Evangelio según San Lucas, allí en el Capítulo 1 tenemos un pasaje que es bien conocido y en este época navideña cabe bien tomar momentos para recordar los eventos, recordar los detalles, recordar los aspectos del relato navideño.
En el versículo 26, Lucas, Capítulo 1, dice la palabra del Señor: “... al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazareth, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David, y el nombre de la virgen era María y entrando el ángel donde ella estaba dijo: “salve, muy favorecida, el Señor es contigo, bendita tu entre las mujeres”. Más ella cuando le vio se turbó por sus palabras y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios y ahora concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, llamarás su nombre Jesús. Este será grande y será llamado hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre. Y reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto?, porque no conozco varón, respondiendo el ángel, le dijo: “El espíritu santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por lo cual también el santo ser que nacerá será llamado hijo de Dios y he aquí tu parienta, Elizabeth, ella también ha concebido hijo en su vejez, y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril, porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: “He aquí la sierva del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra”, y el ángel se fue de su presencia.” Señor bendiga su santa palabra.
Me propongo una meta sencilla en esta tarde y es recordarnos a todos, incluyéndome a mi mismo, los aspectos principales de lo que es la encarnación, la venida de Jesús al mundo, por qué las cosas fueron como fueron, por qué estos detalles que nos provee el escritor Lucas y qué significado tenían en términos del plan total que Dios tenía para con la humanidad. Lucas es uno de mis libros favoritos y de los 4 Evangelios yo diría que es el que más me llena, aunque cada uno de ellos tiene su belleza y tiene su mensaje especial, pero Lucas tiene una particularidad que fue escrito por un historiador, un hombre que le gustaba el estudio de la historia y que se propuso registrar los eventos del nacimiento de Jesús tal y como sucedieron a fin de que no se perdieran con el tiempo, y lo hizo con un propósito muy especial asimismo, de registrar eventos y detalles en una manera escueta y confiable. Y hay detalles que tienen el sabor de un relato histórico, pero más que historia Lucas es también un libro que declara los misterios de por qué sucedieron las cosas en las manera en que Dios las hizo suceder. No es solamente historia por el mero interés intelectual, sino que tiene también un significado profundamente espiritual para nosotros. Y en Navidad es importante que nosotros volvamos otra vez a recordarnos que navidad es sobre todo esos eventos espirituales, esos eventos que tratan de la relación entre Dios y el hombre, porque es tan fácil olvidarnos, en todo el ajetreo de comprarnos los regalos y de preparar la casa para las visitas de los familiares y todo esto, olvidarnos de que hay toda una trama espiritual muy profunda y que Dios estaba haciendo cosas misteriosísimas cuando hizo nacer a su hijo Jesucristo en el mundo.
Y este relato, aquí este pasaje que nosotros acabamos de leer, tiene muchos elementos que conviene estudiar para poder entender mejor, qué es lo que Dios estaba haciendo a través de esta situación y lo yo voy a ir atravesando así, línea por línea, o concepto por concepto.
Dice aquí que el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazareth a una virgen desposada con un varón que se llamaba José. Lo primero que me impacta es el nombre y el personaje que le trae a María la noticia de que va a tener un hijo, es Gabriel, y Gabriel es un personaje misterioso, es un ángel evidentemente, un arcángel más bien, de un alto rango y una alta dignidad en la jerarquía angelical.
La primera vez que Gabriel aparece en la Biblia lo vemos en el libro de Daniel hablándole a Daniel, y trayéndole revelación acerca de los eventos que han de suceder al final de los tiempos. Y luego vemos a Gabriel anunciándole a Elizabeth que va a tener un hijo también, que se va a llamar Juan y que va a ser un precursor de Jesús, va a ser un heraldo del Mesías que ha de venir. Y Gabriel se identifica allí, ante Elizabeth, como “yo soy Gabriel, el que está delante de Dios”, y evidentemente Gabriel está aludiendo de esa manera a su función muy especial, parece que Gabriel era un arcángel que tenía un privilegio especial, de estar ante la presencia del Señor y de ser usado para misiones muy grandes y muy poderosas y desde ese momento nosotros podemos entender que no estamos bregando con un relato más en la historia de las Escrituras, sino que se trata de algo muy especial y de gran envergadura que tiene que ver con el plan de Dios a través de la historia.
Vemos entonces a Gabriel con Daniel, hablándole de los tiempos finales de la humanidad, y ahora lo vemos aquí trayendo una noticia a María y a nosotros también del rol importante, excepcionalmente importante que iba a jugar ese ser misterioso del cual él está hablando a María. Es decir, ya por el anuncio solamente y el personaje que lo da, podemos entender que Jesús no era cualquier cosas. Jesús no es simplemente uno más entre una lista de personajes excepcionales en la historia. Jesús no es simplemente un hombre ilustrado y de gran destreza espiritual, o un espíritu muy exaltado, como algunos nos han hecho creer que es, sino que Jesús es, como dijo El, el camino, la verdad y la vida y que nadie viene al Padre si no es por El. Es decir algo excepcional, algo único. Jesús es único en todos los géneros de la existencia y por eso convenía que el anuncio lo hiciera un personaje tan importante como es el arcángel Gabriel. Y entonces Gabriel le dice a María que es una virgen desposada con un hombre que se llama José, que le va a nacer este ser misterioso.
Ahora, meditemos un momento acerca de esta idea. Dice que una virgen, ¿por qué una virgen? ¿Por qué no una mujer ya casada, con hijos, que simplemente le iba a nacer un personaje misterioso y nuevo, en este hecho de que era un virgen había algo bien, bien importante y trata de las transacciones y los tratos de Dios con la humanidad. María, en su virginidad, estaba jugando un papel clave, que Dios necesitaba una portadora, Dios necesitaba un envase para su hijo. Dios necesitaba un instrumento que le diera a este ser misteriosos que iba a nacer una naturaleza bien importante en el drama de la encarnación, y era la naturaleza humana. María le dio, podríamos decir que casi, como una mitad a la identidad del salvador, que era la mitad humana. Y por eso Jesús no podía nacer de la unión entre un hombre y una mujer, y que fuera una unión simplemente bendecida por Dios y que fuera uno más como fue Gedeón, o como fue alguno de los jueces o de uno de los grandes profetas que hubo en la tierra.
Dios estaba haciendo algo a través de esta encarnación y era que El estaba resolviendo un problema que El tenía, por así decirlo, con la humanidad. La humanidad había caído, Adán y Eva había pecado y desde ese tiempo el hombre y Dios habían estado divididos, y el hombre había sido merecedor de la muerte y de la condenación y no podía haber comunicación directa entre Dios y el hombre. Y entonces el hombre se encontraba en una estación de separación y Dios desde el principio de los tiempos había tenido toda la intención de que El iba a resolver ese problema, y había dicho allá en el huerto del Edén’ de que un hijo de una mujer iba a pisarle la cabeza a Satanás, a la serpiente. Y entonces Dios ideó este plan de que El mismo, Dios perfecto, Dios infinito, Dios de total e infinito valor, iba El a venir al mundo, iba a asumir forma de hombre y en representación de la humanidad Dios mismo iba a pagar el precio de todos los pecados, de todos los hombres y que desde ese tiempo en adelante, cualquiera que se acogiera a lo que Dios había hecho, muriendo por el hombre, pagando el precio del pecado del hombre, iba a recibir salvación, iba a recibir perdón e iba a recibir la posibilidad de comunicarse con Dios otra vez.
Y por eso es que el nacimiento de Jesús, no es un nacimiento neutral, no es como que Dios se estaba divirtiendo, haciendo algo misterioso, sino que era algo bien planificado por Dios. Dios estaba resolviendo una situación espiritual de envergadura cósmica, por así decirlo, y Dios estaba creando un ser que iba a ser capaz de darle a la humanidad lo que la humanidad necesitaba, de resolver el dilema de la humanidad. Y para eso se necesitaba una mujer que le diera su naturaleza humana al Señor, al Mesías, que le prestara, por así decirlo, su vientre a Dios y que entonces Dios pudiera entrar en esa parte humana y hacer una mezcla perfecta de lo humano y lo divino. Y de ahí iba a nacer el salvador de la humanidad, por eso era necesario que fuera una virgen, porque el ser que iba a nacer tenía que abrir matriz, tenía que ser algo...... Dios siempre habla de que las primeras ofrendas al Señor, en la Biblia está eso de que el varón que abría la matriz de la madre era consagrado al Señor.
Así que María tenía que ser virgen por dos razones: primero, que Dios al tener contacto con ella le impartiera su naturaleza divina a la naturaleza humana que ella iba a aportar, pero también para que fuera claro de que esto era algo que era consagrado al Señor, de que era ideado por Dios, de que iba a ser algo nuevo, algo único en la historia de la humanidad. Entonces Dios se une, espiritualmente se posa sobre María. María le pregunta: “pero ¿cómo va a ser esto, cómo es posible que yo vaya a dar a luz un hijo, pues soy virgen?”, y ángel Gabriel le dice: lo que va a pasar es que el espíritu santo va a descender sobre ti, se va a posar sobre ti, y Dios va a hacerte concebir un hijo. Es decir aquí no hay nada, entendamos hermanos, no hay nada sexual, no hay una unión como esas uniones que vemos en los mitos, entre la deidad y una doncella humana. En la historia de la humanidad hay tales cosas, hay relatos así, en los mitos de las religiones. Esto se trata de una unión santa donde Dios descendía en forma de espíritu santo, incubaba sobre María y gestaba en ella un ser que era una perfecta mezcla de humanidad y divinidad. Eran las dos cosas perfectas y entonces ese ser que había de salir, como dice aquí en el versículo 35 “el espíritu santo vendrá sobre ti, el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por lo cual también el santo ser que nacerá será llamado hijo de Dios”. Esa es la mezcla preciosa que Dios quería traer a este momento, una mezcla de humanidad, de deidad y ese santo y misterioso ser que iba a caminar sobre la tierra, iba a incluir estas dos naturalezas. Cristo iba a caminar sobre la tierra, iba a vencer sobre la tentación, sobre los demonios, sobra la naturaleza, sobre la muerte, sobre las enfermedades, sobre la soledad, sobre las traiciones de los hombres, sobre todo tipo de cosa. Cristo en su naturaleza humana estaba viviendo la vida que se suponía que nosotros viviéramos, tanto en lo bueno como en lo malo.
En lo bueno vivió puramente, perfectamente negándose a toda tentación que vino a El, completó lo que se suponía que los hombres completaran cuando Dios los creó en el huerto del Edén. Lo hizo todo bien, lo hizo todo por el libro, llenó todos los requisitos que Dios requería de un ser humano, y como Dios, en su parte divina de Jesús, El pudo pagar el precio de nuestros pecados. Porque si hubiera sido solamente hombre, ningún hombre es lo suficientemente valioso como para poder salvar a toda la humanidad, quizás su sacrificio hubiera podido valer para él pero en su calidad divina, de Dios, El podía, al dar su vida y al soltar la vida que estaba dentro de El y asumir nuestros pecados, El podía pagar las deudas de todos nosotros. Y por eso hoy cuando nosotros miramos hacia Jesús, miramos hacia ese hombre Dios, históricamente hablando, y decimos Señor, yo creo que tu completaste eso en tu encarnación, tu pagaste el precio de mi pecado y ahora yo puedo tener libertad para venir ante el Padre Celestial, entonces tu puedes también ser salvo, tu puedes recibir comunicación con Dios, tu puedes recibir el perdón de tus pecados.
Así que cuando Gabriel le está anunciando esto a María, de que ella, una virgen, va a tener un hijo, está todo eso dando vueltas allí. El hecho de que Dios estaba resolviendo este problema de la humanidad y a través de ese nacimiento virginal El estaba dándole salvación a toda la humanidad. Y a mi siempre me conmueve, la reacción de María. María, cuando el ángel le dice que ella va a tener un hijo, María se estaba metiendo en un gran problema, porque María dice que era desposada, eso quiere decir que ella estaba comprometida con José. No estaba casada todavía, pero en la cultura hebrea, el estar comprometido era equivalente a un matrimonio.
En la cultura hebrea usted era amigo, podía de ser amigo de una muchacho si era una joven y una vez que esa amistad pasaba a algo más serio, inmediatamente tenía que ser formalizada con un compromiso. Y ese compromiso equivalía a matrimonio. Si esa mujer era encontrada en adulterio, aunque no estaba todavía casada formalmente pero era una ofensa como si hubiera sido casada, extremadamente sería. Y en la antigua cultura hebrea era ofensa digna de muerte. Entonces cuando el arcángel le dice a María: María, tu vas a tener un hijo y va a ser un nacimiento misterioso, virginal, Dios mismo lo va a hacer. María me imagino que pensó inmediatamente: Guau, en qué lío me he metido. Qué va a pensar mi familia. Imagínense que le preguntaran: “Pero, María ¿y cómo tuviste este hijo, si no estás casada todavía? Oh, el espíritu santo me lo hizo nacer. Nadie le iba a creer. María tenía que ponerse a riesgo, tenía que creer que Dios iba a resolver ese dilema de alguna manera, y eso nos recuerda, hermanos que la navidad es un tiempo también de hacer un propósito de vivir en fe, vivir por fe, vivir en obediencia a Dios. María es una mujer que representa fidelidad a Dios, que representa fe en el Señor, que representa el espíritu de servicio al Señor. María al final de ese relato dice: “He aquí la sierva del Señor. Hágase conmigo como Dios quiera”.
Y en navidad nosotros tenemos que pedirle al Señor, Padre, ayúdanos a aceptar y adoptar ese espíritu de obediencia a Dios, que aunque nos pida cosas que son terriblemente raras, amenazantes, que traen inseguridad a nuestra vida, que nosotros podamos decir: Señor, hágase tu voluntad. El Señor Jesucristo cuando tenía que ir a la cruz del calvario inseguro de lo que iba a pasar allí. El se imaginaba más o menos, pero lo único que sabía era que le esperaba un gran sufrimiento, dijo: Señor, si tu quieres pasa de mi esta copa, pero si Tu prefieres hacer otra cosa, pues hágase Tu voluntad en mi vida. Ese espíritu de entrega, que es lo que vemos a través de todo el relato de la carrera de Jesús, su madre lo recibe en obediencia, El viene en obediencia al Padre, y luego El se entrega en obediencia, de nuevo, al Padre, a la cruz y a los brazos de la muerte.
Y navidad es eso, acerca de entregarnos al Señor, en obediencia, de reanudar lazos de sujeción y de entrega al Señor, y de recordar a ese Dios que dice: mira, yo te quiero bendecir. Tu quizás no estás seguro de cómo yo lo voy a hacer, pero yo tengo un plan. No te preocupes de cómo será esto, yo se cómo hago las cosas y tu simplemente confía en mi y ponte en mis brazos. Quizás Dios quiere bendecirte en alguna manera en esta navidad. Quizás Dios quiere traer algo nuevo para ti en el año que viene, pero quizás Dios te está diciendo: confía en mi, da pasos de fe, haz un propósito de servirme mejor. Haz un propósito de darme tu tiempo, de buscar de mi más profundamente cada día, de consagrarte más a mi, de estudiar mejor mi palabra, de orar más, de pagar el precio adelante, porque muchas veces Dios antes de bendecirnos nos pide que seamos crucificados, humillando nuestro intelecto, humillando el cómo será esto, el cómo se va a dar, y qué pasa si no funciona la cosa. Dios continuamente nos dice: “Tírate al abismo y Yo voy a estar contigo, Yo te voy a sacar adelante, no te preocupes. Yo se lo que estoy haciendo.”
Así que eso es importante que veamos ahí ese hecho. Dios estaba resolviendo un gran problema, una situación tremenda de la humanidad y El tenía su plan y María era necesaria, y cada uno de nosotros muchas veces somos necesarios para que Dios pueda hacer algo en la humanidad y necesita nuestra obediencia, necesita un corazón abierto que le diga al Padre: Señor, haz de mi como tu quieras. Yo estoy dispuesto a hacerlo.
Entonces, dice en el versículo 28 que cuando el ángel entró donde ella estaba le dijo a María: “Salve, muy favorecida, el Señor es contigo, bendita tu entre las mujeres”. A mi me gusta ese pasaje, esa parte de este relato. Y es importante que no lo pasemos por alto, porque aquí tenemos una clave a quién es María verdaderamente y cuál es la importancia que debemos darle a ella. Sabemos que esto ha sido razón de controversia a través de muchos años sobretodo entre de la iglesia católica y la iglesia evangélica, acerca de cuál es el papel de María, cuál es la importancia verdadera de María y cuál es el nivel de respeto que se le debe dar a María.
Yo encuentro aquí en estos versículos bastante información para resolver ese dilema. Nosotros como cristianos evangélicos que amamos a María, respetamos a María y veneramos a María porque María fue una mujer que Dios usó para un rol especial, único en la humanidad y quiero que si algún hermano católico nos visita en esta tarde sepa, que en nuestro corazón nosotros no animamos ningún tipo de irreverencia, los cristianos evangélicos le damos a María un lugar muy especial en la economía espiritual. Dios ha escogido a María porque era una mujer de gran carácter, era una doncella respetable, era una mujer que yo me imagino que si la conociéramos hoy, podríamos decir: esta mujer tiene el fruto del espíritu santo en ella. No escogió a María porque fuera altamente educada, no la escogió porque fuera miembro de una familia exclusiva y de alta alcurnia. La escogió por su carácter, la escogió por su belleza interior.
Así como escogió a David de la manada de ovejas, allá metido tan lejos que ni su papá pensaba que David jamás podría ser el rey de Israel. Cuando Samuel vino a buscar al próximo rey a la casa de Isaí, porque Dios le dijo: mira, ahí en esa casa es donde está el próximo rey que va a sustituir a Saúl. Samuel fue ahí sin saber quién era y el papá de David, le presentó a todos sus hermanos, uno tras otro y cada uno era bien prometedor, bien fuerte, bien apuesto, alto, musculoso y cada vez Samuel veía a uno de ellos decía: Oh, este debe ser...., y Dios decía: no, ese no es, ese no es. Pasaron todos los hermanos de David y no llegaba la aprobación de Dios.
Y Samuel finalmente le pregunta a Isaí: oye, eso es todo, no tienes un hijo más? Isaí, dice: ah, si, allá atrás hay otro en la cocina, que se llama..... pero ese no puede ser porque es demasiado chiquito y es demasiado joven. Pues, ese era el que Dios quería. ¿Por qué? Porque David tenía un corazón como el de Dios. David tenía una personalidad que a Dios le agradaba. David era tierno para con Dios. Dios busca simplemente el corazón del hombre. No busca necesariamente la alta alcurnia, ni siquiera a veces busca las grandes obras que tu hayas hecho, pero Dios busca un corazón tierno, y yo creo que eso era lo que tenía María. María tenía una personalidad que a Dios le agradó. Era una mujer virginal, no solamente en su cuerpo, sino en sus pensamientos, en su corazón y los ojos de Dios recorrieron todo Israel, y fue al palacio y allí había muchas princesas, que hubieran sido ideales para Dios, que estuvieran a la altura de su hijo. Pero Dios dijo: no, no esa no es, y llegó a esa cocina humilde, allí estaba esa doncella de corazón sencillo y entregado a Dios y Dios dijo: esta es la que yo voy a usar. Y escogió a María por eso.
Es decir, nosotros por eso respetamos a María y siempre le daremos a María un lugar especial en nuestros corazones. Pero, habiendo dicho eso, nosotros también entendemos que María no es ese ser que a veces le hemos asignado como una importancia casi igual a la Jesucristo y es más, en la sensibilidad de algunos cristianos en Latinoamérica y en otras partes del mundo, María está casi a veces en su corazón y en su afecto como por encima de Jesús. Y le oran más a María que a Jesús, y María es como una mediatriz y hoy en día hay la idea en ciertos círculos teológicos católicos, de que María es mediatriz, entre Dios y los hombres y eso vuela en contra de todo lo que dice la palabra, porque la Biblia dice claramente que hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.
El único que puede ocupar ese papel de mediador entre Dios y los hombres es Jesús. Por eso fue que Dios hizo todo este rollo de venir al mundo, de despojarse de su gloria. Imagínense si hubiera necesitado algo más, ¿para qué tanto trabajo? Usted no cree que Dios era suficiente, que si El iba a venir al mundo y asumir su rol de mediador ¿para qué necesitamos ángeles, santos u otras cosas? Dios es suficiente en hombre, en la forma de Jesús. El dice: yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es por mi. El que entra por la puerta que yo soy, puede entrar al redil.
Entonces Cristo no necesitaba más nadie. Dios hizo todo ese plan alrededor de su hijo Jesús. María es un instrumento y como todos los actores de un drama, cuando su rol ha terminado. ¿Qué hacen los actores cuando termina su rol? Se van del escenario para que venga otro y así vemos en las páginas de la Escritura, cuando el Señor sube al cielo, en su ascensión, María desaparece de las páginas de la Biblia. El último momento en que la vemos es en aposento acto con los Apóstoles, con otros Apóstoles, pero eso es todo. Porque, claro era la madre de Jesús y necesitaba cierto reconocimiento, ella ocupaba un lugar importante pero eso es todo y aquí en este relato podemos ver eso expuesto en una manera bien natural y por lo implícita que es el rol de María, para mi es todavía más convincente y más importante, porque cuando el ángel entra a donde ella está, él le dice: saludos, Salve, muy favorecida.
¿Qué palabra vemos ahí en favorecida? Favor. En el griego original la palabra que el ángel usa quecaritomene, que quiere decir tu has sido objeto de la gracia de Dios, caritas, de la caridad de Dios. Tu has tenido la bendición de que Dios ha encontrado en ti algo que lo ha agradado. Lo que está diciendo es que María se pegó la lotería por así decirlo, Dios la escogió a ella. Dios le dio la gana de que ella fuera, no fue porque María hiciera algo extraordinario o porque ella tuviera algún derecho inherente de ser la madre de Jesús, sino porque Dios escogió favorecerla a ella. Cuando usted favorece a alguien porque sale de usted, no porque la persona se lo demanda o se lo exige, o lo obliga, sino porque sale de su corazón. Salió del corazón de Dios que María fuera escogida. Ella no tenía en si nada, era una doncella, Dios siempre escoge, dice la Biblia, lo humilde, lo que los hombres desechan, lo que no tiene tanto atractivo, eso es lo que Dios escoge. Muchas veces Dios nos escoge, no tanto porque merezcamos que nos escoja sino porque precisamente no merecemos que El nos escoja.
Entonces él le dice, muy favorecida entre todas las mujeres, y también le dice: el Señor es contigo, bendita. Eulogemene, que quiere decir también de nuevo, Dios ha decidido llamarte bendecida. Dios te ha elogiado a ti con su favor, entre todas las mujeres Dios te ha escogido a ti. Ahora, ¿cuál es la reacción de María en todo esto? María se turba, María se confunde, pero qué tipo de saludo es este que me está dando, yo no soy nadie, yo soy simplemente una doncella de una aldea pequeña, yo no tengo nada. ¿Cómo es que yo voy a ser bendecida entre todas las mujeres si yo no pertenezco a un grupo de realeza, yo no tengo ninguna alcurnia académica, yo no tengo dinero? Ella se turba, se confunde pensando qué tipo de saludo será este. Y el ángel le tiene que volver a aclarar a ella, entonces: María, no temas porque has hallado gracia delante de Dios. En otras palabras a Dios le ha placido, a Dios le ha placido decirte a ti que tu vas a ser la portadora de tu hijo.
Entonces lo que vemos en todo este proceso es que es un proceso de gracia inmerecida, de favor de Dios, el amor de Dios, la preferencia de Dios por esta humilde muchacha. No hay nada aquí como de que María sea algo extraordinario, o que Dios no tuviera otra opción. Dios escogió a esta mujer y María entonces recibe el favor que se le hace, pero, de nuevo, nosotros tenemos que darle a María ese lugar, ese espacio. Inclusive el decir que María es una virgen perpetua va en contra de lo que dice la palabra, porque no se si es en este pasaje, pero en otro caso dice que Jesús fue su primogénito. Jesús fue el primogénito de María, queriendo decir que fue el primero, pero no el único, no fue el último. María tuvo otros hijos. María asumió su vida normal de mujer casada, y tuvo una relación natural y normal con su esposo, José. Y la Biblia es bien clara de que tuvo otros hijos también.
Podemos danzar alrededor de lo que dice la Biblia, pero es bien claro, que no, que María tuvo una relación, después de su rol, ella continuó su vida normal y aún cuando el ángel le dijo todas estas cosas, y más adelante vemos que Jesús nace y vienen pastores y le dicen a María y a José de que vieron ángeles que les dijeron que este es el salvador de la humanidad y todas estas cosas grandiosas, dice la Biblia, que María meditaba esas cosas en su corazón. Ella misma no comprendía completamente, cabalmente lo que eso significaba. Era una muchacha humilde, de poco entendimiento teológico y la verdad es que cualquiera de nosotros por más que le dijeran que esto era algo excepcional, y que Dios iba a hacer esto, esto y lo otro, el evento era tan grande, tan excepcional que ella lo único que podía hacer era meditar en eso y preguntarse ¿qué será?.
De hecho la Biblia nos dice que los hermanos de Jesús, su madre, como que nunca comprendieron completamente esto de que El era el salvador de la humanidad. En ocasiones pensaron de que quizás podría estar un poquito loco, el Señor Jesucristo, y María era parte de ese drama. Ella era simplemente un instrumento que Dios estaba usando para un propósito específico, pero era todo. No era ni más ni menos que eso.
Y finalmente quiero dirigir su mirada hacia el versículo 31 donde el ángel le dice a María: ahora concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y llamarás su nombre Jesús. Este será grande y será llamado hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Aquí hay dos cosas, déjenme poner la segunda primero y la primera por último. El ángel le dice a María, este ser maravilloso que va a nacer, a él le va a ser dado el trono de David, su padre. La Biblia es bien clara que Jesús nace del linaje de David. Si leemos en el libro de Mateo, Mateo traza la genealogía, es decir la descendencia de Jesús, a través del linaje de José. José en términos humanos era el padre adoptivo de Jesús, porque el padre verdadero de Jesús era evidentemente Dios, en términos divinos, espirituales, pero en términos humanos, legales, José era el papá de Jesús. Entonces José le dio a Jesús su linaje davídico, porque en la Escritura, en las profecías antiguas estaba la predicción de que el Mesías había de venir a través del linaje de David. Dios le dio una promesa al rey David y le dijo: Yo voy a hacer que tu trono sea un trono eterno, un trono permanente. Nunca va a faltar un descendiente de tu casa y finalmente yo voy a traer un descendiente que va a reinar para siempre, como es Jesús.
Entonces cuando el ángel le está diciendo aquí a María que él reinará sobre la casa de Jacob y Dios le dará el trono de David, su padre, y reinará para siempre y su reino no tendrá fin, está aludiendo a todas estas cosas, el Mesías, su reino iba a ser eterno y su reino estaba vinculado al reino de David, porque Dios había prometido a David que su descendencia heredaría la tierra y que sus hijos serían permanentemente reyes sobre Israel y que vendría ese ser misterioso que reinaría para siempre en su lugar. Entonces, todo esto estaba siendo desplegado aquí en este relato.
Y finalmente dice: y su nombre se llamará Jesús, queriendo decir ..... el nombre Jesús quiere decir Dios es salvación. Aludiendo al rol especial, al rol único que ese ser iba a jugar. La esencia misma de Jesús es que era el salvador de la humanidad, por eso toda la historia navideña gira alrededor del rol salvador de Cristo Jesús. La única razón por la cual Dios viene a la tierra es para salvarnos, para sanarnos, para traer vida y salvación a nuestras vidas, y por eso es que esta navidad nosotros tenemos que dirigir nuestra mente, nuestro espíritu a ese hecho singular de que la navidad es sobre todo el relato de los tratos de Dios con el hombre para sanarnos. Jesús ha venido al mundo para salvarte a ti, para salvarme a mi y si nosotros queremos que la navidad tenga verdadero significado tenemos que haber hecho ese trato directo con Jesús, haber entregado nuestras vidas al Señor Jesucristo y haberlo invitado, como dice ese himno, a nuestro corazón para que reine en nuestra vida.
Si tu conoces a Jesús en cualquier otra manera, excepto en su rol especial y específico de salvador, no lo conoces verdaderamente porque la misma palabra, el mismo nombre que se le dio, que no fue un nombre escogido por hombres sino por Dios mismo, alude a la naturaleza santifica, salvadora de Cristo Jesús.
Yo voy a invitar a los músicos que pasen por acá un momento y quiero arroparlo todo en ese hecho. Todo este relato, todos estos detalles que vemos aquí y podríamos estar más tiempo todavía, exponiendo diferentes aspectos de la narrativa de la encarnación, pero todo está orientado, una cosa, otra, todos los detalles, giran alrededor de ese hecho, de que Dios estaba encaminando el nacimiento de su hijo hacia la salvación de la humanidad, hacia traer reconciliación entre Dios y el hombre. Y es la única forma de nosotros entender la navidad en este año y todos los años. Yo les animo, mis hermanos, a poner a un lado todas las demás cosas, es bueno comprar los regalos, es bueno hacer la comida, es bueno invitar a los familiares y los amigos, pero como cristianos nosotros tenemos que valorar por sobre todas las cosas el elemento de la salvación que Dios estaba trayendo a la historia de la humanidad. Y nosotros tenemos que asegurarnos de que tengamos una relación personal con Jesucristo.
Esta navidad, si tu no has dado ese paso de fe, de abrir tu corazón a Jesús, invitarlo entrar a tu vida, yo quiero invitarte a que ni no lo has hecho antes, aproveches esta oportunidad para decirle al Señor Jesucristo : Señor, yo quisiera que tu entraras a mi corazón y yo quisiera recibirte y yo quisiera que tu fueras mi Dios y mi salvador y que esta navidad tuviera un significado especial porque Tu hayas entrado a mi vida.
Yo le invito a bajar su cabeza un momentito en señal de oración al Señor y de recogimiento. Medite un momento en estos aspectos del relato de la navidad. El ángel magnífico enviado a la casa de una humilde doncella para decirle que ella ha sido escogida para ser la portadora de un ser misterioso, diseñado y elaborado, en su naturaleza divina, humana, para traer salvación y redención a la humanidad y con eso Dios también estaba cumpliendo una promesa que le hizo a un ser, humilde como María también, cientos de años antes, de que su trono iba a permanecer para siempre y estaba elaborando un ser maravilloso cuya función esencial era la de ser salvador. Y Jesús todavía está en el asunto de salvar, de salvar a aquellos que se entregan a El, que abren sus corazones a El y que le dicen: entra a mi vida, Señor. Yo quiero que Tu seas mi salvador personal.
Yo quisiera invitarte en esta tarde si no lo has hecho todavía, si no has invitado a Jesús a entrar a tu vida todavía, a ser tu salvador personal, a que lo hagas en esta tarde y voy a pedirte que levantes tu mano si tu quieres recibir a Cristo, que levantes tu mano o pases por aquí por delante, como tu quieras, y que invites a Jesús a entrar. ¿Habrá alguien? Yo veo una mano allá detrás que invita a Jesús. Gloria a Dios. ¿Habrá alguien más que le diga: Señor, te invito a mi corazón aquí enfrente de mi?, ahí detrás otra mano. ¿Habrá alguien más? Este ha sido un mensaje bien sencillo. Dios te bendiga joven, no tiene nada de espectacular, ni de llamativo, es simplemente relato escueto, navideño, de las cosas como fueron. Yo invito a esos hermanos que han levantado sus manos a pasar por aquí un momento. Venga, queremos orar por usted. Pase aquí, que te acompañe esa persona. No tengan vergüenza de venir un momento aquí y presentarse ante el Señor y decir: Padre, yo recibo a Jesús como mi Señor y salvador. Todavía, si no has levantado tu mano y quieres hacerlo, quieres pasar aquí al frente, te invito. Lo único que vamos a hacer es orar por ti y pedirle al Señor Jesús que figurativamente nazca en tu corazón, nazca en tu vida.
El Señor, dice en su palabra, que El está a la puerta de nuestro corazón y El llama y si alguien escucha su voz y abre la puerta, El entra y tiene intimidad contigo. Es interesante que uno de los relatos dice que no se encontró para Jesús lugar en el hotel donde María y José se querían quedar, no había espacio. Y yo creo que Dios, de nuevo todos los detalles del nacimiento tienen algo que ver con el plan de Dios, Dios escogió eso porque El quería como dejar claro que no se, Jesús siempre está como buscando un lugar donde quedarse, y el único lugar donde Cristo quiere reposar es en tu corazón. El tiene ya su lugar allá en el cielo, pero aquí en la tierra a El le gusta habitar entre nosotros, le gusta habitar en nuestros corazones y El se está ofreciendo siempre y dice: hey, me gustaría que tu me dieras posada en tu vida y que yo pudiera comer contigo y tu conmigo, que podamos tener intimidad. Esa es la historia de la navidad, hermanos, no es meternos a una religión a ser evangélicos o católicos o lo que sea, es a invitar a Jesús a entrar en nuestro corazón y hacerlo nuestro Señor y nuestro salvador.
Yo quisiera que repitieran conmigo así bajito, ahí quedo en su propia intimidad personal. Dile a Jesús la siguientes palabra: Señor Jesucristo, te invito a entrar a mi corazón, te abro las puertas de mi casa, se mi Señor y se mi salvador. Me arrepiento de mis pecados y creo que en tu sangre, en tu muerte, en tu resurrección yo tengo vida eterna. Gracias por asumir la forma de un hombre, siendo tu Dios mismo y pagar el precio de mis pecados. Recibo tu sacrificio y te declaro dueño de mi vida, salvador de mi alma. Reina en mi para siempre en tu nombre, Jesús. Amen. Amen.
Yo te puedo decir, mi hermano, mi hermana, tu eres hecho hijo de Dios. La palabra dice que a todos los que le recibieron les dio poder para ser llamados, para ser hechos hijos de Dios, así que ese es le mejor regalo que tu le puedes dar al Señor Jesucristo en este día, es el mejor regalo que te puedes dar a ti mismo y a tus seres queridos, el hecho de que tu tienes una nueva naturaleza por medio de la posada de Jesús en tu vida. Amen. Te felicito, yo doy gracias al Señor por cada uno de ustedes. Denle un aplauso al Señor en esta tarde. Amen. Gloria a Dios. Amen. Amen. Gracias al Señor. Vamos a ponernos de pie hermanos, vamos a cantar de nuevo ese himno, Tu dejaste tu trono y corona por mi. En navidad hay que cantar de vez en cuando los buenos himnos navideños, eso es lindo. Y ahora entendiendo un poco más del relato navideño vamos a cantar ese himno con intencionalidad y con sabiduría espiritual mientras elaboramos la historia navideña.
28 junio 2009
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Soy FRIAS Antonio Vicente - Capellán y Pastor Evangelico
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