Vaya conmigo al Libro de Joel. Quiero compartir con ustedes unos pensamientos que Dios ha puesto a través de las últimas semanas en mi corazón y quiero plantar esto en su espíritu como una semilla de fe y de confianza en el Señor.
Yo creo que Dios tiene esta palabra para nosotros como iglesia, como pueblo de Dios. Al comenzar este años 2006 que vemos que Dios tiene buenos propósitos para nosotros, que Dios quiere levantar este pueblo y hacerlo cada día más efectivo en medio de esta ciudad. Dios quiere de se cumpla lo que El ha dicho de que nosotros somos sal de la tierra, somos luz del mundo, somos una presencia activa. No estamos en la ciudad simplemente para adornar o para ser un elemento más, sino que la palabra del Señor dice que nosotros vamos a ser cabeza de las naciones, vamos a ser cabezas de las ciudades donde nos encontramos. Dice que nuestra descendencia va a edificar los muros caídos, va a levantar las ruinas que han permanecido durante muchos años y esa es la palabra que Dios tiene para congregación León de Judá en esta noche y en este año y Dios quiere fortalecer tu vida y que tu seas parte de ese milagro que El quiere llevar a cabo aquí, en esta ciudad.
En el Libro de Joel, en el Capítulo 2 comenzando con el versículo 21, sigue conmigo esta palabra. Dice allí el Señor: “tierra no temas, alégrate y gózate porque Jehová hará grandes cosas”. Digan conmigo ‘Jehová hará grandes cosas’ ‘Jehová hará grandes cosas’ ‘Jehová hará grandes cosas’. Amen. Deja que esa promesa penetre en tu espíritu.
Dice “animales del campo, no temáis, porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos. Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová, vuestro Dios porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. Las eras se llenarán de trigo y los lagares rebosarán de vino y aceite.”
Repitamos todos ‘vino y aceite’, dos elementos claves que yo quiero que tu poses tu atención sobre ello en esta noche. Dice la palabra “.... y os restituiré los años que comió la oruga, el salmón, el revoltón y la langosta, mi gran ejercito que envié contra vosotros. Comeréis hasta saciaros y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, El cual hizo maravillas con vosotros. Nunca jamás será mi pueblo avergonzado. Y conoceréis que en medio de Israel estoy Yo y que yo soy Jehová, vuestro Dios, y no hay otro y mi pueblo jamás será avergonzado. Y después de esto derramaré mi espíritu sobre toda carne y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros ancianos soñarán sueños y vuestros jóvenes verán visiones y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi espíritu en aquellos días y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová y todo aquél que invocare el nombre de Jehová será salvo, porque en el monte Sión y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová y entre el remanente el cual El habrá llamado.”
Hermanos, póngase de pie un momento. Yo quiero que tu hagas conciencia en esta noche de que tu no estás aquí para un mero evento social, yo se que casi todos aquí, pero si no estamos claro en eso, yo quiero que tomemos un momento para reconocer eso. Tu no estás simplemente bueno, porque es el fin del año y como una costumbre religiosa tu vienes a despedir el año a la iglesia. No estamos aquí en automático, simplemente llevando a cabo un cometido social religioso. Estamos aquí cada uno de nosotros porque somos gente de fe, gente que creemos que Dios le habla a su pueblo, gente que está viva en el espíritu. Yo te pido en el nombre de Jesús que le pidas al Señor que si no te sientes así ahora mismo, que avive el fuego de su don que está en ti porque Cristo está en ti esta noche.
Vamos a tomar un momento para clamar al Señor. Levante su voz ahora, levante su voz. Vamos a agitar el espíritu en esta noche antes de traer la palabra del Señor, porque esta es una palabra fuerte para nosotros. Y yo quisiera que nadie se quedara en esta noche sin clamar al Señor un momento. Vamos a levantar nuestras voces al Señor. Comienza a mover tu espíritu, vamos a ver, vamos a escuchar ese fuego del espíritu de Dios. Vamos a suscitar y a levantar el espíritu en esta noche. Clama a Dios. Pídele al espíritu santo que te llene. Esos jóvenes allá arriba. Yo quiero que se pongan también en acción, pónganse en el espíritu. No estemos mirando alrededor, póngase en el espíritu y vamos a clamarle al Señor en esta noche, que somos un pueblo que estamos aquí porque creemos que el espíritu santo nos quiere hablar. Quiero a todo el mundo atento en lo que estamos haciendo en este momento, estamos haciendo guerra espiritual. Levante su voz al Señor.
Padre te adoramos, te bendecimos. Espíritu santo llena tu pueblo, Señor. ¡Aleluya!. Te adoramos, Padre. Vamos a clamar al Señor, hermanos. Vamos a clamar al Señor, vamos a levantar la presencia de Dios en este lugar. Gracias Jesús, tu pueblo te alaba, Señor. Tu pueblo se llena de Ti. Abrimos nuestra boca, Padre, y bebemos cántaros de aguas espirituales, Señor, en esta noche. Te proclamamos Rey y Señor en esta ciudad. El año 2006, Padre, proclamamos que es un año de milagros, es un año de bendición, es un año de guerra, es un año de unción para tu pueblo, Padre. Te adoramos. Que se oiga esa alabanza del pueblo de Dios. Vamos a ver, no se canse de levantar su oración al Señor. Levante su oración a Dios. Crea que Dios escucha la oración de un pueblo apasionado para con El. Gracias, Jesús. Gracias, Jesús. Te adoramos, te adoramos. Levanta esa temperatura espiritual ahora. Levanta esa temperatura espiritual. Te bendecimos, Señor.
Usted no tiene que ser un experto, un veterano de las cosas de Dios. Puede ser esta la primera noche que usted venga aquí. Dios quiere oír su oración. Gracias, Jesús. Fluye Señor en medio de nosotros en esta noche. Padre, reprendemos, reprendemos la mediocridad espiritual. Reprendemos la pasividad espiritual, Señor. Reprendemos el simplemente vivir en neutra y pedimos, oh Dios, que tu pongas tu dirección en nosotros, Padre, que seas tu la fuerza motriz de nuestras vidas. Espíritu santo reclamamos tu unción en esta noche, Señor. Como tu pueblo, Padre, no estamos aquí simplemente para adorno, Padre, estamos aquí porque tenemos ansias de tener más de Ti. Te adoramos, Señor. Levanta tu espíritu, Padre, en esta noche en medio de nosotros. Oh Jehová cava hondo en nosotros, cava hondo en nosotros. Llénanos, llénanos, llénanos, más y más. Queremos más de ti, Señor. Queremos más de tu gloria. Queremos más de tu unción, Padre. Exáltate Señor en medio de tu pueblo. Fluye Señor. Fluye Señor, no te canses de clamar al Señor. No te canses de levantar tu voz al Señor. Necesitamos bendecir esta ciudad de Boston, hermanos. Necesitamos derribar los principados y las potestades. Tenemos que hacer huir los poderes del diablo que quieren poseer esta ciudad y esta nación. Necesitamos pararnos en la brecha y clamar al Señor y decirle: ‘diablo, tu no va a poseer esta ciudad’. Esta ciudad la reclamamos para Cristo en el año 2006. En esta ciudad declaramos que sucederán cosas en nombre de Jesús, que las huestes del infierno serán ahuyentadas y serán obligadas a retroceder en el nombre de Jesús. Oh Señor y veremos tu fuego, y veremos tus señales, y veremos tus prodigios, Padre, y se hablará de lo que sucedió en esta ciudad. Y vendrán de muchas naciones, vendrán con su leña apagada y fría para coger el fuego que habrá en esta ciudad. ¡Aleluya! Y vendrán aquí para aprender, para llevarse tu palabra, llevarse tu enseñanza, llevarse tu unción profética a otros lugares.
Nosotros declaramos que esta ciudad de Boston será lugar de avivamiento, Señor. Será llamada ciudad ejemplar, oh Dios. Será llamada de nuevo ciudad fundamento, ¡Aleluya! Será llamada de nuevo pozo que Dios ha abierto para que fluya el agua que una vez fluyó. Oh santo, santo, santo. Y el pueblo de Dios se para en la brecha y te dice: Satanás, tu no pasarás por este lugar. Te derrotamos en el nombre de Jesús.
Y Padre, reclamamos en el nombre de Cristo, una familia poderosa, un pueblo lleno del espíritu santo, un pueblo que sepa hacer guerra por su Dios. Oh santo, renovamos nuestra mente, Señor, en ti. Renovamos nuestro espíritu en ti en esta noche. Padre, reprendemos el espíritu de mediocridad. Reprendemos el espíritu religioso. Señor, reprendemos el espíritu ritualista. Reprendemos el espíritu mediocre, Señor, en esta noche. Oh, Jehová. Reprendemos la mente ausente, Padre, de tus cosas. Y declaramos tu fuego, Señor, en esta ciudad de Boston. Declaramos que los aires son aclarados, son abiertos para que vaya tu unción y para que suban las alabanzas y el clamor del pueblo de Dios.
Padre, declaramos que los niños harán huir a los demonios. Declaramos que los ancianos serán renovados y que soñarán sueños para tu gloria, Señor. Que los jóvenes indiferentes, Padre, van a ser calcinados por Dios y quemados por el ardor del fuego de tu pasión, Padre. ¡Aleluya! Reclamamos un pueblo entendido, Señor. Te adoramos, Señor. Declaramos, declaramos tu fuego sobre la ciudad de Boston, que llueva el fuego sobre la ciudad de Boston, Señor. Oh te adoramos Dios. Te bendecimos, Señor. Oh, tu eres Dios poderoso. Tu renuevas la familia, Padre, en esta noche. Tu renuevas el fuego de tu pueblo, Padre. Oh, Señor ayúdanos a verte Dios en tu gloria, a verte sentado en tu trono, Padre. A ver esos ancianos, Señor, que te adoran y dicen: santo, santo, santo, santo, santo, santo.
Tu eres Jehová de los ejércitos. Tu eres el Dios guerrero. Oh, Padre, tu eres el Dios que cumple sus promesas. Tu eres el Dios que nunca ha sido derrotado y nunca será derrotado, Padre. Te alabamos y te bendecimos, Señor. Unción de Dios desciende. Unción de Dios desciende sobre la ciudad de Boston. Unción de Dios aclara el entendimiento, Señor. Reprendemos en esta noche, Padre, la ceguera espiritual. Reprendemos en esta noche, las cargas artificiales que el diablo pone sobre los hombros de tus hijos, Señor. Reprendemos, Padre, los ojos enceguecidos y los lavamos con colirio del espíritu, Señor. ¡Aleluya!
Te adoramos, Señor y te bendecimos en esta noche. Te damos gracia, Padre por tu poder renovador en medio de nosotros. Gracias, Señor. Dale gracias al Señor. Dale gracias a Dios. Dale gracias al Señor. Porque su presencia está con nosotros, recuerda eso. ¡Aleluya!. Dios nos ha llamado a ser un pueblo guerrero. Dios nos llamado a ser un pueblo que esté siempre ardiendo en el espíritu, hermanos. Recuerda eso. Dios no te ha llamado simplemente a ser iglesia, a ser religión. Yo pido que el Señor en este año 2006 haga una unificación de nuestro pueblo, de manera que todos estemos en el mismo espíritu, la misma unidad del espíritu, hermanos, un pueblo pentecostal. Amen. Digan todos ‘pentecostal’ ‘pentecostal’. Un pueblo lleno del espíritu santo, un pueblo que se mueva en los dones del espíritu, un pueblo de autoridad, hermanos. Esto es lo que Dios quiere. Dios está cansado de la tibieza espiritual, escúchame. Dios está cansado, todos debemos estar cansados de la tibieza espiritual. Dios quiere que estemos ardiendo en fuego por El. Que lo amemos por sobre todas las cosas. Esa es la palabra del Señor en esta noche. Toma asiento, pero toma asiento solamente físicamente, en tu espíritu y en tu mente, mantente de pie escuchando la palabra del Señor.
Hermanos, Dios me ha dicho que este es un año en que El va a hacer morar y habitar entre nosotros, dos elementos. Hay dos elementos que Dios quiere que nosotros hagamos céntricos en nuestra vida. Estas son las dos cosas que deben fundamentar el caminar del creyente. Hace unas semanas tuvimos un tiempo de vigilia aquí en la iglesia, y al comienzo del servicio el Señor puso en mi corazón y en mi mente dos elementos que en realidad, hablamos de ellos, los hemos meditado pero nunca los había visto en unidad, así el uno al lado del otro, en la manera en que Dios quiere que esos dos elementos se muevan en medio de nosotros.
Esos dos elementos son la unción de Dios y el gozo de Dios. Y Dios me puso, a través de dos símbolos que me vinieron a la mente antes de comenzar ese tiempo de vigilia, y fue.... yo le pedí a Meche que me trajera de la casa vasijas donde pudiéramos poner aceite y vino. Y esos dos elementos, yo he estado pensando en ellos a través de estas semanas. El aceite y el vino que representan el aceite, la unción de Dios y el vino representa el gozo de Dios. Y estos son dos elementos que Dios quiere que habiten en nuestros corazones y en nuestras vidas y que nosotros llenemos nuestras vidas de estas dos cosas.
Estas son las dos cosas, hermanos, que derrotan al diablo. Estas son las dos cosas que permiten que nosotros podamos vivir en la vida victoriosa que Cristo nos ha llamado a vivir. Y si usted busca en una concordancia como yo hice recientemente, usted va a ver esa compañía mutua que se hacen el aceite y el vino. Varias veces en la Biblia se mencionan el aceite y el vino en conjunto, como dos elementos que son claves para nuestro caminar.
Si usted mira aquí mismo en Joel, Capítulo 2, usted va a ver, hay una promesa para el pueblo de Dios en estos versículos, y ahí en el versículo 22 al final dice “... los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos.” Y usted puede comenzar a ver allí esa combinación en la higuera y en la vid de la higuera que produce el aceite y la vid que produce el vino y esa..... hay aquí en la Biblia como esa consonancia, ese continuo repetir de esos dos elementos que tienen una función física, pero también tienen una función espiritual porque hay algo en esos dos elementos que están unidos intrínsecamente que son parte de la vida del creyente. Si usted busca en el salmo 104, en el versículo 14 dice que ‘Dios hace producir el heno para las bestias y la hierba para el servicio del hombre sacando el pan de la tierra, y dice que hace producir también el vino, que alegra el corazón del hombre, estoy en el versículo 15, el vino que alegra el corazón del hombre y el aceite que hace brillar el rostro. El vino que alegra el corazón y el aceite que brillar el rostro.
Si usted va al Evangelio según San Lucas, en el Capítulo 10, en la famosa parábola del buen samaritano, allí de nuevo surge eso. Ustedes recordarán que cuando el samaritano lleva a este hombre que ha sido herido y golpeado por los ladrones, que son símbolos de todos esos elementos negativos en nuestra vida, que nos roban la fortaleza, que nos roban la bendición, nos apartan de la trayectoria que llevamos. Esos ladrones son símbolo del elemento demoníaco en nuestra vida, la maldad satánica, demoníaca, que trae enfermedad a nuestra vida, que trae pobreza, que trae decaimiento, que trae depresión, que trae ansiedad, que trae ataduras emocionales y mentales que continuamente nos están recordando de aquellos elementos negativos de nuestra vida del pasado y que nos mantienen atados y victimizados. Y dice la parábola que cuando el samaritano llevó a este hombre al mesón y antes de eso dice “....que acercándose vio a este hombre, fue movido a misericordia y acercándose vendó sus heridas, (eso es lo que hace el Señor Jesucristo, eso es lo que hace Dios en nuestras vidas, cuando nosotros entramos en el Evangelio, el Señor nos rescata, se acerca a nosotros, venda nuestras heridas), dice.... echándoles aceite y vino.” Estos dos elementos están allí continuamente, yo imagino que el aceite, en este caso de las heridas, representaba algo que suaviza, algo que lubrica, algo que adormece quizás, y que trae como un poco de descanso al dolor por su capacidad simplemente para calentar y para suavizar; y el vino es algo cáustico, que por su contenido de alcohol, me imagino, hablando puramente en lo físico, sana y mata infecciones y mata gérmenes, y mata cosas contaminantes.
Entonces esos dos elementos vino y aceite, como que en la sanidad de las heridas, hacen una combinación muy hermosa complementaria, uno suaviza y calma y lubrica y lo otro penetra hondo y quema y hace arder y con su calor destruye cosas negativas. Y yo creo que ese es un buen ejemplo de lo que hace la unción de Dios combinada con el gozo de Dios en nuestras vidas.
Hermanos, nosotros estamos llamados, como pueblo de Dios a movernos a el ámbito sobre natural, en el ámbito de los misterios del espíritu. Dios no quiere que seamos gente simplemente consumiendo información. Yo veo muchos cristianos que vienen a la iglesia y permanecen siempre atorados en el mismo nivel espiritual y no progresan, siempre permanecen niños, y usted lo ve año tras año, la misma actitud religiosa, el mismo atolladero espiritual, porque no han entrado en esa dimensión sobrenatural donde los misterios de Dios tienen oportunidad para manifestarse en nuestras vidas. Y nosotros tenemos que ser un pueblo sabio y entendido en las cosas del espíritu. Y estas cosas de la unción y del gozo para mi son elementos espirituales que no se pueden entender si no moramos en esa dimensión del espíritu, sino simplemente serán metáforas bonitas, serán simplemente imágenes poéticas que usaremos de vez en cuando en la alabanza y en la predicación, pero no tendrán vigencia en nuestras vidas hasta que no adoptemos una mentalidad sobrenatural. Diga amen, aunque no entienda lo que estoy diciendo.
Hermanos, Dios quiere que tu comiences a pedirle a El que derrame entendimiento espiritual sobre tu vida, que tu comiences a moverte en ese ámbito espiritual donde El pueda hacer factible el entendimiento de estos misterios a los cuales yo estoy refiriéndome en esta noche. Porque la unción de Dios en última instancia no tiene explicación. La unción de Dios no hay forma que tu, teológicamente o racionalmente, puedas explicarle a alguien lo que es la unción. La unción de Dios es algo va directamente de Dios y que llena y toca tu vida. Es un combustible espiritual, es gasolina espiritual, que tu abres tu ser interior, abres tu mente, abres tu boca espiritual y esa llenura del espíritu santo baja sobre tu vida. es como el aceite, por eso es que yo creo que se compara con el aceite, en el sentido de que se te aplica, se te aplica a tu vida y penetra a los poros de tu vida, abre los poros de tu vida, y entra el poder de Dios en ti. Y lo que tu antes no podías hacer, lo que tu antes no podías entender, lo que antes no podías procesar, ahora tu lo puedes hacer, porque la unción de Dios, ha entrado en tu vida y te ha capacitado para tu procesar las cosas y los misterios de Dios. Y eso es lo que Dios quiere que tu tengas en tu vida.
Por eso es que cuando el Señor Jesucristo le habló a sus discípulos en el Libro de los Hechos, y les dijo acerca de que no se movieran de Jerusalén hasta que no fueran llenos del espíritu santo, hasta que no recibieran la unción de Dios. Porque hasta entonces ellos eran simplemente hombres, hasta cierto punto, comunes y corrientes que se estaban moviendo solamente en su propia fuerza. Tenían el conocimiento que Cristo le había dado, tenían las experiencias que El les había deparado, habían hecho ciertos ejercicios espirituales, pero todavía les faltaba ese elemento que pudiera prender todo lo que ellos habían recibido y que pudiera comunicarle vida y la capacidad para ellos actuar sobre ello. Eso es la unción que tu necesitas y que yo necesito para nuestra vida.
Muchos de nosotros entramos al Evangelio y pensamos que el simplemente ser evangélico, que el simplemente venir a la iglesia, que simplemente hacer unas mociones espirituales y religiosas, que eso de alguna manera es como que va a tener un efecto en nuestras vidas y nos va a transformar. A lo máximo lo que eso puede hacer es hacer una reforma, y puede ayudarte porque tu vas a aprender ciertos principio que si se aplican si da resultados. Pero, hermanos, Dios quiere llevarte a otro nivel de vida y a otro nivel de efectividad donde tu puedas recibir algo diferente, algo que acelere tu proceso de crecimiento. Y esa es la unción del Señor. Es el poder del espíritu santo que llene tu vida. Es esa búsqueda que tu necesitas.
Por eso es que yo entiendo como es que es posible..... a veces los evangélicos decimos bueno, yo recibí a Cristo y yo tengo a Jesús, y la Biblia dice que si yo tengo a Cristo y yo tengo el espíritu santo y por lo tanto ya no necesito buscar nada más. Bueno, eso suena muy bonito, pero eso no es lo que dice la Biblia que yo tengo y eso no es lo que yo veo a través de toda la Escritura. Yo veo que hay una experiencia que se tiene que se llama, recibir a Cristo como Señor y salvador, lo cual nos hace salvos y ciertamente nos hace aceptos ante el Padre, pero yo creo que la Biblia una y otra vez nos también de que tenemos que ir algo más allá donde entramos en una intimidad con Dios y donde Dios comienza a capacitarnos y Dios comienza a llenarnos con su unción y con su espíritu. Y entonces eso activa las verdades que nosotros estamos recibiendo. Eso le da cuerpo a las experiencias que nosotros estamos teniendo en nuestra vida. Y eso requiere, una experiencia adicional, por eso es que es bien claro, uno sin hacer juicios, digamos excesivos, hay algo que tiene la persona que tiene esa experiencia del espíritu santo, no es que sean perfectos, es más yo diría que hay veces, hermanos, que hay personas que tienen la unción de Dios y son mucho más imperfectos en su carácter y en su trato con los demás que aquellas personas que no tienen la unción. Sin embargo en esas personas, que tienen ese toque del espíritu santo hay una convicción, hay una pasión, hay una efectividad a cierto nivel de vida que uno puede identificar esa presencia del espíritu de Dios en ellos.
Ahora, lo importante es que Dios quiere que usemos ese espíritu para romper imperfecciones de carácter, para pedirle al Señor que nos de el fruto del espíritu santo, para entrar en otro nivel de efectividad también en nuestras relaciones humanas y otras cosas, pero es importante, hermanos, que nosotros le pidamos al Señor ‘Padre, envía esa unción de tu espíritu a mi vida’.
Y Dios quiere que León de Judá en este año 2006 se mueva más profundamente en esa llenura del espíritu santo, en esa unción del espíritu santo. Si tu no has recibido ese toque del espíritu santo, yo quiero animarte a que busques y en esta noche, al final de este tiempo, yo les voy a pedir a los que quieran que oremos por usted en esta noche. Vamos a orar para que usted reciba un toque del espíritu santo. Amen. Vamos a pedirle al Señor que nos bautice con su espíritu porque esa unción es algo maravilloso, esa unción es algo que nosotros necesitamos.
Mire cómo habla el evangelista Juan acerca de la unción. Vaya a Primera de Juan en el versículo 20 del Capítulo 2, dice aquí en el versículo 20 “... pero vosotros tenéis la unción del santo y conocéis todas las cosas”. Vosotros tenéis la unción del santo y conocéis todas las cosas. Una de las cosas que hace la presencia de la unción de Dios en nuestra vida es precisamente que entendemos las cosas espirituales, entendemos los asuntos del espíritu, a un nivel que ya una vez que nosotros tenemos ese sello del espíritu santo, hermanos, es imposible que nos vengan a dar, como dicen, gato por liebre. Eso es un sello que tiene, la persona que tiene la unción de Dios por más imperfecciones que tenga, por más tumbones que de en la vida, hay un lazo que lo ata al Reino de Dios y no puede salirse porque ya ha tenido una experiencia real con el espíritu santo y eso te sella, eso te quema en tu mente y en tu corazón y aunque tu trates de salirte de eso, esa experiencia de la presencia de Dios en tu vida, y de que tu sabes que Jesucristo es el Señor, que Jesucristo es el hijo de Dios, que no hay nada fuera del Reino de Dios, eso te va a mantener y van a venir pruebas a tu vida, y van a venir dificultades, van a venir tentaciones, van a venir caídas, pero tu vas a saber que tu sabes que Jesucristo es tu Señor y es tu Dios y eso te va a mantener pegado al Reino de Dios.
Por eso tenemos que pedirle al Señor “Padre, permite que yo tenga esa unción y que mis hijos tengan esa experiencia de fuego del espíritu santo, porque cuando ese fuego del Señor cae en la vida de un joven, de un adulto, hermanos, esa persona está ya atada irrevocablemente al Reino de Dios y esa persona va a saber que ha sido sellada con el sello del espíritu santo. Y eso es algo misterioso, hermanos, eso no tiene explicación. A eso no se llega a través de un proceso de aprendizaje, eso es simplemente algo que desciendo sobre tu vida. Es un misterio de Dios, pero tu y yo lo necesitamos.
León de Judá va a llegar a su destino espiritual en esta ciudad, como le ha sido profetizado tantas veces, y gloria a Dios que nosotros hemos desarrollado cierto nivel de ministerio en esta ciudad, pero Dios quiere algo cualitativamente superior. Es un salto como en las películas de Star Trek que está la nave en momentos así y puf..... desaparece porque entró en workdrive, como dicen en inglés. Esa es la diferencia. Tu puedes estar viajando bien rápido en las cosas del espíritu, pero cuando la llenura del espíritu santo se hace una realidad en tu vida, tu entras en otra velocidad y puedes pasar a otra dimensión en un instante. Eso te pone en comunicación con el Señor. No te hace, como te digo, perfecto, ni te hace un teólogo pero te da dientes y uñas espirituales, te permite tener peso en el área del espíritu, te puede hacer agresivo y militante y convencido y cuando tu hablas habrá una autoridad misteriosa en tu palabra, habrá un gozo cuando tu testifiques del Señor, habrá una pasión por Dios. Dios quiere que nosotros desarrollamos necesidad del aceite de Dios.
Mi hermano, yo te pido en el nombre de Jesús no seas orgulloso, no seas resistente, sino sujétate a esa doctrina espiritual que lleva siglos y siglos y siglos del pueblo de Dios, hay buscar esa unción, hay que desarrollar pasión por la unción para que el Señor pueda hacer la obra que quiere en nuestras vidas. Hay ataduras en tu vida, hay problemas en tu vida, hay dificultades en tu vida que solo van a someterse cuando tu tengas la unción de Dios corriendo dentro de ti. Y tu vas a descubrir, hermano, que el caminar espiritual, el caminar la jornada cristiana se hace mucho más fácil, más llevadera, cuando tu te mueves en la unción del Señor. Lo que te tomaba mucho esfuerzo, lo que te tomaba tanto trabajo, lo que parecía resistente a tus esfuerzos y a tus oraciones, Dios te va a mostrar que eso va a caer en un instante, que va a ser derribado en un momento y que tu vas a poder moverte con facilidad en las cosas del espíritu.
Cuando los Apóstoles recibieron el bautismo del espíritu santo, vemos que esos hombres y mujeres que estaban acobardados y que dudaron inmediatamente del Cristo que habían visto hacer milagros y grandes cosas porque no se estaban moviendo en la unción del espíritu santo. Es decir, veían cosas aún participaban en ellas, pero lo hacían como meros testigos, que estaban como simplemente mirándose en una película pero que no eran parte del proceso mismo. Pero cuando vino la unción del espíritu santo sobre ellos, dice la Biblia que en un momento Pedro, el Pedro que había negado a Jesús tres veces acobardado, se paró ante una multitud y en un instante miles de personas creyeron en Jesucristo.¿por qué? Porque era el antes y el después de esa experiencia espiritual. No podemos emprender la vida del espíritu, hermanos, hasta que nosotros no nos aseguremos de tener esa unción de Dios, por eso es que yo te animo en el nombre del Señor, te digo como dice la palabra del Señor, despiértate tu que duermes y te alumbrará Cristo. Quiero ser bien directo, hermanos. Necesitamos, de una vez por todas, que el Señor rompa la matriz para que pueda salir el bebé espiritual que Dios quiere que salga de nuestras vidas. Que se rompa esa telaraña que impide que demos fruto a la vida de Dios en nuestras vidas.
Hermanos, vivimos tiempos peligrosos, vivimos tiempos en que no se puede vivir como se vive en tiempos de paz. Estamos en tiempos que, como dice la Biblia, Dios va a tener que acortar los tiempos porque si no, ni aún los selectos sobrevivirían las tentaciones que van a venir. ¿Usted sabe que la palabra de Dios dice eso? Que los tiempos van a tener que ser acortados porque el poder demoníaco para engañar, para arropar, para atar va a ser tan grande que si el pueblo de Dios fuera expuesto demasiado tiempo a ese tipo de tentación, posiblemente caería. Eso es un misterio para mi. Pero el Señor Jesucristo lo dijo, no lo está diciendo un teólogo, una persona secular, lo dice la palabra del Señor. Una de las cosas que yo entiendo claramente por qué es tan importante que el pueblo de Dios en este tiempo sea un pueblo militante y feroz en el espíritu, y agresivo en el espíritu, es porque no estamos viviendo en tiempos comunes, entiéndame.
Yo diría que la mediocridad espiritual pasaría, posiblemente, en otra época donde no hubiera los conflictos y los peligros que hay en este tiempo. Pero cuando usted mira la televisión y cuando usted camina por las calles y cuando usted ve las cosas que están pasando a nivel del gobierno, de las artes, de la educación, la creciente secularización del hombre, toda la fuerza poderosa del diablo para enviar imágenes candentes y llenas de colorido y de sonidos y de vibraciones misteriosas a nuestra psiquis y a nuestro espíritu, la persona que no esté clara, la persona que no está sobreabundando en la llenura del espíritu santo, va a ser arrollada por el poder demoníaco que se está desatando en este tiempo.
Habrá tiempos en que posiblemente las iglesias podrían darse el lujo de predicar el Evangelio en una manera tibia y, como dijera yo, que no retara a nadie, que no confrontara, como hay tantas iglesias aún aquí en la ciudad de Boston que no se atreven a predicar el Evangelio completo, porque no quiere escandalizar a las personas que vienen, pero, hermanos, en este tiempo que nosotros estamos viviendo, eso no es posible. Si hubiera sido posible en otro tiempo, no se, pero yo se una cosa, que en este tiempo la iglesia de Jesucristo tiene que ser más militante que nunca, tiene que ser más clara que nunca y tiene que ser más llena del espíritu santo que nunca. Y si tu quieres que tu vida tenga la efectividad que Dios quiere que tu tengas, si tu quieres que tus hijos puedan permanecer y que tu puedas comunicarle a tus hijos la sana doctrina, y que tus hijos tengan su mente y su espíritu abierto para que pueden sobrevivir esa onda maligna que el diablo ha derramado sobre la tierra y que Dios ha permitido que él derrame, la única manera va a ser, llenándote tu, padre o madre, del espíritu santo y asegurándote de que tus hijos tengan esa experiencia del espíritu santo también y viviendo en la unción de Dios, la llenura de Dios. Esa llenura sobre abundante que te permita entonces ser un testigo poderoso del Evangelio. Que tu puedas vivir, hermano, de victoria en victoria. ¡Aleluya!
Por eso tenemos que decirle ‘Padre, envía tu unción a mi vida. Yo no entiendo qué es la unción, no se por qué, pero tu palabra lo dice y yo la quiero’, y entonces paga el precio para que esa unción se haga una realidad en tu vida, porque hay que pagar un precio. Hay que vivir como un sacerdote, una sacerdotisa del Señor, hay que abstenerse de ciertas cosas, hermanos. Hay que vivir como un atleta del espíritu, hay volver a tiempo de los nazareos. Los nazareos son simplemente un símbolo de una vida de entrega al Señor. Los nazareos no se cortaban el pelo, no bebían vino, estaban consagrados en una manera profunda al Señor, quizás esas cosas no eran necesarias para el ciudadano común, pero el nazareo estaba comprometido con su Dios a una vida de entrega y de ahí venía su poder, ¿entiende?
Sansón, Dios le dijo, ‘no te vas a cortar el pelo nunca’, no era tanto el que se cortara el pelo o no, pero Dios le había puesto eso como una señal en su vida, como una señal de apartarse y la unción de Dios requiere que nosotros vivamos vidas anormales. ¿saben qué? Dios me ha dicho ‘tu, no esperes vivir una vida normal’. Ya yo me resigné al hecho de que mi vida, yo no la voy a vivir normalmente, hermanos, y el hijo de Dios, la persona que sirve al Señor tiene que acostumbrarse a la idea de que tu le tienes que decir adiós a la normalidad. Quizás la gente, allá afuera en el mundo, puede vivir, quizás haya otros que Dios le permita. Pero yo creo que la persona que quiere vivir en la unción de Dios tienen que vivir una vida anormal, una vida de entrega al Señor, una vida donde la gente te vea y entienda que hay algo anormal en tu vida. Tu tienes que vivir como un símbolo, tu tienes que vivir como un interrogante ante los demás, que la gente te mire y diga: ‘hay algo extraño en esa persona’.
Usted sabe lo que nos mata, hermanos, en la vida cristiana, ese deseo de ser normales. Ese deseo de entretenernos como se entretienen las demás gente, ese deseo de vivir la comodidad que tienen las demás personas, ese deseo de dormir el mismo número de horas que duerme la gente que no tiene más nada que hacer, simplemente trabajar, comer, divertirse y eso es todo. Pero el pueblo de Dios vive con otros valores, ¿entienden? Nosotros somos vasijas que queremos contener la unción del santo y esa unción necesita una vasija lo mejor, lo más pura posible, lo más consagrada. Tenemos que pagar el precio de la unción. Tenemos que ser gente que se levante un poco más temprano para buscar el rostro del Señor, ¿entienden?
Hermanos, eso no es fácil. Yo les digo, como dice el Apóstol Pablo, yo cada día muero, cada vez que me tengo que levantar por la mañana y sentarme a buscar la unción de Dios en mi vida, pero ¿saben qué?, que cuando yo me siento y entro en la presencia de Dios, se me olvida todo el sueño que tenía antes de levantarme. Y eso me prepara, eso formatea tu mente y la prepara para vivir tu día en el espíritu. Muchos de nosotros nos levantamos, metemos el radio de una vez y nos ponemos a hacer esto y lo otro y a correr de aquí para allá, y de allá para acá, nos montamos en el carro todos corriendo para ir al trabajo y no nos detenemos un momento para almacenar la unción de Dios en nuestras vidas.
No se puede vivir así, hermanos, tenemos que vivir. Hay que pagar el precio. No puedes vivir una vida normal. La vida normal la vivirás cuando llegues al Reino de Dios allá en la eternidad. Entonces todos los placeres y los descansos que no te diste aquí te los puedes dar allá arriba en el Señor, en la eternidad. Las vacaciones que no te tomaste aquí, te vas a tomar diez mil años de vacaciones y podrás viajar por las galaxias y visitar todos los lugares que te de la gana, pero aquí en la tierra, tu eres llamado a ser un nazareo, una persona entregada, una persona que tenga apetito de la unción de Dios.
Hermano, despiértate. Tu no estás llamado a vivir una vida normal. Dios te ha llamado a ser un anormal en Cristo Jesús, poderoso, lleno del espíritu santo, victorioso, lleno del gozo del Señor. ¡Aleluya!, entendiendo las cosas que los hombres en la naturaleza no entienden. Hay un precio que pagar. Hay un precio que pagar. Dios no quiere gente de clase media en el Reino de Dios, Dios quiere obreros. Dios quiere gente que trabaje, Dios quiere gente con fuego en los ojos, hermanos, entregados al Señor, de pie y cabeza, zambullidos en el agua del Señor. Tu no te perteneces a ti mismo ya, lo siento mucho, esos tiempos pasaron. Dios no te quiere viviendo una vida común y corriente. Dios te quiere siendo usado por el Señor, apasionado por el Señor. Dios te quiere almacenando la unción para distribuirla cada día. Dios te quiere descabezando demonios e infundiéndole temor a las huestes del diablo.
Cuando Dios tenga un pueblo lleno del espíritu santo, lleno de la unción de Dios, cosas van a suceder. Tu vas a descubrir que tu vida va a marchar en una manera diferente, los milagros se van a dar en tu vida. No vas a tener que estar allí mirando los anhelados en la televisión, sino que van a suceder en tu vida y tu vas a ser el protagonista de esos milagros, porque la unción de Dios va a estar corriendo en tu vida, el espíritu santo va a estar corriendo.
Tenemos que pedirle al Señor, ‘Padre, ayúdanos a levantar una iglesia, iglesias, familias, llenas de la unción de Dios porque esa unción es la que hace la diferencia.’
Dice el versículo 27 de Primera de Juan “... pero la unción que vosotros recibisteis de El permanece en vosotros y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe. Así como la unción misma os enseña todas las cosas, si es verdadera y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en El.”
Dice que la unción que recibisteis permanece en vosotros y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe. Cuando tu tienes la unción de Dios, tu no tienes que vivir una vida artificial a través de otra persona. Hay mucha gente que depende del pastor, depende del familiar que lo trajo a la iglesia o está dependiendo de la iglesia, y si algo pasa en la iglesia que no es bonito, se desploma. Si alguien los miró mal ya perdieron el gozo del Señor. Si el pastor dijo algo y piensan que se lo estaban tirando a ellos, ya se quieren ir del Evangelio y dudan de su salvación y necesitan ir de lugar en lugar para coger algo, para que le den algo y viven de predicador en predicador, como que están buscando algo artificial que le enseñen, que le den. Y el Señor dice ‘no, es la unción mía que tiene que estar dentro de ti y eso hará que tu no necesites que otros de estén dando, enseñando artificialmente.’ Yo creo que es bueno ir, recibir, y escuchar, pero mejor todavía es que tenga una experiencia auténtica con la llenura de Dios en tu vida. entonces lo demás será simplemente pequeños adornos y complementos y toques que Dios va a poner en tu vida, pero la esencia de tu experiencia con Dios ya tu la tendrás. Y esa unción de Dios va a permanecer en tu vida, hermanos. Entonces cuando tu puedes vivir en esa unción, que está haciendo cosas en tu vida, se hace posible el gozo del Señor.
Ve cuando el aceite está fluyendo en tu vida, entonces ese aceite lleva al vino, esa unción lleva al gozo del Señor. ¿Por qué? ¿Sabe usted lo que nos quita el gozo de la vida? ¿sabe usted lo que nos hace vivir en ansiedad y en temor? Es la falta de unción. Es la falta del poder del espíritu santo. ¿Por qué? Porque estamos como Marta, afanados y angustiados. Estamos sirviendo al Señor, pero lo estamos haciendo en la carne. Estamos sirviendo al Señor pero estamos haciendo con fuerza humana, lo estamos haciendo con fuerza emocional, lo estamos por un acto de la voluntad, lo estamos haciendo lúcidamente, porque algo nos dice ‘tienes que hacer esto’. Somos gente moral, somos gente ética que hace las cosas por deber y porque tenemos que hacer esto, tenemos que hacer lo otro, tengo que ir a la iglesia, tengo que servir, tengo que diezmar, y sufrimos con todo lo que hacemos y no estamos en el gozo del Señor, porque estamos cansados, estamos gastados, estamos nerviosos. Estamos como una máquina que ya no tiene aceite y que simplemente está trabajando de la reserva y el metal se está chocando con el metal porque no hay lubricantes. Y una persona así, hermanos, no puede experimentar el gozo del Señor.
Y Dios me dice que les transmita a ustedes esta llamada. ¿Saben, hermanos, lo que va a destruir a Satanás en esta ciudad y en esta nación? Cuando los creyentes cultivemos el gozo del Señor como un arma de fuego contra el diablo. Cuando la unción de Dios llene nuestras vidas, esa unción va a abrir otra tubería, que se llama el gozo del Señor, y ¿qué dice la palabra? Que el gozo del Señor es ¿qué?, nuestra fortaleza. Se me ha hecho tan y tan claro, como nunca antes, hermanos, que el gozo del Señor es un arma de guerra espiritual para el creyente, pero solo cuando tu has recibido la unción de Dios tu puedes entrar en el gozo de Dios.
Yo ahora le voy a pedir que usted levante su mano, pero yo le puedo decir, hermanos, que aquí como en todas las demás iglesias, hay mucha gente que tiene que entrar en esa dimensión del gozo del Señor.
Oh hermano necesitamos, necesitamos entender lo que es el gozo de Dios,. Si tuviéramos ese gozo del Señor, la depresión no podría tener asidero en nuestras vidas. Podría quizás llegar un momentito, pero ¿saben qué? Que cuando cae en el vino del Señor es disuelta inmediatamente. Quizás por un instante puede venir un pensamiento negativo a tu vida pero inmediatamente el gozo del Señor lo quema, lo destruye, porque ese gozo está fluyendo dentro de ti. Por eso el Señor Jesucristo dijo: ‘los que creen en mi, los que me reciben ríos de agua viva correrán de su interior’.
Hermano, yo tengo que preguntarte, ese gozo, ese río de agua viva, en realidad corre en tu vida? el Apóstol Pablo dice que gran cosa es la piedad acompañada de ¿qué? , de contentamiento, ¿por qué?, ¿por qué dice él eso?, porque hay mucha gente, incluyendo en nuestra iglesia que tiene piedad, pero no tiene contentamiento. No tenemos, tenemos piedad que quiere decir que tenemos buenos sentimientos, tenemos sanos deseos de servir a Dios, tenemos deseos de ser gente que se comporte bien, tenemos deseos de ir a la iglesia y de honrar a Dios con nuestros bienes materiales, pero ¿saben hermanos? Somos como los fariseos, en este sentido, de que tenemos la letra, tenemos la experiencia externa, pero no tenemos la esencia que permite que ese calor de Dios se mueva en nuestra vida, que ese gozo del Señor esté allí.
Hermanos, yo les puedo decir en una forma categórica que Dios le está diciendo a León de Judá ‘pueblo mío, Yo quiero bendecirte y Yo quiero que tu vivas en mi gozo’.
Hermano, póngase de pie un momentito y escuche esto que yo le quiero decir en el nombre del Señor. Dios te lo está diciendo claramente y quiero profetizar a tu vida en esta noche, quiero profetizar a tu vida en esta noche. Póngase de pie y reciba esta palabra del Señor. El Señor te dice ‘Yo quiero que tu te muevas en mi gozo. Yo no quiero que tu vivas del plato de la mano a la boca. Yo no quiero que tu vivas comiendo cucharaditas de mi bien. Yo quiero que tu abras la boca, que tu recibas directamente comida hasta que sobreabunde. Yo quiero bendecirte. Yo no quiero que tu vivas tu vida como un pordiosero. Yo no quiero que tu vivas tu vida como un miserable. Yo no quiero que tu vivas tu vida corriendo siempre al lado del abismo, temiendo que en cualquier momento si te descuidas, te vas a caer. Yo no te he llamado para que vivas simplemente en lo mínimo. Yo te he llamado para que vivas en lo máximo, dice el Señor ‘Yo te he llamado para que tu bebas de mi agua a cántaros. Mi gozo Yo no lo doy por medida, por más gozo que tu recibas el mío no se va a agotar, no va a disminuir. Yo tengo gozo para ti. Yo quiero bendecirte. Yo quiero llenarte de mi bien. Oh Yo quiero bendecirte a ti en tu vida familiar. Yo quiero bendecir a tus hijos’, te dice el Señor. Yo quiero que tu te muevas en mi suficiencia. Yo quiero que tu dejes de mirar hacia tus espaldas pensando que el diablo está detrás de ti, que en cualquier momento te va a meter una zancadilla. Mi llamado es para bendecirte. Mi llamado es para que tu vivas en suficiencias, te dice el Señor. Yo te amo, dice el Señor, y Yo estoy contento contigo y Yo quiero que tu celebres, que tu celebres el hecho de que perteneces a mi familia. Yo te he adoptado, tu no lo merecías, tu no te lo ganaste, pero yo te extendí mi gracia, Yo te extendí mi cetro y te dije ‘halla gracia en mi, no porque tu lo merecieras sino porque me plugo, me dio la gana de extenderte mi cetro de gracia, así que recibe mi gracia, muévete en mi gracia, muévete en mi gozo, llénate de mi gozo. Celebra, canta un cántico nuevo. Levanta voces, aprende a usar mi gozo como un arma espiritual. Aprende a usar mi gozo como un proyectil que tu le dirijas al diablo mismo al infierno. Aprende a celebrar por fe lo que Yo he dado, ese gozo está en ti pero Yo requiero que tu lo muevas, que tu lo hagas saltar dentro de ti, que tu lo confieses por fe aunque no lo sientas, que tu levantes canción aunque no sientas el deseo de levantar canción, que tu me alabes aunque no sientas el deseo de alabarme, que tu declares victoria aunque no sientas que la victoria está en tu vida. ¡Aleluya!
Hermanos, eso es lo que Dios quiere para ti. Usa el gozo del Señor. Cultiva el gozo del Señor. Pídele al Señor que haga del gozo una agua en la cual tu puedas nadar.
En Isaías 54, el Señor le dice a su pueblo ‘regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz, levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto, porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová’.
Hermanos, miren a quien le está hablando Dios aquí. Le está hablando a una mujer estéril, a una mujer desamparada. En el Antiguo Testamento y en el mundo judío una mujer estéril se consideraba como una persona que estaba en desgracia en un sentido. Una mujer estéril se sentía avergonzada porque había esta idea de lo único que justificaba la vida de una mujer era dar a luz hijos y ser madre de hijos. Y a ese símbolo de esterilidad Dios dirige su llamado y le dice: ‘mira, levanta canción, da voces de júbilo’. Fíjense que no se lo está diciendo a esa mujer después que ha dado a luz, sino se lo dice mientras está todavía en su esterilidad.
Y yo he aprendido, hermanos, que cuando uno está pasando por sequías y cuando uno se siente pequeño, y cuando uno se siente que está viviendo una vida inefectiva es cuando uno tiene que por fe levantar canción al Señor y declarar el gozo del Señor y llenar su vida de alabanza y de adoración y buscar de Dios y venir a la iglesia y darle al Señor y servir a los demás. No esperes a tu estar lleno de gozo y que todo te vaya bien en la vida para comenzar a servir y para vivir una vida abundante en el Señor. Vive mecánicamente por fe, externamente y en fe la vida del gozo, y el gozo será una realidad dentro de ti. Porque al tu moverte por fe en el gozo, estarás profetizándole a lo exterior y diciéndole ‘yo creo que el gozo que el Señor ha declarado es una realidad en mi’, y tu vas a ver cómo se destapan las tuberías entumecidas y tapadas y comienza a fluir el gozo del Señor en tu vida.
Yo te propongo un programa de vida en este año, para el resto de tu vida. Cultiva el gozo del Señor. Entiende que el gozo del Señor es un concepto espiritual, como te decía. Así como tu no puedes entender lo que hace la unción, así tampoco tu puedes entender lo que hace el gozo, pero el gozo es casi una sustancia que tu puedes tocar. Es un arma espiritual que Dios ha dado, por eso es que la venida de Cristo al mundo siempre se asocia con el gozo y la alegría.
En Isaías 9 usted ve que dice que el pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz. Dice que los que estaban en tristeza, Dios los llama a que den voces de gozo, de alegría. Cuando Cristo viene al mundo los ángeles, hay luz, hay cántico, porque las tinieblas huyen y viene el gozo del Señor, viene la esperanza a la humanidad. No es posible que vivamos en cadenas, deprimidos y tristes porque Cristo nos ha hecho libres ya. Tenemos entonces que entender esto y ver el gozo del Señor como algo físico casi y decir ‘yo quiero eso. Yo me voy a mover en el gozo. Yo voy a hacer en mi vida una búsqueda y un cultivo continuo del gozo del Señor. Yo aprendí eso hace años atrás. Yo tengo que, a veces me venían esas nubes que me cubrían la mente y a veces viene esa depresión en la noche y cuando las cosas se están físicamente oscuras allá afuera, como que nos viene una neblina que cubre nuestra vida y nos entra esa nostalgia y esa melancolía y yo me propuse muy temprano, sobre todo porque entré en el ministerio. Dije ‘yo no puedo vivir en el ministerio, viviendo con esa neblina en mi vida. Yo voy a cultivar el gozo del Señor y he hecho un programa en mi vida. yo no puedo permitir que nada por mucho tiempo me quite el gozo del Señor. Ese gozo no es una cuestión física, no es que uno está siempre riéndose a carcajadas, es algo que está dentro de ti, es un morar en la presencia de Dios y tu saber que todo está bien porque Dios está contigo y que si no está bien en el momento, va a estar bien en dos minutos o en tres minutos. Ese es el gozo que Dios quiere para nosotros ¿saben? Y cuando el mundo vea ese gozo en nosotros, cuando el mundo vea esa vida abundante en ti, el mundo va a querer eso y va a preguntarte ¿cómo es que tu logras vivir de esa manera? Y tu te vas a hacer una persona contagiosa. ¿Por qué más personas no creen en el Señor Jesucristo? Porque los cristianos no ejemplificamos esa vida victoriosa, esa vida gozosa del Señor. Y el gozo, cuando nosotros cultivemos el gozo, hermanos, eso va a ser una acción profética que va a hacer huir los poderes del diablo en nuestra vida. Cuando levantemos canción al Señor eso va a pudrir el yugo, eso va hacer espantarse esas aves del mal agüero que quieren volar sobre nuestras cabezas continuamente. No vamos a tener que estar persiguiendo al diablo.
Muchos de nosotros estamos continuamente atacando a Satanás y orando contra esto y contra lo otro y contra aquello. Eso es bueno, pero tiene su momento. Dios me dice ‘miren, olvídense de estar atacando el mal y exalten el bien en sus vidas. Asegúrese de llenarse de mi gozo, y cuando mi gozo esté abundando en ustedes, el diablo simplemente va a ser destruido por si mismo. Las huestes del infierno van a ser derrotadas. Ellas mismas se van a derrotar unas a otras porque el gozo en ustedes va a generar mi poder, y va a generar mi unción y todas las demás cosas van a ser destruidas sin que ustedes tengan que tirar un solo tiro. Cultiva el gozo del Señor. Cultiva la unción de Dios en tu vida.
Yo le pido al Señor que este año que todos los que trabajan en esta iglesia, los líderes, los músicos, los adoradores, se llenen del espíritu de Dios, se llenen de la unción de Dios, se llenen del gozo del Señor. Cuando ese gozo se esté moviendo en nuestras vidas, hermanos, vamos a ver cosas grandes. Nuestro liderazgo va a ser diferente. Lo que te costaba tanto trabajo Dios lo va a hacer en un momento. Las piedras terribles Dios las va a levantar para poder establecer su templo, como dice la palabra, con aclamaciones de gracia, gracia a ella. Lo que parece una labor terriblemente difícil se va a hacer relativamente fácil porque lo que va a levantar el peso va a ser la unción de Dios en tu vida.
Vamos a ponernos de pie y vamos a pedirle al Señor que haga esa palabra cobrar vida dentro de ti en esta noche. Yo quiero que hagamos un pacto en el Señor, yo quiero invitarte a pasar aquí al frente, sobretodo a aquellos que sienten que necesitan esa unción de Dios en sus vidas, esa llenura del espíritu santo, ese toque del espíritu santo en tu vida. Pasa por acá porque queremos por ti, queremos orar contigo en esta noche. Queremos invocar. Yo no sé cómo está el tiempo pero me van a disculpar si algo no cabe en lo que teníamos en el programa pero usted entiende es que lo que el Señor quiere eso tiene que darse en esta noche, hermanos. Pasen bien adelante aquí, porque Dios quiere hacer una obra aquí en tu vida. pase bien adelante y dele espacio a los demás. Yo quiero que todos nos pongamos, póngase agresivo en esta noche, póngase agresivo en el espíritu. Sienta que hay un león dentro de usted que está rugiendo dentro de usted. Amen. Visualice agresividad espiritual. Venga acá. Acerquémonos aquí, vamos a hacer un poco de desorden en esta noche. Oh gloria, glorifica al Señor. Yo siento la presencia de Dios. Dale gloria a Dios. ¡Aleluya! Porque Dios está aquí y ponte, ponte a actuar ahora en el espíritu. Vamos a ver, el Señor te va a dirigir, no te preocupes si no tienes experiencia, la unción del santo te va dirigir lo que tu tienes que decirle al Señor en esta noche, pero comienza a pedirle al espíritu santo que haga una obra en tu vida. dile al Señor ‘Me muero por tu unción. Necesito tu unción. Quiero más de ti. Quiero que tu rompas las ataduras. Quiero que tu derritas la telaraña. Quiero tu hagas derribar los muros en mi vida. Oh gloria al Señor. Que se mueva tu boca, que se mueva tu boca. No es tiempo para ser piadoso ni místico, sino es tiempo para ser áspero en las cosas del espíritu. Clama al Señor. Clama al Señor. Clama al Señor. El Señor dice ‘abre tu boca que yo la llenaré’, no quiere decir solamente de palabras, sino de mi unción. Oh necesitamos de ti, Padre. Necesitamos de ti, Señor. Clama, clama, clama, clama al Señor. Oh, Padre necesito de ti. Quiero más de ti Señor.
14 junio 2009
Unción y gozo
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