Mis queridos lectores, este tema del que vamos a hablar hoy, es algo que muchos hacemos, pocos reconocemos y muchos lo niegan. Parece que no nos diéramos cuenta y nos estamos haciendo daño unos a otros, con palabras y acciones, nos estamos hiriendo, cada vez más fuerte y con odio desmedido. Nos herimos en nuestras relaciones familiares, personales, laborales, nos olvidamos del prójimo y le declaramos la guerra con tanto odio, sin razón, justificamos todo, queremos tener la razón, imponemos, obligamos y al final nos dañamos. Vivimos en una sociedad de personas resentidas, seres humanos que se han amargado y que al no ser felices les molesta la alegría y los logros de quienes sí lo han alcanzado.
El odio es la palabra que menos se pronuncia en los medios de comunicación, pero que gráficamente está presente todos los días. Gente que está cansada de ir al trabajo, de hacer las mismas cosas y entonces surge el odio como respuesta al tedio e infelicidad, aunque parezca contradictorio el odio les da vida a esas grises vidas.
Dañando, hiriendo y gozándose del dolor y sufrimiento ajeno, es un engaño alegrarse de quien está roto, destruido física o emocionalmente. ¿En qué nos estamos convirtiendo? Humanidad doliente e insensible, farsante, ventajosa y con un sólo interés: "que jamás me suceda a mí". Lo que le pasa a uno de nosotros, debería interesarnos, somos y formamos parte unos de otros, las diferencias están en la mente y las acciones que hagamos o dejemos de hacer nos afectarán siempre.
Dejemos de dañar a nuestra pareja, a nuestros hijos, a la sociedad, a las mil formas diferentes de pensar, dejemos de hacer daño que al final es a nosotros mismos a quienes dañamos, nos herimos al producir dolor y tristeza. Se trata de entender el mensaje más sencillo de amor, el más difícil de llevar a cabo "amarnos unos a otros". Genocidios, guerras, ataques armados, secuestros, terrorismo, esclavitud, y la cultura de la muerte que sigue prosperando.
Cuánto dolor debemos vivir para entender que logramos más en el amor. Cuántas generaciones deberán pasar para comprender que el amor es más fuerte que el dolor, el resentimiento y la tristeza juntas. Hemos ejercitado tanto el odio que ya nos estamos especializado, somos expertos en herir y muy poco sabemos de disculpas, de reparación de resarcir y de expresar un sincero y humilde "me equivoqué". Perdonen tanto atrevimiento, pero siento que el mensaje de Jesucristo se está olvidando, que el nuevo mandamiento cada vez queda en el olvido y en el silencio de la omisión "ámense los unos a los otros como yo los he amado".
Jesús dijo en Juan 13:34-35 “Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como Yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros. En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros.”
Para vos que me estás leyendo, mentalizate que a partir de hoy ser mejor persona, olvidar los rencores y perdonar las ofensas. Es cuestión de que vos lo decidas. Dios te Bendiga
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