21 noviembre 2009

I Reyes 17

Primer libro de los Reyes, Capítulo 17, dice la palabra del Señor acerca del profeta Elías:

“.... vino luego a él palabra de Jehová diciendo: “levántate, vete a Sarepta de Sidón y mora allí. He aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente”. Entonces Elías se levantó y se fue a Sarepta y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña y él la llamó y le dijo: “Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso para que beba”, y yendo ella para traérsela él la volvió a llamar y le dijo: “Te ruego que me traigas un bocado de pan en tu mano”, y ella respondió: “Vive Jehová tu Dios que no tengo pan cocido, solamente un puñado de harina tengo en la tinaja y un poco de aceite en una vasija, y ahora recogía dos leños para entrar y prepararlo para mi y para mi hijo para que lo comamos y nos dejemos morir”. Elías le dijo: “No tengas temor, ve has como has dicho pero hazme a mi primero -digan todos “a mi primero”, eso suena bien Pentescotal hacerlos decir eso- hazme a mi primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza y tráemela y después harás para ti y para tu hijo porque Jehová, Dios de Israel, ha dicho así. La harina de la tinaja no escaseará ni el aceite de la vasija disminuirá hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra”. Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías y comió él y ella y su casa muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó ni el aceite de la vasija menguó conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.” Bendiga el Señor su palabra a nosotros. Amen.

Bueno, para los que se unen a nosotros recientemente quizás no estuvieron ni el domingo pasado ni el ante pasado, estamos como decíamos en medio de un tiempo de reflexionar sobre el tema de la mayordomía, específicamente aplicándolo a nuestra campaña financiera que tenemos para levantar nuestro templo, que sabemos que el Señor nos ha llamado a hacerlo. Dios nos ha llamado a edificarle este templo que va a ser como en un sentido yo creo, la culminación de muchos años de nuestra iglesia estar construyendo.

Yo creo que desde que nosotros llegamos aquí hemos estado en construcción de algo. ¡Qué interesante Dios nos ha llamado a ser constructores! Y yo no creo que esto es coincidencia sino que eso es algo profético de nuestra iglesia porque uno de los pasajes que a mi más me gusta de todo el Antiguo Testamento y que yo creo que Dios nos lo dio hace años atrás, antes de ni siquiera venir aquí a Boston, es ese que dice que reedificarán las ruinas antiguas y levantarán los escombros de muchas generaciones. Y Dios nos ha llamado a ser una iglesia constructora, de hecho que cuando íbamos a hacer el logo de la iglesia una de las imágenes que se me vino a la mente..... ¿saben lo que es logo? Es el símbolo de la iglesia, que actualmente es un león así esquematizado. Cuando estábamos considerando ideas diferentes para el logo, el símbolo de nuestra iglesia, a mi se me ocurrió la idea de una grúa, una grúa en forma de cruz, no se si ustedes han visto estas grúas bien grandes que tienen como una pequeña, una leve sugerencia de cruz, y la idea era hacer una grúa en forma de cruz, que fuera como el símbolo de nuestra iglesia. Porque fíjense nuestra iglesia ha estado, desde que estamos aquí, están construyendo el big dig y todas las carreteras y todas estas cosas, y estamos aquí nosotros.

Construimos primero, renovamos este edificio, luego estamos renovando el otro de acá y ahora vamos a construir un templo con la ayuda del Señor. Y yo creo que hay algo allí de que Dios nos ha llamado a ser una iglesia que siempre esté construyendo, reedificando cosas, renovando cosas, renovando la ciudad, y renovando vidas y ayudando a reconstruir vidas y esa es la obra de la iglesia: ser una reedificadora. Y nosotros somos parte de eso. Así que siempre hemos estado en algo de construir y yo creo que el Señor nos ha dicho de esa manera en una forma profética decirnos: ustedes son constructores, ustedes son reedificadores de ruinas, ustedes levantan cosas que la gente no ve el valor en ellas y las ponen otra vez a funcionar y a ser una fuente de bendición.

Y yo creo que ese es nuestro templo, cuando yo a veces leo sermones de años pasados, como en estos días, que estaba recolectando los sermones que tienen que ver con mayordomía, que yo he predicado a través de los años, y los tengo en diferentes lugares así según libros, etc., pude rescatar sermones cuyo bosquejo hice en el año ’95, ’94 cuando apenas nosotros estábamos comenzando a construir este lugar aquí. Me río a veces de mi inocencia porque en uno yo digo, cuando estamos comenzando a construir aquí, que espero que en 6 meses podamos tener el edificio hecho. Yo escribí allí: ¡jah!, puse allí en el sermón porque la verdad es que la inocencia a veces es una cosa triste. Nos tomó dos años y pico hacerlo y con mucho trabajo y mucho arduo esfuerzo y por mucho más dinero de lo que pensábamos, aunque siempre mucho menos de lo que hubiera costado hacerlo normalmente.

Pero una de las cosas que veo también cuando leo esos sermones es que yo hablo allí acerca de que Dios nos ha llamado a ser una iglesia y que animando a los hermanos a que trabajen y den para construir este edificio que va a ser de bendición a la ciudad de Boston, y hablo acerca de que Dios nos va a permitir establecer relaciones con la ciudad y con el gobierno de la ciudad, con otras iglesias y tantas cosas, hermanos, que yo digo: ¡guau gloria al Señor!, porque todo se ha cumplido. Y eso que lo estamos diciendo, ¿de dónde me salía eso? Yo no sé por que en realidad nada sugería que esa iglesita oscura, allí en Cambridge pudiera llegar a tener alguna de las relaciones y el impacto que Dios por su misericordia y para El la gloria, nos ha permitido tener en la ciudad de Boston y establecer las relaciones y yo se que todavía no hemos visto nada de lo que Dios va a hacer a través de ustedes, de esta congregación por medio de su santo espíritu en nosotros, y si seguimos fundamentados en la palabra del Señor y haciendo las cosas con humildad, como Dios quiere.

Pero verdaderamente uno no se imaginaba en ese tiempo que Dios iba a permitirnos ser constructores y edificadores junto con otras iglesias en la ciudad para bendecir a nuestra comunidad. Y estamos ahora en ese proceso de construir este edificio que yo espero que ya sea en realidad, nunca digas “de esta agua no beberé”, pero que sea lo último ya que Dios nos llame a hacer por un buen, buen tiempo. Y esto es la construcción, no de ladrillos como decimos, sino de una visión para la ciudad de Boston. Yo quiero animar a mis hermanos en estas semanas a reflexionar sobre lo que Dios te está llamando a ti a hacer. Cada uno de nosotros es uno de esos ladrillos de ese edificio. Dentro de ti hay quizás uno y quizás muchos más ladrillos, para construir nuestro edificio. Tienes que verte así, cada uno de nosotros, y hablo aquí sobre todo a los hermanos que se identifican con esta congregación, si tu nos visitas o todavía no estás en esa onda, no te sientas aludido, respetamos donde tu estás en tu jornada espiritual, pero yo creo que a los que están más maduros en el Señor, se identifican con nuestra iglesia, son miembros o aman a nuestra congregación y se alimentan aquí, yo les animo a no quedarse cortos en esta gran empresa que Dios nos permite que es construirle al Señor un templo que nos permita hacer de más bendición todavía a la ciudad y para ese proceso estamos estos domingos hablando acerca de la mayordomía. Yo espero a través de estas enseñanzas, edificar en nosotros una postura de fe, de fe, de generosidad para con el Señor, aumentar nuestra visión para ver todo lo que Dios quiere que nosotros hagamos porque si usted mira en la Escritura que Dios tiene un gran proyecto escoge hombres y mujeres.

El primer proyecto de construcción que hay en la Biblia fue la construcción del Tabernáculo, cuando el pueblo hebreo estaba en el desierto. Y fíjense que aunque Dios envió maná del cielo para que comieran los hebreos, y no permitió que sus zapatos envejecieran y su ropa se deshiciera sobre ellos, sin embargo para la construcción de su tabernáculo, Dios no hizo descender del cielo un tabernáculo hecho, sino que mandó al pueblo a dar, y diferentes personas trajeron diferentes cosas. Unos trajeron telas, otros trajeron metales, algunos contribuyeron sus destrezas de artesanía, otros trajeron madera y diferentes cosas para la construcción del templo. Dios usó a su pueblo y usó a Moisés para impartirle la visión al pueblo de un tabernáculo, y de ahí otros procesos de construcción que hay en la Escritura, como por ejemplo el templo salomónico, y los otros templos que fueron reedificados después de la destrucción del primer templo. Los muros de Jerusalén a través de Neemías y tantas otras cosas, de obras de construcción, siempre vemos que están precedidas, es decir antes de la construcción siempre hay un llamado al pueblo a darle al Señor para hacer posible esa obra, porque al Señor le gusta construir en cooperación con sus hijos. Y nosotros cuando recibimos esos llamados, decimos: amen, Señor, yo estoy presente. Yo quiero ser parte de eso.

Ustedes recuerdan..... lo que estoy poniendo allí en el corazón de mis hermanos, que Dios nos permita tener 200 personas o familias, o unidades familiares, 200 individuos u hogares que se comprometan en dos años, 24 meses a darle al Señor para la construcción de nuestro templo 5000 dólares, que son como 50 dólares por semana, por dos años. Yo se que eso solamente en capuchinos algunos de ustedes lo consumen cada semana. Si usted solamente deja de tomarse esos capuchinos que lo que va a hacerle es engordarle de todas maneras, y ponerle los dientes amarillos, déselos al Señor para que usted vea un gran templo edificado para gloria de Dios. Hay tantas cosas que podemos hacer hermanos, que en realidad si miramos a ver, no son de vida o muerte, y si nosotros decimos: yo voy a eximirme un poquito de aquí y de allí, mire va a salir bendecido usted. Esos trajes viejos que están allí que no se los puede poner hace 5 años, de momento le van a servir y tantas otras cosas, porque usted habrá encontrado una manera creativa de darle al Señor. Así que esa es nuestra petición.

Ahora, nosotros queremos que todo el mundo pueda dar y esa es la segunda meta que Dios ha puesto en nuestro corazón que todo el mundo que se identifica con la congregación León de Judá pueda darle al Señor algo. Si el Señor no le ha dado esa posibilidad o esa fe para dar de esa manera, no se sienta mal, no se sienta aludido y despreciado porque esa no es la idea. Usted puede darle al Señor algo. Todos podemos venir ante el Señor con algo en nuestras manos, así que pídale al espíritu santo que le ilumine, entonces acerca de cómo usted puede darle al Señor, y en qué forma y en qué grado y entonces allí usted con su Señor, nadie debe juzgarle a usted por eso, sino todo lo contrario, el Señor bendice lo que sale del corazón. La Biblia dice que no demos al Señor por obligación o por culpabilidad, sino que con alegría. Así que dele al Señor lo que usted pueda darle con alegría y otro quizás con dolor. Está bien, no hay problema en darle al Señor con dolor también. Eso es importante también.

Y lo tercero, el tercer punto, y con esto ya termino lo prelimar, porque es que estoy poniendo en contexto lo que estamos predicando, es que quizás hay personas, quizás haya personas en esta congregación y yo se que las hay, que podrán dar más de 5000 dólares en dos años, y quizás Dios le ha bendecido a usted en alguna forma o le va a bendecir de alguna manera y quizás Dios ponga allí que yo quiero honrar al Señor con algo más allá de esos 5000 dólares. Si Dios pone eso en su corazón yo le aseguro que no lo vamos a resistir. Bendiga al Señor y bendiga a su pueblo de esa manera. Así que si alguno siente del Señor de dar más de esos 5000 dólares, por favor les animamos a pensar también en eso y pedirle al Señor que le ilumine con respecto a eso.

Hay tienen ustedes lo preliminar. Ahora vamos a la palabra del Señor. Primera de Reyes 17. La Biblia está llena, hermanos, de referencias a este principio de dar. Ahora que yo he estado haciendo una lista de textos desde los cuales predicar en estos domingos, porque quiero verdaderamente bendecir su vida y enseñarles principios para la provisión de su vida, para vivir una vida próspera en todas la áreas de la vida. He encontrado decenas de textos porque la Biblia habla continuamente acerca de este concepto de dar y recibir, de cómo tenemos un Dios que quiere bendecir a su pueblo, pero un Dios también que ha establecido ciertas leyes, ciertos principios, ciertas formas en que nosotros podemos desencadenar su bendición para nuestra vida. Y esos textos están en todas partes. Y de hecho les digo, hermanos que este texto que vamos a estudiar aquí en esta mañana, no es solamente con respecto a recibir comida, alimento o dinero, yo creo que se refiere a cualquier milagro, cualquier intervención divina que tu quieras recibir en tu vida. Puede ser la solución a un problema familiar, a un problema emocional, a una atadura mental que hay en tu vida, a una herida emocional que hay en ti, un problema con un hijo o lo que sea, problema de provisión material, vivienda, dinero, trabajo, estudios, esto se aplica a todas esas dimensiones de la vida. Lo que uno necesita recibir para tener una vida prospera y bendecida, cómo ha Dios establecido principios espirituales para poder desencadenar su bendición. Porque si usted mira Dios es un Dios de orden, y Dios ha establecido principios físicos que los científicos al descubrirlos les permiten operar sobre la realidad y levantar aviones de toneladas que pueden viajar por los aires, meter submarinos en le fondo del mar que pueden viajar por el fondo del mar, carros que corren por la superficie de la tierra, rayos láser que operan sobre algo tan delicado como la pupila de un ojo, porque los científicos han descubierto los principios físicos que Dios ha enterrado en la naturaleza y al descubrir esos principios y ponerlos en operación pueden sacar ventaja de ellos.

Yo sostengo que lo mismo es cierto para los principios espirituales. Dios ha establecido principios espirituales y ha dado un mapa para descubrirlos, los cuales se llama su palabra. Al nosotros poner en práctica esos principios de su palabra podemos, como los científicos en el mundo físico, recibir bendiciones también en el mundo espiritual. Y aquí por ejemplo tenemos uno de esos mapas pequeños, en este texto tan rico que es el texto de la viuda de Sarepta y dice aquí que Dios llamó a Elías a apartarse por un tiempo de Acab y Jezabel, esos reyes malignos que querían matarlo, porque a través de Elías Dios había dicho que no llovería sobre Israel hasta que Elías no diera la palabra, y entonces Dios le pidió a Elías que se escondiera por el tiempo que fuera necesario. Y Elías se escondió en el arroyo de Cherit , ustedes saben la historia, y allí Dios le proveyó a su profeta durante muchos días pan y carne a través de cuervos, y agua a través de un arroyo. Un día, dice la Biblia, que el arroyo se secó y no había más agua porque había sequía en la tierra y entonces Dios le dijo a Elías: ok, Elías ahora vete de aquí, y ahí comienza nuestro texto y ve a Sarepta de Sidón, era una tierra no judía, un pueblo que no era hebreo, vete allí a esa ciudad y allí, dice el Señor, Yo he dado orden, mire eso, yo he dado orden a una mujer viuda que te de de comer, que te sustente, que te mantenga por el tiempo que sea necesario.

Ahí ya yo veo algo, hermanos, es esto: que Dios es un Dios proveedor de sus siervos, de sus hijos. Toda enseñanza de mayordomía primero dice que Dios es el dueño de todo lo existente, como vimos el domingo pasado, pero otro principio de la mayordomía es que Dios es proveedor de aquellos que lo honran y le temen. Y no importa cuanta carencia haya en una tierra, hermanos, Dios es poderoso para proveerle a los suyos. Yo se que hay personas que aman al Señor que padecen miseria en otros países de la vida, pero por experiencia propia de mi familia yo aprendí una cosa y es que cuando Dios llega a una casa, las circunstancias financieras negativas cambian y comienza la bendición. Yo lo puedo decir porque cuando mi mamá conoció al Señor Jesucristo hace muchos años en la República Dominicana, nuestra familia, sus circunstancias financieras eran muy adversas, pero yo recuerdo en mi mente de niño pequeñito que cuando mi mama conoció al Señor algo cambió en nuestra vida y Dios comenzó a proveernos de una manera preciosa. Y yo podría explicarles pero eso no es el punto, el punto es que cuando Cristo entra a la vida de una familia comienzan los procesos de bendición y de prosperidad, si esa familia es fiel al Señor y si usa los principios de la fe.

Eso está en la Escritura, eso no se dice para manipular, no. Yo veo eso en todas las páginas de la Escritura que Dios provee. La Biblia dice, por ejemplo, “joven fui y he envejecido y no he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan”. Yo creo que si Dios me tira en la luna, allá yo se que yo conseguiría un árbol de algo para comer, si fuera necesario, porque ese texto está allí y alcanza hasta la luna misma. “No he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan”. Ahora, podríamos nosotros creer eso, hermanos. ¡Qué difícil es ajustar la mente a las promesas de Dios! Pero Dios es un Dios proveedor, de hecho, uno de los nombres que se le da a Jehová en la Biblia, ¿cuál es? Jehová Giré, que en hebreo quiere decir Jehová es mi proveedor. La esencia misma del carácter de Dios es proveer a sus hijos por eso les proveyó a los hebreos maná en el desierto, les proveyó agua de una roca, les proveyó vestido y zapato y les proveyó su poder, y les proveyó la nube de humo en el día para que los guiara y la columna de fuego en la noche. Óiganme, ni Mapquest tenía un servicio tan bueno como esa nube y esa columna de fuego, era un mapa a través del cual Dios le guiaba a sus hijos a donde tenían que ir, porque Dios es un Dios proveedor en todas las dimensiones de la vida, si nosotros lo creemos. Le proveyó a su siervo Elías, cuando se le acabó el agua dijo: ahora ve, yo tengo otra opción para ti. Siempre hay una opción.

Yo he descubierto eso, hermanos, en la vida. Mi lema es siempre hay una solución. ¿saben qué lo que yo practico en mi vida? y cuando hay.... puede ser una cosa sencillita, pequeña pero mi lema: siempre hay una salida, siempre hay una solución a cualquier problema, porque Dios es la solución a cualquier problema de la vida. Dios es la puerta que se abre cuando todo parece oscuro y no hay nada que la razón sugiera de soluciones, Dios puede proveer en nuestra vida, si creemos, si confiamos en el Señor. Imagínese, usó cuervos para proveerle a su siervo y ahora usa.... fíjese es interesante que a través de la Escritura nosotros vemos algo que Dios usa muchas veces algo que parece que no puede proveer para proveer. Fíjese proveyó agua, ¿de qué? De una peña. Proveyó comida en la alimentación de los 5000 ¿de parte de quién? De un niñito con cinco panes dos peces por allí. Dios siempre.... le gusta proveer a través de cosas aparentemente áridas y estériles. Aquí provee a través de una viuda que ni seguro social, la pobre estaba cogiendo. No había welfare en esos tiempos, no había seguro social, ni cupones, nada, hermanos, ni tarjetas de crédito que uno pudiera por lo menos dar un tarjetazo y decir: ya veré como salgo de esa después. Nada, esta mujer estaba desprovista y al Señor le gusta proveer a través de formas inesperadas.

¿Cuántos han recibido algo en la vida a través de una forma inesperada o de alguien que no parecía que podía serle de una fuente de solución? Porque a Dios le encanta, porque Dios es un Dios..... El tiene un sentido del humor, yo creo. Inclusive El lo hace así para que sea evidente que es su gloria, que no es el hombre sino es El quien verdaderamente en última instancia provee. Y Dios le dice a Elías: yo he dado la orden para que esta mujer te alimente. Ahora, lo hace a través de un proceso complejo y zigzagueante, porque cuando Elías llega allá, a Sarepta, yo creo que él esperaba que lo iba a encontrar una mujer con un abrigo de mink, en una limosina, una viuda rica que quizás hasta se iba a casar con él si le iba bien, o algo por el estilo. Pero cuando llega a Sarepta, fíjese Dios dice: Yo he dado orden, y cuando él llega allí lo primero que ve es una mujer toda deshecha y deprimida porque está llegando a lo último de su vida, y ya lo que le queda es un puñadito de harina y unas cuantas gotitas de aceite para hacer un pankake sin leche ni siquiera. Y esta viuda para peor la situación, ni siquiera sabe quién es Elías y que Dios te dijo, ¿qué? Tu estás loco, muchacho, vete a un psiquiatra. ¿qué te diera yo comida? Pero, si esto es lo último que a mí me queda, me lo voy a comer con mi hijo ya para echarme a morir. ¡Qué interesante!

Hermanos ahí está la cosa, usted ve. Dios da declaraciones en el espíritu que luego tienen que realizarse en el mundo del tiempo y del espacio. Y a nosotros nos toca ser participes muchas veces de los milagros. Dios a veces declara cosas en el ámbito espiritual y a través de su boca que en la realidad externa no parece que nada concuerda con lo que Dios ha dicho y ahí es donde nosotros, muchas veces somos los protagonistas de la segunda parte del drama, porque Dios ha declarado su principio espiritual, pero entonces ahora nos toca a nosotros desarrollar eso, y ser parte del milagro. Nosotros quisiéramos como que los principios de Dios fueran de ‘a’ a ‘b’ a ‘c’ a ‘z’, punto, recto, línea recta, pero Dios no obra así. Dios obra a través de procesos complejos como el que se da aquí. El ha dicho: esta mujer le va a proveer a mi profeta pero los detalles de ese proceso van a ser desarrollados por la interacción entre Elías y la viuda de Sarepta. Dios es un Dios así. Dios es un Dios economista. El dice: se va a hacer esto. Los detalles. Ustedes encárguense de eso, como hacen los grandes ejecutivos. ¡qué fuerte es el Señor!

Y a nosotros entonces nos toca, dependiendo de nuestra fe, ¿ve? Dios al decir que esta viuda le provea a mi profeta ya ha declarado un principio que está reverberando en los aires espirituales, pero ahora entra en acción la fe del profeta y la fe de la viuda y el diálogo que se da entre ellos. Así es, hermanos, muchas veces Dios te ha dicho a ti en tu vida: ese sueño que tu tienes, Yo he declarado que se cumpla. Ese proyecto económico, financiero que tu tienes, Yo he declarado que tenga éxito. Ese deseo que usted tiene de estudiar y de llegar a ser una mujer profesional, aunque tienes 40 años y tres hijos y el resto del tiempo te lo pasas lavando platos, y limpiando la casa, Yo he dado orden para que tu llegues a tomar una maestría. O que aprendas a hablar inglés. O que tengas tu casa un día. Dios ha dado la palabra, ¿usted ve? Pero ahora nos toca a nosotros un proceso de fe para que eso que Dios ha declarado en los aires se realice. Y ahí es donde muchos de nosotros fallamos muchas veces. No le creemos a Dios o porque el proceso se hace un poquito difícil en el camino y no nos va bien, la primera vez que tratamos ya nos echamos a morir y decimos: Olvídate, Dios no es fiel, Dios no cumple lo que promete. Y entonces nos lamemos las heridas por el resto de nuestra vida y llamamos a Dios infiel, cuando era que Dios quería que diéramos un poquito más de esfuerzo y que aprendiéramos, que sacáramos algo de ello.

¿Usted ve? Aquí a Dios no le interesa solamente que esta viuda le de de comer a su profeta y le llene el estómago de pan y de agua. No, Dios quiere algo más. Dios quiere que el profeta aprenda ciertas cosas y que la viuda también aprenda ciertas cosas de fe y del espíritu y que ella también sea bendecida con toda su casa. Porque cuando Dios obra, muchas veces sus procesos arrastran no solamente a nosotros sino a otros que están alrededor de nosotros. Y si nosotros actuamos en fe, somos bendecidos nosotros y otros también que son testigos del proceso de fe que nosotros estamos viviendo. ¡Qué precioso es el Señor! ¿verdad? ¡Qué compleja es la forma de Dios operar! El quería desarrollar un drama entre Elías y esta viuda.

Pero no nos olvidemos de eso, hermanos. El principio aquí que yo veo importante es que Dios está proveyendo. Dios ha dado una orden: mi profeta no puede pasar hambre. Mi profeta tiene que ser bendecido. Aunque otros están pasando hambre por su maldad y su falta de fe, yo quiero que mi profeta sea bendecido. Y esto hermanos, aquí hay otro principio bien importante: cuando nosotros le damos al Señor siempre tenemos que darle al Señor desde una postura de confianza y de fe de que El es nuestro proveedor. El trasfondo mental de nuestra acción de fe siempre debe ser Dios es poderoso y fiel para proveerme. ¿usted ve?

Mire que cada vez que Dios llama a la gente a dar, hay algo como que le dice: no temas o le dice: no te preocupes, yo te voy a dar. Mire por ejemplo Lucas, Capítulo 12, porque estos principios están en todas partes, no solamente en Antiguo Testamento. Lucas 12:32, dice: “no temáis” –digan conmigo, hermanos “no temáis”, otra vez “no temáis”- manada pequeña porque a vuestro padre le ha placido daros el reino”.

Mire la promesa allí. El dice, gente de León de Judá no teman, no se preocupen, ustedes no os afanéis por el día de mañana. No anden con esa ansiedad en sus vidas y esa idea de que su vida es algo frágil que en el día menos pensado va a perder su trabajo, lo van a botar de la casa, se va a enfermar, le va a faltar el dinero para pagar el agua o la luz. El Señor dice: no temas, yo soy tu proveedor. No temas, manada pequeña, porque a tu papá le ha dado la gana de darte el reino completo, todo. Dios te ha prometido todo. Yo vivo como que la tierra es mía, porque es de mi padre que me ama, y yo trato de vivir de esa manera, de esa confianza de que Dios es mi proveedor. El ha dejado esos textos ahí en la Escritura, de Elías y de otros para enseñar que El puede hacer lo mismo conmigo.

Y entonces miren lo que continúa, a vuestro padre le ha placido daros el reino, dice: “vended lo que poseéis y dad limosna. Haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega ni polilla destruye”. Usted ve, primero él establece un trasfondo de provisión y de promesa y de fe. No temáis. A mi me ha placido entregarles el reino, y ahora miren la consecuencia de eso. Por lo tanto, vendan lo que tienen, denle limosna a los pobres, sean generosos, porque ustedes tienen una línea, tienen una cuenta de crédito ilimitada, es como los bancos le dan una tarjeta a alguien, dice: límite, 100.000 dólares.

Hermanos nosotros tenemos una línea de crédito en el reino de los cielos y Dios dice por lo tanto atrévete a ser generoso aquí en la vida. Da. En todo lo que tu puedas, ayuda al pobre. Ayuda a la gente necesitada. Da de tu tiempo generosamente, da de tus energías. A mi me gustan los cristianos enérgicos, hermanos. La gente aplatanada, como dicen los caribeños, no son santos de mi devoción, porque yo creo que Dios quiere gente con un exceso de energía porque sabe que de esa energía hay mucha más que tiene Dios. Dios es poder y cuando tu das al Señor..... mira, no te va a faltar. Créelo. Esfuérzate y se valiente, dice el Señor, porque Yo estaré contigo donde quiera que tu vayas. En otras palabras, lánzate, atrévete, has cosas, emprende cosas, porque Yo estoy contigo. Y de donde tu diste hay más para que tu recibas más todavía.

Lo que pasa es que nosotros no le creemos a Dios y somos conservadores con nuestra energía, con nuestro tiempo, con nuestro dinero, con nuestras posesiones, y siempre estamos contando como miserables las moneditas que tenemos.... y Dios dice: no seas tacaño. Da. Porque a mi me ha dado la gana de darte el reino. Atrévete en el nombre del Señor. Muchas veces tantas oportunidades que hay, hermanos para nosotros servir a alguien o darle a alguien y no nos atrevemos porque estamos pensando,.... Alguien nos llama deprimido y nos dice: me voy a pegar un tiro, hermano, estoy deprimido aquí. Dice: bueno, si hermano, por favor hablemos otro día porque yo tengo que irme a dormir, estoy cansado y tengo que levantarme a las 5 de la mañana. En vez de decir: bueno, voy a consolar a este hermano, le voy a hablar porque aunque tengo sueño y pierda una hora y media de sueño, pero el Señor me lo repondrá mañana por la madrugada.

Entonces estamos siempre pensando en el temor, lo que no tenemos, en vez de pensar en el Dios que ha dicho: yo tengo más de donde salió eso. Hay más, hay un tesoro ilimitado. Atrévete. Da de tu energía, da de tu tiempo, da de tus talentos, invierte en mi reino porque Yo no tengo límites en lo que te puedo dar.

Y por eso muchos de nosotros, hermanos, vivimos vidas mediocres y vidas limitadas, donde la provisión de Dios no nos llega y es porque tenemos unos cablecitos bien finititos por donde solamente puede pasar un poquitito de la bendición de d. Yo he aprendido que mientras yo más doy, Dios más me da. Mientras más generoso yo soy en el Señor, más generoso es Dios conmigo. Por eso es que Dios dice: no te preocupes, da.

Mire cómo le dice Elías a la viuda. Mire aquí la mentalidad del hombre y la mentalidad de Dios. Elías manda a la viuda a buscarle un poquito de agua. Esa es la cascarita para que ella resbale. “Busca un poquito de agua”. Y ella, parece que tenía bastante agua, “claro que si, no hay problema”. Y después como quien no quiere la cosa dice: “ah, y por favor si me puedes traer una tortita hecha con ese harina y ese aceite”. Dice: “ah, no ahí si que no, no te puedo ayudar. Ahí si que no se va a poder, como decía un señor que conocíamos nosotros cuando éramos chiquitos. No se va a poder”. ¿Por qué? Porque ella dice, lo único que tengo es un poquito de harina y un poquito de aceite y eso está reservado para mi y para mi hijo y ya pensamos con eso nos echamos a morir porque no hay más nada. No digas más me (34:41) que no hay más yerba, como dicen los dominicanos. Fíjese ella está pensando en su limitación. Ella no ha escuchado la palabra del Dios proveedor. Ella no conoce al Dios proveedor que Elías conoce. Entonces ella solamente está pensando en sus limitaciones. Ella está pensando en lo que no tiene. Ella está operando, en lo que yo llamo, la mentalidad de carencia. Los cristianos podemos operar de dos zonas: la zona de carencia o la zona de abundancia y provisión. El cristiano carnal, racional solamente opera pensando en que si yo doy al Señor me va a faltar. Si yo saco de mi cuenta ese dinero que no voy a tener para pagar los biles o para completar el proyecto que yo tenía, o lo que sea. Ve, uno piensa con la mentalidad de carencia, y eso se ve en toda la Escritura.

Por ejemplo cuando Caleb y Josué y los otros 10 espías regresan de la tierra prometida, los diez espías incrédulos le dicen pueblo hebreo que lo habían mandado: miren, señores, ni se molesten en ir a Canaan. Eso está lleno allí de una gente que miden 6, 8 y 7 pies y tienen unos molleros que ni Arnold Swarzenneger y tienen unos carros y lanzas de metal y caballos gigantes y nosotros al mirar esa gente tan alta nos veíamos como energúmenos, como langostas, dice, como cositas chiquititas. Esa es la mentalidad de carencia. Es la mentalidad que solo ve las limitaciones en la vida. Es la mentalidad de la persona que solo piensa, bueno, pero en mi familia nunca ha habido nadie que tenga dinero. No ha habido ningún profesional. Qué es eso de que yo dijo: comprar mi casa o yo ir a la universidad. No es posible. Porque está pensando de la carencia.

Es la idea cuando el Señor te dice dame a mi primero, como le dice Elías a ella, atrévete a honrarme con tu diezmo. Atrévete a honrarme con una promesa y yo te prometo que no te va a faltar. Pero la persona dice: bueno, pero esos serán otros allí porque ese gana 50.000 al año, pero yo solamente gano 24 ó 20 ó 18. Yo no puedo hacerlo. Porque uno está pensando en la limitación, uno está pensando según la carne. Uno está pensando según la razón. Como esta mujer solo pensó, me queda solo un puñadito de harina, un poquito de aceite, y ya me voy a morir, y de dónde le voy a dar yo a este hombre lo que a mi me toca. ¿usted ve? Esa es la mentalidad de carencia. La mentalidad de carencia la vemos a través de toda la Escritura.

Los discípulos cuando el Señor les dice: Denle ustedes de comer a toda la multitud. Ellos dicen: ¿que le demos nosotros de comer a toda esta gente? Mire si tuviéramos 20.000 dólares no podríamos comprar pan, y es más si tuviéramos el dinero dónde íbamos a comprar, si por aquí no hay una panadería en todos los alrededores. La mentalidad de carencia. Pero el Señor que conoce al Dios proveedor, les dice: vayan por allí, pónganse a buscar y miren a ver qué encuentran. Cinco panes, dos peces. Vengan acá, los bendice, ora por ellos, y come toda la multitud y sobran 12 cestas llenas de panes y de peces. ¿Por qué? Porque el Señor quería darles una lección: no vivan conforme a la mentalidad de carencia. Vivan conforme a la mentalidad de fe.

Hermanos, hay una cosa, que cuando tu vives conforme a una mentalidad de fe y de posibilidades, tu vida se convierte en algo magnético hacia la bendición y hacia la prosperidad y hacia las oportunidades. Hermanos, yo trato en todo lo posible de cultivar una mentalidad de posibilidades y yo he descubierto que secretamente es como que hay un magnetismo que atrae las posibilidades, atrae las bendiciones. Yo quisiera tener tiempo para darles ejemplos de esto, pero miren, uno solo aunque el tiempo se nos va, pero estas cosas son importantes.

Ese edificio hacía años que Dios había puesto en mi corazón construir ese edificio y yo quería comenzar mucho antes de que se complicara el vecindario con todos los condominios que se han mudado aquí, porque yo sabía que iba a ser mucho más difícil el proceso del vecindario. Sin embargo había tantas trabas legales y tantas dificultades en el proceso, que yo sabía que iban a venir, que yo me acobardé durante mucho tiempo y esperé y esperé y esperé. Porque no me atrevía a meterle mano, parecía imposible. Yo me acuerdo un día en que Meche y yo en la cocina de casa, yo le dije a Meche: Meche, si ese proyecto un día tu ves que se da y tu ves que nos aprueba la ciudad el que hagamos ese edificio, di que tu has visto un milagro. Ella misma estuvo de acuerdo en que así era. Porque había cosas allí, imposibilidades que ni siquiera surgieron, que nos hubieran podido impedir que ese edificio siguiera, si ellos hubieran sabido cosas que podían usar. Y sin embargo un día yo dijo: Señor, si esto es de ti, lo único que yo puedo hacer es comenzar a caminar en fe. Y si esto es de ti tu vas a resolver los problemas y tu vas a tumbar a los gigantes y eso se va a dar, y la ciudad nos va a dar el permiso. Y saben, yo comencé a orar y decidí en mi mente que, ok vamos a emprender eso.

Un día invitaron al grupo de alabanza, ellos recuerdan, el grupo de alabanza a la iglesia de Roxbury Presbiterian Church para que tocara allá en una reunión de varias iglesias de oración y adoración y eso fue unos pocos días después que yo decidí. Y le dije al Señor: Señor, lo primero que yo necesito es un arquitecto, alguien que nos haga estos planos por un precio bien bajo y ser una persona lo mejor que hay en la ciudad de Boston. ¿Y saben qué? Ese día domingo después del servicio cansado yo y agotado después de las reuniones aquí en la iglesia, llego allí cuando ya comenzaba el servicio, nuestro grupo estaba tocando y cuando voy caminando hacia el asiento que encontré, detrás del asiento donde yo me iba a sentar estaba Glenn Knowles, un arquitecto cristiano que yo había conocido años atrás en Cambridge, en la iglesia norteamericana que compartía el edificio con nosotros. Y Glenn Knowles es graduado de Harvard y trabaja para una de las mejores compañías de arquitectura de aquí, de la ciudad de Boston, un hombre ilustre en la arquitectura y con corazón de servicio al Señor y cuando yo lo vi, en mi corazón yo dije: este es mi hombre, este el hombre que Dios ha puesto allí para hacer este trabajo. Comencé a hablarle y acordamos reunirnos y el resto es historia. Ahí están los diseños que nos salieron por una fracción del costo de lo que salen normalmente ese tipo de cosas. Al Señor la gloria.

Y este hombre a través del proceso fue mi abogado, mi arquitecto y mi compañero de batalla. Cada vez que nos metíamos en la boca del león con un grupo del vecindario o de la ciudad porque el Señor cuando provee, provee en grande. Pero, se requirió que yo dejara mi mentalidad de dificultades y de obstáculos y la cambiara a una mentalidad de posibilidad, y que me atreviera a dar los primeros pasos de fe. Cuando usted comienza a caminar en el nombre del Señor el río se abre delante de usted, porque eso es lo que Dios está esperando. Un mover de fe. El está esperando que nos atrevamos, que rompamos la mentalidad esta de limitaciones y de imposibilidades y de que nunca se hizo antes esto, que nadie en mi familia, o que yo no tengo, no puedo, no se, y que usted diga: todo lo puedo en Cristo que me fortalece, como dice el Apóstol Pablo.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Y tu puedes romper todas las cadenas que el diablo pone en tu mente y en tu vida y en tu circunstancias, todo está en que tu le creas al Señor y que te atrevas y que tengas lo que se llama una mentalidad de posibilidad. Y eso es lo que yo veo en Josué y Caleb. Dice la Biblia que había en ellos un espíritu diferente al de los otros. Y Caleb y Josué, cuando estos diez espías dijeron: esto es imposible, esta gente son inmensas, son demasiado grandes para nosotros, Josué y Caleb dijeron: No le teman a ellos, porque Dios los ha entregado a nosotros y lo vamos a comer como pan, dijo Josué y Caleb. Porque más grande es el que está en nosotros que el que está en el mundo. Yo creo que la gente que está en Cristo y que tiene su fe activa piensa en esa manera. El Dios que está dentro de mi es más grande que cualquier circunstancia. Yo voy a salir adelante sea como sea. Dios abrirá un camino. Ese coro (43:09) dice: sendas Dios hará donde piensas que no hay. Eso es verdadero para el que cree, hermanos. ¡Aleluya! Pero sabes que en el proceso muchas veces hay trabas porque ese es el Dios que tenemos.

Hace poco escuchamos una enseñanza de un escritor llamado Elbridge que habla del Dios desde los dramas y del Dios que hace dramas. A mi me encanta los dramas. Mi doctorado es en literatura, y yo amo los dramas, amo la trama de una novela o aún de un poema o de un cuento. A Dios le gustan los dramas y en los dramas, miren las comedias de televisión por ejemplo, el muchacho conoce a la muchacha, se enamoran, pero si se casaran enseguida la película tomaría 5 minutos, pero ¿qué pasa? No, viene una que el conocía hace 10 años y se pone a hablar con ella en la calle y la primera que se enamoró de él los ve hablando y ya piensa que él la ha dejado y se mete un lío allí tremendo, y los próximos 45 minutos se tratan de resolver ese problemita que comenzó para alargar la cosa y ahí estamos nosotros llorando con los Kleenex o comiendo pop corn a diestra y a siniestra, porque la trama se está poniendo sabrosa ¿no?, hasta que llega finalmente que se casan y viven felices para el resto de sus vidas ¿no?. Porque esa es la esencia, la trama es la complicación, eso es lo que hace un drama y Dios se le encanta, Dios es el novelista por excelencia.

Entonces Dios nos dice: yo te voy a bendecir, yo he dado la palabra para que tu seas bendecido, entonces tu le crees al Señor y ahí comienza un proceso que puede durar años, meses, semanas. Va a haber dificultades, gigantes a quienes les vas a tumbar la cabeza, mares que vas a atravesar, doncellas a quienes vas a salvar de gigantes terribles, pero llegarás a la meta porque Dios dijo: llegarás porque Yo lo he dicho.

Pasen a la otra orilla, dice el Señor Jesús. Mientras van hacia la otra orilla encuentran un mar bravo, una tormenta y el Señor allá en su trono orando, los ve y a medio de la noche camina hacia ellos y se monta en la barca y le dice a la tormenta: Cesa, calla. Y se calla la tormenta y llegan a la otra orilla porque el Señor dijo: llegarán a la otra orilla. Dios es complejo en sus procesos. Muchas veces nosotros nos dejamos intimidar por la complejidad de los procesos y nos acobardamos y entonces perdemos la oportunidad que Dios quiere darnos. Nunca te des por vencido porque el proceso se haga arduo en el camino. Di: no, lo que el Señor está haciendo es que me está enseñando cosas. El quiere bendecirme más allá de la meta pequeñita que yo tenia. Las metas del Señor siempre son mucho más amplias de lo que tu mente pequeñita puede concebir, mi hermano, mi hermana. A Dios le encantan los viajes, le encantan los procesos. La vida del cristiano es siempre lo mismo, lo que dice: vete de tu tierra y de tu parentela a una tierra que yo te he de enseñar. Ese es el proceso de fe en su esencia misma. Y cada vez que Dios te da un sueño, una palabra, una meta, una trama, lánzate en el nombre del Señor. Como Abraham pasarás sustos, cometerás errores, harás cosas que no pensabas que ibas a hacer, pero llegarás a la meta porque el Señor te dijo: Yo voy a estar contigo donde quiera que tu vayas.

Hermanos yo quisiera tener más tiempo para desarrollar todos estos temas. Quizás continuaremos el próximo domingo. Pero lo importante es que veamos aquí eso. Esta mujer es probada. Elías le dice: Ve y búscame a mi primero. Dice: dame a mi primero. Hay que darle al Señor primero.

Digan conmigo: hay que darle al Señor primero, primero. Cuando usted le da al Señor primero usted recibe. Elías le dice: dame a mi primero y después tu vas a tener para comer, no solamente hoy sino mañana y pasado mañana, y la semana que viene y el mes que viene hasta que vuelva otra vez a crecer pan en la tierra. Así es que Dios obra, usted se atreve en el nombre del Señor. Nada le garantiza que usted va a llegar, solamente la palabra de Dios. Las primicias es un concepto que está en la Escritura de Génesis hasta Apocalipsis. “Honra al Señor con tus primicias.” Dale al Señor primero.

Proverbios 3:9, “honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos y serán llenos tus graneros con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto”, dice el Señor. Tus graneros estarán abundantes y llenos, mi hermano, mi hermana. Pero honra al Señor con tus bienes, dale al Señor las primicias. No le des la rabandija (48:06), no le des la cola, no le des lo que te queda, no le des lo que te sobra, no le des cuando tu ya pagaste todo y sabes que todo está bien y todo está cubierto, entonces de lo que te queda tu le das al Señor. No, al Señor hay que darle primero, hay que sacarlo a El, lo de El primero.

Si tu tienes fe en que tu Dios provee, dale al El primero. Atrévete en el nombre del Señor. Yo no creo que tu vida está tan extrema como la de esta mujer, por eso es que Dios escoge los extremos también, para ilustrar sus principios claramente, en la pureza del tubo artificial que El construye. Esta mujer no tiene nada. No le queda nada. Está en los extremos de su vida. La mayoría de nosotros no está en esa posición extrema. Y ahí es donde el Señor le dice: dame, ahora, primero. Arriesga tu vida. Arriesga tu provisión,. Arriesga tu esperanza. Arriesga tus ilusiones. Ponlas sobre la mesa del sacrificio. Dame a mi primero, y entonces tu verás si yo soy Jehová, si yo soy fiel y si yo cumplo lo que prometo o no. O si yo tengo poder o no para bendecirte y abrirte el mar delante de ti. Honra al Señor con tus bienes. Ahí tiene un principio que es más preciso que los principios de la gravedad o de cualquier otro principio físico. El que honra al Señor primero, el que pone al Señor primero en su vida, el que ama al Señor de todo corazón con toda su mente, con todas sus fuerzas, el que no se preocupa por si mismo, sino se preocupa por la gloria del Dios. El que siempre que hay una necesidad dice: yo estoy presente porque yo tengo una línea de crédito directa a mi Padre. Y le da al Señor en cualquier situación, o da con generosidad en su vida en el nombre del Señor. Esa persona será prosperada, será bendecida y nunca le faltará nada. Escuche que se lo digo, escríbalo, ponga la fecha y póngalo a prueba y usted verá si Dios es fiel o no en su vida.

Vamos a ponernos de pie. Gloria al Señor. No dejes que esa palabra se escape de tu corazón porque yo creo que es palabra que Dios me ha dado en esta mañana para usted. Esos son principios de la Biblia, esos principios no están en el corazón del hombre. Esos principios son principios divinos. Si tu quieres compra ese cassette y escúchalo de nuevo porque es semilla de fe que Dios pone en tu vida. Dios quiere bendecirte. Dios quiere proveerte. Dios quiere sacarte de tu carencia. Dios quiere que tu tengas una vida amplia, una vida de logros, una vida exitosa. Pero hay principios espirituales y Dios te dice: toma riesgo, arriésgate. Si tu no te arriesgas no va a venir la bendición, dice el Señor. Siempre hay que arriesgarse. David se arriesgó cuando se tiró encima de Goliat, un energúmeno, un muchachito enano contra ese gran gigante. Nada más que unas piedras y una honda. ¿Qué le garantizaba a David que él iba a regresar sano? Nada. Si los grandes soldados no se atrevían a meterle mano a Goliat pero David arriesgó su vida porque amaba al Señor y amaba la gloria de Dios. El resto es historia.

Tu eres un David, tu eres una David. Tu puedes hacer cosas grandes en el Señor. Tu puedes vivir una vida próspera. Tu futuro, la curva de tu vida será ascendente. Tus hijos serán bendecidos. Tu llegarás a cosas que tu no te imaginas. Los mejores tiempos de tu vida están delante de ti pero tienes que creerle al Señor primeramente. Si tu te quedas en la zona de la limitación, en la zona de la carencia, en la zona de la timidez, en la zona de la pobreza, en la zona del no puedo, no se, no tengo, Dios no va a activar su palabra que El ha dado para bendecirte.

Todo creyente vive en la zona del logro, del éxito, de la posibilidad. Algunos no realizan eso porque se quedan solamente en potencialidades. No usan los principios de la Escritura y por lo tanto siempre su vida es pequeña, sus hijos son pequeños, su familia, su casa es pequeña. Pero si nosotros nos atrevemos, hermanos a vivir en la zona de la posibilidad, en Dios y nos atrevemos a arriesgar, a morir porque antes de toda resurrección tiene que haber muerte. Si no hay muerte, no hay bendición. Siempre cuando Dios quiere bendecirte, primero te mata. En alguna manera pequeña o grande pero te mata, te lo aseguro. Siempre tiene que haber crucifixión de la mente, de la razón, el yo, el orgullo, la autosuficiencia, lo que sea, pero algo Dios siempre te pide. Sacrifícame eso primero. Muérete y entonces Yo te voy a bendecir, te voy a levantar. Vas a ser mucho mayor de lo que eras cuando comenzaste.

Hermanos, quiera el Señor que nuestra mente sea revolucionada en este día por la palabra de Dios. Bajemos nuestra cabeza. Recibe en el nombre de Jesús, recibe en el nombre de Jesús la palabra de fe. Recibe en el nombre de Jesús, la palabra de posibilidad, vive tu vida, vive tu vida creyendo en el Dios de los milagros, en el Dios de la provisión, en el Dios fiel, el Dios que dice que toda la tierra es suya. El es dueño de todo y El quiere usar su poder a tu favor. Recibe la palabra de fe. Renuncia a la mentalidad pequeña. Ahora mismo di: renuncio a la mentalidad limitada, a la mentalidad del no puedo. Renuncio a la mentalidad de la pequeñez, de las limitaciones y abrazo el espíritu de la posibilidad en Cristo. Todo lo puedo. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. ¡Aleluya! Gracias Señor. Gracias Señor. Gracias Dios, te adoramos Señor.

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