese hacer pacto, quería decir renovar el pacto que ya había sido establecido antes.

Hermanos, la bendición de Dios viene a nuestra vida cuando nosotros hacemos una determinación firme de seguir al Señor no importa qué, de agradar al Señor en todos los aspectos de nuestra vida, de caminar con el Señor. Mucha gente, más bien como que se desliza a la vida espiritual, más bien como que entran sin dolor y sin crisis al Evangelio y llegan allí y se sientan en una banca y entonces comienzan una vida cristiana de llegar los domingos a la iglesia, pero yo los veo y noto que pasan meses y meses y vienen de vez en cuando, no vienen, a veces ni cantan en el culto. Hermanos, perdónenme, ustedes saben que yo no soy generalmente tan específico en las cosas, me gusta ser un poquito más cortés, pero yo quiero animarle en el nombre del Señor. Mire, alabe al Señor, abra su boca. Hombres, yo se que a veces a los hombres nos resulta difícil cantar, no estamos acostumbrados, qué cosa hermanos, ¿eh? Hay hombres que no cantamos porque cuando niños nos enseñaron que eso era de las mujeres, o de los hombres afeminados e irresponsables cantar. Nosotros no, somos fuertes y feos y formales, pero nada de cantar porque eso no es de un hombre que se respeta a si mismo. Abre tu boca, atrévete, en el nombre del Señor, olvídate de tu mujer que está allí que se va a sorprender cuando abras la boca y cantes, pero hazlo por el Señor.

Hermanos, lo que quiero decir es que uno no puede como deslizarse así tan gradual y tan informalmente a la vida del Evangelio. Tiene que haber una decisión. Tiene que haber un pacto. Tiene que haber una determinación firme. Borrón y cuenta nueva. Yo voy a servirle al Señor, voy a cambiar, voy a hacer un viraje de U en medio de mi vida y voy a hacer un hombre y una mujer que voy a servirle al Señor y voy a caminar seriamente delante de Dios. Y el que no me quiera seguir eso es problema de ellos, yo y mi casa serviremos al Señor. Tiene que haber un cambio. Tiene que haber una determinación. Tiene que haber una experiencia de crisis en que uno diga: no voy a seguir como era antes, voy a cambiar mi vida, que la gente diga: ¿ese es fulanito? Si, ese es fulanito, renovado, tocado por el espíritu santo y habiendo hecho una determinación con Dios, un pacto con el Señor de vivir de cierta manera. Hasta que el hombre o la mujer no hace eso, hermanos, hasta que no pasamos por esa experiencia de crisis, no hay cambio en nuestra vida verdaderamente.

Yo recuerdo, yo crecí en el Evangelio a los 5 años mi mamá se convirtió, no ella, yo a mis 5 años, ya ella tenía muchos más años que eso, se convirtió al Señor en la República Dominicana. Yo crecí en el Evangelio pero cuando entré a un internado aquí mismo en Massachussets, en Philips Academy, en el año 72, del 72 al 82 mi vida cambió, yo no me comportaba verdaderamente como un cristiano, aunque amaba al Señor, servía al Señor, sabía que Dios tenía un llamado para mi vida, pero fueron años de desierto espiritual en muchas maneras. En el año 82 Dios tuvo un llamado sobre mi vida, yo entré en una crisis, es la única manera que lo puedo describir, tanto así que me tuve que tomar un año fuera de la universidad, cuando estaba en Harvard. En mi tercer año yo me salí de la escuela, porque Dios estaba haciendo renovaciones en mi vida, y me dijo que tienes que cambiar cosas. Y yo no pude seguir estudiando, en realidad me fui al desierto por un año, porque cuando Dios te llama y hay cambios en tu vida.... uno puede decir: yo soy cristiano. Yo era cristiano, amaba al Señor, hubiera dado mi vida por el Señor en esos 10 años, pero no estaba viviendo según el Señor quería. Pero cuando Dios me tocó, yo entré en una experiencia de crisis y desde de ese año en adelante Dios cambió completamente mi vida. Me consiguió la iglesia que hoy pastoreo veintipico de años después. Me consiguió la mujer con la cual estoy casado, cambió mi forma de ser y de pensar y de hacer las cosas, hermanos, porque cuando un hombre.... tiene que haber esa experiencia, tiene que haber cambios.

Y yo recuerdo que fui a visitar unos meses después a un jovencito a quien yo había, era consejero de él en su primer año en Harvard, estaba muriéndose, un joven chino, y en su cama de agonía casi muriéndose, ya casi no veía, cuando yo fui a visitarlo después de meses de no haberlo visto porque él pidió que yo fuera a visitarlo, y me dijo: no te veo bien, pero hay algo en ti que es diferente; porque en ese ínterin, en los meses entre la última vez que yo lo vi y por y lo que Dios había hecho en mi vida, la energía que había en mi era diferente, y él en su agonía la pudo sentir. Porque cuando un hombre cambia, se arrepiente y se ordena su vida con Dios, eso se puede sentir.

La mayoría de la gente entra al Evangelio y lo que hacen es que cambian un carné, en vez de ser católico, dicen ahora soy católico evangélico. ¿Entienden? Pero no cambian su forma de pensar, de actuar, de ser, de ser con Dios, su relación con Dios, su forma de comportarse, su forma de sentir en el corazón y entonces simplemente lo que hicieron fue cambiar de carné, pero no hay un cambio de corazón y de mente. Dios quiere una firme determinación, un pacto con El. A razo partido, Señor, tu y yo vamos a caminar la vida juntos y yo voy a ser tu marioneta. Yo te voy a amar y te voy a servir con todo mi corazón y te voy a dar lo que tu me pidas, lo que tu me pidas, tómalo y te lo voy a dar con gusto, y no voy a mirar a los hombres y aunque no me vean, yo te voy a honrar. Y cuando una persona camina así, Dios le bendice, le prospera, no se cansa de derramar su gracia sobre él o sobre ella. Tiene que haber integridad delante de Dios. Tiene que haber pasión para con el Señor, es la única forma, hermanos.

Y por eso Ezequías dijo: “o he determinado hacer pacto con Jehová, el Dios de Israel para que aparte de nosotros el ardor de su ira” Cuando los líderes espirituales de una nación, los líderes políticos de una nación hacen pacto firme con el Señor, cuando los líderes de una casa, el padre, la madre, determinan hacer pacto con Dios, sus hijos son bendecidos, sus finanzas son bendecidas, su matrimonio es bendecido, sus relaciones son bendecidas, todo es bendecido porque ha habido una firme determinación de hacer pacto con Dios, entonces se establece bien la conexión, los cables se aprietan bien, y la electricidad divina corre sin interrupciones a través de la familia. Viene la bendición. Esa es la clave, determinar firmemente hacer pacto con el Señor.

Lo último, dice: “... hijos míos no se engañen, porque Jehová los ha escogido a ustedes para que estén delante de Él y le sirvan y sean sus ministros y le quemen incienso”. Eso se lo dice el Señor a esta congregación; no se engañen, no crean que por simplemente venir a la iglesia y sentarse en una banca, eso es lo que agrada al Señor. Eso es mentira, el Señor demanda mucho más que eso. No nos engañemos, no nos engañemos creyendo que si nos escondemos y que nos hacemos los que no estamos viendo lo que está pasando allá afuera, que los demonios se van a ir y nos van a dejar tranquilo. Eso es lo que tantos pastores están predicando hoy en día. No confronten, no molesten, simplemente hablen el Evangelio y eso es todo. Eso no es suficiente, hay que vivir apasionadamente. Hay que confrontar al diablo, hay que hacer guerra. Te van a herir, vas a sufrir unos cuantos sustos, pero el Señor te sacará adelante. ¿Estamos dispuestos a pagar el precio de ser la iglesia de Jesucristo verdaderamente y vivir como sacerdotes del Señor? Porque dice aquí: “Dios los ha escogido a ustedes para que estén delante de El y le sirvan y sean sus ministros y le quemen incienso”. La Biblia dice que cada uno de nosotros es un rey y un sacerdote delante de Dios. Los tiempos de que solamente había un grupito especializado de sacerdotes, ya eso no existe. Hoy en día cada creyente es un sacerdote delante del reino del Señor y Dios nos ha escogido a nosotros para que estemos delante de El y le quememos incienso y seamos sus ministros. ¡Aleluya! Eso es lo que el Señor quiere de cada uno de nosotros. Que seamos sus ministros. Dios te necesita, Dios nos necesita a cada uno de nosotros.

Hermanos así es que va a venir el avivamiento a nuestras vidas. ¿tu quieres ser bendecido, tu quieres ser prosperado? Apasiónate para con Dios, ámalo por encima de todas las cosas. Haz pacto firme con El, arregla tu vida con El. Arreglemos nuestra vida con el Señor.

Vamos a bajar nuestras cabezas. Gracias, Señor. Gracias, Dios te adoramos, te bendecimos, Padre. A ti la gloria y la honra, Señor Jesús. Padre entendemos el peso de lo que estamos predicando y yo mismo me asusto Señor de lo terrible, lo serio que es lo que acabo de decir pero es tu palabra, Padre, no podemos atenuarla, no podemos huir de ella, solo tenemos que someternos a ella, no nos queda otra opción. Perdónanos por no amarte como tu mereces que te amemos. Nos arrepentimos Señor en esta mañana. Y queremos vivir una vida que te agrade a ti, Padre, una vida que honre tu nombre. Perdónanos por la tibieza de corazón y por la indiferencia con que a veces te servimos, Señor. Mira a esta iglesia, purifícala, saca la inmundicia de ella, saca todo lo que no te agrade, Señor, quita todo lo que no sea tuyo, Señor. Ayúdanos a vivir en una manera que sea agradable ante ti, Padre. Te necesitamos, necesitamos el toque de tu espíritu en esta mañana, Señor. Queremos tener los triunfos de Ezequías pero sabemos que también tenemos que tener la actitud de él, su corazón, su pasión por ti, su disposición a sacrificarlo todo por ti, Señor. Espíritu santo visítanos, visita a tu pueblo en toda esta nación. Señor tu pueblo necesita avivamiento. Padre, envía tu fuego, envía tu lluvia, Señor y haz florecer el desierto, Padre. Gracias, descansamos en ti, Señor en esta mañana. Reposamos en ti, Jehová. Te necesitamos, Señor. Necesitamos tu gracia.

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